Día 206
2 Crónicas 14:1-16:14; Romanos 9:1-24; Salmos 19:1-14; Proverbios 20:1 (Reina-Valera 1995)
2 Crónicas 14-16 Reina-Valera 1995 (RVR1995)
Reinado de Asa
14 Durmió Abías con
sus padres y fue sepultado en la Ciudad de David. Reinó en su lugar su hijo
Asa, en cuyos días tuvo sosiego el país por diez años.
2 Asa hizo lo bueno y
lo recto ante los ojos de Jehová, su Dios. 3 Porque quitó los altares del culto
extraño y los lugares altos; quebró las imágenes y destruyó los símbolos de
Asera; 4 y mandó a Judá que buscara a Jehová, el Dios de sus padres, y pusiera
por obra la Ley y sus mandamientos. 5 Quitó asimismo de todas las ciudades de
Judá los lugares altos y las imágenes; y estuvo el reino en paz bajo su
reinado.
6 Edificó ciudades
fortificadas en Judá, por cuanto había paz en la tierra, y no había guerra
contra él en aquellos tiempos; porque Jehová le había dado paz. 7 Dijo, por
tanto, a Judá: «Edifiquemos estas ciudades y cerquémoslas de muros con torres,
puertas y barras, ya que la tierra es nuestra; porque hemos buscado a Jehová,
nuestro Dios; lo hemos buscado, y él nos ha dado paz por todas partes.»
Edificaron, pues, y fueron prosperados.
8 Tuvo también Asa un
ejército de trescientos mil hombres de Judá, armado con escudos y lanzas, y
doscientos ochenta mil hombres de Benjamín que portaban escudos y entesaban
arcos. Todos eran hombres diestros.
9 Salió contra ellos
Zera, el etíope, con un ejército de un millón de hombres y trescientos carros;
y vino hasta Maresa. 10 Entonces salió Asa contra él, y se pusieron en orden de
batalla en el valle de Sefata, junto a Maresa. 11 Y clamó Asa a Jehová, su Dios,
y dijo: «¡Jehová, para ti no hay diferencia alguna en dar ayuda al poderoso o
al que no tiene fuerzas! Ayúdanos, Jehová, Dios nuestro, porque en ti nos
apoyamos, y en tu nombre marchamos contra este ejército. Jehová, tú eres
nuestro Dios; no prevalezca contra ti el hombre.»
12 Jehová deshizo a
los etíopes delante de Asa y delante de Judá; y huyeron los etíopes. 13 Asa y
el pueblo que con él estaba los persiguieron hasta Gerar; y cayeron los etíopes
hasta no quedar ninguno con vida, pues fueron deshechos delante de Jehová y de
su ejército. Y les tomaron muy grande botín. 14 Atacaron también todas las
ciudades alrededor de Gerar, porque el terror de Jehová cayó sobre ellas; y
saquearon todas las ciudades, pues había en ellas gran botín. 15 Asimismo atacaron
las cabañas de los que tenían ganado y se llevaron muchas ovejas y camellos.
Después volvieron a Jerusalén.
Reformas religiosas
de Asa
15 Vino el espíritu
de Dios sobre Azarías hijo de Obed, 2 el cual salió al encuentro de Asa y le
dijo: «Oídme, Asa, todo Judá y Benjamín: Jehová estará con vosotros si vosotros
estáis con él; y si lo buscáis vosotros lo hallaréis; pero si lo dejáis, él
también os dejará. 3 Muchos días ha estado Israel sin verdadero Dios y sin
sacerdote que enseñara, y sin Ley; 4 pero cuando en su tribulación se
convirtieron a Jehová, Dios de Israel, y lo buscaron, ellos lo hallaron. 5 En
aquellos tiempos no hubo paz, ni para el que entraba ni para el que salía, sino
muchas aflicciones sobre todos los habitantes de las tierras. 6 Una gente
destruía a otra, y una ciudad a otra ciudad; porque Dios los turbó con toda
clase de calamidades. 7 Pero esforzaos vosotros, y no desfallezcan vuestras
manos, pues hay recompensa para vuestra obra.»
8 Cuando oyó Asa las
palabras y la profecía del profeta Azarías hijo de Obed, cobró ánimo y quitó
los ídolos abominables de toda la tierra de Judá y de Benjamín, y de las
ciudades que él había tomado en la parte montañosa de Efraín; y reparó el altar
de Jehová que estaba delante del pórtico de Jehová. 9 Después reunió a todo
Judá y Benjamín, y con ellos los forasteros de Efraín, de Manasés y de Simeón;
porque muchos de Israel se habían pasado a él, viendo que Jehová, su Dios,
estaba con él.
10 Se reunieron,
pues, en Jerusalén, en el mes tercero del año decimoquinto del reinado de Asa.
11 Y en aquel mismo día sacrificaron para Jehová, del botín que habían traído,
setecientos bueyes y siete mil ovejas. 12 Entonces prometieron solemnemente que
buscarían a Jehová, el Dios de sus padres, de todo su corazón y de toda su
alma; 13 y que cualquiera que no buscara a Jehová, el Dios de Israel, que
muriera, ya fuera grande o pequeño, hombre o mujer. 14 Juraron, pues, a Jehová
en alta voz y con gritos de júbilo, al son de trompetas y de bocinas. 15 Todos
los de Judá se alegraron de este juramento; porque de todo su corazón lo
juraban, y con toda su voluntad lo buscaban. Por eso Jehová se dejó hallar de
ellos y les dio paz por todas partes.
16 Aun a Maaca, su
propia madre, el mismo rey Asa la depuso de su dignidad, porque había hecho una
imagen de Asera; y Asa destruyó la imagen, la desmenuzó y la quemó junto al
torrente Cedrón. 17 Con todo esto, los lugares altos no desaparecieron de
Israel, aunque el corazón de Asa fue perfecto en todos sus días. 18 Trajo éste
a la casa de Dios lo que su padre había dedicado, y lo que él mismo había
consagrado, plata, oro y utensilios. 19 Y no hubo más guerra hasta el año
treinta y cinco del reinado de Asa.
Alianza de Asa con
Ben-adad
16 En el año treinta
y seis del reinado de Asa, subió Baasa, rey de Israel, contra Judá, y fortificó
a Ramá, para cortarle toda comunicación a Asa, rey de Judá. 2 Entonces sacó Asa
la plata y el oro de los tesoros de la casa de Jehová y de la casa real, y
envió mensajeros a Ben-adad, rey de Siria, que estaba en Damasco, diciendo: 3
«Haya alianza entre tú y yo, como la hubo entre tu padre y mi padre. Aquí te
envío plata y oro para que vengas y deshagas la alianza que tienes con Baasa,
rey de Israel, a fin de que se aleje de mí.»
4 Consintió Ben-adad
con el rey Asa y envió los capitanes de sus ejércitos contra las ciudades de
Israel; conquistaron Ijón, Dan, Abel-maim y las ciudades de aprovisionamiento
de Neftalí. 5 Cuando Baasa lo supo, cesó de edificar a Ramá y abandonó su obra.
6 Entonces el rey Asa tomó a todo Judá, y se llevaron de Ramá la piedra y la
madera con que Baasa edificaba; y con ellas edificó Geba y Mizpa.
7 En aquel tiempo
vino el vidente Hanani ante Asa, rey de Judá, y le dijo: «Por cuanto te has
apoyado en el rey de Siria, y no te apoyaste en Jehová, tu Dios, por eso el
ejército del rey de Siria ha escapado de tus manos. 8 Los etíopes y los libios,
¿no eran un ejército numerosísimo, con carros y mucha gente de a caballo? Con
todo, porque te apoyaste en Jehová, él los entregó en tus manos. 9 Porque los
ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los
que tienen un corazón perfecto para con él. Locamente has procedido en esto;
por eso de aquí en adelante habrá más guerra contra ti.»
10 Entonces se enojó
Asa contra el vidente y lo echó en la cárcel, pues se encolerizó mucho contra
él a causa de esto. También oprimió Asa en aquel tiempo a algunos del pueblo.
Muerte de Asa
11 Pero los hechos de
Asa, los primeros y los últimos, están escritos en el libro de los reyes de
Judá y de Israel. 12 En el año treinta y nueve de su reinado, Asa enfermó
gravemente de los pies, pero en su enfermedad tampoco buscó a Jehová, sino a
los médicos. 13 Y durmió Asa con sus padres; murió en el año cuarenta y uno de
su reinado. 14 Lo sepultaron en los sepulcros que él había hecho para sí en la
Ciudad de David; y lo pusieron en un ataúd, el cual llenaron de perfumes y
diversas especias aromáticas, preparadas por expertos perfumistas; e hicieron
un gran fuego en su honor.
Reina-Valera 1995 (RVR1995)
Copyright © 1995 by United Bible Societies
Romanos 9:1-24 Reina-Valera 1995 (RVR1995)
La elección de Israel
9 Verdad digo en
Cristo, no miento, y mi conciencia me da testimonio en el Espíritu Santo, 2 que
tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón, 3 porque deseara yo mismo
ser anatema, separado de Cristo, por amor a mis hermanos, los que son mis parientes
según la carne; 4 que son israelitas, de los cuales son la adopción, la gloria,
el pacto, la promulgación de la Ley, el culto y las promesas. 5 A ellos también
pertenecen los patriarcas, de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual
es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén.
6 No que la palabra
de Dios haya fallado, porque no todos los que descienden de Israel son
israelitas, 7 ni por ser descendientes de Abraham, son todos hijos suyos, sino:
«En Isaac te será llamada descendencia.» 8 Esto es: no son hijos de Dios los
hijos según la carne, sino que son contados como descendencia los hijos según
la promesa, 9 pues la palabra de la promesa es ésta: «Por este tiempo vendré y
Sara tendrá un hijo.»
10 Pero no sólo esto,
pues también Rebeca concibió de un solo hombre, de Isaac nuestro padre. 11 No
habían aún nacido, ni habían hecho aún ni bien ni mal (para que el propósito de
Dios conforme a la elección permaneciera, no por las obras sino por el que
llama), 12 cuando Dios le dijo a Rebeca: «El mayor servirá al menor.» 13 Como
está escrito: «A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí.»
14 ¿Qué, pues,
diremos? ¿Que hay injusticia en Dios? ¡De ninguna manera!, 15 pues a Moisés
dice: «Tendré misericordia del que yo tenga misericordia y me compadeceré del
que yo me compadezca.» 16 Así que no depende del que quiere, ni del que corre,
sino de Dios que tiene misericordia, 17 porque la Escritura dice al faraón:
«Para esto mismo te he levantado, para mostrar en ti mi poder y para que mi
nombre sea anunciado por toda la tierra.» 18 De manera que de quien quiere,
tiene misericordia, y al que quiere endurecer, endurece.
19 Pero me dirás:
«¿Por qué, pues, inculpa? ¿Quién ha resistido a su voluntad?» 20 Pero tú,
hombre, ¿quién eres, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que
lo formó: «Por qué me has hecho así»? 21 ¿Acaso no tiene potestad el alfarero
sobre el barro para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para
deshonra?
22 ¿Y qué, si Dios,
queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia
los vasos de ira preparados para destrucción? 23 Él, para hacer notorias las
riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que había
preparado de antemano para gloria. 24 A estos también ha llamado, es decir, a
nosotros, no sólo de los judíos, sino también de los gentiles.
Reina-Valera 1995 (RVR1995)
Copyright © 1995 by United Bible Societies
Salmos 19 Reina-Valera 1995 (RVR1995)
Las obras y la
palabra de Dios
Al músico principal.
Salmo de David
19 Los cielos cuentan
la gloria de Dios
y el firmamento
anuncia la obra de sus manos.
2 Un día emite
palabra a otro día
y una noche a otra
noche declara sabiduría.
3 No hay lenguaje ni
palabras
ni es oída su voz.
4 Por toda la tierra
salió su voz
y hasta el extremo
del mundo sus palabras.
En ellos puso
tabernáculo para el sol;
5 y éste, como esposo
que sale de su alcoba,
se alegra cual
gigante para correr el camino.
6 De un extremo de
los cielos es su salida
y su curso hasta el
término de ellos.
Nada hay que se
esconda de su calor.
7 La ley de Jehová es
perfecta:
convierte el alma;
el testimonio de
Jehová es fiel:
hace sabio al
sencillo.
8 Los mandamientos de
Jehová son rectos:
alegran el corazón;
el precepto de Jehová
es puro:
alumbra los ojos.
9 El temor de Jehová
es limpio:
permanece para
siempre;
los juicios de Jehová
son verdad:
todos justos.
10 Deseables son más
que el oro,
más que mucho oro
refinado;
y dulces más que la
miel,
la que destila del
panal.
11 Tu siervo es,
además, amonestado con ellos;
en guardarlos hay
gran recompensa.
12 ¿Quién puede
discernir sus propios errores?
Líbrame de los que me
son ocultos.
13 Preserva también a
tu siervo de las soberbias,
que no se enseñoreen
de mí.
Entonces seré íntegro
y estaré libre de
gran rebelión.
14 ¡Sean gratos los
dichos de mi boca
y la meditación de mi
corazón delante de ti,
Jehová, roca mía y
redentor mío!
Reina-Valera 1995 (RVR1995)
Copyright © 1995 by United Bible Societies
Proverbios 20:1 Reina-Valera 1995 (RVR1995)
20 El vino es
escarnecedor, la sidra alborotadora;
ninguno que por su
causa yerre es sabio.
Reina-Valera 1995 (RVR1995)
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