Tuesday, September 6, 2022

DAB Español, Miércoles 07 de Septiembre

Día 250, DAB Español, Miércoles 07 de Septiembre


Cantares 5:1-8:14; 2 Corintios 9:1-15; Salmos 51; Proverbios 22:24-25 (Reina Valera Contemporánea (RVC))









Cantares 5-8

Reina Valera Contemporánea

5 Ya he entrado en mi jardín,

hermana y esposa mía;

recolecto ya la mirra y las especias,

libando estoy la miel del panal,

y ahora bebo el vino y la leche

que has reservado para mí.

Queridos amigos míos,

¡coman y beban hasta saciarse!

El tormento de la separación

2 Yo dormía, pero mi corazón velaba,

y pude escuchar la voz de mi amado:

«Hermana y amiga mía;

mi palomita inmaculada,

¡déjame entrar!

Tengo la cabeza empapada de rocío;

¡escurre por mi pelo la lluvia de la noche!»

3 «¡Pero ya me he desnudado!

¿Cómo he de volver a vestirme?

¡Ya me he lavado los pies!

¿Cómo he de volver a ensuciarlos?»

4 Se conmovieron mis entrañas

cuando mi amado introdujo la mano

por la apertura del cerrojo.

5 Me levanté para abrirle a mi amado.

Por mis manos y mis dedos

corrían las gotas de mirra

hasta caer sobre la aldaba.

6 Le abrí a mi amado,

pero él se había marchado ya.

Con el alma salí en pos de su voz.

¡Lo busqué, y no lo encontré!

¡Lo llamé, y no me respondió!

7 Los guardias que rondan la ciudad

me encontraron y me golpearon.

¡Los que vigilan las murallas

me hirieron, me despojaron de mi manto!

8 Doncellas de Jerusalén, yo les ruego,

si acaso encuentran a mi amado,

¡le digan que me hallo enferma de amor!

La esposa alaba al esposo

9 «Dinos tú, bella mujer,

¿qué de especial tiene tu amado?

¿Qué de especial tiene tu amado

para que nos pidas tal cosa?»

10 «Mi amado es de tez trigueña,

y entre la multitud sobresale.

11 Su cabeza es como el oro más fino;

su cabellera es rizada, y negra como un cuervo.

12 Sus ojos son como dos palomas

que reposan junto a los arroyos

y que se bañan en leche.

13 Sus mejillas parecen un jardín

en donde crecen especias aromáticas

y se cultivan las más fragantes flores;

sus labios son como los lirios,

y destilan el aroma de la mirra.

14 Sus manos son dos anillos de oro

engastados de jacintos;

Su cuerpo es labrado marfil

recubierto de zafiros.

15 Sus piernas son dos columnas de mármol

asentadas sobre bases de oro fino;

imponente es él, como el monte Líbano,

y tiene el garbo de sus altos cedros.

16 Dulce es su paladar. ¡Todo él es codiciable!

Así es mi amado, doncellas de Jerusalén;

¡así es mi amigo!»

Mutuo encanto del esposo y de la esposa

6 «Dinos tú, bella mujer,

¿a dónde se ha ido tu amado?

¿A dónde se apartó tu amado,

para que contigo vayamos a buscarlo?»

2 «Mi amado está ahora en su jardín,

entre los surcos de las especias;

se recuesta en los jardines y recoge lirios.

3 Yo soy de mi amado, y mi amado es mío;

¡él se recuesta entre los lirios!»

4 Eres hermosa como Tirsa, amiga mía,

y deseable como Jerusalén;

¡majestuosa como las huestes celestiales!

5 ¡Desvía de mí tus miradas,

que tus ojos me subyugan!

Son tus cabellos como las cabritas

que descienden de los montes de Galaad.

6 Comparables son tus dientes

a un rebaño de blancas ovejas.

Todas ellas tienen su pareja;

ningún espacio dejan vacío.

7 Tus mejillas son dos gajos de granada

que se asoman tras el velo.

8 Puede haber sesenta reinas,

y hasta ochenta concubinas

y un sin número de doncellas,

9 pero la paloma que poseo

es única y perfecta.

Es la hija única y predilecta

de la madre que la vio nacer.

Las doncellas la ven, y la bendicen;

¡las reinas y las concubinas la alaban!

10 ¿Quién es ésta que aparece

como la luz de un nuevo día?

Bella es, como la luna;

también radiante, como el sol;

¡majestuosa como las huestes celestiales!

11 Yo bajé al jardín de los nogales,

para contemplar los frutos del valle

y ver si ya brotaban las vides

y florecían los granados;

12 ¡pero antes de darme cuenta

me vi entre los carros de Aminadab!

13 ¡Regresa, Sulamita, regresa!

¡Regresa, que deseamos contemplarte!

¿Pero qué desean ver en la Sulamita?

¿Acaso una danza de dos campamentos?

7 ¡Cuán bellos se ven, princesa,

tus pies en las sandalias!

Tus torneados muslos son como joyas

labradas por un experto orfebre.

2 Se asemeja tu ombligo a una taza redonda

donde abunda la bebida.

Tu vientre evoca a un montón de trigo

circundado de blancos lirios.

3 Son tus pechos dos cervatos gemelos,

4 y tu cuello, una torre de marfil.

Me hacen pensar tus ojos

en los manantiales de Jesbón

que fluyen a la entrada de Bat Rabín.

Tu nariz se asemeja a la torre del Líbano,

orientada hacia Damasco.

5 Tu cabeza me recuerda a la cumbre del Carmelo;

bucles de púrpura son tus cabellos,

¡preso entre ellos se encuentra un rey!

6 ¡Cuán bella eres, y cuán dulce!

¡Cuán delicioso es el amor!

7 Tienes el garbo de una palmera,

Y son tus pechos los racimos.

8 ¡Ya he pensado trepar a esa palmera

y apoderarme de sus dátiles!

¡Sean tus pechos cual racimos de uvas,

y tu aliento, cual aroma de manzanas!

9 ¡Sea tu paladar como el buen vino,

y que fluya, amado mío, por tus labios,

y se deslice por tus dientes!

10 Yo soy de mi amado,

y él halla en mí su deleite.

11 ¡Ven, amado mío, vayamos al campo!

¡Pasemos la noche en alguna aldea!

12 Por la mañana iremos a las viñas;

veremos florecer las vides

y abrirse sus tiernos retoños.

Veremos florecer los granados,

¡y allí te entregaré mi amor!

13 Las mandrágoras esparcen ya su aroma,

y a nuestras puertas tenemos

las frutas más variadas y deliciosas,

frutas frescas y frutas secas,

que para ti, mi amor, tengo guardadas.

8 ¡Ah, cómo quisiera que fueras mi hermano,

y que mi madre te hubiera amamantado!

¡Así te besaría al encontrarte,

y nadie me difamaría!

2 Te llevaría a la casa de mi madre,

y allí tú serías mi maestro.

Yo te daría a beber de mi vino

y del jugo de mis granadas.

3 ¡Cómo anhelo que mi cabeza

repose sobre tu brazo izquierdo,

y que tu brazo derecho me abrace!

4 Doncellas de Jerusalén, yo les ruego,

que no despierten a mi amada,

¡que no interrumpan su sueño,

mientras ella se complazca en dormir!

El poder del amor

5 ¿Quién es ésta, que por el desierto

viene recostada en el hombro de su amado?

Bajo un manzano te desperté;

Fue allí donde tu madre

tuvo dolores y te dio a luz.

6 Ponme como un sello sobre tu corazón;

ponme como una marca sobre tu brazo.

Inquebrantable como la muerte es el amor;

inflexibles como el sepulcro son los celos.

¡Candentes brasas son, candente fuego!

7 Las muchas aguas no pueden apagar el amor,

ni pueden tampoco sofocarlo los ríos.

Si por el amor diera el hombre

todos los bienes de su casa,

ciertamente sería despreciado.

8 Nuestra hermanita no tiene pechos.

¿Qué podremos hacer por nuestra hermana

cuando la pidan en matrimonio?

9 Si se tratara de una muralla,

levantaríamos sobre ella un palacio de plata;

si se tratara de una puerta,

la recubriríamos con tablones de cedro.

10 ¡Yo soy una muralla,

y mis pechos son dos torres,

desde el día en que a sus ojos

fui como quien ha hallado la paz.

11 Salomón tenía en Baal Gamón,

una viña al cuidado de aparceros.

Cada uno de ellos debía entregarle

mil monedas de plata por cosecha.

12 ¡Pero yo tengo mi propia viña,

y a mi viña la cuido yo!

¡Quédate, Salomón, con las mil monedas,

y quédense los aparceros con doscientas!

13 Tú, que habitas en los jardines,

¡hazme oír tu voz!

¡También mis amigos quieren escucharla!

14 ¡Date prisa, amado mío!

¡Corre como un corzo, como un cervato

que va por los montes aromáticos!

2 Corintios 9

Reina Valera Contemporánea

9 En cuanto a la ayuda para los santos, no es necesario que yo les escriba; 2 pues conozco la buena predisposición de ustedes, de la cual he hablado con orgullo entre los de Macedonia, pues les he dicho que los de Acaya estaban preparados desde el año pasado, y el entusiasmo de ustedes ha estimulado a la mayoría. 3 Pero he enviado a los hermanos, para que nuestro orgullo por ustedes no sea en vano, y para que ustedes estén preparados, como ya lo había dicho; 4 no sea que, si algunos macedonios vienen conmigo y los encuentran desprevenidos, tengamos que avergonzarnos de la confianza que depositamos en ustedes, y ustedes mismos queden avergonzados. 5 Por tanto, me pareció necesario rogar a los hermanos que vayan primero a visitarlos y preparen de antemano lo que ustedes ya habían prometido, para que lo tengan listo como un donativo generoso y no como una exigencia nuestra.

6 Pero recuerden esto: El que poco siembra, poco cosecha; y el que mucho siembra, mucho cosecha. 7 Cada uno debe dar según se lo haya propuesto en su corazón, y no debe dar con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama a quien da con alegría. 8 Y Dios es poderoso como para que abunde en ustedes toda gracia, para que siempre y en toda circunstancia tengan todo lo necesario, y abunde en ustedes toda buena obra; 9 como está escrito:

«Repartió, dio a los pobres,

y su justicia permanece para siempre.»

10 Y aquel que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá los recursos de ustedes y los multiplicará, aumentándoles así sus frutos de justicia, 11 para que sean ustedes enriquecidos en todo, para toda generosidad, que por medio de nosotros produce acción de gracias a Dios. 12 Porque la contribución de este servicio suple no solamente lo que les falta a los santos, sino que también abunda en muchas acciones de gracias a Dios; 13 pues al experimentar este servicio glorifican a Dios por la obediencia de ustedes al evangelio de Cristo, y por su generosa contribución para ellos y para todos. 14 Además, ellos orarán por ustedes, pues los aman por la superabundante gracia de Dios en ustedes. 15 ¡Demos gracias a Dios por su don inefable!

Salmos 51

Reina Valera Contemporánea

Plegaria de un pecador

Al músico principal. Salmo de David, cuando Natán el profeta fue a hablar con David por causa de su adulterio con Betsabé.

51 Dios mío,

por tu gran misericordia, ¡ten piedad de mí!;

por tu infinita bondad, ¡borra mis rebeliones!

2 Lávame más y más de mi maldad;

¡límpiame de mi pecado!

3 Reconozco que he sido rebelde;

¡mi pecado está siempre ante mis ojos!

4 Contra ti, y sólo contra ti, he pecado;

¡ante tus propios ojos he hecho lo malo!

Eso justifica plenamente tu sentencia,

y demuestra que tu juicio es impecable.

5 ¡Mírame! ¡Yo fui formado en la maldad!

¡Mi madre me concibió en pecado!

6 ¡Mírame! Tú amas la verdad en lo íntimo;

¡haz que en lo secreto comprenda tu sabiduría!

7 ¡Purifícame con hisopo, y estaré limpio!

¡Lávame, y estaré más blanco que la nieve!

8 ¡Lléname de gozo y alegría,

y revivirán estos huesos que has abatido!

9 No te fijes ya en mis pecados;

más bien, borra todas mis maldades.

10 Dios mío,

¡crea en mí un corazón limpio!

¡Renueva en mí un espíritu de rectitud!

11 ¡No me despidas de tu presencia,

ni quites de mí tu santo espíritu!

12 ¡Devuélveme el gozo de tu salvación!

¡Dame un espíritu dispuesto a obedecerte!

13 Así instruiré a los pecadores en tus caminos;

así los pecadores se volverán a ti.

14 Dios mío, Dios de mi salvación,

¡líbrame de derramar sangre,

y mi lengua proclamará tu justicia!

15 Abre, Señor, mis labios,

y mi boca proclamará tu alabanza.

16 Aún si yo te ofreciera sacrificios,

no es eso lo que quieres;

¡no te agradan los holocaustos!

17 Los sacrificios que tú quieres

son el espíritu quebrantado;

tú, Dios mío, no desprecias

al corazón contrito y humillado.

18 Por tu bondad, trata bien a Sión;

¡reconstruye las murallas de Jerusalén!

19 Te agradarás entonces

con los sacrificios que mereces,

con los holocaustos y ofrendas del todo quemadas;

se ofrecerán entonces becerros sobre tu altar.

Proverbios 22:24-25

Reina Valera Contemporánea

24 No tengas nada que ver con gente violenta,

ni te hagas amigo de gente agresiva,

25 para que no imites su conducta

y tú mismo te tiendas una trampa.

Reina Valera Contemporánea (RVC)

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