Día 202
2 Crónicas 4:1-6:13a; Romanos 7:1-14; Salmos 17:1-15; Proverbios 19:22-23 (Traducción en lenguaje actual)
2 Crónicas 4:1-6:13 Traducción en lenguaje actual
(TLA)
Muebles y utensilios
del templo (1 R 7.23-51)
4 Salomón también
mandó hacer un altar de bronce de nueve metros de largo por nueve de ancho, y
cuatro y medio de alto. 2 Después fabricó un enorme tanque para el agua. Era
redondo, y de un borde al otro medía cuatro metros. Su altura era de dos metros
y veinticinco centímetros, y su circunferencia era de trece metros y medio. 3
Decoró todo el borde con figuras de toros. Cada cuarenta y cinco centímetros
había diez toros.
4 El tanque estaba
sobre doce toros de bronce. Tres de estos toros miraban al norte, tres al sur,
tres al este y tres al oeste, de modo que sus patas traseras quedaban hacia
adentro. 5 Las paredes del tanque eran de ocho centímetros de grueso. Su borde
se parecía a una flor de lirio abierta. En el tanque cabían cuarenta y cuatro
mil litros de agua.
6-10 Salomón también
hizo diez recipientes para lavar todo lo que se usaba para las ofrendas
quemadas. Cinco recipientes estaban en el lado sur del templo, y cinco en el
lado norte.
Hizo también diez
candelabros de oro, como Dios lo había ordenado, y los puso en el templo; cinco
en el lado sur, y cinco en el lado norte.
Además hizo diez
mesas, que también colocó en el templo; cinco en el lado sur, y cinco en el
lado norte.
Hizo también cien
tazones de oro.
Además, Salomón mandó
construir el patio de los sacerdotes y el patio principal, cada uno con sus
puertas, las cuales recubrió de bronce.
11 Hiram también hizo
las ollas, las palas y las vasijas. Así terminó todo el trabajo que hizo para
el templo de Dios, por encargo del rey Salomón.
12 Éstos son todos
los trabajos que realizó: las dos columnas, la parte superior de cada columna,
las dos decoraciones en la parte superior de las columnas, 13 y las
cuatrocientas figuras de esas decoraciones. 14 También hizo las diez bases y
los recipientes que iban sobre ellas, 15 el gran tanque para el agua y los doce
toros que lo sostenían, 16 y las ollas, palas y vasijas. Todo lo que Hiram hizo
para el templo de Dios a pedido del rey Salomón era de bronce pulido. 17 Los
utensilios de bronce los hicieron en moldes de arena, en la región del Jordán,
entre Sucot y Saretán. 18 Salomón no pidió que pesaran los utensilios de bronce
porque eran muchos.
19-22 Salomón también
mandó hacer todos los utensilios que había en el templo de Dios. Los de oro
puro eran:
el altar,
la mesa de los panes
para Dios,
los diez candelabros
del Lugar Santísimo,
las figuras de
flores,
las lámparas,
las tenazas,
las copas,
las tijeras para
cortar mechas,
las vasijas,
los cucharones,
los incensarios,
las bisagras de las
puertas del Lugar Santísimo, y
las bisagras de la
puerta de la entrada principal del edificio.
5 De este modo se
terminaron todos los trabajos que Salomón mandó hacer para el templo de Dios.
Después llevó todos los utensilios de oro y de plata que su padre David había
dedicado para Dios, y los guardó en el lugar donde estaban los tesoros del
templo de Dios.
Salomón lleva el
cofre del pacto al templo (1 R 8.1-9)
2 El rey Salomón se
reunió con los líderes de Israel, los jefes de las tribus y la gente más
importante de las familias israelitas. Salomón quería que todos estuvieran
presentes cuando se llevara el cofre del pacto de Dios desde la parte antigua
de Jerusalén hasta el templo. 3 Esto ocurrió en la fiesta de las enramadas, que
se celebra en el mes de Etanim.[a]
4-5 Cuando llegaron
todos los representantes de Israel, los sacerdotes y sus ayudantes tomaron el
cofre y se lo llevaron al templo. También llevaron el santuario y todos los
utensilios dedicados al culto.
6 El rey Salomón y todos
los israelitas allí reunidos se pararon frente al cofre, y le ofrecieron a Dios
muchos toros y ovejas.
7 Después los
sacerdotes llevaron el cofre del pacto de Dios hasta el fondo del templo, donde
estaba el Lugar Santísimo, y lo pusieron bajo las alas de los dos grandes
querubines. 8 Las alas extendidas de los querubines cubrían el cofre y las
varas que servían para trasladarlo. 9 Estas varas eran tan largas que sus
puntas se veían desde el Lugar Santo, que estaba frente al Lugar Santísimo. Sin
embargo, no podían verse desde afuera del templo. Así se quedaron hasta el día
en que se escribió este relato. 10 Lo único que había en el cofre eran las dos
tablas de piedra con las leyes del pacto. Esas leyes se las había dado Dios a
los israelitas cuando salieron de Egipto. Moisés las había puesto en el cofre
cuando estuvo en el monte Horeb.
Dios llena el templo
con su presencia (1 R 8.10-11)
11-13 Todos los
sacerdotes allí presentes, sin importar el grupo al que pertenecían, habían
cumplido con la ceremonia de preparación para poder presentarse ante Dios.
Por su parte, los
cantores se ubicaron al lado este del altar. Todos estaban de pie y vestidos de
lino fino. Entre ellos estaban Asaf, Hemán y Jedutún, con sus hijos y
familiares. Todos ellos tocaban platillos, arpas y otros instrumentos de
cuerdas. Junto a ellos había ciento veinte sacerdotes que tocaban las
trompetas.
Todos juntos alababan
y daban gracias a Dios con el canto que dice:
«Alaben a Dios,
porque él es bueno,
y nunca dejará de
amarnos».
Cuando los sacerdotes
salieron del Lugar Santo, una nube llenó todo el templo. Era la presencia de
Dios, 14 y por eso los sacerdotes ya no pudieron quedarse para celebrar el
culto.
Salomón ora a Dios (1
R 8.12-53)
6 Entonces Salomón
dijo:
«Dios mío,
tú siempre has vivido
en la espesa nube
que acompaña al
santuario.
2 Pero ahora,
te he construido una
casa,
para que vivas allí
para siempre».
3 Luego el rey se dio
vuelta y miró a todo el pueblo de Israel, que se había reunido y estaba de pie.
Entonces los bendijo. 4 Y exclamó:
«Bendito sea el Dios
de Israel, que ha cumplido lo que le prometió a mi padre, pues le dijo: 5
“Desde que saqué de Egipto a mi pueblo, no he elegido ninguna ciudad de las
tribus de Israel para que se construya en ella mi templo. Tampoco elegí a
ningún hombre para que fuera el gobernante de Israel, mi pueblo. 6 Sin embargo,
ahora he elegido a Jerusalén como mi lugar de residencia, y te elegí a ti,
David, para que gobiernes a mi pueblo Israel”.
7 »Mi padre deseaba
construir un templo para adorar a nuestro Dios. 8 Sin embargo, Dios le dijo:
“Haces bien en querer construirme una casa. 9 Pero no serás tú quien la
construya, sino uno de tus hijos”.
10 »Dios cumplió su
promesa. Ahora yo soy el rey de Israel, en lugar de mi padre, y he construido
una casa para nuestro Dios. 11 Además, he preparado un lugar para colocar allí
el cofre del pacto que Dios hizo con nosotros».
12-13 Luego Salomón
subió sobre una plataforma de bronce que había construido en medio del patio
del templo. Esa plataforma medía dos metros veinticinco centímetros de largo y
de ancho, y un metro treinta y cinco centímetros de alto.
Entonces, a la vista
de todo el pueblo, Salomón se puso de rodillas delante del altar de Dios, y
levantando sus manos al cielo
Footnotes:
2 Crónicas 5:3
Etanim: Séptimo mes del calendario lunar judío. En nuestro calendario solar
corresponde al período que va de mediados de septiembre a mediados de octubre.
Traducción en
lenguaje actual (TLA)
Copyright © 2000 by
United Bible Societies
Romanos 7:1-14 Traducción en lenguaje actual (TLA)
Ahora pertenecemos a
Cristo
7 Hermanos en Cristo,
ustedes conocen la ley de Moisés, y saben que debemos obedecerla sólo mientras
vivamos. 2 Por ejemplo, la ley dice que la mujer casada será esposa de su
marido sólo mientras él viva. Pero si su esposo muere, ella quedará libre de la
ley que la unía a su esposo. 3 Si ella se va a vivir con otro hombre mientras
su esposo vive todavía, se podrá culparla de ser infiel a su esposo. Pero si su
esposo muere, ella quedará libre de esa ley, y podrá volver a casarse sin que
se le acuse de haber sido infiel.
4 Algo parecido
sucede con ustedes, mis hermanos. Por medio de la muerte de Cristo, ustedes ya
no están bajo el control de la ley. Ahora ustedes son de Cristo, a quien Dios
resucitó. De modo que podemos servir a Dios haciendo el bien. 5 Cuando vivíamos
sin poder dominar nuestros malos deseos, la ley sólo servía para que deseáramos
hacer más lo malo. Y así, todo lo que hacíamos nos separaba más de Dios. 6 Pero
ahora la ley ya no puede controlarnos. Es como si estuviéramos muertos. Somos
libres, y podemos servir a Dios de manera distinta. Ya no lo hacemos como
antes, cuando obedecíamos la antigua ley, sino que ahora obedecemos al Espíritu
Santo.
La lucha contra el
pecado
7 ¿Quiere decir esto
que la ley es pecado? ¡Claro que no! Pero si no hubiera sido por la ley, yo no
habría entendido lo que es el pecado. Por ejemplo, si la ley no dijera: «No se
dejen dominar por el deseo de tener lo que otros tienen», yo no sabría que eso
es malo. 8 Cuando no hay ley, el pecado no tiene ningún poder. Pero el pecado
usó ese mandamiento de la ley, y me hizo desear toda clase de mal.
9 Cuando yo todavía
no conocía la ley, vivía tranquilo; pero cuando conocí la ley, me di cuenta de
que era un gran pecador 10 y de que vivía alejado de Dios. Fue así como la ley,
que debió haberme dado la vida eterna, más bien me dio la muerte eterna. 11
Porque el pecado usó la ley para engañarme, y con esa misma ley me alejó de
Dios.
12 Podemos decir,
entonces, que la ley viene de Dios, y que cada uno de sus mandatos es bueno y
justo. 13 Con esto no estoy diciendo que la ley, que es buena, me llevó a la
muerte. ¡De ninguna manera! El que hizo esto fue el pecado, que usó un mandato
bueno. Así, por medio de un mandato bueno todos podemos saber lo realmente malo
y terrible que es el pecado. 14 Nosotros sabemos que la ley viene de Dios; pero
yo no soy más que un simple hombre, y no puedo controlar mis malos deseos. Soy
un esclavo del pecado.
Traducción en
lenguaje actual (TLA)
Copyright © 2000 by
United Bible Societies
Salmos 17 Traducción en lenguaje actual (TLA)
Escúchame y
respóndeme
SALMO 17 (16)
Oración de David.
17 Dios mío,
atiende mis ruegos,
declárame inocente,
pues yo no he
mentido.
2 Dicta tú mi
sentencia,
pues tú sabes lo que
es justo.
3-5 Tú sabes bien lo
que pienso;
has venido por las
noches
para ponerme a prueba
y no me encontraste
haciendo planes
malvados;
tampoco digo malas
palabras,
ni actúo con
violencia,
como lo hacen los
demás.
Yo sólo a ti te
obedezco;
cumplo tus mandatos,
y no me aparto de
ellos.
6 Dios mío,
yo te llamo porque me
respondes.
Te ruego que me
escuches
y que atiendas mis
ruegos.
7 ¡Demuéstrame que me
amas!
Yo sé que tienes
poder
para salvar de sus
enemigos
a quienes buscan
refugio en ti.
8-9 Cuídame como a
tus propios ojos,
pues me atacan los
malvados;
escóndeme bajo tus
alas,
pues los que quieren
matarme
ya me tienen rodeado.
10 No tienen
sentimientos,
hablan sólo para
ofenderme.
11 Me siguen muy de
cerca,
no dejan de
vigilarme,
quieren hacerme caer.
12 Parecen leones en
su escondite,
en espera de su
presa.
13-14 ¡Vamos, Dios
mío!
¡Enfréntate a ellos y
derrótalos!
¡Echa mano a la
espada
y sálvame de esos
malvados!
¡Sálvame con tu
poder!
¡Sálvame de esta
gente
que todo lo tiene!
Mándales todos los
castigos
que les tienes
reservados,
pero castiga también
a sus hijos y a sus
nietos.
15 Yo, por mi parte,
he de quedar
satisfecho
cuando me declares
inocente.
¡Despertar y verme en
tu presencia
será mi mayor
alegría!
Traducción en
lenguaje actual (TLA)
Copyright © 2000 by
United Bible Societies
Proverbios 19:22-23 Traducción en lenguaje actual
(TLA)
22 Todo el mundo
quiere tener
a alguien en quien
confiar;
todo el mundo
prefiere al pobre
más que al mentiroso.
23 Obedece a Dios y
vivirás;
así dormirás
tranquilo
y no tendrás ningún
temor.
Traducción en
lenguaje actual (TLA)
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