Día 210
2 Crónicas 24:1-25:28; Romanos 12:1-21; Salmos 22:19-31; Proverbios 20:8-10 (Reina-Valera 1995)
2 Crónicas 24-25 Reina-Valera 1995 (RVR1995)
Reinado de Joás de
Judá
24 Siete años tenía
Joás cuando comenzó a reinar, y cuarenta años reinó en Jerusalén. El nombre de
su madre fue Sibia, de Beerseba. 2 E hizo Joás lo recto ante los ojos de Jehová
todos los días de Joiada, el sacerdote. 3 Joiada lo hizo casar con dos mujeres,
y engendró hijos e hijas.
4 Después de esto,
aconteció que Joás decidió restaurar la casa de Jehová. 5 Reunió a los
sacerdotes y a los levitas, y les dijo: «Salid por las ciudades de Judá y
recoged dinero de todo Israel, para que cada año sea reparada la casa de
vuestro Dios; y vosotros poned diligencia en el asunto.» Pero los levitas no
pusieron diligencia. 6 Por lo cual el rey llamó al sumo sacerdote Joiada y le
dijo: «¿Por qué no has procurado que los levitas traigan de Judá y de Jerusalén
la ofrenda que Moisés, siervo de Jehová, impuso a la congregación de Israel
para el tabernáculo del Testimonio?» 7 Pues la impía Atalía y sus hijos habían
destruido la casa de Dios, y además habían gastado en los ídolos todas las
cosas consagradas de la casa de Jehová.
8 Mandó, pues, el rey
que hicieran un arca, la cual pusieron fuera, a la puerta de la casa de Jehová;
9 e hicieron pregonar en Judá y en Jerusalén que trajeran a Jehová la ofrenda
que Moisés, siervo de Dios, había impuesto a Israel en el desierto. 10 Todos
los jefes y todo el pueblo se gozaron, trajeron ofrendas y las echaron en el
arca hasta llenarla. 11 Y cuando llegaba el momento de llevar el arca al
secretario del rey por medio de los levitas, si veían que había mucho dinero,
venía el escriba del rey y el que estaba puesto por el Sumo sacerdote, llevaban
el arca, la vaciaban y la retornaban a su lugar. Así lo hacían de día en día, y
recogían mucho dinero. 12 Luego el rey y Joiada lo daban a los que hacían el
trabajo del servicio de la casa de Jehová. Estos contrataban canteros y
carpinteros para que repararan la casa de Jehová, y artífices en hierro y
bronce para componer la Casa. 13 Hacían, pues, los artesanos la obra, y con sus
manos la obra quedó restaurada; restituyeron la casa de Dios a su antigua
condición, y la consolidaron. 14 Cuando la terminaron, trajeron al rey y a
Joiada lo que quedaba del dinero e hicieron de él utensilios para la casa de
Jehová, utensilios para el servicio, morteros, cucharas, vasos de oro y de
plata. Y sacrificaron holocaustos continuamente en la casa de Jehová durante
todos los días de Joiada.
15 Pero Joiada
envejeció y murió lleno de días; tenía ciento treinta años cuando murió. 16 Lo
sepultaron en la Ciudad de David con los reyes, por cuanto había hecho el bien
en Israel, con Dios y con su casa.
17 Muerto Joiada,
vinieron los príncipes de Judá y le ofrecieron obediencia al rey. El rey los
oyó, 18 y ellos abandonaron la casa de Jehová, el Dios de sus padres, y
sirvieron a los símbolos de Asera y a las imágenes esculpidas. Entonces la ira
de Dios vino sobre Judá y Jerusalén por este su pecado. 19 Y les envió profetas
para que los hicieran volver a Jehová, los cuales los amonestaron; pero ellos
no los escucharon.
20 Entonces el
espíritu de Dios vino sobre Zacarías, hijo del sacerdote Joiada, se puso en
pie, en un lugar alto, y dijo al pueblo: «Así ha dicho Dios: ¿Por qué
quebrantáis los mandamientos de Jehová? No os vendrá bien por ello, porque por
haber dejado a Jehová, él también os abandonará.»
21 Pero ellos
conspiraron contra él, y por mandato del rey lo apedrearon hasta matarlo, en el
patio de la casa de Jehová. 22 Así el rey Joás no se acordó de la misericordia
que Joiada, padre de Zacarías, había tenido con él, sino que mató a su hijo,
quien dijo al morir: «¡Jehová lo vea y lo demande!»
23 A la vuelta del
año subió contra él el ejército de Siria, que invadieron a Judá y a Jerusalén,
mataron de entre el pueblo a todos los principales, y enviaron todo el botín al
rey de Damasco, 24 pues aunque el ejército de Siria había venido con poca
gente, Jehová entregó en sus manos un ejército muy numeroso, por cuanto habían
abandonado a Jehová, el Dios de sus padres. Así sufrió Joás el castigo
merecido.
25 Cuando se fueron
los sirios, dejándolo agobiado por sus dolencias, conspiraron contra él sus
siervos, a causa de la sangre de los hijos de Joiada, el sacerdote, y lo
hirieron en su cama, donde murió. Lo sepultaron en la Ciudad de David, pero no
en los sepulcros de los reyes. 26 Los que conspiraron contra él fueron Zabad
hijo de Simeat, el amonita, y Jozabad hijo de Simrit, el moabita.
27 En lo tocante a
los hijos de Joás, la multiplicación que hizo de las rentas y la restauración
de la casa de Jehová, está escrito en la historia del libro de los reyes. Y
reinó en su lugar su hijo Amasías.
Reinado de Amasías
25 Veinticinco años
tenía Amasías cuando comenzó a reinar, y veintinueve años reinó en Jerusalén;
el nombre de su madre era Joadán, de Jerusalén. 2 Hizo él lo recto ante los
ojos de Jehová, aunque no de perfecto corazón.
3 Cuando fue
confirmado en el reino, mató a los siervos que habían matado al rey, su padre.
4 Pero no mató a los hijos de ellos, según lo que está escrito en la Ley, en el
libro de Moisés, donde Jehová mandó diciendo: «No morirán los padres por los
hijos, ni los hijos por los padres, sino cada uno morirá por su pecado.»
5 Reunió luego
Amasías a Judá y, con arreglo a las familias, puso jefes de millares y de
centenas sobre todo Judá y Benjamín. Después puso en lista a todos los de
veinte años para arriba, y fueron hallados trescientos mil escogidos para salir
a la guerra, que tenían lanza y escudo. 6 Y de Israel tomó a sueldo por cien
talentos de plata, a cien mil hombres valientes.
7 Pero un varón de
Dios vino ante él y le dijo:
—Rey, que no vaya
contigo el ejército de Israel, porque Jehová no está con Israel, ni con todos
los hijos de Efraín. 8 Pero si vas así, si eso haces y te esfuerzas en la
pelea, Dios te hará caer delante de los enemigos; porque Dios tiene poder para
ayudar, y para derribar.
9 Le preguntó Amasías
al varón de Dios:
—¿Qué, pues, se hará
con los cien talentos que he dado al ejército de Israel?
Respondió el varón de
Dios:
—Jehová puede darte
mucho más que esto.
10 Entonces Amasías
apartó el ejército de la gente que había venido a unírsele de Efraín, para que
se fueran a sus casas. Ellos se enojaron mucho contra Judá y volvieron a sus
casas encolerizados.
11 Amasías se armó de
valor, sacó a su pueblo, vino al valle de la Sal y mató a diez mil de los hijos
de Seir. 12 Los hijos de Judá tomaron vivos a otros diez mil, los cuales
llevaron a la cumbre de un peñasco, los despeñaron desde allí, y todos se
hicieron pedazos.
13 Mientras tanto,
los del ejército que Amasías había despedido, para que no fueran con él a la
guerra, invadieron las ciudades de Judá, desde Samaria hasta Bet-horón, mataron
a tres mil personas y recogieron mucho botín.
14 Al volver Amasías
de la matanza de los edomitas, trajo también consigo los dioses de los hijos de
Seir, los tomó por dioses suyos, los adoró y les quemó incienso. 15 Por esto se
encendió la ira de Jehová contra Amasías, y le envió un profeta que le dijo:
—¿Por qué has buscado
los dioses de una nación que no han podido librar a su pueblo de tus manos?
16 Mientras el
profeta hablaba estas cosas, él lo interrumpió:
—¿Acaso te han
nombrado consejero del rey? Déjate de eso. ¿O es que quieres que te maten?
El profeta concluyó
diciendo:
—Yo sé que Dios ha
determinado destruirte, porque has hecho esto y no obedeciste mi consejo.
17 Pero Amasías, rey
de Judá, después de tomar consejo, envió a decir a Joás hijo de Joacaz hijo de
Jehú, rey de Israel: «Ven y veámonos cara a cara.» 18 Entonces Joás, rey de
Israel, envió a decir a Amasías, rey de Judá: «El cardo que estaba en el Líbano
le mandó a decir al cedro que estaba en el Líbano: “Da tu hija a mi hijo por
mujer.” Pero las fieras que estaban en el Líbano pasaron y pisotearon el cardo.
19 Tú dices: “He derrotado a Edom.” Por eso se enaltece y gloría tu corazón.
Pero mejor quédate ahora en tu casa. ¿Para qué provocas un mal en que puedas
caer tú y Judá contigo?»
20 Pero Amasías no
quiso oír; pues era la voluntad de Dios entregarlos en manos de sus enemigos,
por cuanto habían buscado a los dioses de Edom. 21 Subió, pues, Joás, rey de
Israel, y se vieron cara a cara él y Amasías, rey de Judá, en la batalla de
Bet-semes de Judá. 22 Y Judá cayó delante de Israel, y huyó cada uno a su casa.
23 Joás, rey de Israel, apresó en Bet-semes a Amasías, rey de Judá, hijo de
Joás hijo de Joacaz, y lo llevó a Jerusalén, en cuyo muro hizo una brecha desde
la puerta de Efraín hasta la puerta del Ángulo, un tramo de cuatrocientos
codos. 24 Asimismo tomó todo el oro y la plata, y todos los utensilios que se
hallaron en la casa de Dios en casa de Obed-edom, los tesoros de la casa del
rey y los hijos de los nobles como rehenes; después volvió a Samaria.
25 Amasías hijo de
Joás, rey de Judá, vivió aún quince años después de la muerte de Joás hijo de
Joacaz, rey de Israel. 26 Los demás hechos de Amasías, los primeros y los
últimos, ¿no están escritos en el libro de los reyes de Judá y de Israel? 27
Desde el tiempo en que Amasías se apartó de Jehová, empezaron a conspirar
contra él en Jerusalén; y habiendo huido a Laquis, lo persiguieron hasta esa
ciudad y allá lo mataron; 28 lo trajeron en caballos y lo sepultaron con sus
padres en la ciudad de Judá.
Reina-Valera 1995 (RVR1995)
Copyright © 1995 by United Bible Societies
Romanos 12 Reina-Valera 1995 (RVR1995)
La nueva vida
12 Por lo tanto,
hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros
cuerpos como sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro verdadero
culto. 2 No os conforméis a este mundo, sino transformaos por medio de la
renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál es la buena
voluntad de Dios, agradable y perfecta.
3 Digo, pues, por la
gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más
alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura,
conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno. 4 De la manera que en
un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma
función, 5 así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos
miembros los unos de los otros.
6 Tenemos, pues,
diferentes dones, según la gracia que nos es dada: el que tiene el don de
profecía, úselo conforme a la medida de la fe; 7 el de servicio, en servir; el
que enseña, en la enseñanza; 8 el que exhorta, en la exhortación; el que
reparte, con generosidad; el que preside, con solicitud; el que hace
misericordia, con alegría.
Deberes de la vida
cristiana
9 El amor sea sin
fingimiento. Aborreced lo malo y seguid lo bueno. 10 Amaos los unos a los otros
con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros. 11
En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo
al Señor; 12 gozosos en la esperanza, sufridos en la tribulación, constantes en
la oración. 13 Compartid las necesidades de los santos y practicad la
hospitalidad. 14 Bendecid a los que os persiguen; bendecid y no maldigáis. 15
Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran. 16 Unánimes entre
vosotros; no seáis altivos, sino asociaos con los humildes. No seáis sabios en
vuestra propia opinión.
17 No paguéis a nadie
mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres. 18 Si es posible,
en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. 19 No os
venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios,
porque escrito está: «Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor.» 20 Así
que, si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber,
pues haciendo esto, harás que le arda la cara de vergüenza.
21 No seas vencido de
lo malo, sino vence con el bien el mal.
Reina-Valera 1995 (RVR1995)
Copyright © 1995 by United Bible Societies
Salmos 22:19-31 Reina-Valera 1995 (RVR1995)
19 Mas tú, Jehová,
¡no te alejes!
Fortaleza mía,
¡apresúrate a socorrerme!
20 Libra de la espada
mi alma,
del poder del perro
mi vida.
21 Sálvame de la boca
del león
y líbrame de los
cuernos de los toros salvajes.
22 Anunciaré tu nombre
a mis hermanos;
en medio de la
congregación te alabaré.
23 Los que teméis a
Jehová, ¡alabadlo!
¡Glorificadlo,
descendencia toda de Jacob!
¡Temedlo vosotros,
descendencia toda de Israel!,
24 porque no
menospreció ni rechazó el dolor del afligido,
ni de él escondió su
rostro,
sino que cuando clamó
a él, lo escuchó.
25 De ti será mi
alabanza en la gran congregación;
mis votos pagaré
delante de los que lo temen.
26 Comerán los
humildes hasta quedar saciados;
alabarán a Jehová los
que lo buscan;
vivirá vuestro
corazón para siempre.
27 Se acordarán y se
volverán a Jehová
todos los confines de
la tierra,
y todas las familias
de las naciones
adorarán delante de
ti,
28 porque de Jehová
es el reino
y él regirá las
naciones.
29 Comerán y adorarán
todos los poderosos de la tierra;
se postrarán delante
de él todos los que descienden al polvo,
aun el que no puede
conservar la vida a su propia alma.
30 La posteridad lo
servirá;
esto será contado de
Jehová hasta la postrera generación.
31 Vendrán y
anunciarán su justicia;
a pueblo no nacido
aún, anunciarán que él hizo esto.
Reina-Valera 1995 (RVR1995)
Copyright © 1995 by United Bible Societies
Proverbios 20:8-10 Reina-Valera 1995 (RVR1995)
8 El rey, al sentarse
en el trono para juzgar,
con su mirada
descubre todo mal.
9 ¿Quién puede decir:
«Yo he limpiado mi corazón,
limpio estoy de mi
pecado»?
10 Pesa falsa y
medida falsa,
ambas cosas son
abominables para Jehová.
Reina-Valera 1995 (RVR1995)
Copyright © 1995 by United Bible Societies
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