Thursday, August 5, 2021

DAB Español, Jueves 05 de Agosto

Día 217, DAB Español, Jueves 05 de Agosto

Esdras 1:1-2:70; 1 Corintios 1:18-2:5; Salmos 27:8-14; Proverbios 20:22-23 (Reina Valera Contemporánea (RVC))









Esdras 1-2

Reina Valera Contemporánea

El decreto de Ciro

 

1 Para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por medio de Jeremías, en el primer año del reinado de Ciro de Persia el Señor despertó el espíritu de Ciro para que hiciera pregonar por todo su reino, de palabra y por escrito, lo siguiente:

 

2 «Así dice Ciro, rey de los persas: El Señor, el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra, y me ha ordenado reconstruir el templo de Jerusalén, que está en Judá. 3 Si hay entre ustedes alguien que sea de su pueblo, que su Dios lo acompañe, y vuelva a Jerusalén, que está en Judá, para reconstruir el templo del Señor, Dios de Israel, pues sólo él es Dios. 4 Todos los que se queden, sea cual sea el lugar donde residan, ayuden a los que se van y denles oro, plata, ganado y cualquier otro apoyo que puedan darles, además de las ofrendas voluntarias para el templo del Señor, que está en Jerusalén.»

El regreso a Jerusalén

 

5 Los patriarcas de las familias de Judá y de Benjamín, los sacerdotes y los levitas, y todos aquellos en quienes Dios despertó en ellos el deseo de reconstruir el templo del Señor, se prepararon para ir a Jerusalén. 6 Los que vivían en los alrededores les ayudaron con oro, plata, bienes y objetos de valor, y ganado, además de toda clase de ofrendas voluntarias. 7 Además, el rey Ciro ordenó sacar los utensilios que habían estado en el templo del Señor, y que Nabucodonosor había sacado de Jerusalén para ponerlos en los templos de sus dioses. 8 Mitríades, tesorero del rey Ciro de Persia, hizo lo que el rey le mandó, y entregó uno por uno los utensilios a Sesbasar, jefe de Judá. 9 Ésta es la relación de lo entregado:

 

Treinta tazones de oro,

 

mil tazones de plata,

 

veintinueve cuchillos,

 

10 treinta tazas de oro,

 

cuatrocientas diez tazas de plata,

 

mil utensilios varios,

 

11 cinco mil cuatrocientos utensilios de oro y de plata.

 

Todo esto lo llevó Sesbasar a Jerusalén con los que se fueron y que antes habían estado cautivos en Babilonia.

Los que volvieron con Zorobabel

 

2 Ésta es la lista de la gente que Nabucodonosor había llevado cautiva a Babilonia, y que ahora regresaban a Jerusalén y a Judá, según la ciudad a la que pertenecían:

 

2 Zorobabel y sus acompañantes fueron Josué, Nehemías, Seraías, Relaías, Mardoqueo, Bilsán, Mispar, Bigvay, Rejún y Baná.

 

El número de los israelitas fue el siguiente:

 

3 Los descendientes de Paros: dos mil ciento setenta y dos.

 

4 Los descendientes de Sefatías: trescientos setenta y dos.

 

5 Los descendientes de Araj: setecientos setenta y cinco.

 

6 Los descendientes de Pajat Moab: dos mil ochocientos doce descendientes de Josué y de Joab.

 

7 Los descendientes de Elam: mil doscientos cincuenta y cuatro.

 

8 Los descendientes de Zatu: novecientos cuarenta y cinco.

 

9 Los descendientes de Zacay: setecientos sesenta.

 

10 Los descendientes de Bani, seiscientos cuarenta y dos.

 

11 Los descendientes de Bebay, seiscientos veintitrés.

 

12 Los descendientes de Azgad: mil doscientos veintidós.

 

13 Los descendientes de Adonicán: seiscientos sesenta y seis.

 

14 Los descendientes de Bigvay: dos mil cincuenta y seis.

 

15 Los descendientes de Adín: cuatrocientos cincuenta y cuatro.

 

16 Los descendientes de Ater hijo de Ezequías: noventa y ocho.

 

17 Los descendientes de Besay: trescientos veintitrés.

 

18 Los descendientes de Jora: ciento doce.

 

19 Los descendientes de Jasún: doscientos veintitrés.

 

20 Los descendientes de Gibar: noventa y cinco.

 

21 Los descendientes de Belén: ciento veintitrés.

 

22 Los descendientes de Netofa: cincuenta y seis.

 

23 Los descendientes de Anatot: ciento veintiocho.

 

24 Los descendientes de Azmavet: cuarenta y dos.

 

25 Los descendientes de Quiriat Yearín, Cafira y Berot: setecientos cuarenta y tres.

 

26 Los descendientes de Ramá y Geba: seiscientos veintiuno.

 

27 Los descendientes de Micmas: ciento veintidós.

 

28 Los descendientes de Betel y Hai: doscientos veintitrés.

 

29 Los descendientes de Nebo: cincuenta y dos.

 

30 Los descendientes de Magbis: ciento cincuenta y seis.

 

31 Los descendientes del otro Elam: mil doscientos cincuenta y cuatro.

 

32 Los descendientes de Jarín: trescientos veinte.

 

33 Los descendientes de Lod, Jadid y Onó: setecientos veinticinco.

 

34 Los descendientes de Jericó: trescientos cuarenta y cinco.

 

35 Los descendientes de Sená: tres mil seiscientos treinta.

 

36 Los sacerdotes descendientes de Jedaías, de la familia de Josué: novecientos setenta y tres.

 

37 Los descendientes de Imer: mil cincuenta y dos.

 

38 Los descendientes de Pasjur: mil doscientos cuarenta y siete.

 

39 Los descendientes de Jarín: mil diecisiete.

 

40 Los levitas descendientes de Josué y de Cadmiel, de la familia de Hodavías: setenta y cuatro.

 

41 Los cantores descendientes de Asaf: ciento veintiocho.

 

42 Los porteros descendientes de Salún, Ater, Talmón, Acub, Jatitá y Sobay: ciento treinta y nueve en total.

 

43 Los sirvientes del templo eran descendientes de Sijá, Jasufá, Tabaot, 44 Queros, Sigá, Padón, 45 Lebana, Jagabá, Acub, 46 Jagab, Salmay, Janán, 47 Gidel, Gajar, Reaía, 48 Resín, Necoda, Gazán, 49 Uzá, Paseaj, Besay, 50 Asena, Meunín, Nefusim, 51 Bacbuc, Jacufá, Jarjur, 52 Bazlut, Mejidá, Jarsá, 53 Barcos, Sísara, Tema, 54 Nesiaj, Jatifá.

 

55 Los descendientes de los siervos de Salomón eran descendientes de Sotay, Soferet, Peruda, 56 Jalá, Darcón, Gidel, 57 Sefatías, Jatil, Poquéret Hasebayin y Ami.

 

58 Todos los sirvientes del templo descendientes de los siervos de Salomón: trescientos noventa y dos.

 

59 Hubo otros que también fueron a Jerusalén, y provenían de Tel Melaj, Tel Jarsá, Querub, Addán e Imer, pero no pudieron demostrar de qué familia o línea patriarcal eran, ni siquiera si eran israelitas o no, 60 aunque eran descendientes de Delaía, Tobías y Necoda: seiscientos cincuenta y dos.

 

61 Los descendientes de sacerdotes que tampoco pudieron demostrar si eran israelitas fueron los descendientes de Jabaías, Cos y Barzilay. Éste se casó con una de las hijas de Barzilay el galaadita, y tomó su nombre de la familia de ellas. 62 Todos ellos buscaron en vano el registro de sus genealogías y, como no lo hallaron, fueron excluidos del sacerdocio. 63 Por eso el gobernador les prohibió comer de las cosas sagradas hasta que hubiera un sacerdote que pudiera consultar con el Urim y el Tumim.

 

64 El total de la comunidad era de cuarenta y dos mil trescientas sesenta personas, 65 sin contar a los siervos y las siervas, que sumaban siete mil trescientos treinta y siete personas, entre las cuales había doscientos cantores y cantoras.

 

66 Además, llevaban setecientos treinta y seis caballos, doscientas cuarenta y cinco mulas, 67 cuatrocientos treinta y cinco camellos y seis mil setecientos veinte asnos.

 

68 Cuando llegaron al templo del Señor, en Jerusalén, algunos jefes de familia ofrecieron donativos para que se reedificara el templo en el mismo lugar. 69 Conforme a sus posibilidades, entregaron al tesorero de la obra cuatrocientos ochenta y ocho kilos de oro, dos mil setecientos cincuenta kilos de plata, y cien túnicas para los sacerdotes.

 

70 Después, los sacerdotes, los levitas, parte del pueblo, los cantores, los porteros y los sirvientes del templo se quedaron a vivir en sus respectivos pueblos y ciudades, y el resto de Israel se fue a su ciudad natal.

1 Corintios 1:18-2:5

Reina Valera Contemporánea

Cristo, poder y sabiduría de Dios

 

18 El mensaje de la cruz es ciertamente una locura para los que se pierden, pero para los que se salvan, es decir, para nosotros, es poder de Dios. 19 Pues está escrito:

 

«Destruiré la sabiduría de los sabios,

y desecharé la inteligencia de los inteligentes.»

 

20 ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el que escudriña estos tiempos? ¿Acaso no ha hecho Dios enloquecer a la sabiduría de este mundo? 21 Porque Dios no permitió que el mundo lo conociera mediante la sabiduría, sino que dispuso salvar a los creyentes por la locura de la predicación. 22 Los judíos piden señales, y los griegos van tras la sabiduría, 23 pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, que para los judíos es ciertamente un tropezadero, y para los no judíos una locura, 24 pero para los llamados, tanto judíos como griegos, Cristo es poder de Dios, y sabiduría de Dios. 25 Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.

 

26 Consideren, hermanos, su llamamiento: No muchos de ustedes son sabios, según los criterios humanos, ni son muchos los poderosos, ni muchos los nobles; 27 sino que Dios eligió lo necio del mundo, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo, para avergonzar a lo fuerte. 28 También Dios escogió lo vil del mundo y lo menospreciado, y lo que no es, para deshacer lo que es, 29 a fin de que nadie pueda jactarse en su presencia. 30 Pero gracias a Dios ustedes ahora son de Cristo Jesús, a quien Dios ha constituido como nuestra sabiduría, nuestra justificación, nuestra santificación y nuestra redención, 31 para que se cumpla lo que está escrito: «El que se gloría, que se gloríe en el Señor.»

Proclamación de Cristo crucificado

 

2 Así que, hermanos, cuando fui a ustedes para anunciarles el testimonio de Dios, no lo hice con palabras elocuentes ni sabias. 2 Más bien, al estar entre ustedes me propuse no saber de ninguna otra cosa, sino de Jesucristo, y de éste crucificado. 3 Estuve entre ustedes con tanta debilidad, que temblaba yo de miedo. 4 Ni mi palabra ni mi predicación se basaron en palabras persuasivas de sabiduría humana, sino en la demostración del Espíritu y del poder, 5 para que la fe de ustedes no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.

Salmos 27:8-14

Reina Valera Contemporánea

 

8

A mi corazón le pides buscar tu rostro,

y yo, Señor, tu rostro busco.

9

Tú eres mi Dios y salvador;

¡No escondas de mí tu rostro!

No apartes con enojo a este siervo tuyo,

pues siempre has sido mi ayuda.

¡No me dejes ni me desampares!

10

Podrían mi padre y mi madre abandonarme,

pero tú, Señor, me recogerás.

 

11

Por causa de mis adversarios,

enséñame, Señor, tu camino

y llévame por el camino recto.

12

Testigos falsos y violentos se levantan contra mí;

¡no permitas que hagan conmigo lo que quieran!

13

¡Yo estoy seguro, Señor, que he de ver

tu bondad en esta tierra de los vivientes!

 

14

¡Espera en el Señor!

¡Infunde a tu corazón ánimo y aliento!

¡Sí, espera en el Señor!

Proverbios 20:22-23

Reina Valera Contemporánea

 

22

Nunca digas: «¡Me voy a vengar!»

Mejor deja que el Señor lo haga por ti.

23

Al Señor le repugnan las pesas falsas;

la balanza falsa no es nada buena.

Reina Valera Contemporánea (RVC)

 

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