Día 140, DAB Español, Lunes 20 de Mayo
1 Samuel 26:1-28:25; Juan 11:1-54; Salmos 117; Proverbios 15:22-23 (Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH))
1
Samuel 26-28 Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH)
David Perdona De Nuevo la Vida a Saúl
26 Entonces vinieron los Zifeos a Saúl en Guibeá y le
dijeron: “¿No está David escondido en la colina de Haquila, que está frente a
Jesimón (al desierto)?” 2 Se levantó, pues, Saúl y descendió al desierto de
Zif, teniendo consigo 3,000 hombres escogidos de Israel, para buscar a David en
el desierto de Zif. 3 Y acampó Saúl en la colina de Haquila, que está frente a
Jesimón, junto al camino, y David permanecía en el desierto. Cuando vio que
Saúl venía tras él al desierto, 4 David envió espías, y supo que Saúl en verdad
se acercaba. 5 Se levantó David y vino al lugar donde Saúl había acampado. Y
vio David el lugar donde estaban acostados Saúl y Abner, hijo de Ner, el
comandante de su ejército. Saúl dormía en medio del campamento y el pueblo
estaba acampado alrededor de él.
6 Entonces habló[a] David a[b] Ahimelec el Hitita y a
Abisai, hijo de Sarvia, hermano de Joab y les preguntó: “¿Quién descenderá
conmigo a donde está Saúl en el campamento?” “Yo descenderé contigo,” dijo Abisai.
7 David y Abisai llegaron de noche al campamento[c]. Saúl estaba durmiendo en
medio del campamento, con su lanza clavada en tierra a su cabecera, y Abner y
la gente estaban acostados alrededor de él. 8 Entonces Abisai dijo a David:
“Hoy Dios ha entregado a tu enemigo en tu mano. Ahora pues, déjame clavarlo
a[d] la tierra de un solo golpe; no tendré que darle por segunda vez.”
9 Pero David dijo a Abisai: “No lo mates, pues, ¿quién
puede extender su mano contra el ungido del Señor y quedar sin castigo?” 10
Dijo también David: “Vive el Señor, que ciertamente el Señor lo herirá, o
llegará el día en que muera, o descenderá a la batalla y perecerá. 11 No
permita el Señor que yo extienda mi mano contra el ungido del Señor; pero
ahora, te ruego, toma la lanza que está a su cabecera y la vasija de agua, y
vámonos.” 12 Tomó, pues, David la lanza y la vasija de agua de junto a la
cabecera de Saúl, y se fueron. Pero nadie lo vio ni lo supo, tampoco nadie se
despertó, pues todos estaban dormidos, ya que un sueño profundo de parte del
Señor había caído sobre ellos.
13 David pasó al otro lado y se colocó en la cima del
monte a cierta distancia, con un gran espacio entre ellos. 14 Entonces David
dio voces al pueblo y a Abner, hijo de Ner y le preguntó: “¿No responderás,
Abner?” Entonces Abner respondió: “¿Quién eres tú que llamas al rey?” 15 Y
David dijo a Abner: “¿No eres tú un hombre? ¿Quién es como tú en Israel? ¿Por
qué, pues, no has protegido a tu señor el rey? Porque uno del pueblo vino para
matar a tu señor el rey. 16 Esto que has hecho no es bueno. Vive el Señor,
todos ustedes ciertamente deberían morir[e], porque no protegieron a su señor,
el ungido del Señor. Y ahora, mira dónde está la lanza del rey y la vasija de
agua que estaba a su cabecera.”
17 Entonces Saúl reconoció la voz de David y dijo:
“¿Es ésta tu voz, David, hijo mío?” Y David respondió: “Mi voz es, mi señor el
rey.” 18 También dijo: “¿Por qué persigue mi señor a su siervo? ¿Pues qué he
hecho? ¿Qué maldad hay en mi mano? 19 Ahora pues, ruego a mi señor el rey que
escuche las palabras de su siervo. Si el Señor lo ha movido a usted contra mí,
que El acepte[f] una ofrenda, pero si son hombres[g], malditos sean delante del
Señor, porque me han expulsado hoy para que yo no tenga parte en la heredad del
Señor, y me dicen: ‘Ve, sirve a otros dioses.’ 20 Ahora pues, no caiga mi
sangre a tierra, lejos de la presencia del Señor; porque el rey de Israel ha
salido en busca de una pulga, como quien va a la caza de una perdiz en los
montes.”
21 Saúl dijo: “He pecado. Vuelve, David, hijo mío,
porque no volveré a hacerte daño pues mi vida fue muy estimada en tus ojos hoy.
Yo he actuado neciamente y he cometido un grave error.” 22 David respondió:
“Aquí está la lanza del rey. Que pase acá uno de los jóvenes y la recoja. 23 El
Señor pagará a cada uno según su justicia y su fidelidad; pues el Señor lo
entregó hoy en mi mano, pero yo no quise extender mi mano contra el ungido del
Señor. 24 Así como su vida fue preciosa ante mis ojos hoy, que así sea preciosa
mi vida ante los ojos del Señor, y que El me libre de toda aflicción.” 25
“Bendito seas, David, hijo mío, ciertamente harás grandes cosas y
prevalecerás,” respondió Saúl. David siguió por su camino y Saúl se volvió a su
lugar.
David entre los Filisteos
27 Entonces David se dijo[h]: “Ahora bien, voy a
perecer algún día por la mano de Saúl. Lo mejor para mí es huir[i] a la tierra
de los Filisteos. Saúl se cansará[j], y no me buscará más en todo el territorio
de Israel, y escaparé de su mano.” 2 Se levantó, pues, David y se pasó con los
600 hombres que estaban con él a Aquis, hijo de Maoc, rey de Gat. 3 David moró
con Aquis en Gat, él y sus hombres, cada cual con los de su casa; David con sus
dos mujeres Ahinoam la Jezreelita, y Abigail la de Carmel, viuda[k] de Nabal. 4
Y le dieron la noticia a Saúl que David había huido a Gat, y no lo buscó más.
5 Entonces David dijo a Aquis: “Si he hallado ahora
gracia ante sus ojos, que me dé un lugar en una de las aldeas en el campo para
que habite allí; pues, ¿por qué ha de morar su siervo con usted en la ciudad
real?” 6 Aquis le dio Siclag aquel día; por eso Siclag ha pertenecido a los
reyes de Judá hasta hoy. 7 El número de los días que David habitó en el
territorio de los Filisteos fue un año[l] y cuatro meses.
8 David y sus hombres subieron e hicieron incursiones
contra los Guesuritas, los Guerzitas y los Amalecitas; porque ellos eran los
habitantes de la tierra desde tiempos antiguos, según se va a Shur, hasta la
tierra de Egipto. 9 David atacaba[m] el territorio, y no dejaba con vida hombre
ni mujer, y se llevaba las ovejas, el ganado, los asnos, los camellos y la
ropa. Entonces regresaba y venía a Aquis. 10 Y Aquis decía: “¿Dónde atacaron[n]
hoy?” Y David respondía: “Contra el Neguev (región del sur) de Judá, contra el
Neguev de Jerameel y contra el Neguev de los Quenitas.” 11 David no dejaba con
vida hombre ni mujer para traer a Gat y dijo: “No sea que nos descubran[o],
diciendo: ‘Así ha hecho David, y así ha sido su costumbre todo el tiempo que ha
morado en el territorio de los Filisteos.’” 12 Aquis confiaba en David y se
decía: “En verdad que se ha hecho odioso a su pueblo Israel y será mi servidor
para siempre.”
Saúl y la Adivina de Endor
28 Aconteció en aquellos días que los Filisteos
reunieron sus ejércitos para la guerra, para pelear contra Israel. Y dijo Aquis
a David: “Bien sabes que saldrás conmigo a campaña, tú y tus hombres.” 2
Respondió David a Aquis: “Muy bien, usted sabrá lo que puede hacer su siervo.”
Entonces Aquis dijo a David: “Muy bien, te haré mi guarda personal[p] mientras
viva.”
3 Samuel había muerto, y todo Israel lo había llorado,
y lo habían sepultado en Ramá su ciudad. Y Saúl había echado de la tierra a los
adivinos y espiritistas. 4 Así que los Filisteos se reunieron, fueron y
acamparon en Sunem; y Saúl reunió a todo Israel y acamparon en Gilboa. 5 Al ver
Saúl el campamento de los Filisteos, tuvo miedo y su corazón se turbó[q] en
gran manera. 6 Y Saúl consultó al Señor, pero el Señor no le respondió ni por
sueños, ni por Urim, ni por profetas. 7 Entonces Saúl dijo a sus siervos:
“Búsquenme una mujer que sea adivina para ir a consultarla.” Y sus siervos le
dijeron: “Hay una mujer en Endor que es adivina.”
8 Saúl se disfrazó poniéndose otras ropas y fue con
dos hombres. Llegaron de noche a ver a la mujer, y él dijo: “Te ruego que
evoques por mí a un espíritu, y que hagas subir al que yo te diga.” 9 Pero la
mujer le dijo: “Usted sabe lo que Saúl ha hecho, cómo ha echado de la tierra a
los que son adivinos y espiritistas. ¿Por qué, pues, pone trampa contra mi vida
para hacerme morir?” 10 Saúl le juró por el Señor: “Vive el Señor que ningún
castigo vendrá sobre ti por esto.” 11 Entonces la mujer dijo: “¿A quién debo
hacerle subir?” Y él respondió: “Tráeme a Samuel.” 12 Cuando la mujer vio a Samuel,
clamó a gran voz; y la mujer le dijo a Saúl: “¿Por qué me ha engañado? ¡Usted
es Saúl!” 13 “No temas; pero, ¿qué ves?” le dijo el rey. Y la mujer respondió a
Saúl: “Veo a un ser divino[r] subiendo de la tierra.” 14 “¿Qué aspecto tiene?”
le dijo él. Y ella dijo: “Un anciano sube, y está envuelto en un manto.” Y Saúl
supo que era Samuel, e inclinando su rostro a tierra, se postró ante él.
15 Entonces Samuel dijo a Saúl: “¿Por qué me has
perturbado haciéndome subir?” Y Saúl respondió: “Estoy en gran angustia, pues
los Filisteos hacen guerra contra mí; Dios se ha apartado de mí y ya no me
responde ni por los profetas ni por sueños; por esto te he llamado, para que me
reveles lo que debo hacer.” 16 Y Samuel dijo: “¿Entonces, por qué me preguntas
a mí, ya que el Señor se ha apartado de ti y se ha hecho tu enemigo? 17 El
Señor ha hecho conforme a lo que[s] dijo por medio de mí; y el Señor ha
arrancado el reino de tu mano, y se lo ha dado a tu prójimo, a David. 18 Porque
tú no obedeciste al[t] Señor, ni llevaste a cabo Su gran ira contra Amalec, el
Señor te ha hecho esto hoy. 19 Además, el Señor entregará a Israel y a ti en
manos de los Filisteos; por tanto, mañana tú y tus hijos estarán conmigo.
Ciertamente, el Señor entregará el ejército de Israel en manos de los
Filisteos.”
20 Al instante Saúl cayó por tierra cuan largo era, y
tuvo gran temor por las palabras de Samuel; además estaba sin fuerzas, porque
no había comido nada[u] en todo el día y toda la noche. 21 La mujer se acercó a
Saúl, y viendo que estaba aterrorizado, le dijo: “Mire, su sierva le ha
obedecido[v] y he puesto mi vida en peligro[w] al oír las palabras que usted me
habló. 22 Ahora pues, le ruego que también escuche la voz de su sierva, y me
permita poner delante de usted un bocado de pan para que coma y tenga fuerzas
cuando siga su camino.” 23 Pero él rehusó, y dijo: “No comeré.” Sin embargo,
sus siervos junto con la mujer le insistieron, y él los escuchó[x]. Se levantó,
pues, del suelo y se sentó en la cama. 24 La mujer tenía en casa un ternero engordado
y se apresuró a matarlo; y tomando harina, la amasó y horneó de ella pan sin
levadura. 25 Y lo trajo delante de Saúl y de sus siervos, y comieron. Después
se levantaron y se fueron aquella noche.
Footnotes:
1 Samuel 26:6 Lit respondió
1 Samuel 26:6 Lit y dijo a
1 Samuel 26:7 Lit pueblo
1 Samuel 26:8 Lit aun en
1 Samuel 26:16 Lit sois hijos de muerte
1 Samuel 26:19 Lit huela
1 Samuel 26:19 Lit hijos de hombres
1 Samuel 27:1 Lit dijo en su corazón
1 Samuel 27:1 Lit que de seguro yo escape
1 Samuel 27:1 O perderá la esperanza
1 Samuel 27:3 Lit mujer
1 Samuel 27:7 Lit días
1 Samuel 27:9 Lit hería
1 Samuel 27:10 Lit hicieron incursión
1 Samuel 27:11 Lit digan de nosotros
1 Samuel 28:2 Lit guarda de mi cabeza
1 Samuel 28:5 O se estremeció
1 Samuel 28:13 O un dios
1 Samuel 28:17 Lit ha hecho por sí como
1 Samuel 28:18 Lit escuchaste la voz del
1 Samuel 28:20 Lit pan
1 Samuel 28:21 Lit ha escuchado tu voz
1 Samuel 28:21 Lit en mi palma
1 Samuel 28:23 Lit escuchó sus voces
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2005 by The Lockman Foundation, La Habra, California
Juan
11:1-54 Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH)
Muerte de Lázaro
11 Estaba enfermo cierto hombre llamado Lázaro, de
Betania, la aldea de María y de su hermana Marta. 2 María, cuyo hermano Lázaro
estaba enfermo, fue la que ungió al Señor con perfume y Le secó los pies con
sus cabellos. 3 Las hermanas entonces mandaron a decir a Jesús: “Señor, el que
Tú amas está enfermo.” 4 Cuando Jesús lo oyó, dijo: “Esta enfermedad no es para
muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado
por medio de ella.” 5 Y Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro.
6 Cuando oyó, pues, que Lázaro estaba enfermo,
entonces se quedó dos días más en el lugar donde estaba. 7 Luego, después de
esto, dijo a Sus discípulos: “Vamos de nuevo a Judea.” 8 Los discípulos Le
dijeron: “Rabí (Maestro), hace poco que[a] los Judíos Te querían apedrear, ¿y
vas allá otra vez?” 9 Jesús respondió: “¿No hay doce horas en el día? Si alguien
anda de día no tropieza, porque ve la luz de este mundo. 10 Pero si alguien
anda de noche, tropieza, porque la luz no está en él.”
11 Dijo esto, y después añadió[b]: “Nuestro amigo
Lázaro se ha dormido; pero voy a despertarlo.” 12 Los discípulos entonces Le
dijeron: “Señor, si se ha dormido, se recuperará”[c]. 13 Jesús había hablado de
la muerte de Lázaro[d], pero ellos creyeron que hablaba literalmente del
sueño[e]. 14 Entonces Jesús, por eso, les dijo claramente: “Lázaro ha muerto;
15 y por causa de ustedes me alegro de no haber estado allí, para que crean;
pero vamos a donde está él.” 16 Tomás, llamado el Dídimo (el Gemelo), dijo
entonces a sus condiscípulos: “Vamos nosotros también para morir con El.”
17 Llegó, pues, Jesús y halló que ya hacía cuatro días
que Lázaro estaba en el sepulcro. 18 Betania estaba cerca de Jerusalén, como a
tres kilómetros; 19 y muchos de los Judíos habían venido a la casa de Marta y
María, para consolarlas por la muerte de su hermano. 20 Entonces Marta, cuando
oyó que Jesús venía, Lo fue a recibir, pero María se quedó sentada en casa.
21 Y[f] Marta dijo a Jesús: “Señor, si hubieras estado
aquí, mi hermano no habría muerto. 22 Aun ahora, yo sé que todo lo que pidas a
Dios, Dios Te lo concederá.” 23 “Tu hermano resucitará,” le dijo Jesús.
24 Marta Le contestó: “Yo sé que resucitará en la
resurrección, en el día final.” 25 Jesús le contestó: “Yo soy la resurrección y
la vida; el que cree en Mí, aunque muera, vivirá, 26 y todo el que vive y cree
en Mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?” 27 Ella Le dijo: “Sí, Señor; yo he creído
que Tú eres el Cristo (el Mesías), el Hijo de Dios, o sea, el que viene[g] al
mundo.”
28 Habiendo dicho esto, Marta se fue y llamó a su
hermana María, diciéndole en secreto: “El Maestro está aquí, y te llama.” 29
Tan pronto como ella lo oyó, se levantó rápidamente y fue hacia El.
30 Porque Jesús aún no había entrado en la aldea, sino
que todavía estaba en el lugar donde Marta Lo había encontrado. 31 Entonces los
Judíos que estaban con ella en la casa consolándola, cuando vieron que María se
levantó de prisa y salió, la siguieron, suponiendo que iba al sepulcro a llorar
allí.
32 Al llegar María adonde estaba Jesús, cuando Lo vio,
se arrojó a Sus pies, diciendo: “Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no
habría muerto.” 33 Y[h] cuando Jesús la vio llorando, y a los Judíos que
vinieron con ella llorando también, se conmovió profundamente en el espíritu, y
se entristeció[i]. 34 “¿Dónde lo pusieron?” preguntó Jesús. “Señor, ven y ve,”
Le dijeron.
35 Jesús lloró. 36 Por eso los Judíos decían: “Miren,
cómo lo amaba.” 37 Pero algunos de ellos dijeron: “¿No podía Este, que abrió
los ojos del ciego, haber evitado también que Lázaro muriera[j]?”
Resurrección de Lázaro
38 Entonces Jesús, de nuevo profundamente conmovido,
fue al sepulcro. Era una cueva, y tenía una piedra puesta sobre ella. 39
“Quiten la piedra,” dijo Jesús. Marta, hermana del que había muerto, Le dijo:
“Señor, ya huele mal, porque hace cuatro días que murió.” 40 Jesús le dijo:
“¿No te dije que si crees, verás la gloria de Dios?”
41 Entonces quitaron la piedra. Jesús alzó los ojos, y
dijo: “Padre, Te doy gracias porque Me has oído. 42 Yo sabía que siempre Me
oyes; pero Lo dije por causa de la multitud que Me rodea, para que crean que Tú
Me has enviado.” 43 Habiendo dicho esto, gritó con fuerte voz: “¡Lázaro, sal
fuera!”
44 Y el que había muerto salió, los pies y las manos
atados con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo:
“Desátenlo, y déjenlo ir.”
Complot para Matar a Jesús
45 Por esto muchos de los Judíos que habían venido a
ver a María, y vieron lo que Jesús había hecho, creyeron en El. 46 Pero algunos
de ellos fueron a los Fariseos y les contaron lo que Jesús había hecho.
47 Entonces los principales sacerdotes y los Fariseos
convocaron un concilio, y decían: “¿Qué hacemos? Porque este hombre hace muchas
señales (muchos milagros). 48 Si Lo dejamos seguir así, todos van a creer en
El, y los Romanos vendrán y nos quitarán nuestro lugar (el templo) y nuestra[k]
nación.” 49 Pero uno de ellos, Caifás, que era sumo sacerdote ese año, les
dijo: “Ustedes no saben nada, 50 ni tienen en cuenta que les es más conveniente
que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca.”
51 Ahora bien, no dijo esto de su propia
iniciativa[l], sino que siendo el sumo sacerdote ese año, profetizó que Jesús
iba a morir por la nación; 52 y no sólo por la nación, sino también para reunir
en uno a los hijos de Dios que están esparcidos. 53 Así que, desde ese día
planearon entre sí matar a Jesús.
54 Por eso Jesús ya no andaba públicamente entre los
Judíos, sino que se fue de allí a la región cerca del desierto, a una ciudad
llamada Efraín; y se quedó allí con los discípulos.
Footnotes:
Juan 11:8 Lit ahora
Juan 11:11 Lit les dice
Juan 11:12 Lit se salvará
Juan 11:13 Lit su muerte
Juan 11:13 Lit del sopor del sueño
Juan 11:21 Lit Por tanto
Juan 11:27 “El Que Viene” era el título que se daba al
Mesías prometido
Juan 11:33 Lit Por tanto
Juan 11:33 Lit se turbó
Juan 11:37 Lit haber hecho también que éste no muriera
Juan 11:48 Lit el lugar y la
Juan 11:51 Lit de sí mismo
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Salmos
117 Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH)
Salmo de Alabanza
117 Alaben al Señor, naciones todas;
Alábenle, pueblos todos.
2 Porque grande es Su misericordia para con nosotros,
Y la fidelidad[a] del Señor es eterna.
¡Aleluya!
Footnotes:
Salmos 117:2 O verdad
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Proverbios
15:22-23 Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH)
22 Sin consulta, los planes se frustran,
Pero con muchos consejeros, triunfan[a].
23 El hombre se alegra con la respuesta adecuada[b],
Y una palabra a tiempo, ¡cuán agradable es!
Footnotes:
Proverbios 15:22 O se afianzan
Proverbios 15:23 Lit de su boca
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