Sunday, January 14, 2024

DAB Español, Lunes 15 de Enero

Día 015, DAB Español, Lunes 15 de Enero


Génesis 31:17-32:12; Mateo 10:27-11:6; Salmos 13; Proverbios 3:16-18 (Nueva Biblia Viva (NBV))



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Génesis 31:17-32:12

Nueva Biblia Viva

17-20 Así fue que un día, mientras Labán se encontraba ausente trasquilando las ovejas, Jacob hizo que sus esposas e hijos montaran en los camellos. Además, tomó todos los ganados, junto con todas las riquezas que había conseguido en Padán Aram, y emprendió el viaje hacia Canaán, donde vivía su padre Isaac. Esto lo hizo sin que Labán se diera cuenta. Por su parte, Raquel le robó a Labán los ídolos de la familia. Esto lo hizo mientras Labán se encontraba en otro lugar esquilando las ovejas. 21 De modo que huyó con todas sus posesiones, cruzó el Éufrates y se dirigió a la tierra de Galaad.


Labán persigue a Jacob

22 Tan solo tres días después Laban se enteró de que Jacob se había ido. 23 Entonces, tomando a varios de sus familiares con él, salió en afanosa persecución, hasta que los alcanzó siete días después en el monte Galaad. 24 Aquella noche Dios se le apareció a Labán, el arameo, en sueños, y le dijo: «¡No te atrevas a tratar mal a Jacob!».


25 Labán, finalmente, encontró a Jacob cuando este estaba acampado en los montes de Galaad. Labán también acampó allí, junto con los familiares que lo acompañaban, 26 y le dijo a Jacob:


―¿Por qué me hiciste esto? ¿Por qué me engañaste y te trajiste a mis hijas como si fueran prisioneras de guerra? 27 ¿Por qué no me diste la oportunidad de hacer una despedida con canciones, orquestas y arpa? 28 ¿Por qué no dejaste que besara a mis nietos para despedirme de ellos? Tu manera de actuar ha sido muy extraña. 29 Yo podría causarte bastante daño, pero anoche se me apareció el Dios de tu padre y me dijo: “¡No te atrevas a tratar mal a Jacob!”. 30 Pero, mira, si pensabas que debías partir, y tanto extrañabas el hogar de tu niñez, ¿por qué has robado mis ídolos?


31 Jacob le respondió:


―Yo hui porque tenía miedo. Pensé: “Él me quitará a sus hijas por la fuerza”. 32 Pero en cuanto a tus ídolos no tengo ni idea. Si alguno de nosotros te los robó, entonces que sea castigado con la muerte. Si encuentras una sola cosa que te hayamos robado, te juro delante de todos estos hombres, que te la podrás llevar sin ningún problema.


Jacob dijo esto porque no sabía que Raquel se los había robado. 33 Labán entró primero a la tienda de Jacob a buscar los ídolos, luego a la de Lea y de allí a las de las dos concubinas, pero no encontró nada en ellas. Finalmente entró a la tienda de Raquel. 34 Como recordarán, Raquel era la que se había robado los ídolos. Ella los había escondido en la silla de su camello y estaba sentada sobre ellos. Aunque Labán buscó en toda la tienda, nada encontró.


35 Raquel le dijo a Labán:


―Padre, perdóname que no me levante, pero estoy con la menstruación.


Labán siguió buscando sus ídolos, pero no los encontró.


36 Entonces Jacob se enojó, y en tono fuerte le dijo a Labán:


―¿Qué mal te he hecho, para que me hayas perseguido como si yo fuera un criminal? 37 ¡Has registrado todas mis cosas! Dime, ¿encontraste algo que sea tuyo? Si es así, entonces, colócalo aquí para que todos los que están aquí lo vean y digan quién tiene la razón. 38 Veinte años te serví y todo ese tiempo cuidé tus ovejas y tus cabras para que tuvieran crías sanas, y jamás saqué un cordero de los tuyos para comérmelo. 39 Si alguno era atacado por los animales salvajes y moría, yo me hacía cargo de la pérdida. Me hacías pagar cada animal que se robaban, fuera mía la culpa o no. 40 En el día me quemaba el sol y en la noche tiritaba de frío. ¡A veces ni siquiera podía dormir! 41 Sí, veinte años: catorce para pagar tus dos hijas, y seis para formar mis rebaños. ¡Y muchas veces me cambiaste el salario! 42 En realidad, de no ser por la gracia del Dios de mi abuelo Abraham, el glorioso Dios de mi padre Isaac, tú me habrías despedido sin abonar un centavo a mi cuenta. Pero Dios vio tu crueldad y mi duro trabajo, y por eso es que se te apareció anoche y te reprendió.


43 Labán contestó:


―Estas mujeres son mis hijas, y estos niños son mis nietos. También las ovejas y todo lo que ves me pertenece. ¿Cómo crees que yo quiera ahora hacerles daño a mis hijas y a mis nietos? 44 Ven ahora y firmemos un pacto de paz, tú y yo. ¡Ese pacto será testigo de nuestro acuerdo!


45 Entonces Jacob tomó una piedra y la colocó como un pilar, para que les sirviera de prueba. 46 Luego les dijo a sus familiares que reunieran piedras y las amontonaran. Una vez hecho esto, comieron sobre ese montón de piedras. 47 A ese montón de piedras Labán le puso el nombre de Yegar Saduta, y Jacob lo llamó Galaad. 48 Luego Labán dijo:


―Este montón de piedras servirá para recordarnos el trato que tú y yo hemos hecho hoy.


Aquel lugar se llamó Galaad 49 y Mizpa, porque Labán dijo:


―Que el Señor cuide que nosotros respetemos este trato cuando nos hayamos separado. 50 Y si tú tratas con rudeza a mis hijas, o si tomas otras esposas, yo no lo sabré, pero recuerda que Dios sí lo verá y será testigo de lo que hagas.


51-52 Labán continuó diciéndole a Jacob:


―Mira bien, este montón de piedras y este pilar que he levantado entre tú y yo quedan como testigos de nuestros votos. Yo no cruzaré esta línea para atacarte, ni tú la cruzarás para atacarme. 53 ¡Que el Dios de Abraham y el Dios de Najor sea quien juzgue si cumplimos o no este trato!


Entonces Jacob juró por el poderoso Dios de Isaac, su padre. 54 Enseguida ofreció un sacrificio a Dios allí sobre la cumbre del monte, e invitó a sus parientes a participar de la comida. Después de comer, todos se quedaron esa noche en la montaña.


55 Labán se levantó temprano la mañana siguiente, besó a sus hijas y a sus nietos, los bendijo, y regresó a su tierra.


Jacob envía mensajeros a Esaú

32 Jacob y su familia reanudaron la marcha. Los ángeles de Dios le salieron al encuentro. 2 Cuando él los vio, exclamó:


«¡Aquí está el campamento de Dios!».


Por esta razón llamó aquel lugar Majanayin (dos campamentos).


3 Jacob envió mensajeros a su hermano Esaú en Edom, que está en la tierra de Seír. 4 Les pidió que le dijeran a Esaú: «Te saluda tu siervo Jacob. Hasta hace poco estuve viviendo con nuestro tío Labán. 5 Ahora poseo bueyes, burros, ovejas y muchos esclavos y esclavas. He enviado estos mensajeros para que te den la noticia de que regreso, con la esperanza de que tengamos un encuentro amistoso».


6 Los mensajeros volvieron con la noticia de que Esaú estaba en camino para encontrarse con Jacob, ¡con cuatrocientos hombres! 7 El temor y la angustia se apoderaron de Jacob. Dividió la familia, los rebaños, las reses y los camellos en dos grupos; 8 porque se dijo: «Si Esaú ataca un grupo, el otro podrá escapar».


9 Entonces Jacob oró: «Señor, Dios de mi abuelo Abraham y de mi padre Isaac, tú me dijiste que regresara a la tierra de mis padres y que estarías conmigo para que me fuera bien. 10 Mira, no soy digno de recibir la más pequeña de las misericordias que me has mostrado una y otra vez, conforme a tu promesa. Cuando salí de mi hogar y crucé el río Jordán, la única posesión que tenía era mi bastón; pero ahora necesito dos campamentos para guardar todo lo que tengo. 11 ¡Te suplico que me libres del furor de mi hermano Esaú! Tengo miedo, un miedo terrible de que él venga a matarme, y mate también a estas mujeres y a sus hijos. 12 Recuerda que tú prometiste que me harías bien y que multiplicarías mis descendientes hasta que llegaran a ser como la arena del mar, de modo que no podrían ser contados».


Mateo 10:27-11:6

Nueva Biblia Viva

27 Lo que les digo en la penumbra, proclámenlo a la luz del día; y lo que les susurro al oído, divúlguenlo desde las azoteas. 28 No teman a los que pueden matar el cuerpo pero no pueden tocar el alma. Sólo teman a Dios, que es el único que puede destruir alma y cuerpo en el infierno.


29 »¿Qué valen dos pajarillos? ¡Apenas unos centavos! Sin embargo, ni uno solo cae a tierra sin que el Padre lo permita. 30 Pues yo les digo que hasta el último cabello de ustedes está contado. 31 Así que no teman, que para Dios ustedes valen más que muchos pajarillos.


32 »Si alguno declara ante la gente que es mi seguidor, yo declararé a su favor ante mi Padre que está en los cielos. 33 Pero al que me niegue públicamente, también yo lo negaré delante de mi Padre que está en los cielos. 34 No crean que vine a traer paz a la tierra. ¡Vine a traer guerras!; 35 a poner al hijo contra su padre, a la hija contra su madre, a la nuera contra su suegra. 36 ¡Cada quien tendrá a sus peores enemigos en su propia casa! 37 El que ame a su padre o madre más que a mí, no es digno de ser mío; y el que ame a su hijo o hija más que a mí, no es digno de ser mío. 38 Y el que se niegue a tomar la cruz y seguirme, no es digno de ser mío. 39 El que se apegue demasiado a su vida, la perderá; pero el que renuncie a ella porque me ama, la salvará.


40 »El que los reciba a ustedes me estará recibiendo a mí; y el que me reciba está recibiendo al que me envió. 41 Quien reciba a un profeta por el hecho de que es profeta, recibirá la misma recompensa que reciben los profetas. Y quien reciba a un hombre justo sólo porque es justo, recompensa de justo recibirá. 42 Y el que le dé al más humilde de mis discípulos un vaso de agua por el simple hecho de que es mi discípulo recibirá su recompensa: esto se lo aseguro yo a ustedes».


Jesús y Juan el Bautista

11 Cuando terminó de dar estas instrucciones a sus doce discípulos, Jesús se fue a enseñar y a predicar por las ciudades.


2 Juan el Bautista, que ya estaba preso, se enteró de los milagros que el Mesías estaba realizando y envió a dos de sus discípulos 3 a preguntarle a Jesús:


―¿Eres tú de veras el que estábamos esperando, o debemos esperar a otro?


4 Jesús respondió a los mensajeros:


―Vayan donde está Juan y cuéntenle todo lo que han oído y lo que me han visto realizar. 5 Cuéntenle que los ciegos ven, los paralíticos andan, los leprosos se curan, los sordos oyen, los muertos resucitan, y que anuncio las buenas nuevas a los pobres. 6 Díganle, además, que benditos son los que no dudan de mí.


Salmos 13

Nueva Biblia Viva

Al director musical. Salmo de David.

13 ¿Hasta cuándo me tendrás en el olvido, Señor? ¿Para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás de mí tu rostro? 2 ¿Hasta cuándo soportaré esta diaria angustia? ¿Hasta cuándo triunfará mi enemigo? 3 Respóndeme, oh Señor, Dios mío. ¡Devuélveles la luz a mis ojos! 4 No permitas que mis enemigos digan: «Lo hemos vencido». No los dejes gozarse por mi derrota.


5 Pero yo, desde ya, confío en tu gran amor. Me gozo porque tú me has salvado. 6 Te canto, Señor, por el bien que me has hecho.


Proverbios 3:16-18

Nueva Biblia Viva

16 Por un lado, la sabiduría te ofrece larga vida y, por el otro, te otorga riquezas y honor. 17 Te llevará por caminos agradables y en sus senderos encontrarás paz.


18 La sabiduría es árbol de vida para quien se sujeta de ella; ¡felices los que no la sueltan!


Nueva Biblia Viva (NBV)

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