Thursday, July 27, 2017

DAB Español, Viernes 28 de Julio

Día 209

2 Crónicas 21:1-23:21; Romanos 11:13-36; Salmos 22:1-18; Proverbios 20:7 (Reina-Valera 1995)





2 Crónicas 21-23 Reina-Valera 1995 (RVR1995)

Reinado de Joram de Judá
21 Durmió Josafat con sus padres, y lo sepultaron con sus padres en la Ciudad de David. Reinó en su lugar Joram, su hijo, 2 quien tuvo por hermanos, hijos de Josafat, a Azarías, Jehiel, Zacarías, Azarías, Micael y Sefatías. Todos estos fueron hijos de Josafat, rey de Judá. 3 Su padre les había dado muchos regalos de oro y de plata, cosas preciosas, y ciudades fortificadas en Judá; pero entregó el reino a Joram, porque él era el primogénito. 4 Fue elevado, pues, Joram al reino de su padre. Luego que se hizo fuerte, mató a espada a todos sus hermanos y también a algunos de los príncipes de Israel. 5 Cuando comenzó a reinar tenía treinta y dos años de edad, y reinó ocho años en Jerusalén. 6 Pero anduvo en el camino de los reyes de Israel, como hizo la casa de Acab, porque tenía por mujer a la hija de Acab, e hizo lo malo ante los ojos de Jehová. 7 Pero Jehová no quiso destruir la casa de David, a causa del pacto que había hecho con David, y porque le había dicho que le daría una lámpara a él y a sus hijos perpetuamente.

8 En sus días se rebeló Edom contra el dominio de Judá, y proclamó su propio rey. 9 Entonces pasó Joram con sus príncipes, y todos sus carros; se levantó de noche y derrotó a los edomitas que le habían sitiado, y a todos los comandantes de sus carros. 10 No obstante, Edom se libertó del dominio de Judá hasta el día de hoy. Por ese mismo tiempo Libna se libertó también de su dominio, por cuanto Joram había abandonado a Jehová, el Dios de sus padres.

11 Además de esto, construyó lugares altos en los montes de Judá, e incitó a los habitantes de Jerusalén a la prostitución, y empujó a ella a Judá. 12 Le llegó una carta del profeta Elías que decía: «Jehová, el Dios de tu padre David, ha dicho así: “Por cuanto no has andado en los caminos de Josafat, tu padre, ni en los caminos de Asa, rey de Judá, 13 sino que has andado en el camino de los reyes de Israel, y has hecho que Judá y los habitantes de Jerusalén forniquen, como fornicó la casa de Acab; y además has dado muerte a tus hermanos, a la familia de tu padre, los cuales eran mejores que tú; 14 Jehová herirá a tu pueblo con una gran plaga, a tus hijos, a tus mujeres y a todo cuanto tienes; 15 tú mismo padecerás muchas enfermedades, y una dolencia tal de tus intestinos, que se te saldrán a causa de tu persistente enfermedad.”»

16 Entonces Jehová despertó contra Joram la ira de los filisteos y de los árabes que estaban junto a los etíopes, 17 que subieron contra Judá, invadieron la tierra y tomaron todos los bienes que hallaron en la casa del rey, a sus hijos y a sus mujeres; y no le quedó más hijo sino solamente Joacaz, el menor de ellos. 18 Después de todo esto, Jehová lo hirió con una enfermedad incurable en los intestinos. 19 Y aconteció que al pasar muchos días, al cabo de dos años, los intestinos se le salieron por la enfermedad, y murió así de enfermedad muy penosa. Y no encendieron fuego en su honor, como lo habían hecho con sus padres. 20 Cuando comenzó a reinar tenía treinta y dos años de edad, y reinó en Jerusalén durante ocho años. Murió sin que nadie lo llorara y lo sepultaron en la Ciudad de David, pero no en los sepulcros de los reyes.

Reinado de Ocozías de Judá
22 Los habitantes de Jerusalén hicieron rey en lugar de Joram a Ocozías, su hijo menor; porque una banda armada que había venido con los árabes al campamento, había matado a todos los mayores, por lo cual reinó Ocozías hijo de Joram, rey de Judá. 2 Cuando Ocozías comenzó a reinar tenía cuarenta y dos años de edad, y reinó un año en Jerusalén. El nombre de su madre era Atalía, hija de Omri.

3 También él anduvo en los caminos de la casa de Acab, pues su madre le aconsejaba a que actuara impíamente. 4 Hizo, pues, lo malo ante los ojos de Jehová, como la casa de Acab; porque después de la muerte de su padre, ellos le aconsejaron para su perdición. 5 Y él anduvo en los consejos de ellos, y fue a la guerra con Joram hijo de Acab, rey de Israel, contra Hazael, rey de Siria, a Ramot de Galaad, donde los sirios hirieron a Joram. 6 Y volvió para curarse en Jezreel de las heridas que le habían hecho en Ramot, peleando contra Hazael, rey de Siria. Y descendió Ocozías hijo de Joram, rey de Judá, para visitar a Joram hijo de Acab en Jezreel, porque estaba enfermo allí.

Jehú mata a Ocozías
7 Pero esto venía de Dios, para que Ocozías fuera destruido al ir a visitar a Joram. Tan pronto llegó, salió con Joram contra Jehú hijo de Nimsi, al cual Jehová había ungido para que exterminara a la familia de Acab. 8 Mientras Jehú hacía juicio contra la casa de Acab, halló a los príncipes de Judá y a los hijos de los hermanos de Ocozías, que servían a Ocozías, y los mató. 9 Buscó luego a Ocozías, el cual se había escondido en Samaria. Lo hallaron, lo trajeron a Jehú y lo mataron; pero le dieron sepultura, pues decían: «Es hijo de Josafat, quien de todo su corazón buscó a Jehová.» Y la casa de Ocozías no tenía fuerzas para retener el reino.

Atalía usurpa el trono
10 Cuando Atalía, madre de Ocozías, vio que su hijo había muerto, se levantó y exterminó a toda la descendencia real de la casa de Judá. 11 Pero Josabet, hija del rey, tomó a Joás hijo de Ocozías, y escondiéndolo de entre los demás hijos del rey, a los cuales mataban, lo guardó a él y a su nodriza en uno de los aposentos. Así lo escondió Josabet, hija del rey Joram, mujer del sacerdote Joiada (porque ella era hermana de Ocozías), de la vista de Atalía, y no lo mataron. 12 Seis años estuvo escondido con ellos en la casa de Dios. Entre tanto, Atalía reinaba en el país.

23 En el séptimo año se animó Joiada y concertó una alianza con los jefes de centenas: Azarías hijo de Jeroham, Ismael hijo de Johanán, Azarías hijo de Obed, Maasías hijo de Adaía y Elisafat hijo de Zicri, 2 los cuales recorrieron el país de Judá, y reunieron a los levitas de todas las ciudades de Judá y a los príncipes de las familias de Israel y vinieron a Jerusalén. 3 Toda la multitud hizo pacto con el rey en la casa de Dios. Y Joiada les dijo: «Aquí está el hijo del rey, que ha de reinar, como dijo Jehová respecto a los hijos de David. 4 Ahora haced esto: una tercera parte de vosotros, los que entran el sábado, estarán de porteros con los sacerdotes y los levitas. 5 Otra tercera parte estará en la casa del rey; y la otra tercera parte, se quedará a la puerta del Cimiento; y todo el pueblo estará en los patios de la casa de Jehová. 6 Y ninguno entre en la casa de Jehová, sino los sacerdotes y levitas que ministran; estos entrarán, porque están consagrados; y todo el pueblo hará guardia delante de Jehová. 7 Y los levitas rodearán al rey por todas partes, y cada uno tendrá sus armas en la mano; cualquiera que entre en la casa, que muera; y estaréis con el rey cuando entre y cuando salga.»

8 Los levitas y todo Judá lo hicieron todo como lo había mandado el sacerdote Joiada; y tomó cada jefe a los suyos, los que entraban el sábado, y los que salían el sábado; porque el sacerdote Joiada no dio licencia a las compañías. 9 Dio también el sacerdote Joiada a los jefes de centenas las lanzas, los paveses y los escudos que habían sido del rey David, y que estaban en la casa de Dios; 10 y puso en orden a todo el pueblo, teniendo cada uno su espada en la mano, desde el rincón derecho del Templo hasta el izquierdo, hacia el altar y la Casa, alrededor del rey por todas partes. 11 Entonces sacaron al hijo del rey, le pusieron la corona y el Testimonio, y lo proclamaron rey; Joiada y sus hijos lo ungieron y gritaron: «¡Viva el rey!»

12 Cuando Atalía oyó el estruendo de la gente que corría y de los que aclamaban al rey, vino a la casa de Jehová, donde estaba el pueblo; 13 miró y vio al rey que estaba junto a la columna, a la entrada, y a los príncipes y los trompeteros junto al rey, a todo el pueblo de la tierra, lleno de alegría, que tocaba bocinas, y a los cantores que, con instrumentos de música, dirigían la alabanza. Entonces Atalía rasgó sus vestidos, y dijo: «¡Traición! ¡Traición!»

14 Pero el sacerdote Joiada mandó que salieran los jefes de centenas del ejército, y les ordenó: «Sacadla fuera del recinto, y al que la siga, matadlo a filo de espada»; porque el sacerdote había mandado que no la mataran en la casa de Jehová. 15 Así pues, ellos le echaron mano, y cuando hubo pasado la entrada de la puerta de los caballos de la casa del rey, allí la mataron.

16 Entonces Joiada pactó con todo el pueblo y el rey, que serían el pueblo de Jehová. 17 Después de esto entró todo el pueblo en el templo de Baal y lo derribaron; también rompieron sus altares, hicieron pedazos sus imágenes y mataron delante de los altares a Matán, sacerdote de Baal. 18 Luego puso Joiada una guardia en la casa de Jehová, bajo las órdenes de los sacerdotes y levitas, según David los había distribuido en la casa de Jehová, para ofrecer a Jehová los holocaustos, como está escrito en la ley de Moisés, con gozo y con cánticos, conforme a la disposición de David. 19 Puso también porteros en las puertas de la casa de Jehová, para que por ninguna vía entrara ninguno que estuviera impuro.

20 Llamó después a los jefes de centenas y a los principales, a los que gobernaban al pueblo y a todo el pueblo de la tierra, para conducir al rey desde la casa de Jehová. Cuando llegaron a la mitad de la puerta mayor de la casa del rey, sentaron al rey sobre el trono del reino. 21 Y se regocijó todo el pueblo del país; y la ciudad estuvo tranquila después que mataron a Atalía a filo de espada.

Reina-Valera 1995 (RVR1995)
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Romanos 11:13-36 Reina-Valera 1995 (RVR1995)

13 Hablo a vosotros, gentiles. Por cuanto yo soy apóstol a los gentiles, honro mi ministerio, 14 por si en alguna manera pudiera provocar a celos a los de mi sangre y hacer salvos a algunos de ellos, 15 porque si su exclusión es la reconciliación del mundo, ¿qué será su admisión, sino vida de entre los muertos?

16 Si las primicias son santas, también lo es la masa restante; y si la raíz es santa, también lo son las ramas. 17 Si algunas de las ramas fueron desgajadas y tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado en lugar de ellas y has sido hecho participante de la raíz y de la rica savia del olivo, 18 no te jactes contra las ramas; y si te jactas, recuerda que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti.

19 Tal vez dirás: «Las ramas fueron desgajadas para que yo fuera injertado.» 20 Bien; por su incredulidad fueron desgajadas, pero tú por la fe estás en pie. Así que no te jactes, sino teme, 21 porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará.

22 Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios: la severidad ciertamente para con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad, pues de otra manera tú también serás eliminado. 23 Y aun ellos, si no permanecen en incredulidad, serán injertados, pues poderoso es Dios para volverlos a injertar. 24 Si tú fuiste cortado del que por naturaleza es olivo silvestre y contra naturaleza fuiste injertado en el buen olivo, ¿cuánto más estos, que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo?

La restauración de Israel
25 No quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: el endurecimiento de una parte de Israel durará hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles. 26 Luego todo Israel será salvo, como está escrito:

«Vendrá de Sión el Libertador,
que apartará de Jacob la impiedad.
27 Y éste será mi pacto con ellos,
cuando yo quite sus pecados.»
28 Así que en cuanto al evangelio, son enemigos por causa de vosotros; pero en cuanto a la elección, son amados por causa de sus padres, 29 porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios.

30 Como también vosotros erais, en otro tiempo, desobedientes a Dios, pero ahora habéis alcanzado misericordia por la desobediencia de ellos, 31 así también estos ahora han sido desobedientes, para que por la misericordia concedida a vosotros, ellos también alcancen misericordia, 32 pues Dios sujetó a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos.

Himno a la sabiduría de Dios
33 ¡Profundidad de las riquezas, de la sabiduría y del conocimiento de Dios!
¡Cuán insondables son sus juicios
e inescrutables sus caminos!,
34 porque, ¿quién entendió la mente del Señor?
¿o quién fue su consejero?
35 ¿Quién le dio a él primero, para que le fuera recompensado?,
36 porque de él, por él y para él son todas las cosas.
A él sea la gloria por los siglos. Amén.

Reina-Valera 1995 (RVR1995)
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Salmos 22:1-18 Reina-Valera 1995 (RVR1995)

Un grito de angustia y un canto de alabanza
Al músico principal; sobre Ajelet-sahar. Salmo de David

22 Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?
¿Por qué estás tan lejos de mi salvación
y de las palabras de mi clamor?
2 Dios mío, clamo de día y no respondes;
y de noche no hay para mí descanso.
3 Pero tú eres santo,
tú que habitas entre las alabanzas de Israel.
4 En ti esperaron nuestros padres;
esperaron y tú los libraste.
5 Clamaron a ti y fueron librados;
confiaron en ti y no fueron avergonzados.
6 Pero yo soy gusano y no hombre;
oprobio de los hombres y despreciado del pueblo.
7 Todos los que me ven se burlan de mí;
tuercen la boca y menean la cabeza, diciendo:
8 «Se encomendó a Jehová, líbrelo él;
sálvelo, puesto que en él se complacía.»
9 Pero tú eres el que me sacó del vientre,
el que me hizo estar confiado
desde que estaba en el regazo de mi madre.
10 A ti fui encomendado desde antes de nacer;
desde el vientre de mi madre, tú eres mi Dios.
11 No te alejes de mí,
porque la angustia está cerca
y no hay quien me ayude.
12 Me han rodeado muchos toros;
fuertes toros de Basán me han cercado.
13 Abrieron contra mí su boca
como león rapaz y rugiente.
14 He sido derramado como el agua
y todos mis huesos se descoyuntaron.
Mi corazón fue como cera,
derritiéndose dentro de mí.
15 Como un tiesto se secó mi vigor
y mi lengua se pegó a mi paladar.
¡Me has puesto en el polvo de la muerte!
16 Perros me han rodeado;
me ha cercado una banda de malignos;
desgarraron mis manos y mis pies.
17 ¡Contar puedo todos mis huesos!
Entre tanto, ellos me miran y me observan.
18 Repartieron entre sí mis vestidos
y sobre mi ropa echaron suertes.
Reina-Valera 1995 (RVR1995)
Copyright © 1995 by United Bible Societies

Proverbios 20:7 Reina-Valera 1995 (RVR1995)

7 Camina en su integridad el justo
y sus hijos son dichosos después de él.
Reina-Valera 1995 (RVR1995)
Copyright © 1995 by United Bible Societies


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