Josué 5:1-7:15; Lucas 15:1-32; Salmos 81; Proverbios 13:1 (Nueva Traducción Viviente (NTV))
Josué 5:1-7:15 Nueva Traducción
Viviente (NTV)
5
Cuando todos los reyes amorreos al occidente del Jordán y todos los reyes
cananeos que vivían a lo largo de la costa del mar Mediterráneo[a] oyeron cómo
el Señor había secado el río Jordán para que el pueblo de Israel pudiera
cruzar, se desanimaron y quedaron paralizados de miedo a causa de los
israelitas.
Israel
restablece las ceremonias del pacto
2
En esos días, el Señor le dijo a Josué: «Prepara cuchillos de piedra y
circuncida a esta segunda generación de israelitas[b]». 3 Así que Josué preparó
cuchillos de piedra y circuncidó a toda la población masculina de Israel en
Guibeá-haaralot.[c]
4
Josué tuvo que circuncidarlos, porque todos los hombres que tenían edad
suficiente para ir a la guerra cuando salieron de Egipto habían muerto en el
desierto. 5 Todos los que salieron de Egipto habían sido circuncidados, pero no
los que nacieron después del éxodo, durante los años en el desierto. 6 Los
israelitas anduvieron cuarenta años por el desierto hasta que murieron todos
los hombres que salieron de Egipto y que tenían edad para ir a la guerra. Ellos
habían desobedecido al Señor, por eso el Señor juró que no los dejaría entrar
en la tierra que había prometido darnos, una tierra donde fluyen la leche y la
miel. 7 Entonces Josué circuncidó a los hijos de esos israelitas —los que
habían crecido para tomar el lugar de sus padres— porque no habían sido
circuncidados en el camino a la Tierra Prometida. 8 Después de ser
circuncidados, todos los varones descansaron en el campamento hasta que
sanaron.
9
Luego el Señor le dijo a Josué: «Hoy he hecho que la vergüenza de su esclavitud
en Egipto salga rodando como una piedra». Por eso, ese lugar se llama Gilgal[d]
hasta el día de hoy.
10
Mientras los israelitas acampaban en Gilgal, sobre la llanura de Jericó,
celebraron la Pascua al atardecer del día catorce del primer mes.[e] 11 Justo
al día siguiente, empezaron a comer pan sin levadura y grano tostado, cosechado
de la tierra. 12 El maná dejó de caer el día que empezaron a comer de las
cosechas de la tierra y nunca más se vio. Así que, desde ese momento, los
israelitas comieron de las cosechas de Canaán.
El
comandante del Señor frente a Josué
13
Cuando Josué estaba cerca de la ciudad de Jericó, miró hacia arriba y vio a un
hombre parado frente a él con una espada en la mano. Josué se le acercó y le
preguntó:
—¿Eres
amigo o enemigo?
14
—Ninguno de los dos —contestó—. Soy el comandante del ejército del Señor.
Entonces
Josué cayó rostro en tierra ante él con reverencia.
—Estoy
a tus órdenes —dijo Josué—. ¿Qué quieres que haga tu siervo?
15
El comandante del ejército del Señor contestó:
—Quítate
las sandalias, porque el lugar donde estás parado es santo.
Y
Josué hizo lo que se le indicó.
Caída
de Jericó
6
Ahora bien, las puertas de Jericó estaban bien cerradas, porque la gente tenía
miedo de los israelitas. A nadie se le permitía entrar ni salir. 2 Pero el
Señor le dijo a Josué: «Te he entregado Jericó, a su rey y a todos sus
guerreros fuertes. 3 Tú y tus hombres de guerra marcharán alrededor de la
ciudad una vez al día durante seis días. 4 Siete sacerdotes caminarán delante
del arca; cada uno llevará un cuerno de carnero. El séptimo día, marcharán
alrededor de la ciudad siete veces mientras los sacerdotes tocan los cuernos. 5
Cuando oigas a los sacerdotes dar un toque prolongado con los cuernos de
carnero, haz que todo el pueblo grite lo más fuerte que pueda. Entonces los
muros de la ciudad se derrumbarán, y el pueblo irá directo a atacar la ciudad».
6
Entonces Josué reunió a los sacerdotes y les dijo: «Tomen el arca del pacto del
Señor y asignen a siete sacerdotes para que caminen delante de ella, cada uno
con un cuerno de carnero». 7 Después, dio estas órdenes al pueblo: «Marchen
alrededor de la ciudad, los hombres armados irán al frente, delante del arca
del Señor».
8
Después de que Josué le habló al pueblo, los siete sacerdotes con los cuernos
de carnero comenzaron a marchar en la presencia del Señor sonando los cuernos
mientras marchaban, y el arca del pacto del Señor los seguía. 9 Algunos de los
hombres armados marchaban delante de los sacerdotes que llevaban los cuernos, y
otros iban detrás del arca mientras los sacerdotes seguían sonando los cuernos.
10 «No griten, ni siquiera hablen —ordenó Josué—. Que no salga ni una sola
palabra de ninguno de ustedes hasta que yo les diga que griten. ¡Entonces
griten!». 11 Así que, ese día, llevaron el arca del Señor alrededor de la
ciudad solo una vez, y luego todos regresaron para pasar la noche en el
campamento.
12
Josué se levantó temprano a la mañana siguiente y, una vez más, los sacerdotes
cargaron el arca del Señor. 13 Los siete sacerdotes marcharon delante del arca
del Señor sonando los cuernos de carnero. Los hombres armados marcharon delante
de los sacerdotes que llevaban los cuernos y detrás del arca del Señor. Durante
todo ese tiempo, los sacerdotes no dejaron de sonar los cuernos. 14 Ese segundo
día, volvieron a marchar alrededor de la ciudad solo una vez y regresaron al
campamento. Hicieron lo mismo durante seis días seguidos.
15
El séptimo día, los israelitas se levantaron al amanecer y marcharon alrededor
de la ciudad como lo habían hecho los días anteriores; pero esta vez, dieron
siete vueltas alrededor de la ciudad. 16 En la séptima vuelta, mientras los
sacerdotes daban el toque prolongado con los cuernos, Josué les ordenó a los
israelitas: «¡Griten, porque el Señor les ha entregado la ciudad! 17 Jericó y
todo lo que hay en la ciudad deben ser destruidos por completo[f] como una
ofrenda al Señor. Solo se les perdonará la vida a Rahab, la prostituta, y a los
que se encuentren en su casa, porque ella protegió a nuestros espías.
18
»No se queden con ninguna cosa que esté destinada para ser destruida, pues, de
lo contrario, ustedes mismos serán destruidos por completo y traerán desgracia
al campamento de Israel. 19 Todo lo que esté hecho de plata, de oro, de bronce
o de hierro pertenece al Señor y por eso es sagrado, así que colóquenlo en el
tesoro del Señor».
20
Cuando el pueblo oyó el sonido de los cuernos de carnero, gritó con todas sus
fuerzas. De repente, los muros de Jericó se derrumbaron, y los israelitas
fueron directo al ataque de la ciudad y la tomaron. 21 Con sus espadas,
destruyeron por completo todo lo que había en la ciudad, incluidos hombres y
mujeres, jóvenes y ancianos, ovejas, cabras, burros y todo el ganado.
22
Mientras tanto, Josué les dijo a los dos espías: «Cumplan su promesa con la
prostituta. Vayan a su casa y sáquenla de allí junto con toda su familia».
23
Entonces los hombres que habían sido espías entraron en la casa y sacaron a
Rahab, a su padre, a su madre, a sus hermanos y a todos los demás parientes que
estaban con ella. Trasladaron a toda la familia a un lugar seguro, cerca del
campamento de Israel.
24
Luego los israelitas quemaron la ciudad y todo lo que había en ella. Solo
conservaron las cosas hechas de plata, de oro, de bronce y de hierro para el tesoro
de la casa del Señor. 25 Así que Josué le perdonó la vida a la prostituta Rahab
y a los parientes que estaban en su casa, porque ella escondió a los espías que
él había enviado a Jericó. Y Rahab vive con los israelitas hasta el día de hoy.
26
En esa ocasión, Josué pronunció la siguiente maldición:
«Que
la maldición del Señor caiga sobre cualquiera
que intente reconstruir la ciudad de
Jericó.
A
costa de su hijo mayor
pondrá sus cimientos.
A
costa de su hijo menor
pondrá sus puertas».
27
Así que el Señor estaba con Josué, y la fama de Josué se extendió por todo el
territorio.
Hai
derrota a los israelitas
7
Sin embargo, Israel desobedeció las instrucciones sobre lo que debía ser
apartado para el Señor.[g] Un hombre llamado Acán había robado algunas de esas
cosas consagradas, así que el Señor estaba muy enojado con los israelitas. Acán
era hijo de Carmi, un descendiente de Zimri,[h] hijo de Zera, de la tribu de
Judá.
2
Josué envió a algunos de sus hombres desde Jericó para que espiaran la ciudad
de Hai, que está al oriente de Betel, cerca de Bet-avén. 3 Cuando regresaron,
le dijeron a Josué: «No es necesario que todos vayamos a Hai; bastará con dos
mil o tres mil hombres para atacar la ciudad. Dado que ellos son tan pocos, no
hagas que todo nuestro pueblo se canse teniendo que subir hasta allí».
4
Así que enviaron a unos tres mil guerreros, pero fueron completamente
derrotados. Los hombres de Hai 5 persiguieron a los israelitas desde la puerta
de la ciudad hasta las canteras[i] y mataron como a treinta y seis que iban en
retirada por la ladera. Los israelitas quedaron paralizados de miedo ante esto,
y su valentía se desvaneció.
6
Entonces Josué y los ancianos de Israel rasgaron sus ropas en señal de
aflicción, se echaron polvo sobre la cabeza y se inclinaron rostro en tierra
ante el arca del Señor hasta que cayó la tarde. 7 Entonces Josué clamó:
—Oh
Señor Soberano, ¿por qué nos hiciste cruzar el río Jordán si vas a dejar que
los amorreos nos maten? ¡Si tan solo nos hubiéramos conformado con quedarnos
del otro lado! 8 Señor, ¿qué puedo decir ahora que Israel tuvo que huir de sus
enemigos? 9 Pues cuando los cananeos y todos los demás pueblos de la región
oigan lo que pasó, nos rodearán y borrarán nuestro nombre de la faz de la
tierra. Y entonces, ¿qué pasará con la honra de tu gran nombre?
10
Pero el Señor le dijo a Josué:
—¡Levántate!
¿Por qué estás ahí con tu rostro en tierra? 11 ¡Israel ha pecado y ha roto mi
pacto! Robaron de lo que les ordené que apartaran para mí. Y no solo robaron
sino que además mintieron y escondieron los objetos robados entre sus
pertenencias. 12 Por esa razón, los israelitas huyen derrotados de sus
enemigos. Ahora Israel mismo será apartado para destrucción. No seguiré más con
ustedes a menos que destruyan esas cosas que guardaron y que estaban destinadas
para ser destruidas.
13
»¡Levántate! Ordénale al pueblo que se purifique, a fin de prepararse para
mañana. Pues esto dice el Señor, Dios de Israel: “En medio de ti, oh Israel,
están escondidas las cosas apartadas para el Señor. Nunca derrotarás a tus
enemigos hasta que quites esas cosas que tienes en medio de ti”.
14
»Mañana por la mañana, deberán presentarse por tribus, y el Señor señalará a la
tribu del culpable. Esa tribu, con sus clanes, deberá dar un paso al frente, y
el Señor señalará al clan culpable. Entonces ese clan dará un paso al frente, y
el Señor señalará a la familia culpable. Por último, cada miembro de la familia
culpable deberá dar un paso al frente, uno por uno. 15 El que haya robado de lo
que estaba destinado para ser destruido será quemado con fuego, junto con todo
lo que tiene, porque ha roto el pacto del Señor y ha hecho algo horrible en
Israel.
Footnotes:
5:1 En hebreo a lo largo del mar.
5:2 O circuncida a los israelitas por
segunda vez.
5:3 Guibeá-haaralot significa «colina de
prepucios».
5:9 Gilgal suena como el término hebreo
galal que significa «rodar».
5:10 En el antiguo calendario lunar hebreo,
ese día caía a fines de marzo, en abril o a principios de mayo.
6:17 El término hebreo empleado aquí se
refiere a la consagración total de cosas o personas al Señor, ya sea
destruyéndolas o entregándolas como ofrenda; similar en 6:18, 21.
7:1a El término hebreo empleado aquí se
refiere a la consagración total de cosas o personas al Señor, ya sea
destruyéndolas o entregándolas como ofrenda; similar en 7:11, 12, 13, 15.
7:1b Igual que el texto paralelo en 1 Cr
2:6; en hebreo dice Zabdi. También en 7:17, 18.
7:5 O hasta Sebarim.
Nueva
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Lucas 15 Nueva Traducción Viviente
(NTV)
Parábola
de la oveja perdida
15
Los cobradores de impuestos y otros pecadores de mala fama a menudo venían a
escuchar las enseñanzas de Jesús. 2 Por eso los fariseos y los maestros de la
ley religiosa se quejaban de que Jesús se juntaba con semejantes pecadores, ¡y
hasta comía con ellos!
3
Entonces Jesús les contó la siguiente historia: 4 «Si un hombre tiene cien
ovejas y una de ellas se pierde, ¿qué hará? ¿No dejará las otras noventa y
nueve en el desierto y saldrá a buscar la perdida hasta que la encuentre? 5 Y,
cuando la encuentre, la cargará con alegría en sus hombros y la llevará a su
casa. 6 Cuando llegue, llamará a sus amigos y vecinos y les dirá: “Alégrense
conmigo porque encontré mi oveja perdida”. 7 De la misma manera, ¡hay más
alegría en el cielo por un pecador perdido que se arrepiente y regresa a Dios
que por noventa y nueve justos que no se extraviaron!
Parábola
de la moneda perdida
8
»O supongamos que una mujer tiene diez monedas de plata[a] y pierde una. ¿No
encenderá una lámpara y barrerá toda la casa y buscará con cuidado hasta que la
encuentre? 9 Y, cuando la encuentre, llamará a sus amigos y vecinos y les dirá:
“¡Alégrense conmigo porque encontré mi moneda perdida!”. 10 De la misma manera,
hay alegría en presencia de los ángeles de Dios cuando un solo pecador se
arrepiente».
Parábola
del hijo perdido
11
Para ilustrar mejor esa enseñanza, Jesús les contó la siguiente historia: «Un
hombre tenía dos hijos. 12 El hijo menor le dijo al padre: “Quiero la parte de
mi herencia ahora, antes de que mueras”. Entonces el padre accedió a dividir
sus bienes entre sus dos hijos.
13
»Pocos días después, el hijo menor empacó sus pertenencias y se mudó a una
tierra distante, donde derrochó todo su dinero en una vida desenfrenada. 14 Al
mismo tiempo que se le acabó el dinero, hubo una gran hambruna en todo el país,
y él comenzó a morirse de hambre. 15 Convenció a un agricultor local de que lo
contratara, y el hombre lo envió al campo para que diera de comer a sus cerdos.
16 El joven llegó a tener tanta hambre que hasta las algarrobas con las que
alimentaba a los cerdos le parecían buenas para comer, pero nadie le dio nada.
17
»Cuando finalmente entró en razón, se dijo a sí mismo: “En casa, hasta los
jornaleros tienen comida de sobra, ¡y aquí estoy yo, muriéndome de hambre! 18
Volveré a la casa de mi padre y le diré: ‘Padre, he pecado contra el cielo y
contra ti. 19 Ya no soy digno de que me llamen tu hijo. Te ruego que me
contrates como jornalero’”.
20
»Entonces regresó a la casa de su padre, y cuando todavía estaba lejos, su
padre lo vio llegar. Lleno de amor y de compasión, corrió hacia su hijo, lo
abrazó y lo besó. 21 Su hijo le dijo: “Padre, he pecado contra el cielo y
contra ti, y ya no soy digno de que me llamen tu hijo[b]”.
22
»Sin embargo, su padre dijo a los sirvientes: “Rápido, traigan la mejor túnica
que haya en la casa y vístanlo. Consigan un anillo para su dedo y sandalias
para sus pies. 23 Maten el ternero que hemos engordado. Tenemos que celebrar
con un banquete, 24 porque este hijo mío estaba muerto y ahora ha vuelto a la
vida; estaba perdido y ahora ha sido encontrado”. Entonces comenzó la fiesta.
25
»Mientras tanto, el hijo mayor estaba trabajando en el campo. Cuando regresó,
oyó el sonido de música y baile en la casa, 26 y preguntó a uno de los
sirvientes qué pasaba. 27 “Tu hermano ha vuelto —le dijo—, y tu padre mató el
ternero engordado. Celebramos porque llegó a salvo”.
28
»El hermano mayor se enojó y no quiso entrar. Su padre salió y le suplicó que
entrara, 29 pero él respondió: “Todos estos años, he trabajado para ti como un
burro y nunca me negué a hacer nada de lo que me pediste. Y en todo ese tiempo,
no me diste ni un cabrito para festejar con mis amigos. 30 Sin embargo, cuando
este hijo tuyo regresa después de haber derrochado tu dinero en prostitutas,
¡matas el ternero engordado para celebrar!”.
31
»Su padre le dijo: “Mira, querido hijo, tú siempre has estado a mi lado y todo
lo que tengo es tuyo. 32 Teníamos que celebrar este día feliz. ¡Pues tu hermano
estaba muerto y ha vuelto a la vida! ¡Estaba perdido y ahora ha sido
encontrado!”».
Footnotes:
15:8 En griego diez dracmas. Una dracma
equivalía a la paga de una jornada completa de trabajo.
15:21 Algunos manuscritos agregan Por
favor, contrátame como jornalero.
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Salmos 81 Nueva Traducción Viviente
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Salmo
81
Para
el director del coro: salmo de Asaf; acompáñese con instrumento de cuerda.[a]
1
Entonen
alabanzas a Dios, nuestra fuerza;
canten al Dios de Jacob.
2
¡Canten!
Toquen la pandereta.
Hagan sonar la dulce lira y el arpa.
3
¡Toquen
el cuerno de carnero en la luna nueva
y otra vez en la luna llena, para convocar
a un festival!
4
Pues
los decretos de Israel así lo exigen;
es una ordenanza del Dios de Jacob.
5
Él
lo hizo ley para Israel[b]
cuando atacó a Egipto para ponernos en
libertad.
Oí
una voz desconocida que decía:
6
«Ahora
quitaré la carga de tus hombros;
liberaré tus manos de las tareas pesadas.
7
Clamaste
a mí cuando estabas en apuros, y yo te salvé;
respondí desde el nubarrón
y puse a prueba tu fe cuando no había agua
en Meriba. Interludio
8
»Escúchame,
pueblo mío, en tanto te doy severas advertencias.
¡Oh Israel, si tan solo me escucharas!
9
Jamás
debes tener un dios extranjero;
nunca debes inclinarte frente a un dios
falso.
10
Pues
fui yo, el Señor tu Dios,
quien te rescató de la tierra de Egipto.
Abre bien tu boca, y la llenaré de cosas
buenas.
11
»Pero
no, mi pueblo no quiso escuchar;
Israel no quiso que estuviera cerca.
12
Así
que dejé que siguiera sus tercos deseos,
y que viviera según sus propias ideas.
13
¡Oh,
si mi pueblo me escuchara!
¡Oh, si Israel me siguiera y caminara por
mis senderos!
14
¡Qué
rápido sometería a sus adversarios!
¡Qué pronto pondría mis manos sobre sus
enemigos!
15
Los
que odian al Señor se arrastrarían delante de él;
quedarían condenados para siempre.
16
Pero
a ustedes los alimentaría con el mejor trigo;
los saciaría con miel silvestre de la
roca».
Footnotes:
81:Título En hebreo según el gitit.
81:5 En hebreo para José.
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Proverbios 13:1 Nueva Traducción
Viviente (NTV)
13
El hijo sabio acepta la disciplina de sus padres;[a]
el burlón se niega a escuchar la
corrección.
Footnotes:
13:1 En hebreo Un hijo sabio acepta la
disciplina de su padre.
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