Friday, August 13, 2021

DAB Español, Sábado 14 de Agosto

Día 226, DAB Español, Sábado 14 de Agosto

Nehemías 7:61-9:21; 1 Corintios 9:1-18; Salmos 33:12-22; Proverbios 21:11-12 (Nueva Biblia de las Américas (NBLA))









Nehemías 7:61-9:21

Nueva Biblia de las Américas

 

61 Estos fueron los que subieron de Tel Mela, Tel Harsa, Querub, Adón e Imer, aunque no pudieron demostrar si sus casas paternas o su descendencia eran de Israel: 62 los hijos de Delaía, los hijos de Tobías, los hijos de Necoda, 642. 63 De los sacerdotes: los hijos de Habaía, los hijos de Cos, los hijos de Barzilai, que había tomado por mujer a una de las hijas de Barzilai el galaadita, con cuyo nombre fue llamado. 64 Estos buscaron en su registro de genealogías pero no se hallaron, y fueron considerados inmundos y excluidos del sacerdocio. 65 Y el gobernador les dijo que no comieran de las cosas santísimas hasta que un sacerdote se levantara con Urim y Tumim.

 

66 Toda la asamblea reunida era de 42,360, 67 sin contar sus siervos y siervas, que eran 7,337; y tenían 245 cantores y cantoras. 68 Sus caballos eran 736; sus mulos, 245[a]; 69 [b]sus camellos, 435; sus asnos, 6,720.

 

70 Algunos de los jefes de casas paternas contribuyeron para la obra. El gobernador dio para el tesoro 1,000 dracmas (8.5 kilos) de oro, 50 tazones y 530 túnicas sacerdotales. 71 Los jefes de casas paternas dieron para el tesoro de la obra 20,000 dracmas (170 kilos) de oro y 2,200 minas (1,254 kilos) de plata. 72 Lo que dio el resto del pueblo fue 170 kilos de oro, 1,140 kilos de plata y 67 túnicas sacerdotales.

 

73 Y los sacerdotes, los levitas, los porteros, los cantores, algunos del pueblo, los sirvientes del templo y el resto de Israel habitaron en sus ciudades.

 

Cuando llegó el mes séptimo, los israelitas ya estaban en sus ciudades.

Esdras lee la ley

 

8 Todo el pueblo se reunió como un solo hombre en la plaza que estaba delante de la puerta de las Aguas, y pidieron al escriba Esdras que trajera el libro de la ley de Moisés que el Señor había dado a Israel. 2 Entonces el sacerdote Esdras trajo la ley delante de la asamblea de hombres y mujeres y de todos los que podían entender lo que oían. Era el primer día del mes séptimo. 3 Y leyó en el libro frente a la plaza que estaba delante de la puerta de las Aguas, desde el amanecer hasta el mediodía, en presencia de hombres y mujeres y de los que podían entender; y los oídos de todo el pueblo estaban atentos al libro de la ley.

 

4 El escriba Esdras estaba sobre un estrado de madera que habían hecho para esta ocasión. Junto a él, a su derecha, estaban Matatías, Sema, Anías, Urías, Hilcías y Maasías; y a su izquierda, Pedaías, Misael, Malquías, Hasum, Hasbadana, Zacarías y Mesulam. 5 Esdras abrió el libro a la vista de todo el pueblo, pues él estaba en un lugar más alto que todo el pueblo; y cuando lo abrió, todo el pueblo se puso en pie. 6 Entonces Esdras bendijo al Señor, el gran Dios. Y todo el pueblo respondió: «¡Amén, Amén!», mientras alzaban las manos. Después se postraron y adoraron al Señor rostro en tierra. 7 También Jesúa, Bani, Serebías, Jamín, Acub, Sabetai, Hodías, Maasías, Kelita, Azarías, Jozabed, Hanán, Pelaías, y los levitas, explicaban la ley al pueblo mientras el pueblo permanecía en su lugar. 8 Y leyeron en el libro de la ley de Dios, interpretándolo y dándole el sentido para que entendieran la lectura.

 

9 Entonces Nehemías, que era el gobernador, y Esdras, el sacerdote y escriba, y los levitas que enseñaban al pueblo, dijeron a todo el pueblo: «Este día es santo para el Señor su Dios; no se entristezcan, ni lloren». Porque todo el pueblo lloraba al oír las palabras de la ley. 10 También les dijo: «Vayan, coman de la grasa, beban de lo dulce, y manden raciones a los que no tienen nada preparado; porque este día es santo para nuestro Señor. No se entristezcan, porque la alegría del Señor es la fortaleza de ustedes». 11 Los levitas calmaron a todo el pueblo diciéndole: «Callen, porque el día es santo, no se entristezcan». 12 Entonces todo el pueblo se fue a comer, a beber, a mandar porciones y a celebrar una gran fiesta, porque comprendieron las palabras que les habían enseñado.

 

13 Al segundo día los jefes de casas paternas de todo el pueblo, los sacerdotes y los levitas se reunieron junto al escriba Esdras para entender las palabras de la ley. 14 Y encontraron escrito en la ley que el Señor había mandado por medio de Moisés que los israelitas habitaran en tabernáculos[c] durante la fiesta del mes séptimo. 15 Así que ellos dieron a conocer esta proclama en todas sus ciudades y en Jerusalén: «Salgan al monte y traigan ramas de olivo, ramas de olivo silvestre, ramas de mirto, ramas de palmera y ramas de otros árboles frondosos, para hacer tabernáculos, como está escrito».

 

16 El pueblo salió y trajeron las ramas y se hicieron tabernáculos, cada uno en su terrado, en sus patios, en los patios de la casa de Dios, en la plaza de la puerta de las Aguas y en la plaza de la puerta de Efraín. 17 Toda la asamblea de los que habían regresado de la cautividad hicieron tabernáculos y habitaron en ellos. Los israelitas ciertamente no habían hecho de esta manera desde los días de Josué, hijo de Nun, hasta aquel día. Y hubo gran regocijo. 18 Esdras leyó del libro de la ley de Dios cada día, desde el primer día hasta el último día. Celebraron la fiesta siete días, y al octavo día hubo una asamblea solemne según lo establecido.

Arrepentimiento y confesión

 

9 El día veinticuatro de ese mes se congregaron los israelitas en ayuno, vestidos de cilicio y con polvo sobre sí. 2 Y los descendientes de Israel se separaron de todos los extranjeros, y se pusieron en pie, confesando sus pecados y las iniquidades de sus padres. 3 Puestos de pie, cada uno en su lugar, una cuarta parte del día estuvieron leyendo en el libro de la ley del Señor su Dios, y otra cuarta parte, estuvieron confesando y adorando al Señor su Dios. 4 Y sobre el estrado de los levitas se levantaron Jesúa, Bani, Cadmiel, Sebanías, Buni, Serebías, Bani y Quenani, y clamaron en alta voz al Señor su Dios.

 

5 Entonces los levitas, Jesúa, Cadmiel, Bani, Hasabnías, Serebías, Hodías, Sebanías y Petaías, dijeron: «Levántense, bendigan al Señor su Dios por siempre y para siempre.

 

Sea bendito Tu glorioso nombre

Y exaltado sobre toda bendición y alabanza.

6

Solo Tú eres el Señor.

Tú hiciste los cielos,

Los cielos de los cielos con todo su ejército,

La tierra y todo lo que en ella hay,

Los mares y todo lo que en ellos hay.

Tú das vida a todos ellos

Y el ejército de los cielos se postra ante Ti.

7

Tú eres el Señor Dios

Que escogiste a Abram,

Lo sacaste de Ur de los caldeos

Y le diste por nombre Abraham.

8

Hallaste fiel su corazón delante de Ti,

E hiciste con él un pacto

Para darle la tierra del cananeo,

Del hitita, del amorreo,

Del ferezeo, del jebuseo y del gergeseo,

Para darla a su descendencia.

Y has cumplido Tu palabra, porque eres justo.

 

9

»Tú viste la aflicción de nuestros padres en Egipto,

Y escuchaste su clamor junto al Mar Rojo[d].

10

Entonces hiciste señales y maravillas contra Faraón,

Contra todos sus siervos y contra todo el pueblo de su tierra;

Pues supiste que ellos los trataban con soberbia,

Y te hiciste un nombre como el de hoy.

11

Dividiste el mar delante de ellos,

Y pasaron por medio del mar sobre tierra firme;

Y echaste en los abismos a sus perseguidores,

Como a una piedra en aguas turbulentas.

12

Con columna de nube los guiaste de día,

Y con columna de fuego de noche,

Para alumbrarles el camino

En que debían andar.

13

Luego bajaste sobre el monte Sinaí,

Y desde el cielo hablaste con ellos;

Les diste ordenanzas justas y leyes verdaderas,

Estatutos y mandamientos buenos.

14

Les hiciste conocer Tu santo día de reposo,

Y les entregaste mandamientos, estatutos y la ley

Por medio de Tu siervo Moisés.

15

Les proveíste pan del cielo para su hambre,

Les sacaste agua de la peña para su sed,

Y les dijiste que entraran a poseer

La tierra que Tú habías jurado darles.

 

16

»Pero ellos, nuestros padres, obraron con soberbia,

Fueron tercos[e] y no escucharon Tus mandamientos.

17

Rehusaron escuchar,

Y no se acordaron de las maravillas que hiciste entre ellos;

Fueron tercos y eligieron un jefe para volver a su esclavitud en Egipto[f].

Pero Tú eres un Dios de perdón,

Clemente y compasivo,

Lento para la ira y abundante en misericordia,

Y no los abandonaste.

18

Ni siquiera cuando hicieron

Un becerro de metal fundido

Y dijeron: “Este es tu Dios

Que te sacó de Egipto”,

Y cometieron grandes blasfemias,

19

En Tu gran compasión,

Tú no los abandonaste en el desierto.

La columna de nube no los dejó de día

Para guiarlos en el camino,

Ni la columna de fuego de noche para alumbrarles el camino por donde debían andar.

20

Y diste Tu buen Espíritu para instruirles;

No retiraste Tu maná de su boca,

Y les diste agua para su sed.

21

Por cuarenta años proveíste para ellos en el desierto y nada les faltó,

Sus vestidos no se gastaron ni se hincharon sus pies.

Footnotes

 

    Nehemías 7:68 Así en algunos mss., en la versión gr. (sept.) y en Esd. 2:66; el T.M. omite este vers.

    Nehemías 7:69 En el texto heb. vers. 68.

    Nehemías 8:14 O tiendas.

    Nehemías 9:9 Lit. mar de Cañas.

    Nehemías 9:16 Lit. endurecieron su cerviz.

    Nehemías 9:17 Así en algunos mss. y en la versión gr. (sept.); en el T.M., en su rebelión.

 

1 Corintios 9:1-18

Nueva Biblia de las Américas

Pablo defiende su apostolado

 

9 ¿No soy libre? ¿No soy apóstol? ¿No he visto a Jesús nuestro Señor? ¿No son ustedes mi obra en el Señor? 2 Si para otros no soy apóstol, por lo menos para ustedes sí lo soy; pues ustedes son el sello de mi apostolado en el Señor.

 

3 Mi defensa contra[a] los que me examinan es esta: 4 ¿Acaso no[b] tenemos derecho a comer y beber? 5 ¿No[c] tenemos derecho a llevar con nosotros una esposa creyente[d], así como los demás apóstoles y los hermanos del Señor y Cefas[e]? 6 ¿O acaso solo Bernabé y yo[f] no tenemos el derecho a no trabajar? 7 ¿Quién ha servido alguna vez como soldado a sus propias expensas? ¿Quién planta una viña y no come de su fruto? ¿O quién cuida un rebaño y no bebe[g] de la leche del rebaño?

 

8 ¿Acaso digo esto según el juicio humano[h]? ¿No dice también la ley esto mismo? 9 Pues en la ley de Moisés está escrito: «No pondrás bozal al buey cuando trilla». ¿Acaso le preocupan a Dios los bueyes? 10 ¿O lo dice especialmente por nosotros? Sí, se escribió por nosotros, porque el que ara debe arar con esperanza, y el que trilla debe trillar con la esperanza de recibir de la cosecha.

 

11 Si en ustedes sembramos lo espiritual, ¿será demasiado que de ustedes cosechemos lo material? 12 Si otros tienen este derecho sobre ustedes, ¿no lo tenemos aún más nosotros? Sin embargo, no hemos usado este derecho, sino que sufrimos todo para no causar estorbo al evangelio de Cristo.

 

13 ¿No saben que los que desempeñan los servicios sagrados comen la comida del templo, y los que regularmente sirven al altar, del altar reciben su parte? 14 Así también ordenó el Señor que los que proclaman el evangelio, vivan del evangelio. 15 Pero yo de nada de esto me he aprovechado[i]. Y no escribo esto para que así se haga conmigo. Porque mejor me fuera morir, que permitir que alguien me prive de esta gloria[j].

 

16 Porque si predico el evangelio, no tengo nada de qué gloriarme, pues estoy bajo el deber de hacerlo. Pues ¡ay de mí si no predico el evangelio! 17 Porque si hago esto voluntariamente, tengo recompensa; pero si lo hago en contra de mi voluntad, un encargo se me ha confiado. 18 ¿Cuál es, entonces, mi recompensa? Que al predicar el evangelio, pueda ofrecerlo[k] gratuitamente sin hacer pleno uso de mi derecho como predicador del evangelio.

Footnotes

 

    1 Corintios 9:3 O para con.

    1 Corintios 9:4 Lit. ¿No es que no.

    1 Corintios 9:5 Lit. ¿No es que no.

    1 Corintios 9:5 Lit. hermana, como mujer.

    1 Corintios 9:5 O Pedro.

    1 Corintios 9:6 Lit. Yo y Bernabé.

    1 Corintios 9:7 Lit. come.

    1 Corintios 9:8 Lit. hombre.

    1 Corintios 9:15 Lit. he usado.

    1 Corintios 9:15 Lit. que alguno haga vana mi jactancia.

    1 Corintios 9:18 Lit. ofrecer el evangelio.

 

Salmos 33:12-22

Nueva Biblia de las Américas

 

12

Bienaventurada la nación cuyo Dios es el Señor,

El pueblo que Él ha escogido como Su herencia.

 

13

El Señor mira desde los cielos;

Él ve a todos los hijos de los hombres.

14

Desde el lugar de su morada Él observa

A todos los habitantes de la tierra;

15

Él es el que modela el corazón de cada uno de ellos;

Él es el que entiende todas las obras de ellos.

16

El rey no se salva por gran ejército;

Ni es librado el valiente por la mucha fuerza.

17

Falsa esperanza de victoria[a] es el caballo,

Ni con su mucha fuerza puede librar.

 

18

Los ojos del Señor están sobre los que le temen,

Sobre los que esperan en Su misericordia,

19

Para librar su alma de la muerte,

Y conservarlos con vida en tiempos de hambre.

20

Nuestra alma espera al Señor;

Él es nuestra ayuda y nuestro escudo;

21

Pues en Él se regocija nuestro corazón,

Porque en Su santo nombre hemos confiado.

22

Sea sobre nosotros Tu misericordia, oh Señor,

Según hemos esperado en Ti.

Footnotes

 

    Salmos 33:17 Lit. salvación.

 

Proverbios 21:11-12

Nueva Biblia de las Américas

 

11

Cuando el insolente es castigado, el simple se hace sabio;

Pero cuando se instruye al sabio, adquiere conocimiento.

12

El justo observa la casa del impío,

Llevando al impío a la ruina.

Nueva Biblia de las Américas (NBLA)

 

Nueva Biblia de las Américas™ NBLA™ Copyright © 2005 por The Lockman Foundation

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