Día 123, DAB Español, Viernes 3 de Mayo
Jueces 17:1-18:31; Juan 3:1-21; Salmos 104:1-23; Proverbios 14:20-21 (Nueva Traducción Viviente (NTV))
Jueces
17-18 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Los ídolos de Micaía
17 Había un hombre llamado Micaía que vivía en la zona
montañosa de Efraín. 2 Un día le dijo a su madre:
—Te oí maldecir a la persona que te robó mil cien
piezas[a] de plata. Bueno, yo tengo el dinero; fui yo quien lo tomó.
—El Señor te bendiga por haberlo admitido —respondió
la madre.
3 Entonces él le devolvió el dinero, y ella dijo:
—Ahora consagro estas monedas de plata al Señor. En
honor a mi hijo, haré tallar una imagen y fundir un ídolo.
4 Así que, cuando Micaía le devolvió el dinero a su
madre, ella tomó doscientas monedas de plata y se las dio a un platero, quien
las convirtió en una imagen y un ídolo. Y los pusieron en la casa de Micaía. 5
Micaía construyó un santuario para el ídolo e hizo un efod sagrado y algunos
ídolos de familia y nombró como su sacerdote personal a uno de sus hijos.
6 En esos días, Israel no tenía rey; cada uno hacía lo
que le parecía correcto según su propio criterio.
7 Cierto día llegó a la región un joven levita que
vivía en Belén de Judá. 8 Había salido de Belén en busca de otro lugar donde
vivir y, viajando, llegó a la zona montañosa de Efraín. Mientras estaba de
paso, se detuvo por casualidad en la casa de Micaía.
9 —¿De dónde vienes? —le preguntó Micaía.
Él contestó:
—Soy un levita de Belén de Judá, y busco un lugar para
vivir.
10 —Quédate aquí, conmigo —le dijo Micaía—, y podrás
ser un padre y sacerdote para mí. Te daré diez piezas de plata[b] al año,
además de una muda de ropa y comida.
11 El joven levita aceptó y pasó a ser como uno de los
hijos de Micaía.
12 Luego Micaía lo nombró su sacerdote personal, y el
levita vivió en la casa de Micaía. 13 «Sé que el Señor ahora me bendecirá —dijo
Micaía—, porque tengo un levita como sacerdote personal».
Idolatría en la tribu de Dan
18 En esos días, Israel no tenía rey. Y la tribu de
Dan buscaba un lugar donde establecerse, porque aún no había entrado en el
territorio que se le había asignado cuando se hizo la división de la tierra
entre las tribus de Israel. 2 Así que los hombres de Dan escogieron de entre
sus clanes a cinco guerreros competentes de las ciudades de Zora y Estaol para
que exploraran algún territorio donde la tribu pudiera establecerse.
Cuando los guerreros llegaron a la zona montañosa de
Efraín, entraron en la casa de Micaía y allí pasaron la noche. 3 Estando en la
casa de Micaía, reconocieron el acento del joven levita, así que se le
acercaron y le preguntaron:
—¿Quién te trajo aquí? ¿Qué haces en este lugar? ¿Por
qué estás aquí?
4 Él les contó de su acuerdo con Micaía, quien lo
había contratado como su sacerdote personal.
5 Entonces ellos dijeron:
—Pregúntale a Dios si nuestro viaje tendrá éxito.
6 —Vayan en paz —respondió el sacerdote— porque el
Señor estará vigilando el camino por donde van.
7 Así que los cinco hombres siguieron hasta la ciudad
de Lais, donde vieron que los habitantes llevaban una vida despreocupada, igual
que los sidonios; eran pacíficos y vivían seguros.[c] También eran ricos,
porque su tierra era muy fértil. Además vivían a gran distancia de Sidón y no
tenían ningún aliado cerca.
8 Cuando los hombres regresaron a Zora y a Estaol, sus
parientes les preguntaron:
—¿Qué encontraron?
9 Los hombres les contestaron:
—¡Vamos, ataquémoslos! Hemos visto la tierra, y es muy
buena. ¿Qué esperan? No duden en ir y tomar posesión de ella. 10 Cuando
lleguen, verán que los habitantes llevan una vida despreocupada. Dios nos ha
dado un territorio espacioso y fértil, ¡que no carece de nada!
11 Entonces seiscientos hombres de la tribu de Dan
salieron de Zora y de Estaol armados para la guerra. 12 Acamparon en un lugar
situado al occidente de Quiriat-jearim, en Judá, por eso hasta el día de hoy se
llama Mahne-dan.[d] 13 Desde allí siguieron hasta la zona montañosa de Efraín y
llegaron a la casa de Micaía.
14 Los cinco hombres que habían explorado la tierra
alrededor de Lais les explicaron a los demás: «En una de estas casas hay un
efod sagrado, algunos ídolos de familia, una imagen tallada y un ídolo fundido.
¿Qué les parece que deberían hacer?». 15 Entonces los cinco hombres se
desviaron del camino y fueron hasta la casa de Micaía, donde vivía el joven
levita, y lo saludaron amablemente. 16 Mientras los seiscientos guerreros armados
de la tribu de Dan vigilaban la entrada de la puerta, 17 los cinco espías
entraron al santuario y tomaron la imagen tallada, el efod sagrado, los ídolos
de familia y el ídolo fundido. Ahora bien, el sacerdote también estaba en la
puerta con los seiscientos guerreros armados.
18 Cuando el sacerdote vio que los hombres se llevaban
todos los objetos sagrados del santuario de Micaía, les dijo:
—¿Qué hacen?
19 —Cállate y ven con nosotros —le dijeron—. Sé un
padre y sacerdote para todos nosotros. ¿Acaso no es mejor ser el sacerdote de
toda una tribu y un clan de Israel, que de la casa de un solo hombre?
20 Entonces el joven sacerdote estuvo más que
dispuesto a ir con ellos, y se llevó consigo el efod sagrado, los ídolos de
familia y la imagen tallada. 21 El grupo dio la vuelta y siguió su viaje con
sus hijos, el ganado y las posesiones al frente.
22 Cuando los de la tribu de Dan estaban ya bastante
lejos de la casa de Micaía, los vecinos de Micaía salieron a perseguirlos. 23
Estaban gritando cuando los alcanzaron. Entonces los hombres de Dan se dieron
vuelta y le dijeron a Micaía:
—¿Qué te pasa? ¿Por qué has reunido a estos hombres y
nos persiguen de esta forma?
24 —¿Cómo me preguntan: “¿Qué te pasa?” —contestó
Micaía—. ¡Ustedes se han llevado todos los dioses que yo hice y a mi sacerdote,
y no me queda nada!
25 Los hombres de Dan le dijeron:
—¡Ten cuidado con lo que dices! Por aquí hay unos
hombres de mal genio que podrían enojarse y matarte a ti y a tu familia.
26 Así que los hombres de Dan siguieron su camino.
Cuando Micaía vio que eran demasiados para atacarlos, dio la vuelta y regresó a
su casa.
27 Luego los hombres de Dan, con los ídolos de Micaía
y su sacerdote, llegaron a la ciudad de Lais, donde los habitantes eran
pacíficos y vivían seguros. Entonces los atacaron con espadas y quemaron la
ciudad hasta reducirla a cenizas. 28 No hubo quien rescatara a los habitantes
porque vivían a gran distancia de Sidón y no tenían aliados cerca. Esto sucedió
en el valle cerca de Bet-rehob.
Después la gente de la tribu de Dan reconstruyó la
ciudad para vivir allí 29 y le cambiaron el nombre. La llamaron Dan en honor a
su antepasado, el hijo de Israel, aunque originalmente la ciudad se llamaba
Lais.
30 Luego colocaron la imagen tallada y nombraron como
sacerdote a Jonatán, hijo de Gersón, hijo de Moisés.[e] Los miembros de esta
familia continuaron siendo sacerdotes para la tribu de Dan hasta el tiempo del
destierro. 31 Así que la tribu de Dan rindió culto a la imagen tallada de
Micaía todo el tiempo que el tabernáculo de Dios permaneció en Silo.
Footnotes:
17:2 En hebreo 1100 [siclos], aproximadamente 12,5
kilos o 28 libras.
17:10 En hebreo 10 [siclos] de plata, aproximadamente
114 gramos o 4 onzas.
18:7 El significado del texto hebreo es incierto.
18:12 Mahne-dan significa «el campamento de Dan».
18:30 Así aparece en una antigua tradición hebrea, en
algunos manuscritos griegos y en la Vulgata Latina; el texto masorético dice
hijo de Manasés.
Nueva Traducción Viviente (NTV)
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Juan
3:1-21 Nueva Traducción Viviente (NTV)
3 Había un hombre llamado Nicodemo, un líder religioso
judío, de los fariseos. 2 Una noche, fue a hablar con Jesús:
—Rabí[a] —le dijo—, todos sabemos que Dios te ha
enviado para enseñarnos. Las señales milagrosas que haces son la prueba de que
Dios está contigo.
3 Jesús le respondió:
—Te digo la verdad, a menos que nazcas de nuevo,[b] no
puedes ver el reino de Dios.
4 —¿Qué quieres decir? —exclamó Nicodemo—. ¿Cómo puede
un hombre mayor volver al vientre de su madre y nacer de nuevo?
5 Jesús le contestó:
—Te digo la verdad, nadie puede entrar en el reino de
Dios si no nace de agua y del Espíritu.[c] 6 El ser humano solo puede
reproducir la vida humana, pero la vida espiritual nace del Espíritu Santo.[d]
7 Así que no te sorprendas cuando digo: “Tienen que nacer de nuevo”. 8 El
viento sopla hacia donde quiere. De la misma manera que oyes el viento pero no
sabes de dónde viene ni adónde va, tampoco puedes explicar cómo las personas
nacen del Espíritu.
9 —¿Cómo es posible todo esto? —preguntó Nicodemo.
10 Jesús le contestó:
—¿Tú eres un respetado maestro judío y aún no
entiendes estas cosas? 11 Te aseguro que les contamos lo que sabemos y hemos
visto, y ustedes todavía se niegan a creer nuestro testimonio. 12 Ahora bien,
si no me creen cuando les hablo de cosas terrenales, ¿cómo creerán si les hablo
de cosas celestiales? 13 Nadie jamás fue al cielo y regresó, pero el Hijo del
Hombre[e] bajó del cielo. 14 Y, así como Moisés levantó la serpiente de bronce
en un poste en el desierto, así deberá ser levantado el Hijo del Hombre, 15
para que todo el que crea en él tenga vida eterna.[f]
16 »Pues Dios amó tanto al mundo que dio[g] a su único
Hijo, para que todo el que crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.
17 Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo
por medio de él.
18 »No hay condenación para todo el que cree en él,
pero todo el que no cree en él ya ha sido condenado por no haber creído en el
único Hijo de Dios. 19 Esta condenación se basa en el siguiente hecho: la luz
de Dios llegó al mundo, pero la gente amó más la oscuridad que la luz, porque
sus acciones eran malvadas. 20 Todos los que hacen el mal odian la luz y se
niegan a acercarse a ella porque temen que sus pecados queden al descubierto,
21 pero los que hacen lo correcto se acercan a la luz, para que otros puedan
ver que están haciendo lo que Dios quiere.[h]
Footnotes:
3:2 Rabí, del arameo, significa «amo» o «maestro»;
también en 3:26.
3:3 O de lo alto; también en 3:7.
3:5 O y espíritu. La palabra griega que se usa para
Espíritu también puede traducirse viento; ver 3:8.
3:6 En griego pero lo que nace del Espíritu es espíritu.
3:13 Algunos manuscritos agregan quien vive en el
cielo. «Hijo del Hombre» es un título que Jesús empleaba para referirse a sí
mismo.
3:15 O todo el que crea tenga vida eterna en él.
3:16 O Pues así es cómo Dios amó al mundo: dio.
3:21 O puedan ver a Dios obrando en lo que él hace.
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Salmos
104:1-23 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Salmo 104
1 Que todo lo que soy, alabe al Señor.
¡Oh Señor mi Dios, eres grandioso!
Te has
vestido de honor y majestad.
2 Te has
envuelto en un manto de luz.
Despliegas la cortina de estrellas de los cielos;
3 colocas
las vigas de tu hogar en las nubes de lluvia.
Haces de las nubes tu carro de guerra;
cabalgas
sobre las alas del viento.
4 Los vientos son tus mensajeros,
las llamas
de fuego, tus sirvientes.[a]
5 Colocaste el mundo sobre sus cimientos,
así jamás se
removerá.
6 Vestiste a la tierra con torrentes de agua,
agua que
cubrió aun a las montañas.
7 A tu orden, el agua huyó;
al sonido de
tu trueno, salió corriendo.
8 Las montañas se elevaron y los valles se hundieron
hasta el
nivel que tú decretaste.
9 Después, fijaste un límite para los mares,
para que
nunca más cubrieran la tierra.
10 Tú haces que los manantiales viertan agua en los
barrancos,
para que los
arroyos broten con fuerza y desciendan desde las montañas.
11 Proveen agua a todos los animales,
y los burros
salvajes sacian su sed.
12 Las aves hacen sus nidos junto a los arroyos
y cantan
entre las ramas de los árboles.
13 Desde tu hogar celestial, envías lluvia sobre las
montañas
y colmas la
tierra con el fruto de tus obras.
14 Haces crecer el pasto para los animales
y las plantas para el uso de la gente.
Les permites producir alimento con el fruto de la
tierra:
15 vino para
que se alegren,
aceite de oliva para aliviarles la piel,
y pan para
que se fortalezcan.
16 Los árboles del Señor están bien cuidados,
los cedros del Líbano que plantó.
17 Allí hacen sus nidos las aves,
y en los
cipreses las cigüeñas hacen su hogar.
18 En lo alto de las montañas viven las cabras
salvajes,
y las rocas
forman un refugio para los damanes.[b]
19 Creaste la luna para que marcara las estaciones,
y el sol
sabe cuándo ponerse.
20 Envías la oscuridad, y se hace de noche,
la hora en
que merodean los animales del bosque.
21 Los leones jóvenes rugen por su presa,
acechan en
busca del alimento que Dios les provee.
22
Al amanecer, se escabullen
y se meten
en sus guaridas para descansar.
23 Entonces la gente sale a trabajar
y realiza
sus labores hasta el anochecer.
Footnotes:
104:4 La versión griega dice Él envía a sus ángeles
como los vientos / y a sus sirvientes como llamas de fuego. Comparar Hb 1:7.
104:18 O conejos salvajes, o tejones de las rocas.
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Proverbios
14:20-21 Nueva Traducción Viviente (NTV)
20 A los pobres hasta sus vecinos los desprecian,
mientras que
a los ricos les sobran «amigos».
21 Denigrar al prójimo es pecado;
benditos los
que ayudan a los pobres.
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Cómo puedo obtener la aplicación gracias
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