Friday, May 3, 2019

DAB Español, Sábado 4 de Mayo

Día 124, DAB Español, Sábado 4 de Mayo

Jueces 19:1-20:48; Juan 3:22-4:4; Salmos 104:24-35; Proverbios 14:22-24 (Nueva Traducción Viviente (NTV))






Jueces 19-20 Nueva Traducción Viviente (NTV)
El levita y su concubina
19 En esos días, Israel no tenía rey. Hubo un hombre de la tribu de Leví que vivía en un lugar remoto de la zona montañosa de Efraín. Cierto día se llevó a su casa a una mujer de Belén de Judá, para que fuera su concubina. 2 Pero ella se enojó con él[a] y volvió a la casa de su padre, en Belén.

Unos cuatro meses después, 3 su marido viajó a Belén para hablar personalmente con ella y convencerla de que regresara. Llevó consigo a un siervo y a un par de burros. Cuando llegó a[b] la casa del padre, este lo vio y le dio la bienvenida. 4 Su suegro, el padre de la joven, insistió en que se quedara por un tiempo, así que pasó allí tres días, comiendo, bebiendo y durmiendo.

5 Al cuarto día, el hombre se levantó temprano y estaba listo para partir, pero el padre de la joven le dijo a su yerno: «Come algo antes de irte». 6 Así que los dos hombres se sentaron a comer y beber juntos. Luego el padre de la joven le dijo: «Quédate, por favor, otra noche y diviértete». 7 El hombre se levantó para irse, pero su suegro siguió insistiendo en que se quedara, así que al final cedió y pasó allí otra noche.

8 A la mañana del quinto día, el hombre se levantó temprano nuevamente, listo para partir, pero una vez más el padre de la joven le dijo: «Come algo; después podrás irte esta tarde». Así que se pasaron otro día de festejo. 9 Más tarde, mientras el hombre, su concubina y el siervo se preparaban para marcharse, el suegro le dijo: «Mira, está atardeciendo. Quédate esta noche y diviértete. Mañana podrás levantarte temprano y marcharte».

10 Pero esta vez, el hombre estaba decidido a irse. Así que tomó a sus dos burros ensillados y a su concubina, y se dirigió a Jebús (es decir, Jerusalén). 11 Ya era tarde cuando se acercaron a Jebús, y el siervo le dijo:

—Paremos en esta ciudad jebusea y pasemos aquí la noche.

12 —No —le dijo su amo—, no podemos quedarnos en esta ciudad extranjera donde no hay israelitas. Seguiremos, en cambio, hasta Guibeá. 13 Vamos, tratemos de llegar hasta Guibeá o Ramá, y pasaremos la noche en una de esas ciudades.

14 Así que siguieron adelante. El sol se ponía cuando llegaron a Guibeá, una ciudad situada en Benjamín, 15 y se detuvieron allí para pasar la noche. Descansaron en la plaza de la ciudad, pero nadie los invitó a su casa para pasar la noche.

16 Esa noche un anciano regresaba a su hogar después del trabajo en los campos. Era de la zona montañosa de Efraín, pero vivía en Guibeá, donde la gente era de la tribu de Benjamín. 17 Cuando vio a los viajeros sentados en la plaza de la ciudad, les preguntó de dónde venían y hacia dónde iban.

18 —Regresamos de Belén, en Judá —le contestó el hombre—, y vamos hacia una zona remota de la región montañosa de Efraín, donde yo vivo. Viajé a Belén y ahora voy de regreso a mi hogar.[c] Pero nadie nos ha invitado a su casa para pasar la noche, 19 aunque traemos todo lo que necesitamos. Tenemos paja y forraje para nuestros burros, y bastante pan y vino para nosotros.

20 —Serán bienvenidos en mi casa —les dijo el anciano—. Yo les daré todo lo que pudiera faltarles; pero no se les ocurra pasar la noche en la plaza.

21 Entonces los llevó a su casa y dio alimento a los burros. Después de lavarse los pies, comieron y bebieron juntos.

22 Mientras disfrutaban el momento, un grupo de alborotadores de la ciudad rodeó la casa. Comenzaron a golpear la puerta y a gritarle al anciano:

—Saca al hombre que se hospeda contigo para que podamos tener sexo con él.

23 Entonces el anciano salió para hablar con ellos.

—No, hermanos míos, no hagan algo tan perverso. Pues este hombre es huésped en mi casa, y semejante acto sería vergonzoso. 24 Miren, llévense a mi hija virgen y a la concubina de este hombre. Yo se las sacaré, y ustedes podrán abusar de ellas y hacerles lo que quieran. Pero no cometan semejante vergüenza contra este hombre.

25 Sin embargo, ellos no le hicieron caso. Entonces el levita tomó a su concubina y la empujó por la puerta. Los hombres de la ciudad abusaron de ella toda la noche, violándola uno por uno hasta la mañana. Finalmente, al amanecer, la soltaron. 26 Cuando ya amanecía, la mujer regresó a la casa donde estaba hospedado su esposo y se desplomó en la puerta de la casa, y permaneció allí hasta que hubo luz.

27 Cuando su esposo abrió la puerta para salir, allí encontró a su concubina, tirada, con las manos en el umbral. 28 «¡Levántate, vamos!», le dijo. Pero no hubo respuesta.[d] Entonces subió el cuerpo de la mujer a su burro y se la llevó a su casa.

29 Cuando llegó a su casa, tomó un cuchillo y cortó el cuerpo de su concubina en doce pedazos. Después envió un pedazo a cada tribu por todo el territorio de Israel.

30 Todos los que lo veían exclamaban: «En todo este tiempo, desde que Israel salió de Egipto, nunca se había cometido un crimen tan horrible. ¡Pensémoslo bien! ¿Qué vamos a hacer? ¿Quién lo denunciará?».

Guerra de Israel contra Benjamín
20 Entonces todos los israelitas se unieron como un solo hombre, desde Dan, al norte, hasta Beerseba, al sur, incluidos los del otro lado del Jordán, en la tierra de Galaad. Toda la comunidad se reunió en asamblea ante la presencia del Señor en Mizpa. 2 Los líderes de todo el pueblo, de todas las tribus de Israel —cuatrocientos mil guerreros armados con espadas—, ocuparon sus puestos en la asamblea del pueblo de Dios. 3 (Pronto llegó la noticia a la tierra de Benjamín de que las otras tribus habían subido a Mizpa). Entonces los israelitas preguntaron cómo había sucedido ese crimen tan terrible.

4 El levita, el esposo de la mujer asesinada, explicó:

—Mi concubina y yo nos detuvimos para pasar la noche en Guibeá, una ciudad que pertenece a la tribu de Benjamín. 5 Esa noche, algunos de los ciudadanos prominentes de Guibeá rodearon la casa con la intención de matarme, y violaron a mi concubina hasta que quedó muerta. 6 Entonces corté su cuerpo en doce pedazos y envié los pedazos por todo el territorio asignado a Israel, porque esos hombres han cometido un crimen terrible y vergonzoso. 7 Ahora bien, todos ustedes —la comunidad entera de Israel— tienen que decidir aquí y ahora qué debe hacerse al respecto.

8 Y todo el pueblo se puso de pie al mismo tiempo y proclamó a una voz:

—¡Ninguno de nosotros volverá a su hogar! ¡No, ni una sola persona! 9 En cambio, haremos lo siguiente con Guibeá: echaremos suertes para decidir quién la atacará. 10 Una décima parte de los hombres[e] de cada tribu se encargará de abastecer a los guerreros con provisiones; los demás nos vengaremos de Guibeá,[f] en Benjamín, por la infamia que sus hombres han cometido en Israel.

11 Así que los israelitas estaban en total unanimidad, y se juntaron para atacar la ciudad.

12 Los israelitas enviaron mensajeros a la tribu de Benjamín, diciendo: «¡Qué acto tan terrible se ha cometido en medio de ustedes! 13 Entréguennos a esos hombres malvados, a esos perturbadores de Guibeá, para que los ejecutemos y así purifiquemos a Israel de semejante maldad».

Pero los de Benjamín no quisieron escuchar. 14 En cambio, salieron de sus ciudades y se juntaron en Guibeá para pelear contra los israelitas. 15 En total, de toda la tribu de Benjamín, llegaron a Guibeá veintiséis mil guerreros armados con espadas, los cuales se sumaron a los setecientos guerreros selectos que vivían allí. 16 Entre las tropas selectas de Benjamín había setecientos hombres zurdos, capaces de tirar una piedra con la honda y acertar en un cabello sin errar el blanco. 17 Israel, a su vez, tenía cuatrocientos mil soldados con experiencia en la guerra, armados con espadas, sin contar a los guerreros de Benjamín.

18 Antes de la batalla, los israelitas fueron a Betel y le preguntaron a Dios:

—¿Cuál de las tribus debe ser la primera en atacar a la gente de Benjamín?

El Señor contestó:

—Judá debe ir primero.

19 Entonces los israelitas salieron temprano a la mañana siguiente y acamparon cerca de Guibeá. 20 Después avanzaron hacia Guibeá para atacar a los hombres de Benjamín. 21 Pero los guerreros de Benjamín, que estaban defendiendo la ciudad, salieron y mataron ese día a veintidós mil israelitas en el campo de batalla.

22 Sin embargo, los israelitas se animaron unos a otros y otra vez tomaron sus posiciones en el mismo lugar donde habían luchado el día anterior. 23 Pues habían subido a Betel y habían llorado en presencia del Señor hasta la noche. Le habían preguntado al Señor:

—¿Debemos salir nuevamente a pelear contra nuestros parientes de Benjamín?

Y el Señor había dicho:

—Salgan a pelear contra ellos.

24 Así que, al día siguiente, volvieron a pelear contra los hombres de Benjamín, 25 pero los hombres de Benjamín mataron a otros dieciocho mil israelitas, todos ellos expertos en el uso de la espada.

26 Entonces todos los israelitas subieron a Betel y lloraron en presencia del Señor, y ayunaron hasta la noche. También le llevaron al Señor ofrendas quemadas y ofrendas de paz. 27 Los israelitas fueron a buscar dirección del Señor. (En esos días el arca del pacto de Dios estaba en Betel, 28 y el sacerdote era Finees, hijo de Eleazar y nieto de Aarón). Los israelitas le preguntaron al Señor:

—¿Debemos volver a pelear contra nuestros parientes de Benjamín o debemos detenernos?

El Señor dijo:

—¡Vayan! Mañana se los entregaré.

29 Entonces los israelitas armaron una emboscada alrededor de Guibeá. 30 Salieron al tercer día, y tomaron sus posiciones en los mismos lugares que antes. 31 Cuando los hombres de Benjamín salieron a atacar, fueron alejados de la ciudad. Y tal como habían hecho antes, comenzaron a matar a los israelitas. Unos treinta israelitas murieron en campo abierto y por los dos caminos, uno que lleva a Betel, y el otro que lleva de vuelta a Guibeá.

32 Entonces los guerreros de Benjamín gritaron: «¡Los estamos derrotando igual que antes!»; pero los israelitas habían planeado huir de antemano, para que los hombres de Benjamín salieran a perseguirlos por los caminos y quedaran alejados de la ciudad. 33 Cuando los guerreros israelitas llegaron a Baal-tamar, se dieron vuelta y tomaron sus posiciones de batalla. Mientras tanto, los israelitas que estaban escondidos en emboscada al occidente[g] de Guibeá salieron de repente a pelear. 34 Sumaban diez mil los guerreros israelitas selectos que avanzaron contra Guibeá. El enfrentamiento fue tan intenso, que Benjamín no se dio cuenta del desastre que se avecinaba. 35 Y el Señor ayudó a Israel a derrotar a Benjamín, y ese día los israelitas mataron a veinticinco mil cien guerreros de Benjamín, todos expertos en el manejo de la espada. 36 Entonces los hombres de Benjamín se dieron cuenta de que estaban vencidos.

Los israelitas habían retrocedido frente a los guerreros de Benjamín para que los que estaban escondidos en emboscada tuvieran más terreno para maniobrar contra Guibeá. 37 Entonces los que estaban escondidos en los alrededores se lanzaron contra la ciudad y mataron a todos los habitantes. 38 Habían acordado hacer una gran columna de humo desde la ciudad como señal. 39 Cuando los israelitas vieron el humo, se dieron vuelta y atacaron a los guerreros de Benjamín.

Para entonces, los guerreros de Benjamín habían matado a unos treinta israelitas y gritaban: «¡Los estamos derrotando como en la primera batalla!». 40 Pero cuando los guerreros de Benjamín miraron hacia atrás y vieron el humo que se elevaba al cielo desde todos los rincones de la ciudad, 41 los hombres de Israel giraron y los atacaron. En ese instante, los hombres de Benjamín se aterrorizaron, porque se dieron cuenta de que se les venía el desastre encima. 42 Así que dieron media vuelta y huyeron frente a los israelitas hacia el desierto. Pero no pudieron escapar de la batalla, y la gente que salió de las ciudades cercanas también pereció.[h] 43 Los israelitas cercaron a los hombres de Benjamín y los persiguieron sin tregua, hasta que por fin los alcanzaron al oriente de Guibeá.[i] 44 Ese día murieron en batalla dieciocho mil de los guerreros más fuertes de Benjamín. 45 Los sobrevivientes huyeron al desierto, hacia la roca de Rimón, pero Israel mató a cinco mil de ellos a lo largo del camino. Los israelitas continuaron persiguiéndolos hasta que mataron a otros dos mil cerca de Gidom.

46 Ese día la tribu de Benjamín perdió veinticinco mil guerreros fuertes armados con espada, 47 y quedaron solo seiscientos hombres, quienes escaparon a la roca de Rimón, donde vivieron durante cuatro meses. 48 Entonces los israelitas regresaron al territorio de Benjamín y en todas las ciudades masacraron a todo ser viviente: a la gente, a los animales y a todo lo que encontraron. También quemaron por completo todas las ciudades por las que pasaron.

Footnotes:
19:2 O ella le fue infiel.
19:3 Así aparece en la versión griega; en hebreo dice Cuando ella lo llevó a.
19:18 Así aparece en la versión griega (ver también 19:29); en hebreo dice ahora me dirijo al tabernáculo del Señor.
19:28 La versión griega agrega porque estaba muerta.
20:10a En hebreo diez hombres de cada cien, cien hombres de cada mil, y mil hombres de cada diez mil.
20:10b En hebreo Geba, una variante de Guibeá en este caso; también en 20:33.
20:33 Así aparece en la versión griega, en la siríaca y en la Vulgata Latina; en hebreo dice escondidos en espacio abierto.
20:42 O batalla, porque la gente de las ciudades cercanas también salió y los mató.
20:43 El significado del texto hebreo es incierto.
Nueva Traducción Viviente (NTV)
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Juan 3:22-4:4 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Juan el Bautista exalta a Jesús
22 Luego Jesús y sus discípulos salieron de Jerusalén y se fueron al campo de Judea. Jesús pasó un tiempo allí con ellos, bautizando a la gente.

23 En ese tiempo, Juan el Bautista bautizaba en Enón, cerca de Salim, porque allí había mucha agua; y la gente iba a él para ser bautizada. 24 (Eso ocurrió antes de que metieran a Juan en la cárcel). 25 Surgió un debate entre los discípulos de Juan y cierto judío[a] acerca de la purificación ceremonial. 26 Entonces los discípulos de Juan fueron a decirle:

—Rabí, el hombre que estaba contigo al otro lado del río Jordán, a quien identificaste como el Mesías, también está bautizando a la gente. Y todos van a él en lugar de venir a nosotros.

27 Juan respondió:

—Nadie puede recibir nada a menos que Dios se lo conceda desde el cielo. 28 Ustedes saben que les dije claramente: “Yo no soy el Mesías; estoy aquí solamente para prepararle el camino a él”. 29 Es el novio quien se casa con la novia, y el amigo del novio simplemente se alegra de poder estar al lado del novio y oír sus votos. Por lo tanto, oír que él tiene éxito me llena de alegría. 30 Él debe tener cada vez más importancia y yo, menos.

31 »Él vino de lo alto y es superior a cualquier otro. Nosotros somos de la tierra y hablamos de cosas terrenales, pero él vino del cielo y es superior a todos.[b] 32 Él da testimonio de lo que ha visto y oído, ¡pero qué pocos creen en lo que les dice! 33 Todo el que acepta su testimonio puede confirmar que Dios es veraz. 34 Pues él es enviado por Dios y habla las palabras de Dios, porque Dios le da el Espíritu sin límites. 35 El Padre ama a su Hijo y ha puesto todo en sus manos. 36 Los que creen en el Hijo de Dios tienen vida eterna. Los que no obedecen al Hijo nunca tendrán vida eterna, sino que permanecen bajo la ira del juicio de Dios.

Jesús y la mujer samaritana
4 Jesús[c] sabía que los fariseos se habían enterado de que él hacía y bautizaba más discípulos que Juan 2 (aunque no era Jesús mismo quien los bautizaba sino sus discípulos). 3 Así que se fue de Judea y volvió a Galilea.

4 En el camino, tenía que pasar por Samaria.

Footnotes:
3:25 Algunos manuscritos dicen y algunos judíos.
3:31 Algunos manuscritos no incluyen y es superior a todos.
4:1 Algunos manuscritos dicen El Señor.
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Salmos 104:24-35 Nueva Traducción Viviente (NTV)
24 Oh Señor, ¡cuánta variedad de cosas has creado!
    Las hiciste todas con tu sabiduría;
    la tierra está repleta de tus criaturas.
25 Allí está el océano, ancho e inmenso,
    rebosando de toda clase de vida,
    especies tanto grandes como pequeñas.
26 Miren los barcos que pasan navegando,
    y al Leviatán,[a] al cual hiciste para que juegue en el mar.

27 Todos dependen de ti
    para recibir el alimento según su necesidad.
28 Cuando tú lo provees, ellos lo recogen.
    Abres tu mano para alimentarlos,
    y quedan sumamente satisfechos.
29 Pero si te alejas de ellos, se llenan de pánico.
    Cuando les quitas el aliento,
    mueren y vuelven otra vez al polvo.
30 Cuando les das tu aliento,[b] se genera la vida
    y renuevas la faz de la tierra.

31 ¡Que la gloria del Señor continúe para siempre!
    ¡El Señor se deleita en todo lo que ha creado!
32 La tierra tiembla ante su mirada;
    las montañas humean cuando él las toca.

33 Cantaré al Señor mientras viva.
    ¡Alabaré a mi Dios hasta mi último suspiro!
34 Que todos mis pensamientos le agraden,
    porque me alegro en el Señor.
35 Que todos los pecadores desaparezcan de la faz de la tierra;
    que dejen de existir para siempre los perversos.

Que todo lo que soy alabe al Señor.

¡Alabado sea el Señor!

Footnotes:
104:26 La identidad del Leviatán es discutida, las ideas van desde una criatura terrestre hasta un mítico monstruo marino de la literatura antigua.
104:30 O Cuando envías tu Espíritu.
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Proverbios 14:22-24 Nueva Traducción Viviente (NTV)
22 Si te propones hacer el mal, te perderás;
    si te propones hacer el bien recibirás amor inagotable y fidelidad.

23 El trabajo trae ganancias,
    ¡pero el solo hablar lleva a la pobreza!

24 La riqueza es una corona para los sabios;
    el esfuerzo de los necios solo produce necedad.

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