Thursday, May 2, 2019

DAB Español, Viernes 3 de Mayo

Día 123, DAB Español, Viernes 3 de Mayo

Jueces 17:1-18:31; Juan 3:1-21; Salmos 104:1-23; Proverbios 14:20-21 (Nueva Traducción Viviente (NTV))






Jueces 17-18 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Los ídolos de Micaía
17 Había un hombre llamado Micaía que vivía en la zona montañosa de Efraín. 2 Un día le dijo a su madre:

—Te oí maldecir a la persona que te robó mil cien piezas[a] de plata. Bueno, yo tengo el dinero; fui yo quien lo tomó.

—El Señor te bendiga por haberlo admitido —respondió la madre.

3 Entonces él le devolvió el dinero, y ella dijo:

—Ahora consagro estas monedas de plata al Señor. En honor a mi hijo, haré tallar una imagen y fundir un ídolo.

4 Así que, cuando Micaía le devolvió el dinero a su madre, ella tomó doscientas monedas de plata y se las dio a un platero, quien las convirtió en una imagen y un ídolo. Y los pusieron en la casa de Micaía. 5 Micaía construyó un santuario para el ídolo e hizo un efod sagrado y algunos ídolos de familia y nombró como su sacerdote personal a uno de sus hijos.

6 En esos días, Israel no tenía rey; cada uno hacía lo que le parecía correcto según su propio criterio.

7 Cierto día llegó a la región un joven levita que vivía en Belén de Judá. 8 Había salido de Belén en busca de otro lugar donde vivir y, viajando, llegó a la zona montañosa de Efraín. Mientras estaba de paso, se detuvo por casualidad en la casa de Micaía.

9 —¿De dónde vienes? —le preguntó Micaía.

Él contestó:

—Soy un levita de Belén de Judá, y busco un lugar para vivir.

10 —Quédate aquí, conmigo —le dijo Micaía—, y podrás ser un padre y sacerdote para mí. Te daré diez piezas de plata[b] al año, además de una muda de ropa y comida.

11 El joven levita aceptó y pasó a ser como uno de los hijos de Micaía.

12 Luego Micaía lo nombró su sacerdote personal, y el levita vivió en la casa de Micaía. 13 «Sé que el Señor ahora me bendecirá —dijo Micaía—, porque tengo un levita como sacerdote personal».

Idolatría en la tribu de Dan
18 En esos días, Israel no tenía rey. Y la tribu de Dan buscaba un lugar donde establecerse, porque aún no había entrado en el territorio que se le había asignado cuando se hizo la división de la tierra entre las tribus de Israel. 2 Así que los hombres de Dan escogieron de entre sus clanes a cinco guerreros competentes de las ciudades de Zora y Estaol para que exploraran algún territorio donde la tribu pudiera establecerse.

Cuando los guerreros llegaron a la zona montañosa de Efraín, entraron en la casa de Micaía y allí pasaron la noche. 3 Estando en la casa de Micaía, reconocieron el acento del joven levita, así que se le acercaron y le preguntaron:

—¿Quién te trajo aquí? ¿Qué haces en este lugar? ¿Por qué estás aquí?

4 Él les contó de su acuerdo con Micaía, quien lo había contratado como su sacerdote personal.

5 Entonces ellos dijeron:

—Pregúntale a Dios si nuestro viaje tendrá éxito.

6 —Vayan en paz —respondió el sacerdote— porque el Señor estará vigilando el camino por donde van.

7 Así que los cinco hombres siguieron hasta la ciudad de Lais, donde vieron que los habitantes llevaban una vida despreocupada, igual que los sidonios; eran pacíficos y vivían seguros.[c] También eran ricos, porque su tierra era muy fértil. Además vivían a gran distancia de Sidón y no tenían ningún aliado cerca.

8 Cuando los hombres regresaron a Zora y a Estaol, sus parientes les preguntaron:

—¿Qué encontraron?

9 Los hombres les contestaron:

—¡Vamos, ataquémoslos! Hemos visto la tierra, y es muy buena. ¿Qué esperan? No duden en ir y tomar posesión de ella. 10 Cuando lleguen, verán que los habitantes llevan una vida despreocupada. Dios nos ha dado un territorio espacioso y fértil, ¡que no carece de nada!

11 Entonces seiscientos hombres de la tribu de Dan salieron de Zora y de Estaol armados para la guerra. 12 Acamparon en un lugar situado al occidente de Quiriat-jearim, en Judá, por eso hasta el día de hoy se llama Mahne-dan.[d] 13 Desde allí siguieron hasta la zona montañosa de Efraín y llegaron a la casa de Micaía.

14 Los cinco hombres que habían explorado la tierra alrededor de Lais les explicaron a los demás: «En una de estas casas hay un efod sagrado, algunos ídolos de familia, una imagen tallada y un ídolo fundido. ¿Qué les parece que deberían hacer?». 15 Entonces los cinco hombres se desviaron del camino y fueron hasta la casa de Micaía, donde vivía el joven levita, y lo saludaron amablemente. 16 Mientras los seiscientos guerreros armados de la tribu de Dan vigilaban la entrada de la puerta, 17 los cinco espías entraron al santuario y tomaron la imagen tallada, el efod sagrado, los ídolos de familia y el ídolo fundido. Ahora bien, el sacerdote también estaba en la puerta con los seiscientos guerreros armados.

18 Cuando el sacerdote vio que los hombres se llevaban todos los objetos sagrados del santuario de Micaía, les dijo:

—¿Qué hacen?

19 —Cállate y ven con nosotros —le dijeron—. Sé un padre y sacerdote para todos nosotros. ¿Acaso no es mejor ser el sacerdote de toda una tribu y un clan de Israel, que de la casa de un solo hombre?

20 Entonces el joven sacerdote estuvo más que dispuesto a ir con ellos, y se llevó consigo el efod sagrado, los ídolos de familia y la imagen tallada. 21 El grupo dio la vuelta y siguió su viaje con sus hijos, el ganado y las posesiones al frente.

22 Cuando los de la tribu de Dan estaban ya bastante lejos de la casa de Micaía, los vecinos de Micaía salieron a perseguirlos. 23 Estaban gritando cuando los alcanzaron. Entonces los hombres de Dan se dieron vuelta y le dijeron a Micaía:

—¿Qué te pasa? ¿Por qué has reunido a estos hombres y nos persiguen de esta forma?

24 —¿Cómo me preguntan: “¿Qué te pasa?” —contestó Micaía—. ¡Ustedes se han llevado todos los dioses que yo hice y a mi sacerdote, y no me queda nada!

25 Los hombres de Dan le dijeron:

—¡Ten cuidado con lo que dices! Por aquí hay unos hombres de mal genio que podrían enojarse y matarte a ti y a tu familia.

26 Así que los hombres de Dan siguieron su camino. Cuando Micaía vio que eran demasiados para atacarlos, dio la vuelta y regresó a su casa.

27 Luego los hombres de Dan, con los ídolos de Micaía y su sacerdote, llegaron a la ciudad de Lais, donde los habitantes eran pacíficos y vivían seguros. Entonces los atacaron con espadas y quemaron la ciudad hasta reducirla a cenizas. 28 No hubo quien rescatara a los habitantes porque vivían a gran distancia de Sidón y no tenían aliados cerca. Esto sucedió en el valle cerca de Bet-rehob.

Después la gente de la tribu de Dan reconstruyó la ciudad para vivir allí 29 y le cambiaron el nombre. La llamaron Dan en honor a su antepasado, el hijo de Israel, aunque originalmente la ciudad se llamaba Lais.

30 Luego colocaron la imagen tallada y nombraron como sacerdote a Jonatán, hijo de Gersón, hijo de Moisés.[e] Los miembros de esta familia continuaron siendo sacerdotes para la tribu de Dan hasta el tiempo del destierro. 31 Así que la tribu de Dan rindió culto a la imagen tallada de Micaía todo el tiempo que el tabernáculo de Dios permaneció en Silo.

Footnotes:
17:2 En hebreo 1100 [siclos], aproximadamente 12,5 kilos o 28 libras.
17:10 En hebreo 10 [siclos] de plata, aproximadamente 114 gramos o 4 onzas.
18:7 El significado del texto hebreo es incierto.
18:12 Mahne-dan significa «el campamento de Dan».
18:30 Así aparece en una antigua tradición hebrea, en algunos manuscritos griegos y en la Vulgata Latina; el texto masorético dice hijo de Manasés.
Nueva Traducción Viviente (NTV)
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Juan 3:1-21 Nueva Traducción Viviente (NTV)
3 Había un hombre llamado Nicodemo, un líder religioso judío, de los fariseos. 2 Una noche, fue a hablar con Jesús:

—Rabí[a] —le dijo—, todos sabemos que Dios te ha enviado para enseñarnos. Las señales milagrosas que haces son la prueba de que Dios está contigo.

3 Jesús le respondió:

—Te digo la verdad, a menos que nazcas de nuevo,[b] no puedes ver el reino de Dios.

4 —¿Qué quieres decir? —exclamó Nicodemo—. ¿Cómo puede un hombre mayor volver al vientre de su madre y nacer de nuevo?

5 Jesús le contestó:

—Te digo la verdad, nadie puede entrar en el reino de Dios si no nace de agua y del Espíritu.[c] 6 El ser humano solo puede reproducir la vida humana, pero la vida espiritual nace del Espíritu Santo.[d] 7 Así que no te sorprendas cuando digo: “Tienen que nacer de nuevo”. 8 El viento sopla hacia donde quiere. De la misma manera que oyes el viento pero no sabes de dónde viene ni adónde va, tampoco puedes explicar cómo las personas nacen del Espíritu.

9 —¿Cómo es posible todo esto? —preguntó Nicodemo.

10 Jesús le contestó:

—¿Tú eres un respetado maestro judío y aún no entiendes estas cosas? 11 Te aseguro que les contamos lo que sabemos y hemos visto, y ustedes todavía se niegan a creer nuestro testimonio. 12 Ahora bien, si no me creen cuando les hablo de cosas terrenales, ¿cómo creerán si les hablo de cosas celestiales? 13 Nadie jamás fue al cielo y regresó, pero el Hijo del Hombre[e] bajó del cielo. 14 Y, así como Moisés levantó la serpiente de bronce en un poste en el desierto, así deberá ser levantado el Hijo del Hombre, 15 para que todo el que crea en él tenga vida eterna.[f]

16 »Pues Dios amó tanto al mundo que dio[g] a su único Hijo, para que todo el que crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. 17 Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él.

18 »No hay condenación para todo el que cree en él, pero todo el que no cree en él ya ha sido condenado por no haber creído en el único Hijo de Dios. 19 Esta condenación se basa en el siguiente hecho: la luz de Dios llegó al mundo, pero la gente amó más la oscuridad que la luz, porque sus acciones eran malvadas. 20 Todos los que hacen el mal odian la luz y se niegan a acercarse a ella porque temen que sus pecados queden al descubierto, 21 pero los que hacen lo correcto se acercan a la luz, para que otros puedan ver que están haciendo lo que Dios quiere.[h]

Footnotes:
3:2 Rabí, del arameo, significa «amo» o «maestro»; también en 3:26.
3:3 O de lo alto; también en 3:7.
3:5 O y espíritu. La palabra griega que se usa para Espíritu también puede traducirse viento; ver 3:8.
3:6 En griego pero lo que nace del Espíritu es espíritu.
3:13 Algunos manuscritos agregan quien vive en el cielo. «Hijo del Hombre» es un título que Jesús empleaba para referirse a sí mismo.
3:15 O todo el que crea tenga vida eterna en él.
3:16 O Pues así es cómo Dios amó al mundo: dio.
3:21 O puedan ver a Dios obrando en lo que él hace.
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Salmos 104:1-23 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Salmo 104
1 Que todo lo que soy, alabe al Señor.

¡Oh Señor mi Dios, eres grandioso!
    Te has vestido de honor y majestad.
2     Te has envuelto en un manto de luz.
Despliegas la cortina de estrellas de los cielos;
3     colocas las vigas de tu hogar en las nubes de lluvia.
Haces de las nubes tu carro de guerra;
    cabalgas sobre las alas del viento.
4 Los vientos son tus mensajeros,
    las llamas de fuego, tus sirvientes.[a]

5 Colocaste el mundo sobre sus cimientos,
    así jamás se removerá.
6 Vestiste a la tierra con torrentes de agua,
    agua que cubrió aun a las montañas.
7 A tu orden, el agua huyó;
    al sonido de tu trueno, salió corriendo.
8 Las montañas se elevaron y los valles se hundieron
    hasta el nivel que tú decretaste.
9 Después, fijaste un límite para los mares,
    para que nunca más cubrieran la tierra.

10 Tú haces que los manantiales viertan agua en los barrancos,
    para que los arroyos broten con fuerza y desciendan desde las montañas.
11 Proveen agua a todos los animales,
    y los burros salvajes sacian su sed.
12 Las aves hacen sus nidos junto a los arroyos
    y cantan entre las ramas de los árboles.
13 Desde tu hogar celestial, envías lluvia sobre las montañas
    y colmas la tierra con el fruto de tus obras.
14 Haces crecer el pasto para los animales
    y las plantas para el uso de la gente.
Les permites producir alimento con el fruto de la tierra:
15     vino para que se alegren,
aceite de oliva para aliviarles la piel,
    y pan para que se fortalezcan.
16 Los árboles del Señor están bien cuidados,
    los cedros del Líbano que plantó.
17 Allí hacen sus nidos las aves,
    y en los cipreses las cigüeñas hacen su hogar.
18 En lo alto de las montañas viven las cabras salvajes,
    y las rocas forman un refugio para los damanes.[b]

19 Creaste la luna para que marcara las estaciones,
    y el sol sabe cuándo ponerse.
20 Envías la oscuridad, y se hace de noche,
    la hora en que merodean los animales del bosque.
21 Los leones jóvenes rugen por su presa,
    acechan en busca del alimento que Dios les provee.
22 Al amanecer, se escabullen
    y se meten en sus guaridas para descansar.
23 Entonces la gente sale a trabajar
    y realiza sus labores hasta el anochecer.

Footnotes:
104:4 La versión griega dice Él envía a sus ángeles como los vientos / y a sus sirvientes como llamas de fuego. Comparar Hb 1:7.
104:18 O conejos salvajes, o tejones de las rocas.
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Proverbios 14:20-21 Nueva Traducción Viviente (NTV)
20 A los pobres hasta sus vecinos los desprecian,
    mientras que a los ricos les sobran «amigos».

21 Denigrar al prójimo es pecado;
    benditos los que ayudan a los pobres.

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