Monday, August 23, 2021

DAB Español, Martes 24 de Agosto

Día 236, DAB Español, Martes 24 de Agosto

Job 12:1-15:35; 1 Corintios 15:29-58; Salmos 39; Proverbios 21:30-31 (La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH))









Job 12-15

La Palabra (Hispanoamérica)

Job reta al poder divino

 

12 Job respondió así:

 

2

¡Desde luego, ustedes son de esa gente

con la cual se agotará la sabiduría!

3

Pero también yo soy inteligente,

no me creo inferior a ustedes.

¿Quién no sabe tales cosas?

4

El hazmerreír de sus vecinos, ese soy yo;

yo, que me comunicaba con Dios.

¡El hazmerreír, siendo íntegro y honrado!

5

“¡Respondamos con burla a la desgracia

—dice quien se siente satisfecho—,

empujemos al suelo al que se tambalea!”.

6

¡Pero los bandidos habitan en paz,

viven seguros quienes provocan a Dios,

los que tienen a Dios en un puño!

7

Pregunta a las bestias y te instruirán,

a las aves del cielo y te informarán;

8

habla con los reptiles y te enseñarán,

te lo contarán los peces del mar.

9

¿Quién de todos ellos no sabe

que la mano del Señor lo hizo todo?

10

Él retiene la vida de los seres,

el aliento de todo ser humano.

11

¿No distingue el oído las palabras

y el paladar saborea la comida?

12

¿No es propia de los ancianos la sabiduría

y destaca la prudencia entre los viejos?

13

Pues él posee sabiduría y poder,

prudencia e inteligencia son suyas.

14

Si él destruye, nadie reconstruye;

si aprisiona, no hay escapatoria;

15

si retiene la lluvia, llega la sequía;

si la deja libre, se inunda la tierra.

16

Él dispone de fuerza y eficacia,

suyos son el engañado y el que engaña;

17

hace ir descalzos a los consejeros,

hace enloquecer a los magistrados;

18

deja a los reyes sin insignias,

les ata una soga a la cintura;

19

hace ir descalzos a los sacerdotes,

arruina a los que están bien situados;

20

retira la palabra a los confidentes,

deja sin discreción a los ancianos;

21

llena de desprecio a los señores,

afloja el cinturón de los robustos.

22

Revela la hondura de las tinieblas,

saca a la luz las densas sombras;

23

levanta pueblos y los destruye,

ensancha naciones y las destierra;

24

priva de su talento a los jefes,

los guía por desiertos intransitables,

25

por donde caminan a tientas y a oscuras,

tropezando lo mismo que borrachos.

 

13 Todo esto ya lo han visto mis ojos,

mis oídos lo oyeron y lo entendí.

2

Sé lo que ustedes saben,

no soy inferior a ustedes.

3

Pero quiero hablar con el Todopoderoso,

deseo disputar con Dios,

4

pues ustedes todo lo blanquean con mentiras,

parecen médicos sin serlo.

5

¡Cuándo acabarán de hablar

demostrando así que son sabios!

6

A ver si escuchan mis descargos

y oyen los argumentos que pronuncio.

7

¿Falsean la realidad por defender a Dios

y son capaces de mentir por él?

8

¿Tratan por ventura de excusarlo

y disputan acaso a su favor?

9

¿Qué tal si él los sondease?

¿Lo engañarían igual que a un humano?

10

Seguro que les pediría cuentas

por ser parciales con disimulo.

11

Su majestad los dejaría aterrados,

su terror se abatiría sobre ustedes.

12

Las acusaciones de ustedes serían como ceniza;

sus argumentos, argumentos de barro.

13

Silencio, que quiero hablar,

pues pase lo que me pase,

14

voy a jugármelo todo,

pienso arriesgar mi vida.

15

Aunque quiera matarme,

no me queda otra esperanza;

quiero defenderme en su presencia;

16

con eso me sentiría salvado,

pues el malvado no comparece ante él.

17

Escuchen con atención mis palabras,

presten oído a mi declaración;

18

tengo preparada mi defensa

y sé que soy inocente.

19

¿Alguien quiere pleitear conmigo?

Estoy dispuesto a callar y morir.

20

Concédeme sólo estas dos cosas

y permaneceré siempre en tu presencia:

21

que mantendrás tu mano lejos de mí

y que no me espantarás con tu terror.

22

Después acúsame y responderé,

o deja que me explique y tú replicarás.

23

¿Cuántos son mis errores y mis culpas?

¡Demuéstrame mis delitos y errores!

24

¿Por qué me ocultas tu rostro

y me tratas como a un enemigo?

25

¿Acosarías a una hoja volandera

o perseguirías a una paja ya agostada?

26

Anotas en mi cuenta rebeldías,

me acusas de faltas de juventud;

27

metes en cepos mis pies,

vigilas todas mis andanzas,

indagas las huellas de mis pasos.

28

¡A uno que se desgasta como un odre,

como vestido comido por la polilla!

 

14 El ser humano, nacido de mujer,

es corto de días y largo de aflicciones;

2

como brote florece y se marchita,

huye como sombra pasajera.

3

¿Y en uno así clavas los ojos

y lo llevas a juicio contigo?

4

¡Nadie hará puro lo impuro!

5

Si sus días están ya contados,

si conoces el número de sus meses

(una frontera infranqueable),

6

deja de mirarlo y que descanse,

hasta que acabe sus días de jornalero.

7

Aunque un árbol sea talado,

tiene esperanza de retoñar,

de que no le faltarán renuevos.

8

Aunque sean viejas sus raíces soterradas,

aunque agonice su tocón en el polvo,

9

reverdece cuando siente el agua,

rebrota como una planta joven.

10

Pero el ser humano, al morir, desaparece;

cuando expira el mortal, ¿dónde está?

11

Como agua evaporada en un lago,

como río que se seca y aridece,

12

el ser humano se acuesta y no se levanta;

se desgastarán los cielos y no despertará,

nadie lo espabilará de su sueño.

13

¡Ojalá me escondieras

en el reino de los muertos

oculto hasta que pase tu cólera!

¡Ojalá pusieras una fecha para acordarte de mí!

14

¿Pero puede un muerto revivir?

¡Aguardaría todo el tiempo de mi milicia,

esperando que llegase mi relevo!

15

Llamarías y yo respondería,

añorarías la obra de tus manos.

16

Seguro que contarías mis pasos,

pero no vigilarías mis errores;

17

meterías mis delitos en un saco

y cubrirías con cal mis fallos.

18

Como monte que se hunde erosionado,

como riscos desplazados de su sitio,

19

como agua que desgasta las rocas

y avenida que arrastra la tierra,

así destruyes la esperanza del mortal.

20

Lo destrozas para siempre y se va,

lo desfiguras y lo haces desaparecer.

21

Si prosperan sus hijos, no lo sabe;

si se hunden en la miseria, ni se entera.

22

Sólo siente su propio dolor,

lamenta sólo su existencia.

Segundo ciclo de discursos (15—21)

Sus desafíos condenan a Job

 

15 Elifaz de Temán respondió así:

 

2

¿Da un sabio respuestas vanas?

¿Llena su vientre de viento del este?

3

¿Propone argumentos inútiles,

palabras que no valen nada?

4

Peor tú, que te muestras impío

y anulas así los coloquios con Dios.

5

Tu pecado inspira tus palabras,

usas el lenguaje de la astucia.

6

Tu boca te condena, no yo;

tus labios testifican contra ti.

7

¿Eres el primogénito de la humanidad

y te engendraron antes que a las colinas?

8

¿Has asistido al consejo divino?

¿Sólo tú posees sabiduría?

9

¿Qué sabes tú que nosotros no sepamos,

qué entiendes tú que nosotros no entendamos?

10

Entre nosotros hay ancianos venerables,

más repletos de días que tu padre.

11

¿Te parece poco el consuelo de Dios,

las amables palabras que escuchas?

12

¿Por qué dejas que te domine la pasión

y miras con ojos desorbitados,

13

haciendo a Dios objeto de tu cólera

y lanzando esas palabras por tu boca?

14

¿Qué es el ser humano para sentirse puro,

el nacido de mujer para creerse inocente?

15

Si Dios no confía en sus santos

ni le parecen puros los cielos,

16

¿qué decir del infame y corrompido,

del ser humano que se sacia de maldad?

17

Escúchame, que quiero hablarte,

voy a decirte lo que he visto,

18

lo que han contado los sabios

y han transmitido sus antepasados,

19

aquellos a quienes entregaron el país,

cuando no había mezcla de extranjeros.

20

El malvado vive entre tormentos,

al tirano le esperan años contados;

21

le zumban los oídos con ecos de terrores,

lo asalta el Devastador mientras vive en paz.

22

Que no piense que escapará de las tinieblas,

pues está destinado a la espada;

23

desechado como pasto de buitres,

sabe que es cierta su ruina.

24

Los días tenebrosos lo aterran,

lo atenazan angustia y ansiedad,

como a un rey que se lanza al ataque.

25

Y es que alzó su mano contra Dios

e intentó retar al Todopoderoso,

26

arremetiendo directo contra él

tras la maciza panza de su escudo.

27

Aunque rebosen grasa sus cachetes

y el sebo forre sus lomos,

28

vivirá en pueblos arruinados,

en casas donde nadie habita,

destinadas a ser escombreras.

29

No se enriquecerá ni durarán sus bienes,

no crecerán sus posesiones sobre la tierra.

30

No podrá huir de la oscuridad,

una llama secará sus brotes,

el viento barrerá sus renuevos.

31

Que no confíe en su buena talla,

pues su rama acabará fracasando.

32

Antes de tiempo se marchitará,

sus ramas no reverdecerán.

33

Será viña cuyas uvas no maduran,

olivo que pierde sus flores.

34

No da frutos la casta de los impíos,

el fuego consume sus hogares.

35

Quien se preña de maldad, pare desgracia;

en su vientre se prepara la decepción.

1 Corintios 15:29-58

La Palabra (Hispanoamérica)

 

29 Hay algunos que se hacen bautizar por los que han muerto; si es cierto que los muertos no han de resucitar, ¿qué sentido puede tener ese bautismo? 30 Y nosotros mismos, ¿a qué ponernos en peligro a todas horas? 31 Les aseguro, hermanos, por lo orgulloso que me siento de ustedes ante Cristo Jesús, Señor nuestro, que estoy al borde de la muerte cada día. 32 Y si sólo aspiro a una recompensa humana, ¿de qué me sirve haber sostenido en Éfeso un combate contra fieras? Si los muertos no resucitan, ¡comamos y bebamos, que mañana moriremos !

 

33 No se engañen: “Las malas compañías corrompen las buenas costumbres”. 34 Retornen al buen camino y no sigan pecando; pues, para vergüenza de ustedes, tengo que decirles que algunos de ustedes desconocen a Dios.

Naturaleza de los cuerpos resucitados

 

35 Alguien preguntará: ¿y cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué cuerpo lo harán? 36 ¡Tonto de ti! Si tú siembras algo, no cobrará nueva vida a menos que antes muera. 37 Y lo que siembras no es la planta entera que después ha de brotar, sino un simple grano, de trigo o de cualquier otra semilla. 38 Dios, por su parte, proporciona a esa semilla, y a todas y cada una de las semillas, la forma que le parece conveniente.

 

39 No todos los cuerpos son iguales: hay diferencia entre el cuerpo del ser humano, el del ganado, el de las aves y el de los peces. 40 Hay cuerpos celestes y cuerpos terrestres. Y no es el mismo resplandor el de los unos que el de los otros. 41 No brilla el sol como brillan la luna o las estrellas; e incluso entre las estrellas, cada una tiene un brillo diferente. 42 Así sucede con la resurrección de los muertos: se siembra algo corruptible, resucita incorruptible; 43 se siembra una cosa despreciable, resucita resplandeciente de gloria; se siembra algo endeble, resucita pleno de vigor; 44 se siembra, en fin, un cuerpo animal, resucita un cuerpo espiritual. Pues si hay cuerpo animal, también lo hay espiritual. 45 La Escritura dice: Adán, el primer ser humano, fue creado como un ser dotado de vida; el último Adán, como un espíritu que da vida. 46 Y no existió primero lo espiritual, sino lo animal; lo espiritual es posterior. 47 El primer ser humano procede de la tierra, y es terreno; el segundo viene del cielo. 48 El terreno es prototipo de los terrenos; el celestial, de los celestiales. 49 Y así como hemos incorporado en nosotros la imagen del ser humano terreno, incorporaremos también la del celestial. 50 Quiero decir con esto, hermanos, que lo que es sólo carne y sangre no puede heredar el reino de Dios; que lo corruptible no heredará lo incorruptible.

 

51 Miren, voy a confiarles un misterio: no todos moriremos, pero todos seremos transformados. 52 Súbitamente, en un abrir y cerrar de ojos, cuando suene —que sonará— la trompeta final, los muertos resucitarán incorruptibles mientras nosotros seremos transformados. 53 Porque es preciso que este ser corruptible se revista de incorruptibilidad y que esta vida mortal se revista de inmortalidad.

Himno de acción de gracias por el triunfo

 

54 Y cuando este cuerpo corruptible se revista de incorruptibilidad, cuando este ser mortal se revista de inmortalidad, entonces se cumplirá lo que dice la Escritura: La muerte ha sido devorada por la victoria. 55 ¿Dónde está, muerte, tu victoria? ¿dónde tu venenoso aguijón? 56 El aguijón de la muerte es el pecado, y el pecado ha desplegado su fuerza con ocasión de la ley. 57 Pero nosotros hemos de dar gracias a Dios, que por medio de nuestro Señor Jesucristo nos concede la victoria. 58 Por tanto, hermanos míos muy queridos, manténganse firmes y constantes; destáquense constantemente en la tarea cristiana, seguros de que el Señor no permitirá que sea estéril el afán que en ello ponen.

Salmos 39

La Palabra (Hispanoamérica)

Salmo 39 (38)

Sólo vanidad es el ser humano

 

39 Al maestro del coro. De Yedutún. Salmo de David.

2

Me dije: “Mis pasos vigilaré

para no pecar con mi lengua;

en mi boca pondré una mordaza

cuando esté ante mí el malvado”.

3

Guardé un completo silencio,

quedé totalmente callado,

pero mi dolor crecía,

4

ardía mi corazón dentro de mí;

de tanta angustia me iba inflamando

hasta que mi lengua rompió a hablar:

5

“Señor, hazme saber mi fin

y cuánto va a durar mi vida,

hazme saber lo efímero que soy”.

6

Concedes a mi vida unos instantes,

mi existencia no es nada para ti.

Sólo es vanidad el ser humano, [ Pausa]

7

una sombra fugaz que deambula,

que en vano se angustia

acumulando riquezas

que no sabe para quién serán.

8

Dios mío, ¿qué puedo esperar yo?

Sólo tú eres mi esperanza.

9

Líbrame de todos mis pecados,

no me conviertas en burla del necio.

10

Guardo silencio, no abro mi boca,

porque eres tú quien lo ha hecho.

11

Aparta de mí tus golpes,

que por la ira de tu mano muero.

12

Corriges a los seres humanos

castigando sus culpas;

como la polilla destruyes sus encantos,

pues sólo es vanidad el ser humano. [ Pausa]

13

Señor, escucha mi oración,

presta oído a mi grito;

no seas sordo a mi llanto

pues soy un huésped que habita contigo,

un forastero como mis antepasados.

14

Concédeme poder serenarme

antes de que me vaya y deje de existir.

Proverbios 21:30-31

La Palabra (Hispanoamérica)

 

30

No hay sabiduría, ni inteligencia,

ni consejo que pueda enfrentarse al Señor.

31

Preparamos el caballo para la batalla,

pero el Señor da la victoria.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

 

La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España

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