Thursday, August 5, 2021

DAB Español, Viernes 06 de Agosto

Día 218, DAB Español, Viernes 06 de Agosto

Esdras 3:1-4:24; 1 Corintios 2:6-3:4; Salmos 28; Proverbios 20:24-25 (Reina Valera Contemporánea (RVC))









Esdras 3-4

Reina Valera Contemporánea

Restauración del altar y del culto

 

3 Siete meses después, cuando los israelitas ya se habían establecido en sus respectivos pueblos y ciudades, todo el pueblo de Israel fue convocado a una reunión en Jerusalén. 2 Entonces Josué hijo de Josadac y sus hermanos sacerdotes, y Zorobabel hijo de Salatiel y sus hermanos, se dispusieron a reconstruir el altar del Dios de Israel para ofrecer holocaustos, como está escrito en la ley de Moisés, hombre de Dios. 3 Colocaron el altar sobre una base, por temor a los pueblos que los rodeaban, y todos los días, por la mañana y por la tarde, ofrecían holocaustos al Señor. 4 Celebraron con toda solemnidad la fiesta de las enramadas, como está escrito, y diariamente ofrecían holocaustos al Señor, conforme a cada celebración, y cada cosa en su día, 5 además de los holocaustos diarios, las fiestas de luna nueva, y todas las fiestas solemnes del Señor, como también los sacrificios espontáneos y las ofrendas voluntarias para el Señor. 6 El pueblo empezó a ofrecer holocaustos desde el primer día del séptimo mes, aunque todavía no se habían echado los cimientos del templo. 7 Luego contrataron albañiles y carpinteros, y les proveyeron de alimentos, bebidas, y aceite y también transportistas de Sidón y de Tiro para que trajeran por mar, hasta el puerto de Jope, madera de cedro del monte Líbano, conforme a lo ordenado por el rey Ciro de Persia.

Colocación de los cimientos del templo

 

8 En el segundo mes del segundo año de haber llegado al templo del Señor en Jerusalén, comenzaron la reconstrucción del templo Zorobabel hijo de Salatiel, Josué hijo de Josadac, sus parientes sacerdotes y levitas, y todo el pueblo que había regresado de la cautividad de Babilonia a Jerusalén. Para supervisar el avance de la obra en el templo, escogieron a los levitas mayores de veinte años. 9 En la supervisión también tomaron parte Josué y sus hijos y parientes, Cadmiel y sus hijos, todos ellos descendientes de Judá, más los hijos y parientes de Henadad, que eran levitas. Todos ellos supervisaban cuidadosamente el avance de la reconstrucción del templo del Señor.

 

10 Mientras los albañiles echaban los cimientos del templo, llegaban los sacerdotes con sus vestiduras y sus trompetas, y los levitas descendientes de Asaf con sus platillos de bronce, y alababan al Señor, según lo había ordenado el rey David de Israel. 11 Y entonaban alabanzas de gratitud al Señor, y decían: «Dios es bueno, y su misericordia por Israel es eterna». Y todo el pueblo unánime alababa a Dios con júbilo al ver cómo se echaban los cimientos del templo del Señor. 12 Muchos sacerdotes y levitas, y jefes de familias ya ancianos, que habían conocido el primer templo, lloraban a voz en cuello al ver cómo se echaban los cimientos del templo, mientras otros gritaban de alegría. 13 Era tan fuerte el rumor que se escuchaba desde lejos, que la gente no podía distinguir el llanto de los gritos de alegría.

Los adversarios detienen la obra

 

4 Cuando los enemigos de los descendientes de Judá y de Benjamín se enteraron de que los israelitas que habían regresado del cautiverio estaban reconstruyendo el templo del Dios de Israel, 2 fueron a entrevistarse con Zorobabel y con los jefes de esas familias, y les dijeron:

 

«Queremos ayudarlos en la reconstrucción del templo del Señor, pues también nosotros honramos al mismo Dios, y le hemos ofrecido sacrificios desde cuando Esarjadón era rey de Asiria y nos trajo a estas tierras.»

 

3 Pero Zorobabel, Josué y las demás familias descendientes de Israel, dijeron:

 

«No es conveniente que ustedes y nosotros edifiquemos juntos el templo del Señor. Lo reconstruiremos nosotros, porque así lo ordenó el rey Ciro de Persia.»

 

4 Pero los que poblaban esas tierras los amenazaron y los llenaron de temor para que no siguieran construyendo. 5 Sobornaron a los consejeros para que se pusieran en su contra, y lograron detener la obra durante el reinado de Ciro y hasta los días del rey Darío de Persia; 6 y cuando Asuero comenzó a reinar, escribieron serias acusaciones contra los habitantes de Judá y de Jerusalén.

 

7 También durante el reinado de Artajerjes de Persia, Bislán, Mitrídades, y Tabel y sus compañeros, escribieron al rey una carta en contra de los israelitas. La carta estaba escrita en arameo, 8 de parte del comandante Rejún y del secretario Simey, al rey Artajerjes, y redactada en contra de los habitantes de Jerusalén. 9 En esa ocasión escribieron el comandante Rejún y el secretario Simey, y sus demás compañeros, los jueces, gobernadores y oficiales de Persia y de Erec, Babilonia y Susa, es decir, de Elam, 10 y los otros pueblos que el grande y glorioso Asnapar llevó cautivos para que vivieran en la ciudad de Samaria y en otras provincias al otro lado del río Éufrates. 11 Lo que sigue es copia de las acusaciones que recibió el rey, la cual decía:

 

«Al rey Artajerjes. Saludos de sus siervos al otro lado del río Éufrates.

 

12 »Su Majestad debe saber que los judíos que salieron de Babilonia y vinieron a Jerusalén han comenzado a reconstruir su rebelde y malvada ciudad, y ya están echando nuevos cimientos y reparando sus murallas. 13 Su Majestad debe también saber que, en caso de que esa ciudad sea reconstruida y sus murallas sean reparadas, ya no pagará tributo ni impuestos ni rentas, con lo que las arcas del reino se verán afectadas. 14 Nosotros, como súbditos del reino, consideramos injusto que Su Majestad sea menospreciada, y por lo tanto creímos conveniente informar de esto a Su Majestad. 15 Ordene Su Majestad buscar en las memorias de sus antepasados, y podrá comprobar que esta ciudad siempre ha sido rebelde y perjudicial a los reyes y a las provincias del reino. Ya en el pasado se han suscitado rebeliones en ella, por lo cual esa ciudad fue destruida. 16 Sepa Su Majestad que, si esta ciudad llega a ser reconstruida y reforzadas sus murallas, la región que está al otro lado del río Éufrates dejará de ser de Su Majestad.»

 

17 La respuesta del rey fue la siguiente:

 

«Al gobernador Rejún, al secretario Simey, a todos sus compañeros que habitan en Samaria, y a los que están al otro lado del río Éufrates. Paz y prosperidad.

 

18 »La carta que de ustedes recibí me fue leída con toda claridad. 19 Habiendo dado la orden de investigar, se ha hallado que, en efecto, esa ciudad se ha rebelado en el pasado contra los reyes, y que aun entre ellos mismos se suscitan revueltas. 20 También se ha hallado que hubo allí reyes poderosos que dominaron todo el territorio al otro lado del río Éufrates, y que se les pagaba tributo, impuestos y rentas.

 

21 »Por tanto, ordenen a esos hombres suspender la reconstrucción de la ciudad, hasta nuevas órdenes de mi parte. 22 Pongan todo su empeño en cumplir mis órdenes, para evitar mayores daños al reino.»

 

23 Cuando la carta del rey Artajerjes fue leída en presencia de Rejún y de su secretario Simey, y de sus compañeros, éstos fueron inmediatamente a Jerusalén y con lujo de violencia obligaron a los judíos a detener las obras. 24 Fue así como la reconstrucción del templo de Jerusalén se suspendió hasta el segundo año del reinado del rey Darío de Persia.

1 Corintios 2:6-3:4

Reina Valera Contemporánea

La revelación por el Espíritu de Dios

 

6 Sin embargo, entre los que han alcanzado la madurez sí hablamos con sabiduría, pero no con la sabiduría de este mundo ni la de sus gobernantes, los cuales perecen. 7 Más bien hablamos de la sabiduría oculta y misteriosa de Dios, que desde hace mucho tiempo Dios había predestinado para nuestra gloria, 8 sabiduría que ninguno de los gobernantes de este mundo conoció, porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de la gloria. 9 Como está escrito:

 

«Las cosas que ningún ojo vio, ni ningún oído escuchó,

Ni han penetrado en el corazón del hombre,

Son las que Dios ha preparado para los que lo aman.»

 

10 Pero Dios nos las reveló a nosotros por medio del Espíritu, porque el Espíritu lo examina todo, aun las profundidades de Dios. 11 Porque ¿quién de entre los hombres puede saber las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así mismo, nadie conoce las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. 12 Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que entendamos lo que Dios nos ha dado, 13 de lo cual también hablamos, pero no con palabras aprendidas de la sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, que explican las cosas espirituales con términos espirituales.

 

14 Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son una locura; y tampoco las puede entender, porque tienen que discernirse espiritualmente. 15 En cambio, el hombre espiritual juzga todas las cosas, pero él no está sujeto al juicio de nadie. 16 Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿O quién podrá instruirlo? Pero nosotros tenemos la mente de Cristo.

Colaboradores de Dios

 

3 Hermanos, yo no pude hablarles como a personas espirituales sino como a gente carnal, como a niños en Cristo. 2 Les di a beber leche, pues no eran capaces de asimilar alimento sólido, ni lo son todavía, 3 porque aún son gente carnal. Pues mientras haya entre ustedes celos, contiendas y divisiones, serán gente carnal y vivirán según criterios humanos. 4 Y es que cuando alguien dice: «Yo ciertamente soy de Pablo»; y el otro: «Yo soy de Apolos», ¿acaso no son gente carnal?

Salmos 28

Reina Valera Contemporánea

Plegaria y alabanza

Salmo de David.

 

28 Señor, tú eres mi roca.

A ti clamo. ¡No te apartes de mí!

De lo contrario, seré como los que bajan al sepulcro.

2

Escucha mi clamor, que pide tu ayuda,

cuando levanto mis manos hacia tu santo templo.

3

No me lleves junto con los malvados,

ni con los que hacen el mal;

con los que hablan de paz con sus amigos

pero por dentro están llenos de maldad.

4

Págales conforme a sus malas acciones;

por tanta maldad que cometen, dales su merecido.

5

Hazlos caer, Señor, y no vuelvas a levantarlos,

pues no han entendido tus acciones

ni han prestado atención a tus obras.

 

6

Bendito seas, Señor,

pues escuchas la voz de mis ruegos.

7

Tú, Señor, eres mi escudo y mi fuerza;

en ti confía mi corazón, pues recibo tu ayuda.

Por eso mi corazón se alegra

y te alaba con sus cánticos.

8

Tú, Señor, infundes fuerzas a tu pueblo;

tu ungido halla en ti un refugio salvador.

9

¡Salva a tu pueblo, bendice a tu herencia!

¡Guíalos y cuida de ellos ahora y siempre!

Proverbios 20:24-25

Reina Valera Contemporánea

 

24

Si el Señor dirige los pasos del hombre,

¿cómo puede el hombre entender su camino?

25

Tú solo te tiendes la trampa

si a la ligera consagras algo a Dios

y después de eso te pones a pensar.

Reina Valera Contemporánea (RVC)

 

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