Día 197
1 Crónicas 22:1-23:32; Romanos 3:9-31; Salmos 12:1-8; Proverbios 19:13-14 (Traducción en lenguaje actual)
1 Crónicas 22-23 Traducción en lenguaje actual (TLA)
22 Así fue como David
decidió que allí se construiría el templo de Dios, y el altar para que Israel
presentara las ofrendas quemadas.
Preparativos para
construir el templo
2-5 Antes de morir,
David dejó todo listo para construir el templo, pues pensó: «Mi hijo Salomón es
todavía muy joven y no tiene experiencia; el templo de Dios deberá ser el más
grandioso. Su fama y gloria serán conocidas en todo el mundo, así que le dejaré
todo listo para que lo construya».
Entonces David ordenó
que se reunieran todos los extranjeros que vivían en Israel, y les encargó que
cortaran piedras para construir con ellas el templo de Dios. También juntó
muchísimo hierro para los clavos y las bisagras de los portones; además reunió
tanto bronce que no se pudo pesar. Y como la gente de Sidón y de Tiro le habían
traído mucha madera de cedro, David guardó una cantidad tan grande de madera
que no se pudo saber cuánta era.
La responsabilidad de
Salomón
6 Después de esto, le
encargó a su hijo Salomón que construyera el templo del Dios de Israel, 7 y le
dijo:
«Hijo mío, yo quería
construir un templo para honrar a mi Dios. 8 Pero él no me lo permitió, porque
he participado en muchas batallas y he matado a mucha gente.
»Sin embargo, Dios me
prometió 9 que tendría un hijo amante de la paz, y que no tendría problemas con
sus enemigos, sino que durante todo su reinado Israel viviría en paz y
tranquilidad. Por eso tu nombre es Salomón.[a]
10 »Dios me dijo que
a ti sí te permitiría construir el templo. Él será como un padre para ti, y te
tratará como a un hijo; hará que tu reino en Israel sea firme y permanezca para
siempre.
11 »Por eso, hijo
mío, mi mayor deseo es que Dios te ayude y que cumpla su promesa para que
puedas construirle el templo. 12-13 Que Dios te dé inteligencia y sabiduría,
para que cuando seas el rey de Israel obedezcas la ley que Dios dio a su pueblo
por medio de Moisés.
»Si obedeces a Dios,
tendrás éxito en todo lo que hagas. ¡Sólo te pido que seas muy fuerte y muy
valiente! ¡No te desanimes ni tengas miedo!
14 »Mira, con muchos
sacrificios he podido juntar esto para el templo de Dios: tres mil trescientas
toneladas de oro, treinta y tres mil toneladas de plata, y una cantidad tan
grande de bronce y de hierro que ni siquiera se puede pesar. Además, tenemos
muchísima madera y piedra. A todo esto, tú debes añadir aún más.
15-16 »También he
puesto a tu servicio una gran cantidad de obreros, albañiles, carpinteros y
gente que sabe cortar piedras; además te ayudarán muchísimos obreros expertos
en todo tipo de trabajos en oro, plata, hierro y bronce. Así que, ¡adelante, y
que Dios te ayude!»
La responsabilidad de
los jefes de Israel
17 Después de esto,
David les ordenó a todos los jefes de Israel que ayudaran a su hijo Salomón. 18
Les dijo:
«Dios los ha ayudado
y les ha permitido vivir en paz en todo el país; él me ha permitido tener bajo
mi dominio a todos los habitantes de este país, y ahora ellos están bajo el
dominio de Dios y de su pueblo. 19 Por tanto, hagan una firme promesa a Dios, y
constrúyanle un templo. Así podremos trasladar el cofre del pacto y los
utensilios sagrados al templo que haremos para honrar su nombre».
Los ayudantes de los
sacerdotes
23 Cuando David ya
era un anciano, eligió a su hijo Salomón para que fuera rey de Israel.
2-32 David le había
dicho al pueblo: «El Dios de Israel le ha dado tranquilidad a su pueblo y ha
decidido vivir para siempre en Jerusalén. Los ayudantes de los sacerdotes ya no
necesitan transportar la carpa de Dios ni los utensilios que se usan en el
culto».
Por eso, David reunió
a todos los jefes de Israel, a los sacerdotes y a sus ayudantes, y les dio a
conocer sus últimas decisiones con respecto a estos ayudantes. Ellos quedarían
bajo las órdenes de los sacerdotes, que eran descendientes de Aarón, y los
ayudarían en el trabajo del templo.
David también decidió
contar a todos los ayudantes mayores de treinta años, para organizarlos y
repartirles los trabajos del templo. En total se contaron treinta y ocho mil
ayudantes, y su trabajo fue distribuido de la siguiente manera: Veinticuatro
mil para dirigir el trabajo en el templo; seis mil serían asistentes y jueces;
cuatro mil vigilarían las entradas del templo, y cuatro mil serían cantores y
músicos encargados de la alabanza a Dios con instrumentos musicales que David
había hecho. Todos estos ayudantes eran descendientes de Leví.
Luego, David hizo una
lista de los descendientes de Leví que eran mayores de veinte años y jefes de
sus grupos familiares, y los dividió en tres, según los hijos que tuvo Leví:
Guersón, Quehat y Merarí.
Los guersonitas
Guersón tuvo dos
hijos:
Ladán,
Simí.
Ladán tuvo tres
hijos, y fueron jefes de sus grupos familiares:
Jehiel,
Zetam,
Joel.
Simí tuvo siete
hijos:
Selomit,
Haziel,
Harán,
Jáhat,
Ziza,
Jeús,
Beriá.
Como los dos menores,
Jeús y Beriá, no tuvieron muchos hijos, fueron contados y registrados como si
fueran una familia.
Los quehatitas
Quehat tuvo cuatro
hijos:
Amram,
Ishar,
Hebrón,
Uziel.
Amram tuvo dos hijos:
Aarón,
Moisés.
Aarón y sus
descendientes fueron elegidos por Dios para que siempre presentaran ante él las
ofrendas más sagradas, quemaran el incienso, y sirvieran y bendijeran al pueblo
en el nombre de Dios.
Moisés y sus
descendientes fueron contados como parte de la tribu de Leví. Moisés tuvo dos
hijos:
Guersón,
Eliézer.
El hijo mayor de
Guersón fue Sebuel.
Eliézer sólo tuvo un
hijo llamado Rehabías, quien tuvo muchos hijos.
El hijo mayor de
Ishar fue Selomit.
Hebrón tuvo cuatro
hijos; sus nombres, del mayor al menor, fueron:
Jerías,
Amarías,
Jahaziel,
Jecamán.
Uziel tuvo dos hijos;
sus nombres del mayor al menor, fueron:
Micaías,
Isías.
Los meraritas
Merarí tuvo dos
hijos:
Mahli,
Musí.
Mahli tuvo dos hijos:
Eleazar,
Quis.
Eleazar nunca tuvo
hijos varones, y las hijas que tuvo se casaron con sus primos, los hijos de
Quis.
Musí tuvo tres hijos:
Mahli,
Éder,
Jeremot.
Nuevo trabajo de los
ayudantes
Así fue como quedaron
inscritos todos estos ayudantes, quienes quedaron a las órdenes de los
sacerdotes para ayudarlos en el templo de Dios. De acuerdo al turno y la tarea
que les había tocado, los distintos grupos de ayudantes cumplían con estos
trabajos:
Cuidar y limpiar los
patios del templo, los cuartos y todos los utensilios sagrados.
Ayudar en cualquiera
de los cultos que se hacían en el templo.
Tener listo todo lo
que se usaba en las ofrendas: el pan santo, la harina, las hojuelas de pan sin
levadura, las ofrendas cocidas, la masa y los instrumentos que se usaban para
pesar y medir.
Estar presentes en el
templo, por la mañana y por la tarde, para dar gracias y alabar a Dios.
Ayudar a los
sacerdotes siempre que se presentaban las ofrendas quemadas en honor de Dios,
es decir, los sábados, los días de luna nueva y los de fiesta.
Footnotes:
1 Crónicas 22:9 El
nombre Salomón está relacionado con la palabra hebrea shalom, que significa
paz.
Traducción en
lenguaje actual (TLA)
Copyright © 2000 by
United Bible Societies
Romanos 3:9-31 Traducción en lenguaje actual (TLA)
Nadie es justo
9 ¿Quiere decir todo
esto que nosotros, los judíos, somos mejores que los demás? ¡Claro que no! Como
ya les dije, seamos judíos o no lo seamos, todos somos pecadores. 10 La Biblia
nos lo dice:
«Nadie es justo.
11 Nadie entiende
nada,
ni quiere buscar a
Dios.
12 Todos se han
alejado de él;
todos se han vuelto
malos.
Nadie, absolutamente
nadie,
quiere hacer lo
bueno.
13 Sólo dicen cosas
malas;
sólo saben decir
mentiras.
Hacen tanto daño
con sus palabras,
como una serpiente
con su veneno.
14 Hablan con
amargura
y maldicen a la
gente.
15 Fácilmente se
enojan
y matan a cualquiera.
16 A dondequiera que
van,
todo lo destruyen
y lo dejan
destrozado.
17 No saben vivir en
paz,
18 ni respetan a
Dios.»
19 Sabemos que la ley
de Moisés tiene valor para los que se someten a ella. Y lo que la ley dice, es
para que nadie pueda declararse inocente; es para que todo el mundo se
reconozca culpable ante Dios. 20 El cumplimiento de la ley no nos hace
inocentes ante Dios; la ley sólo sirve para que reconozcamos que somos
pecadores.
La confianza en
Jesucristo
21 La Biblia misma
nos enseña claramente que ahora Dios nos acepta sin necesidad de cumplir la
ley. 22 Dios acepta a todos los que creen y confían en Jesucristo, sin importar
si son judíos o no lo son. 23 Todos hemos pecado, y por eso estamos lejos de
Dios. 24 Pero él nos ama mucho, y nos declara inocentes sin pedirnos nada a
cambio. Por medio de Jesús, nos ha librado del castigo que merecían nuestros
pecados. 25-26 Dios envió a Jesucristo para morir por nosotros. Si confiamos en
que Jesús murió por nosotros, Dios nos perdonará. Con esto Dios demuestra que
es justo y que, gracias a su paciencia, ahora nos perdona todo lo malo que
antes hicimos. Él es justo, y sólo acepta a los que confían en Jesús.
27-28 Ante Dios, no
tenemos nada de qué estar orgullosos. Pues Dios nos acepta porque confiamos en
Jesucristo, y no por obedecer la ley de Moisés. 29 Dios no es solamente Dios de
los judíos; en realidad, él es Dios de todos, sean o no judíos. 30 Hay un solo
Dios, y es el Dios que acepta a todos los que confían en Jesucristo, sean
judíos o no lo sean. 31 Pero si confiamos en Jesús, eso no quiere decir que la
ley ya no sirva. Al contrario, si confiamos en él, la ley cobra más valor.
Traducción en
lenguaje actual (TLA)
Copyright © 2000 by United
Bible Societies
Salmos 12 Traducción en lenguaje actual (TLA)
Tú siempre nos
proteges
SALMO 12 (11)
Himno de David.
Instrucciones para el director del coro: Este himno deberá cantarse acompañado
de instrumentos de ocho cuerdas.
12 Sálvanos, Dios
mío,
pues ya no hay en
este mundo
gente que te sea
fiel.
2 Todo el mundo dice
mentiras
y unos a otros se
engañan;
ahora dicen una cosa,
y luego dicen otra.
3 Tú acabarás con esa
gente
mentirosa y
arrogante,
4 con esa gente que
dice:
«Lo que nos sobra es
lengua;
sabemos hablar muy
bien.
¡Nadie podrá
dominarnos!»
5 Pero tú mismo has
dicho:
«La gente pobre y
humilde
ya no aguanta tanto
maltrato;
voy a entrar en
acción
y los pondré a
salvo».
6-8 Dios mío,
tú siempre cumples
tus promesas
y lo has demostrado
una y otra vez.
Tus promesas son más
valiosas
que plata refinada.
Podrá haber malvados
en el mundo,
y la maldad ir en
aumento,
pero tú siempre nos
proteges
y nos defiendes de
esa gente.
Traducción en
lenguaje actual (TLA)
Copyright © 2000 by United
Bible Societies
Proverbios 19:13-14 Traducción en lenguaje actual
(TLA)
13 El hijo tonto
arruina a su padre,
y la mujer peleona
poco a poco arruina
al marido.
14 La casa y el
dinero
son regalo de los
padres;
la esposa inteligente
es un regalo de Dios.
Traducción en
lenguaje actual (TLA)
Copyright © 2000 by United Bible Societies
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