Tuesday, August 24, 2021

DAB Español, Miércoles 25 de Agosto

Día 237, DAB Español, Miércoles 25 de Agosto

Job 16:1-19:29; 1 Corintios 16:1-24; Salmos 40:1-10; Proverbios 22:1 (La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH))









Job 16-19

La Palabra (Hispanoamérica)

Injusticia humana y justicia divina

 

16 Job respondió así:

 

2

Muchas cosas parecidas he oído,

el consuelo de ustedes sólo es agobio.

3

¿Acabará tanta palabra vana?

¿Dime qué es lo que te impulsa a replicar?

4

¿Les hablaría yo como ustedes

si por ventura estuvieran en mi lugar?

¿Los atacaría lanzando discursos

y agitaría la cabeza contra ustedes?

5

¡No! Mis palabras los confortarían,

mis labios los tranquilizarían.

6

Pero si hablo, no se alivia mi dolor;

si me callo, permanece junto a mí.

7

Ahora el dolor me tiene agotado,

(restas valor a mi testimonio

8

y me acosas).

Mi agotamiento se ha convertido en testigo

que se alza y me acusa a la cara.

9

Su cólera me ataca y me desgarra;

me enseña sus dientes rechinando

y me observa con ojos hostiles.

10

La gente se burla en mi cara,

me afrentan dándome bofetadas,

todos se alían contra mí.

11

Dios me entrega a gente injusta,

me arroja en manos de malvados.

12

Vivía yo tranquilo y me zarandeó,

me asió por la nuca y me hizo trizas;

me convirtió en su diana,

13

sus arqueros me pusieron cerco;

me atravesó las entrañas sin piedad,

regando la tierra con mi hiel.

14

Me desgarró cubriéndome de brechas,

atacándome lo mismo que un guerrero.

15

He cosido un saco a mi piel,

he enterrado en el polvo mi honor.

16

El llanto enrojece mi rostro,

mis ojos sombríos reflejan la muerte,

17

aunque no he obrado con violencia

ni es interesada mi oración.

18

¡Tierra, no cubras mi sangre!

¡Que el sepulcro no ahogue mi grito!

19

Mi testigo está ahora en el cielo,

mi defensor habita en lo alto

20

—es mi grito quien habla por mí,

aguardo inquieto la respuesta divina—;

21

que juzgue entre Dios y el ser humano,

como es habitual entre mortales,

22

pues me esperan años contados

y recorreré un camino sin vuelta.

 

17 Me falta el aliento,

mis días se extinguen,

me espera la tumba.

2

Vivo rodeado de escarnios,

las provocaciones me desvelan.

3

Conviértete tú en mi garantía,

¿quién, si no, me defenderá?

4

Has cerrado su mente a la razón

y no permitirás que salgan airosos.

5

¿O eres como quien invita a sus amigos,

mientras sus hijos se ven necesitados?

6

Me ha convertido en burla de la gente,

mi cara es blanco de salivazos.

7

La agonía consume mis ojos,

mi cuerpo es sólo una sombra.

8

Los justos se espantan al verlo,

el inocente se revuelve contra el impío.

9

Pero el justo se mantiene en su camino,

el de manos limpias redobla su energía.

10

Venga, ustedes, síganme atacándo,

que no encontraré un sabio entre ustedes.

11

Mis días y mis planes han pasado,

se van desvaneciendo mis esperanzas.

12

¿Pretenden que crea que la noche es día,

que hay luz cuando sólo hay tinieblas?

13

Únicamente espero habitar

en el reino de los muertos,

hacer mi lecho en las tinieblas,

14

llamar al sepulcro “padre mío”,

“madre” y “hermana” a los gusanos.

15

¿Dónde está mi esperanza?

¿Alguien ha visto mi dicha?

16

¿Descenderán conmigo

al reino de los muertos

y reposaremos juntos en el polvo?

El orden divino acaba con el malvado

 

18 Bildad de Súaj habló así:

 

2

¿Cuándo acabarán con tanto discurso?

Reflexionen primero y hablemos después.

3

¿Por qué dejarnos tratar como animales?

¿O piensan acaso que carecemos de talento?

4

Tu cólera está acabando contigo,

¿pero quedará por eso deshabitada la tierra

y serán las rocas desencajadas de su sitio?

5

La lámpara del malvado se apaga,

ya no brilla el resplandor de su hogar.

6

La luz de su tienda va menguando,

el candil que lo alumbra se extingue.

7

Pierde fuerza su pie vigoroso,

lo descarrían sus propios proyectos;

8

sus pies lo conducen a la red,

camina por encima de una malla;

9

un lazo le atrapa los tobillos,

un cepo se cierra sobre ellos;

10

un nudo se oculta en el suelo,

una trampa lo aguarda en el camino.

11

Lo rodean terrores espantosos,

lo acosan cuando intenta caminar:

12

la Desgracia lo persigue hambrienta,

el Desastre espera su traspiés;

13

la Enfermedad devora su piel,

la Muerte corroe sus miembros.

14

Arrancado del amparo de su tienda,

lo arrastran ante el Rey de los terrores.

15

El fuego se instala en su tienda,

esparcen azufre en su morada;

16

por abajo se pudren sus raíces,

por arriba se secan sus ramas;

17

su memoria se borra en el país,

se queda sin nombre en la comarca.

18

Lo llevan de la luz a las tinieblas,

acaba expulsado del mundo,

19

sin familia ni prole entre los suyos,

sin nadie que ocupe su terruño.

20

Su destino espanta al Occidente,

el terror atenaza a los de Oriente.

21

Así acaba la morada del malvado,

el lugar de quien no reconoce a Dios.

Todos atacan a Job

 

19 Job respondió así:

 

2

¿Hasta cuándo seguirán atormentándome,

machacándome con tanta palabrería?

3

Ya me han humillado bastante,

me han atacado sin reparos.

4

Aun pensando que hubiera pecado,

sólo a mí afectaría mi culpa.

5

Pero ya que quieren prevalecer sobre mí

usando mi dolor como prueba,

6

sepan bien que Dios me ha atacado,

que me ha atrapado en sus redes.

7

Si grito “violencia”, nadie responde;

imploro “socorro”, pero no hay justicia.

8

Ha vallado mi camino y me impide pasar,

ha ocultado mi senda con densa oscuridad.

9

Me ha despojado de mi honor,

ha dejado mi cabeza sin corona.

10

Me socava por doquier y me deshago,

ha arrancado la raíz de mi esperanza.

11

Ha atizado su cólera contra mí,

me trata como a un enemigo.

12

Llegan sus tropas en masa,

construyen rampas de ataque,

asedian mi tienda por doquier.

13

Mis parientes se alejan de mi lado,

mis conocidos me tienen por extraño;

14

me abandonan vecinos y deudos,

se olvidan de mí mis invitados.

15

Mis siervas me tienen por intruso,

me tratan igual que a un extraño;

16

mi siervo no responde a mi llamada,

aunque se lo pida por favor.

17

Mi aliento repugna a mi esposa,

doy asco a mis propios hermanos.

18

Incluso los niños me desprecian;

me levanto y se burlan de mí.

19

Todos mis íntimos me detestan,

mis mejores amigos me atacan.

20

Mis huesos se pegan a la piel y a la carne,

he escapado con la piel de mis dientes.

21

¡Piedad, amigos míos, piedad,

que me ha herido la mano de Dios!

22

¿Por qué, igual que Dios, me acosan

y no se hartan de escarnecerme?

23

¡Ojalá se escribieran mis palabras!

¡Ojalá se grabaran en cobre,

24

con cincel de hierro y con plomo,

impresas para siempre en la roca!

25

Yo sé que vive mi Vengador,

que se alzará el último sobre el polvo,

26

que después que me arranquen la piel,

ya sin carne, podré ver a Dios.

27

Sí, yo mismo lo contemplaré;

mis ojos lo verán, no un extraño.

¡Tal ansia me consume por dentro!

28

Ustedes dicen: “¿Cómo lo acosaremos?

¿Qué pretexto encontraremos contra él?”.

29

Pero tiemblen entonces ante la espada

(pues su cólera merece la espada)

y piensen que hay un juicio por llegar.

1 Corintios 16

La Palabra (Hispanoamérica)

Conclusión (16)

Colecta a favor de la iglesia de Jerusalén

 

16 En cuanto a la colecta en favor de los cristianos de Judea, sigan las instrucciones que di a las iglesias de Galacia. 2 Cada primer día de la semana vayan aportando cada uno de ustedes lo que hayan podido ahorrar, para que no haya que andar con colectas cuando los visite. 3 Una vez que esté ahí, proveeré de las correspondientes cartas de recomendación a quienes ustedes escojan para que lleven a Jerusalén el obsequio que envíen. 4 Y si parece conveniente que vaya también yo, iremos juntos.

Planes de viaje

 

5 A Corinto llegaré después de atravesar Macedonia, pues por Macedonia no haré más que pasar. 6 Con ustedes, en cambio, es muy posible que me detenga, e incluso que pase el invierno para que así me provean de lo necesario, sea cual sea el viaje que deba emprender. 7 No quiero hacerles esta vez una visita pasajera, ya que, si Dios quiere, confío en permanecer algún tiempo entre ustedes. 8 Por el momento, me quedaré en Éfeso hasta Pentecostés, 9 porque tengo a la vista una magnífica ocasión de trabajar con éxito, aunque hay muchos empeñados en poner dificultades.

Recomendaciones varias

 

10 Cuando llegue Timoteo, hagan lo posible por que se sienta a gusto entre ustedes, pues no en vano trabaja por el Señor, igual que yo. 11 Que nadie le haga de menos; ayúdenlo, más bien, a que continúe felizmente su viaje hasta mí; tanto yo como los demás hermanos estamos esperándolo. 12 En cuanto al hermano Apolo, le he insistido vivamente para que los visite en compañía de los hermanos, pero él no quiere hacerlo ahora en modo alguno. Irá cuando encuentre ocasión propicia.

 

13 Manténganse alerta y firmes en la fe; pórtense con valentía, sean modelo de fortaleza. 14 Todo lo que hagan, háganlo con amor. 15 Les pido ahora, por favor, hermanos, que tengan muy presente a la familia de Estéfanas, que fueron los primeros cristianos de la provincia de Acaya y se consagraron por entero al servicio de los fieles. 16 Ustedes harían muy bien en seguir sus directrices y las de todo aquel que se afane y trabaje en la misma tarea.

 

17 Me alegro de que hayan venido Estéfanas, Fortunato y Acaico. Ellos han suplido la ausencia de ustedes, 18 tranquilizándome a mí y a ustedes. A personas como estas deben estarles reconocidos.

Saludos finales

 

19 Los saludan las iglesias de la provincia de Asia. Un saludo especial en el Señor de parte de Áquila, Prisca y la iglesia que se reúne en su casa. 20 Saludos de todos los hermanos; salúdense unos a otros con un beso fraterno.

 

21 Este saludo final es de mi puño y letra: Pablo. 22 Quien no ame al Señor sea maldito. ¡Ven, Señor nuestro! 23 Que la gracia de Jesús, el Señor, los acompañe. 24 El amor que les tengo en Cristo Jesús quede con todos ustedes.

Salmos 40:1-10

La Palabra (Hispanoamérica)

Salmo 40 (39)

No hay quien se iguale a ti

 

40 Al maestro del coro. Salmo de David.

2

Puse mi esperanza en el Señor,

él se inclinó hacia mí

y escuchó mi lamento.

3

Me sacó de la fosa desolada,

del fango cenagoso;

me alzó sobre una roca

afianzando mis pasos.

4

Puso en mi boca un canto nuevo,

una alabanza a nuestro Dios;

cuantos lo ven, lo veneran

y confían en el Señor.

5

Feliz quien ha puesto

en el Señor su confianza

y no sigue a los idólatras

perdidos en la mentira.

6

Tú, Señor y Dios mío,

has multiplicado tus maravillas

y tus proyectos para nosotros.

¡No hay quien a ti se iguale!

Los pregonaría, los proclamaría,

pero son demasiados para contarlos.

7

No quieres sacrificios ni ofrendas;

tú, que me has abierto el oído,

no deseas ni víctimas ni holocaustos.

8

Entonces yo dije: “Aquí vengo,

en el libro se ha escrito de mí:

9

Quiero hacer tu voluntad,

tu ley llevo en mis entrañas”.

10

He pregonado tu justicia

en la gran asamblea;

no he cerrado mis labios

y tú, Señor, lo sabes.

Proverbios 22:1

La Palabra (Hispanoamérica)

 

22 Más vale fama que grandes riquezas;

mejor que oro y plata, la buena estima.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

 

La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España

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