Día 129, DAB Español, Jueves 9 de Mayo
1 Samuel 5:1-7:17; Juan 6:1-21; Salmos 106:13-31; Proverbios 14:32-33 (La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH))
1
Samuel 5-7 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
El Arca entre los filisteos
5 Después de capturar el Arca, los filisteos la
trasladaron desde Eben Ézer hasta Asdod. 2 Tomaron el Arca, la llevaron al
templo de Dagón y la colocaron junto a Dagón. 3 Cuando los de Asdod se
levantaron al día siguiente, encontraron a Dagón caído en el suelo ante el Arca
del Señor. Agarraron a Dagón y lo pusieron en su sitio.
4 Cuando se levantaron a la mañana siguiente,
encontraron de nuevo a Dagón caído en el suelo ante el Arca del Señor. Tenía la
cabeza y las dos manos arrancadas y tiradas sobre el umbral; de Dagón sólo
quedaba el tronco. 5 Por esta razón, los sacerdotes de Dagón y los que visitan
su templo en Asdod siguen sin pisar el umbral hasta el presente.
6 El Señor castigó gravemente a los asdoditas y los
aterrorizó, asolando con tumores a Asdod y a su comarca. 7 Cuando los asdoditas
vieron lo que sucedía, dijeron:
— El Arca del Dios de Israel no debe quedarse entre
nosotros, porque su poder se recrudece contra nosotros y contra nuestro dios
Dagón.
8 Entonces convocaron a todos los príncipes filisteos
y los consultaron:
— ¿Qué podemos hacer con el Arca del Dios de Israel?
Ellos contestaron:
— Que la lleven a Gat.
Así, pues, trasladaron a Gat el Arca del Dios de
Israel. 9 Pero, nada más trasladarla, el Señor castigó a la ciudad e hizo
cundir el pánico, pues hirió a sus habitantes, pequeños y grandes, y les
salieron tumores. 10 Entonces enviaron el Arca de Dios a Ecrón. Y, al llegar
allí, los ecronitas se pusieron a gritar:
— ¡Han traído aquí el Arca del Dios de Israel para que
nos aniquile a todos!
11 Entonces convocaron de nuevo a todos los príncipes
filisteos y les dijeron:
— Llévense el Arca del Dios de Israel y que vuelva a
su sitio, para que no nos aniquile a todos.
Y es que por toda la ciudad cundía un pánico mortal,
pues el Señor la había castigado muy duramente. 12 Los que no morían estaban
infectados de tumores y el clamor de la ciudad llegaba al cielo.
El regreso del Arca
6 El Arca del Señor permaneció siete meses en
territorio filisteo. 2 Los filisteos hicieron llamar a los sacerdotes y
adivinos para consultarles:
— ¿Qué podemos hacer con el Arca del Señor?
Indíquennos cómo debemos enviarla a su lugar.
3 Ellos respondieron:
— Si quieren devolver el Arca del Dios de Israel, no
la manden vacía; devuélvanla con una compensación. Entonces se curarán y sabrán
por qué su castigo no los dejaba en paz.
4 Y preguntaron:
— ¿Qué compensación debemos hacerle?
Contestaron:
— A razón del número de príncipes filisteos, cinco
tumores de oro y cinco ratas de oro, pues una misma plaga han sufrido todos
ustedes y sus príncipes. 5 Harán imágenes de los tumores y de las ratas que
exterminan el país para glorificar al Dios de Israel. Tal vez así aplaque su
castigo sobre ustedes, sus dioses y su país. 6 No sean tan obstinados como lo
fueron los egipcios y el faraón que sólo cuando él los golpeó dejaron marchar a
Israel. 7 Así, pues, construyan una carreta nueva, tomen dos vacas que estén criando
y que nunca hayan llevado yugo, engánchenlas a la carreta y dejen sus terneros
en el establo. 8 Tomen luego el Arca del Señor, colóquenla en la carreta junto
con los objetos de oro que le ofrecen como reparación metidos en una bolsa, y
déjenla marchar. 9 Observen entonces: si se encamina hacia su territorio y sube
hacia Bet Semes, demostrará que él nos ha causado esta terrible plaga. Si no es
así, sabremos que él no nos ha castigado y que ha sido un accidente.
10 Y así lo hicieron. Tomaron dos vacas que estaban
criando, las engancharon a la carreta y encerraron a sus terneros en el
establo. 11 Luego colocaron en la carreta el Arca del Señor y la bolsa con las
ratas de oro y las imágenes de sus tumores. 12 Las vacas tiraron derechas en
dirección a Bet Semes. Caminaban mugiendo siempre por el mismo camino, sin
desviarse a ningún lado, y los príncipes filisteos las siguieron hasta el
término de Bet Semes.
13 Las gentes de Bet Semes, que estaban cosechando el
trigo en el valle, levantaron la vista y, al ver el Arca, se alegraron. 14 La
carreta llegó al campo de Josué, el de Bet Semes, y se detuvo allí, junto a una
piedra grande. Entonces partieron la madera de la carreta y ofrecieron las
vacas en holocausto al Señor. 15 Los levitas habían bajado el Arca del Señor y
la bolsa que contenía los objetos de oro, colocándolos sobre la piedra grande.
Aquel día la gente de Bet Semes ofreció holocaustos y sacrificios de comunión
al Señor. 16 Los cinco príncipes filisteos estuvieron observando y regresaron a
Ecrón el mismo día.
17 Los cinco tumores de oro que los filisteos
ofrecieron en compensación al Señor correspondían respectivamente a Asdod,
Gaza, Ascalón, Gat y Ecrón. 18 El número de ratas de oro correspondía al total
de las ciudades filisteas gobernadas por los cinco príncipes, incluyendo
ciudades fortificadas y aldeas anejas. En cuanto a la piedra grande sobre la
que colocaron el Arca del Señor, todavía hoy puede verse en el campo de Josué,
el de Bet Semes.
19 Pero el Señor castigó a la gente de Bet Semes por mirar
el Arca del Señor, hiriendo a setenta de sus hombres. El pueblo hizo duelo por
el duro castigo que el Señor le había infligido. 20 Entonces los habitantes de
Bet Semes dijeron:
— ¿Quién podrá resistir ante el Señor, ante este Dios
Santo? ¿A quién enviarla para quitárnosla de encima?
21 Enviaron, pues, emisarios a los habitantes de
Quiriat Jearín con este mensaje:
— Los filisteos han devuelto el Arca del Señor. Vengan
y llévensela con ustedes.
7 Los habitantes de Quiriat Jearín vinieron y
recogieron el Arca del Señor; la llevaron a la casa de Abinadab, en la colina,
y consagraron a su hijo Eleazar para que la cuidase.
Samuel, juez de Israel (7,2-17)
2 Pasaron muchos años, unos veinte, desde la instalación
del Arca en Quiriat Jearín y todo Israel añoraba al Señor. 3 Entonces Samuel se
dirigió a todos los israelitas para decirles:
— Si quieren volver totalmente al Señor, retiren de
entre ustedes a los dioses y diosas extranjeros, entréguense plenamente al
Señor, adórenlo en exclusiva y él los librará de los filisteos.
4 Los israelitas retiraron las imágenes de Baal y
Astarté y adoraron al Señor en exclusiva. 5 Samuel les ordenó:
— Convoquen a todo Israel en Mispá y yo oraré por
ustedes al Señor.
6 Se reunieron en Mispá, sacaron agua, la derramaron
ante el Señor y ayunaron aquel día, diciendo:
— Hemos pecado contra el Señor.
Samuel juzgó a los israelitas en Mispá. 7 Cuando los
filisteos se enteraron de que los israelitas estaban reunidos en Mispá, los
príncipes filisteos subieron contra Israel. Los israelitas, al saberlo, se
asustaron 8 y dijeron a Samuel:
— No dejes de suplicar por nosotros al Señor nuestro
Dios, para que nos defienda de los filisteos.
9 Samuel tomó un cordero lechal, lo sacrificó al Señor
en holocausto, clamó al Señor en favor de Israel y el Señor lo escuchó. 10
Mientras Samuel estaba ofreciendo el sacrificio, llegaron los filisteos para
atacar a Israel. Entonces el Señor lanzó un fuerte trueno contra los filisteos,
los desconcertó y cayeron derrotados ante Israel. 11 Los israelitas salieron de
Mispá persiguiendo a los filisteos y los fueron aniquilando hasta más abajo de
Bet Car. 12 Samuel colocó entonces una piedra entre Mispá y Sen, diciendo:
— Hasta aquí nos ha ayudado el Señor.
Por eso la llamó Eben Ézer. 13 Los filisteos,
derrotados, ya no volvieron a invadir el territorio israelita y el Señor los
tuvo sometidos mientras vivió Samuel. 14 Israel reconquistó las ciudades
situadas entre Ecrón y Gat que los filisteos le habían arrebatado, liberó su
territorio del dominio filisteo y estuvo en paz con los amorreos.
15 Samuel fue juez de Israel durante toda su vida. 16
Anualmente hacía una gira por Betel, Guilgal y Mispá, dirimiendo los pleitos de
Israel en estos lugares. 17 Luego volvía a Ramá, donde tenía su residencia y
seguía juzgando a Israel. Y allí construyó un altar al Señor.
La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y
Edición, Sociedad Bíblica de España
Juan
6:1-21 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Cuarto signo (6,1-15)
La multiplicación de los panes (Mt 14,13-21; Mc
6,34-44; Lc 9,10-17)
6 Después de esto, Jesús pasó a la otra orilla del
lago de Galilea (o de Tiberíades). 2 Lo seguía mucha gente, porque veían los
milagros que hacía con los enfermos. 3 Jesús subió a un monte y se sentó allí
con sus discípulos. 4 Estaba próxima la Pascua, fiesta principal de los judíos.
5 Al alzar Jesús la mirada y ver aquella gran multitud que acudía a él, dijo a
Felipe:
— ¿Dónde podríamos comprar pan para que puedan comer
todos estos?
6 Dijo esto para ver su reacción, pues él ya sabía lo
que iba a hacer. 7 Felipe le respondió:
— Aunque se gastase uno el salario de más de medio
año, no alcanzaría para que cada uno de estos probase un bocado.
8 Otro de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón
Pedro, intervino diciendo:
9 — Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de
cebada y dos peces; pero ¿qué es esto para tanta gente?
10 Jesús dijo entonces:
— Hagan que se sienten todos.
Se sentaron todos sobre la hierba, que era muy
abundante en aquel lugar. Eran unos cinco mil hombres. 11 Jesús tomó los panes
y, después de dar gracias a Dios, los distribuyó entre los que estaban
sentados. Y lo mismo hizo con los peces, hasta que se hartaron. 12 Cuando
quedaron satisfechos, Jesús dijo a sus discípulos:
— Recojan lo que ha sobrado, para que no se pierda
nada.
13 Lo hicieron así, y con lo que sobró a quienes
comieron de los cinco panes de cebada, llenaron doce cestos. 14 La gente, por
su parte, al ver aquel milagro, comentaba:
— Este hombre tiene que ser el profeta que iba a venir
al mundo.
15 Se dio cuenta Jesús de que pretendían llevárselo
para proclamarlo rey, y se retiró de nuevo al monte él solo.
Quinto signo (6,16—8,59)
Jesús camina sobre el agua (Mt 14,22-27; Mc 6,45-52)
16 A la caída de la tarde, los discípulos de Jesús
bajaron al lago, 17 subieron a una barca y emprendieron la travesía hacia
Cafarnaún. Era ya de noche y Jesús aún no los había alcanzado. 18 De pronto se
levantó un viento fuerte que alborotó el lago. 19 Habrían remado unos cinco o
seis kilómetros, cuando vieron a Jesús que caminaba sobre el lago y se acercaba
a la barca. Les entró mucho miedo, 20 pero Jesús les dijo:
— Soy yo. No tengan miedo.
21 Entonces quisieron subirlo a bordo, pero en seguida
la barca tocó tierra en el lugar al que se dirigían.
La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y
Edición, Sociedad Bíblica de España
Salmos
106:13-31 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
13 Pero pronto se olvidaron de sus obras,
no confiaron en sus designios.
14 En el desierto la avidez los consumía,
en el yermo retaron a Dios.
15 Él les dio lo que pedían,
pero también les envió un mal devastador.
16 Envidiaron a Moisés en el campamento,
también a Aarón, el consagrado del Señor.
17 La tierra se abrió y engulló a Datán,
enterró a la banda de Abirán:
18 el fuego abrasó a sus secuaces,
una llama devoró a los malvados.
19 En Horeb hicieron un becerro,
adoraron una imagen de metal,
20 cambiaron a quien era su gloria
por la estatua de un toro que come hierba.
21 Olvidaron a Dios salvador suyo,
el que hizo cosas grandes en Egipto,
22 maravillas en la tierra de Cam,
prodigios en el mar de las Cañas.
23 Pensaba el Señor exterminarlos,
pero Moisés, su elegido,
intercedió delante de él
para calmar su furia destructora.
24 Despreciaron una tierra deliciosa,
no confiaron en su palabra.
25 Se quejaban en sus tiendas,
no escuchaban la voz del Señor.
26 Por eso el Señor les juró solemnemente
que los haría morir en el desierto,
27 que a su estirpe arrojaría entre paganos,
que los dispersaría entre los países.
28 Ellos siguieron a Baal Peor
y comieron sacrificios de muertos.
29 Con sus actos enfurecieron al Señor
y descargó sobre ellos una plaga.
30 Entonces surgió Finés,
hizo justicia y la plaga se detuvo.
31 Esto se le contó en su haber
de padres a hijos para siempre.
La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y
Edición, Sociedad Bíblica de España
Proverbios
14:32-33 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
32 El malvado tropieza en su maldad,
el justo halla refugio en su honradez.
33 La sabiduría habita en mente inteligente,
pero es desconocida entre los necios.
La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y
Edición, Sociedad Bíblica de España
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