Tuesday, September 20, 2022

DAB Español, Miércoles 21 de Septiembre

Día 264, DAB Español, Miércoles 21 de Septiembre


Isaías 37:1-38:22; Gálatas 6:1-18; Salmos 65; Proverbios 23:24 (La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH))









Isaías 37-38

La Palabra (Hispanoamérica)

El rey consulta a Isaías (2 Re 19,1-7)

37 Cuando el rey Ezequías lo oyó, rasgó sus ropas, se vistió de sayal y fue al Templo del Señor. 2 Al mismo tiempo envió al mayordomo de palacio, Eliaquín, al secretario Sobná y a los sacerdotes más ancianos, vestidos de sayal, a ver al profeta Isaías, hijo de Amós, 3 y a comunicarle lo siguiente:

— Esto dice Ezequías: “Vivimos hoy momentos de angustia, de castigo y de ignominia, como si el hijo fuera a nacer y la madre no tuviera fuerzas para darlo a luz. 4 Ojalá el Señor, tu Dios, haya escuchado las palabras del copero mayor, enviado por su amo, el rey de Asiria, para insultar al Dios vivo, y lo castigue por esas palabras que el Señor, tu Dios, ha oído. Por tu parte, intercede por el resto que aún subsiste”.

5 Los servidores del rey Ezequías fueron a ver al profeta Isaías, 6 que les dijo:

— Esto responderán a su señor: “Así dice el Señor: Que no te asusten las palabras insultantes que has oído proferir a los oficiales del rey de Asiria contra mí. 7 Yo mismo le voy a infundir un espíritu tal que, al oír cierta noticia, tendrá que regresar a su país, donde lo haré morir a espada”.

Segunda embajada a Senaquerib (2 Re 19,8-19)

8 Regresó el copero mayor y, al enterarse de que el rey de Asiria se había retirado de Laquis para atacar Libná, fue allí a su encuentro. 9 Y es que el rey de Asiria había oído que Tirhacá, rey de Etiopía, se había puesto en camino para plantarle batalla. Entonces, el rey de Asiria envió nuevos emisarios a Ezequías con el siguiente mensaje:

10 — Digan a Ezequías, rey de Judá: “Que no te engañe tu Dios, en quien confías, asegurándote que Jerusalén no caerá en poder del rey de Asiria. 11 Seguro que has oído cómo han tratado los reyes de Asiria a todos los países que han consagrado al exterminio. ¿Y piensas que tú vas a librarte? 12 ¿Salvaron sus dioses a las naciones que mis antepasados destruyeron, a saber: Gozán, Jarán, Resef y los habitantes de Edén, en Telasar? 13 ¿Dónde están los reyes de Jamat, de Arpad, de Laír, de Sefarváin, de Ená y de Ivá?”.

14 Ezequías tomó la carta traída por los mensajeros y la leyó. Luego subió al Templo del Señor, la abrió ante el Señor 15 y oró así:

16 — Señor del universo, Dios de Israel, entronizado sobre querubines, tú solo eres el Dios de todos los reinos del mundo. Tú has creado el cielo y la tierra. 17 Presta oído, Señor, y escucha; abre tus ojos, Señor, y mira. Escucha las palabras que ha transmitido Senaquerib, insultando con ellas al Dios vivo. 18 Es cierto, Señor, que los reyes de Asiria han asolado todos los países y sus territorios, 19 arrojando a sus dioses a las llamas y destruyéndolos; claro que no eran dioses, sino obra de manos humanas, fabricados con madera y piedra. 20 Pero ahora, Señor, Dios nuestro, sálvanos de su poder para que todos los reinos de la tierra reconozcan que sólo tú eres el Señor.

Intervención de Isaías (2 Re 19,20-24)

21 Isaías, hijo de Amós, envió este mensaje a Ezequías:

— Así dice el Señor, Dios de Israel: He escuchado la súplica que me has dirigido a propósito de Senaquerib, rey de Asiria. 22 Y esta es la palabra que el Señor pronuncia contra él:

Te desprecia y se burla de ti

una simple muchacha,

la ciudad de Sión;

te hace mofa a tus espaldas

la ciudad de Jerusalén.

23 ¿A quién insultas e injurias?

¿Contra quién levantas tu voz,

alzando altanera la mirada?

¡Contra el Santo de Israel!

24 Por medio de tus mensajeros

has insultado al Señor diciendo:

“Gracias a mis carros numerosos

he subido a las cumbres más altas,

al corazón del Líbano;

he talado sus cedros más esbeltos,

sus más escogidos cipreses;

me adentré en su lugar más oculto,

en sus bosques más espesos.

25 Alumbré y bebí aguas extranjeras,

sequé bajo la planta de mis pies

todos los ríos de Egipto”.

26 ¿Acaso no te has enterado

de lo que tengo decidido hace tiempo?

Lo he planeado desde antaño

y ahora lo llevo a término;

voy a reducir a montones de escombros

todas las ciudades fortificadas.

27 Sus habitantes, impotentes,

espantados y humillados,

son como hierba del campo,

como césped de pastizal,

como verdín de los tejados,

como mies agostada antes de sazón.

28 Se bien si te levantas o te sientas,

conozco tus idas y venidas;

cuándo te enfureces contra mí.

29 Puesto que ha llegado a mis oídos

tu furia y tu arrogancia contra mí,

pondré mi garfio en tu nariz

y mi argolla en tu hocico,

y te haré volver por el camino

por donde habías venido.

30 Y esto, Ezequías, te servirá de señal: este año comerán lo que retoñe; y el siguiente, lo que nazca sin sembrar. Pero el tercer año sembrarán y cosecharán; plantarán viñas y comerán sus frutos. 31 El resto superviviente de Judá volverá a echar raíces por abajo y a producir fruto por arriba, 32 pues un resto saldrá de Jerusalén y habrá supervivientes en el monte de Sión. El amor apasionado del Señor del universo lo cumplirá. 33 Por eso, así dice el Señor acerca del rey de Asiria:

No entrará en esta ciudad

ni disparará flechas contra ella,

no la cercará con escudos

ni la asaltará con rampas.

34 Volverá por donde vino

y no entrará en esta ciudad

—oráculo del Señor—.

35 Protegeré a esta ciudad para salvarla,

por mi honor y el de David, mi servidor.

Fracaso de Asiria y liberación de Jerusalén (2 Re 19,35-37)

36 El enviado del Señor irrumpió en el campamento asirio y mató a ciento ochenta y cinco mil soldados; al levantarse los asirios por la mañana, no había más que cadáveres. 37 Senaquerib, rey de Asiria, levantó el campamento, regresó a Nínive y se quedó allí. 38 Y un día, mientras estaba orando en el templo de su dios Nisroc, sus hijos Adramélec y Saréser lo asesinaron y huyeron al país de Ararat. Su hijo Asaradón le sucedió como rey.

Enfermedad y curación de Ezequías (2 Re 20,1-6.9.11)

38 Por aquel tiempo enfermó gravemente Ezequías. El profeta Isaías, hijo de Amós, fue a visitarlo y le dijo:

— Así dice el Señor: Pon en orden tus asuntos, pues vas a morir; no te curarás.

2 Ezequías se volvió cara a la pared y oró al Señor 3 con estas palabras:

— ¡Ay, Señor! Recuerda que me he comportado con fidelidad y rectitud en tu presencia, haciendo lo que te agrada.

Y rompió a llorar a lágrima viva. 4 El Señor volvió a hablar a Isaías:

5 — Anda y di a Ezequías: “Así dice el Señor, Dios de tu antepasado David: He oído tu oración y he visto tus lágrimas. Pues bien, alargaré tu vida otros quince años. 6 Libraré a ti y a esta ciudad de caer en poder del rey de Asiria y seré el escudo protector de esta ciudad. 7 Y esta será la señal de que el Señor cumplirá la promesa que te ha hecho: 8 Haré que la sombra del sol retroceda los diez grados que ha bajado en las escaleras de Ajaz”.

Y la sombra del sol retrocedió los diez grados que había bajado en las escaleras.

Cántico de Ezequías

9 Cántico de Ezequías, rey de Judá, cuando se recuperó de su enfermedad:

10 Yo pensé: “Ahora en la mitad

de mis días he de irme

a las puertas del reino de los muertos,

privado del resto de mis años”.

11 Pensaba: “Ya no veré al Señor

en la tierra de los vivos;

ya a nadie contemplaré

entre los habitantes del mundo.

12 Desmontan mi vida y se la llevan

igual que una tienda de pastores.

Devanas mi vida como tejedor

y cortas la trama;

de la mañana a la noche acabas conmigo,

13 mientras yo grito hasta el amanecer.

Quiebras mis huesos como un león,

de la mañana a la noche acabas conmigo.

14 Estoy piando como golondrina,

zureo igual que paloma;

mis ojos se consumen mirando a lo alto.

¡Señor, me siento oprimido,

sal fiador en mi favor!”.

15 ¿Pero qué puedo decirle

si es él quien lo ha hecho?

Caminaré lo que me queda de vida

sumido en la amargura de mi alma.

16 Sobreviven los que el Señor protege,

y entre ellos alentará mi espíritu:

tú me curas y me mantienes con vida.

17 La amargura se me ha vuelto dicha,

pues has detenido mi vida

al pie de una tumba vacía:

has echado a tus espaldas

todas mis torpes acciones.

18 En el reino de los muertos

nadie te da gracias;

tampoco la muerte te alaba,

ni espera en tu fidelidad

la gente que baja a la fosa.

19 Sólo la vida te da gracias,

como hago yo ahora ante ti.

El padre enseña a los hijos

lo que es tu fidelidad.

20 Señor, sálvame

y haremos resonar las arpas

todos los días de nuestra vida

en el Templo del Señor.

21 Isaías entonces dijo:

— Que traigan un emplasto de higos y se lo pongan en la herida para que se cure.

22 Intervino Ezequías:

— ¿Cuál es la prueba de que subiré al Templo del Señor?

Gálatas 6

La Palabra (Hispanoamérica)

La ley de Cristo. La ayuda mutua

6 Hermanos, si alguno incurre en falta, ustedes, los animados por el Espíritu, corríjanlo con amabilidad. Y manténganse todos sobre aviso, porque nadie está libre de ser puesto a prueba. 2 Ayúdense mutuamente a soportar las dificultades, y así cumplirán la ley de Cristo. 3 Si alguno se figura ser algo, cuando en realidad no es nada, se engaña a sí mismo. 4 Que cada uno examine su propia conducta y sea la suya, sin compararla con la del prójimo, la que le proporcione motivos de satisfacción, 5 pues cada uno debe llevar su propia carga. 6 Por su parte, el que recibe instrucción en la fe, debe compartir todos sus bienes con el que lo instruye. 7 No se hagan ilusiones: de Dios no se burla nadie. Lo que cada uno haya sembrado, eso cosechará. 8 Quien siembre para satisfacer sus apetitos desordenados, de ellos cosechará frutos de muerte; mas quien siembre para agradar al Espíritu, el Espíritu le dará una cosecha de vida eterna. 9 No nos cansemos de hacer el bien ya que, si no desfallecemos, a su tiempo recogeremos la cosecha. 10 En una palabra, aprovechemos cualquier oportunidad para hacer el bien a todos, y especialmente a los hermanos en la fe.

Conclusión (6,11-18)

Advertencias finales

11 Miren con qué letras tan grandes les escribo; son de mi propio puño y letra. 12 Quienes los fuerzan a circuncidarse, lo hacen para quedar bien ante los demás y no ser perseguidos a causa de la cruz de Cristo. 13 Porque lo que es la ley, ni los mismos circuncidados la observan. Si quieren que ustedes se circunciden, es sólo para presumir de haberlos obligado a pasar por ese rito. 14 Por mi parte, si de algo presumo, es de nuestro Señor Jesucristo crucificado; en su cruz, el mundo ha muerto para mí y yo para el mundo. 15 ¡Qué más da estar circuncidados o no estarlo! Lo que importa es ser nuevas criaturas.

Despedida

16 Paz y misericordia a cuantos se ajusten a esta norma, y al Israel de Dios. 17 ¡Y a ver si en adelante no me ocasionan más preocupaciones! Bastante tengo con llevar impresas en mi cuerpo las marcas de Jesús. 18 Que la gracia de nuestro Señor Jesucristo esté con ustedes, hermanos. Amén.

Salmos 65

La Palabra (Hispanoamérica)

Salmo 65 (64)

Tú colmas la tierra de bienes

65 Al maestro del coro. Salmo de David. Cántico.

2 Tú mereces la alabanza,

oh Dios que estás en Sión,

mereces que se te cumplan las promesas,

3 pues tú escuchas las oraciones

y todos los humanos acuden a ti.

4 Las culpas nos tienen abrumados,

pero tú perdonas nuestros pecados.

5 Felices a quienes escoges y llevas

a que habiten en tus atrios.

Nos saciaremos de los bienes de tu casa,

de los dones sagrados de tu Templo.

6 Tu justicia salvadora

nos responde con prodigios,

oh Dios, salvador nuestro,

esperanza del confín del mundo

y de los mares más remotos.

7 Con su fuerza afianza los montes

revestido todo él de poder;

8 calma el fragor de los mares,

serena el fragor de sus olas

y el estruendo de los pueblos.

9 Cuantos viven en el confín del mundo

te veneran por tus prodigios,

tú alegras a oriente y occidente.

10 Cuidas la tierra y la riegas,

la colmas de bienes sin fin;

la acequia de Dios rebosa de agua,

pones a punto la tierra para el grano:

11 inundas los surcos, deshaces los terrones,

con lluvia la ablandas, bendices su semilla.

12 Tú coronas el año con tus bienes,

y tus decisiones son fuente de abundancia.

13 Los pastos del desierto rezuman,

tú ciñes de alegría los montes,

14 los prados se revisten de rebaños

y los valles se cubren de grano

y cantan gritando de alegría.

Proverbios 23:24

La Palabra (Hispanoamérica)

24 Rebosa de gozo el padre del justo,

quien tiene un hijo sabio se alegra.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España

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