Sunday, August 22, 2021

DAB Español, Lunes 23 de Agosto

Día 235, DAB Español, Lunes 23 de Agosto

Job 8:1-11:20; 1 Corintios 15:1-28; Salmos 38; Proverbios 21:28-29 (La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH))









Job 8-11

La Palabra (Hispanoamérica)

Defensa de la justicia

 

8 Bildad de Súaj respondió así:

 

2

¿Hasta cuándo hablarás de ese modo,

con el viento impetuoso de tus palabras?

3

¿Puede Dios trastocar el derecho,

pervertir la justicia el Todopoderoso?

4

Si tus hijos pecaron contra él,

ya los hizo cargar con su delito.

5

Mas si buscas cuanto antes a Dios,

si diriges tu súplica al Todopoderoso,

6

si eres honrado e intachable,

entonces se ocupará de ti,

te devolverá tu legítima heredad.

7

Tu pasado será insignificante

comparado con tu glorioso futuro.

8

Ve y pregunta a pasadas generaciones,

seguras en la experiencia de sus mayores.

9

Ayer nacimos, nada sabemos;

nuestra vida en este mundo es una sombra.

10

Pero ellos te enseñarán, te informarán

con máximas que brotan de su reflexión.

11

¿Brota el papiro fuera de la marisma

o prosperan los juncos si falta el agua?

12

Todavía verdes, sin ser segados,

pueden agostarse antes que otra hierba.

13

Así acaba quien se olvida de Dios,

la esperanza del malvado sucumbe;

14

su confianza no es más que un hilo;

su seguridad, una tela de araña;

15

si se apoya en ella, no lo aguanta;

si se aferra a ella, no lo sostiene.

16

Como planta lozana a pleno sol,

sus tallos brotaban por el jardín;

17

sus raíces escalaban el muro,

se adherían firmes a las tapias.

18

Pero si es arrancada de su sitio,

este la niega: “Nunca te he visto”.

19

Así acabará su existencia,

otros brotarán en su lugar.

20

Pero Dios no rechaza al honrado,

ni tiende la mano al malvado.

21

Llenará de nuevo tu boca de risas,

tus labios gritarán jubilosos.

22

Tus enemigos quedarán avergonzados,

la tienda del malvado dejará de existir.

La aparente injusticia divina

 

9 Respondió Job:

 

2

Sé que las cosas son así:

que no es justo ante Dios el ser humano.

3

Si quiere litigar con él,

no le rebatirá de mil razones una.

4

Dios es sabio y poderoso,

¿quién le hace frente y queda ileso?

5

Con su cólera remueve los montes,

los desplaza y nadie lo nota.

6

Sacude la tierra en sus cimientos,

hace que vacilen sus pilares;

7

si lo ordena, el sol ya no brilla

y retiene bajo sello a las estrellas.

8

Él solo despliega los cielos

y camina sobre la espalda del Mar;

9

él ha hecho la Osa y el Orión,

las Pléyades y las Cámaras del Sur.

10

Hace prodigios inexplicables,

realiza maravillas incontables.

11

Si pasa a mi vera, no lo veo;

me roza y no me doy cuenta;

12

si apresa algo, ¿quién se lo impedirá

o quién le dirá: “qué estás haciendo”?

13

Dios no renuncia a su cólera,

a él se someten los aliados de Rahab.

14

¡Cuánto menos podré yo defenderme,

afinando argumentos contra él!

15

Aun teniendo yo razón, no respondería;

tendría que suplicar a mi adversario;

16

aunque respondiera a mi requerimiento,

no creo que atendiera a mis palabras.

17

¡Él es capaz de aplastarme por una tontería,

de multiplicar sin motivo mis heridas;

18

no me deja respirar tranquilo,

me tiene saciado de amargura!

19

Si es cuestión de fuerza,

ahí está su poder;

si se trata de justicia,

¿quién lo emplazará?

20

Aun teniendo yo razón,

su boca me condenaría;

aun siendo yo inocente,

demostraría mi culpa.

21

Pero ¿soy inocente?

Ni siquiera lo sé.

¡Desprecio mi existencia!

22

Aunque da lo mismo. Así que afirmo:

destruye igual al inocente que al culpable.

23

Si una peste matase de repente,

se burlaría del dolor del inocente.

24

Entrega un país a un malvado

y ciega los ojos de los magistrados.

¿Quién puede hacerlo, sino él?

25

Mis días corren más que un correo,

escapan sin que pueda ver la dicha;

26

se deslizan como balsas de junco,

como el águila al caer sobre la presa.

27

Si me digo: “Olvidaré la tristeza,

que la alegría cambie mi semblante”,

28

tengo miedo de lo que pueda sufrir,

pues sé que no me crees inocente.

29

Y si resulta que soy culpable,

¿qué sentido tiene luchar en vano?

30

Aunque me lavase con jabón

y frotara mis manos con sosa,

31

tú me arrastrarías por la porquería

hasta que me diera asco mi ropa.

32

No es un ser humano como yo para decirle:

“Enfrentémonos juntos en un juicio”.

33

Pero no existe un mediador

que ponga su mano entre los dos,

34

que retire su vara de mi espalda

y me libre del terror que me atenaza.

35

Si lo hubiera, le hablaría sin miedo,

pues creo que no soy culpable.

 

10 Me da asco mi existencia,

daré rienda suelta a mis quejas,

hablaré repleto de amargura.

2

Diré a Dios: “No me declares culpable;

y dime por qué eres mi adversario.

3

¿Disfrutas acaso oprimiéndome,

rechazando la obra de tus manos,

y aprobando los planes del malvado?

4

¿Son acaso tus ojos de carne

y ves las cosas lo mismo que un humano?

5

¿Es tu vida la de un simple mortal,

tu existencia la de un ser humano,

6

para que busques algo malo en mí

e indagues si tengo pecado?

7

De sobra sabes que no soy culpable,

pero nadie me librará de tus manos.

8

Tus manos me modelaron, me hicieron,

¿y ahora te vuelves y me destruyes?

9

Recuerda que me hiciste de barro

y que al polvo me vas a devolver.

10

¿No me vertiste como leche

y me cuajaste como al queso?

11

Me forraste de piel y carne,

me tejiste con huesos y tendones.

12

Me concediste el favor de la vida,

rodeaste mi existencia de atenciones.

13

Pero algo planeabas en secreto,

sé que planeabas lo siguiente:

14

si pecaba, me estarías vigilando

y no disculparías mis fallos;

15

si era culpable, ¡pobre de mí!;

si inocente, no alzaría la frente,

saciado de afrentas, harto de aflicción;

16

si tratara de mostrarme firme,

me darías caza como un león,

repitiendo tus hazañas a mi costa;

17

renovarías tu enemistad contra mí,

contra mí aumentarías tu furor

atacándome con tropas de relevo.

18

¿Para qué me sacaste del vientre?

Habría muerto sin que nadie lo viese,

19

sería como si no hubiera existido,

arrastrado del vientre a la tumba.

20

¡Qué rápida discurre mi vida!

¡Déjame! ¡Aléjate de mí!

Deja que disfrute un poco,

21

antes de que vaya al país de tinieblas,

y de sombras de muerte,

sin que pueda regresar,

22

al país lúgubre como la oscuridad,

con sombras de muertos, caótico,

donde la luz sólo es oscuridad”.

La sabiduría divina descubre la culpa

 

11 Sofar de Naamat contestó así:

 

2

¿Quedará sin respuesta tanta palabrería

y tendrá razón un charlatán?

3

¿Hará callar a otros tu verborrea

y te burlarás sin que nadie te contradiga?

4

Tú has dicho: “Mi conducta es limpia,

nada malo me puedes reprochar”.

5

Pero ojalá Dios te hablase,

abriese la boca para responderte:

6

te enseñaría secretos de sabiduría,

que son prodigios de habilidad.

Entonces acabarías sabiendo

que aún te perdona parte de tu culpa.

7

¿Puedes sondear la profundidad de Dios,

descubrir la perfección del Todopoderoso?

8

Es más alta que el cielo: ¿qué harás?

Más honda que el reino de los muertos:

¿qué podrás saber tú?

9

Es más larga que la tierra

y más ancha que el mar.

10

Si se presenta y encierra en prisión,

si cita a juicio, ¿quién lo impedirá?

11

Pues conoce a quienes nada valen,

cuando ve la maldad se fija bien.

12

Y es que el necio se hará sensato

cuando un asno salvaje se haga manso.

13

Pero si no vacila tu mente,

si extiendes las manos hacia él,

14

si apartas tu mano de la maldad

y no alojas en tu tienda la injusticia,

15

podrás alzar la frente sin mancilla;

te acosarán, pero no tendrás miedo;

16

podrás olvidar tu infortunio,

recordándolo como agua que pasó.

17

Tu vida será más luminosa que el mediodía,

tus tinieblas serán como un amanecer;

18

vivirás seguro y con esperanza,

te sentirás protegido, dormirás tranquilo;

19

descansarás libre de sobresaltos

y muchos buscarán tu favor.

20

Pero los ojos del malvado se apagan,

no podrá encontrar un refugio,

su esperanza es sólo un suspiro.

1 Corintios 15:1-28

La Palabra (Hispanoamérica)

V.— RESURRECCIÓN DE JESUCRISTO Y DE LOS CREYENTES (15)

Cristo ha resucitado

 

15 Quiero recordarles, hermanos, el mensaje de salvación que les anuncié. El mensaje que ustedes recibieron, en el que se mantienen firmes 2 y por el que están en camino de salvación, si es que lo conservan tal como yo se lo anuncié. De lo contrario, se habrá echado a perder su fe.

 

3 Primero y ante todo, les transmití lo que yo mismo había recibido: que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a lo anunciado en las Escrituras; 4 que fue sepultado y que resucitó al tercer día, conforme a esas mismas Escrituras; 5 que se apareció primero a Pedro y, más tarde, a los Doce. 6 Después se apareció a más de quinientos hermanos juntos, de los cuales algunos han muerto, pero la mayor parte vive todavía. 7 Se apareció después a Santiago, y de nuevo a todos los apóstoles. 8 Finalmente, como si se tratara de un hijo nacido fuera de tiempo, se me apareció también a mí, 9 que soy el más pequeño entre los apóstoles y que no merezco el nombre de apóstol, por cuanto perseguí a la Iglesia de Dios. 10 Pero la gracia divina ha hecho de mí esto que soy; una gracia que no se ha malogrado en cuanto a mí toca. Al contrario, me he afanado más que todos los otros; bueno, no yo, sino la gracia de Dios que actúa en mí. 11 De cualquier modo, sea yo, sean los demás, esto es lo que anunciamos y lo que ustedes han creído.

También nosotros resucitaremos

 

12 Y bien, si se proclama que Cristo ha resucitado, venciendo a la muerte, ¿cómo andan diciendo algunos de ustedes que los muertos no resucitarán? 13 Si los muertos no han de resucitar, es que tampoco Cristo ha resucitado. 14 Y si Cristo no ha resucitado, tanto nuestro anuncio como la fe que ustedes tienen carecen de sentido. 15 Es más, resulta que somos testigos falsos de Dios, por cuanto hemos dado testimonio contra él al afirmar que ha resucitado a Cristo, cosa que no es verdad si se da por supuesto que los muertos no resucitan. 16 Porque si los muertos no resucitan, es que no ha resucitado Cristo. 17 Y si Cristo no ha resucitado, la fe de ustedes carece de valor y aún siguen ustedes hundidos en el pecado. 18 En consecuencia también habremos de dar por perdidos a los cristianos que han fallecido. 19 Si todo cuanto esperamos de Cristo se limita a esta vida, somos las personas más dignas de lástima.

 

20 Pero no, Cristo ha resucitado venciendo la muerte y su victoria es anticipo de la de aquellos que han muerto. 21 Pues si por un hombre vino la muerte, también por un hombre viene la resurrección de los muertos. 22 En efecto, del mismo modo que, al compartir la naturaleza de Adán, toda la humanidad está sujeta a la muerte, en cuanto injertados en Cristo, todos retornarán a la vida. 23 Pero cada uno en el puesto que le corresponda: Cristo en primer lugar como anticipo; después los que pertenecen a Cristo, el día de su gloriosa manifestación. 24 Entonces será el momento final, cuando, aniquiladas todas las potencias enemigas, Cristo entregue el reino a Dios Padre. 25 Mientras tanto, es preciso que Cristo reine hasta que Dios ponga a todos sus enemigos debajo de sus pies. 26 Y como a último enemigo, destruirá a la muerte, 27 porque Dios todo lo sometió debajo de sus pies. Bien entendido que, cuando la Escritura dice que “todo le ha sido sometido”, no incluye a Dios, que es quien se lo sometió. 28 Y cuando todo le haya quedado sometido, el Hijo se someterá a quien se lo sometió todo, para que Dios sea soberano de todo.

Salmos 38

La Palabra (Hispanoamérica)

Salmo 38 (37)

Señor, no me abandones

 

38 Salmo. De David. En conmemoración.

2

Señor no me reprendas airado,

no me castigues con furia;

3

tus flechas en mí se clavan,

tu mano sobre mí se abate.

4

No hay nada sano en mi cuerpo

a causa de tu cólera,

no hay nada ileso en mis huesos

por culpa de mis pecados.

5

Mis faltas me sobrepasan,

como pesada carga me abruman.

6

Mis heridas supuran infectadas

por culpa de mi insensatez.

7

Estoy agobiado y abatido,

camino afligido todo el día.

8

Mis entrañas están inflamadas,

no hay nada sano en mi cuerpo.

9

Estoy agotado y muy débil,

tengo el corazón atormentado y gimo.

10

Dios mío, ante ti están mis deseos,

no se esconde ante ti mi sollozo.

11

Mi corazón palpita, mi fuerza me abandona

y hasta la luz de los ojos he perdido.

12

Amigos y compañeros se apartan de mi mal,

también mis parientes permanecen lejos.

13

Me tienden trampas los que desean mi muerte,

los que pretenden dañarme me amenazan

y pasan el día urdiendo calumnias.

14

Pero yo, como un sordo, no escucho,

soy como un mudo que no abre su boca;

15

soy como una persona que no oye

ni puede replicar con su boca.

16

En ti, Señor, pongo mi esperanza,

atiéndeme tú, Señor y Dios mío.

17

Yo digo: “Que no se burlen de mí,

que cuando mi pie resbale,

no se muestren soberbios conmigo”.

18

Porque estoy a punto de caer

y mi dolor está siempre conmigo.

19

Pero yo reconoceré mi falta,

me estremeceré por mis pecados.

20

Son activos y fuertes mis enemigos,

muchos los que sin causa me odian,

21

los que mal por bien me devuelven

y me detestan porque busco hacer el bien.

22

¡Señor, no me abandones,

Dios mío, no te alejes de mí!

23

Date prisa en ayudarme,

¡Dios mío, sálvame!

Proverbios 21:28-29

La Palabra (Hispanoamérica)

 

28

Testigo falso perecerá,

quien sabe escuchar siempre podrá hablar.

29

El malvado se porta con descaro,

el honrado actúa con seguridad.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

 

La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España

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