Josué 7:16-9:2; Lucas 16:1-18; Salmos 82; Proverbios 13:2-3 (Nueva Traducción Viviente (NTV))
Josué 7:16-9:2 Nueva Traducción
Viviente (NTV)
El
pecado de Acán
16
Temprano a la mañana siguiente, Josué presentó a las tribus de Israel delante
del Señor, y la tribu de Judá fue la señalada. 17 Entonces los clanes de Judá
dieron un paso al frente, y el clan de Zera fue el señalado. Luego las familias
de Zera dieron un paso al frente, y la familia de Zimri fue la señalada. 18 Por
último, a cada miembro de la familia de Zimri se le hizo pasar al frente uno
por uno, y Acán fue el señalado.
19
Entonces Josué le dijo a Acán:
—Hijo
mío, da gloria al Señor, Dios de Israel, y di la verdad. Confiesa y dime lo que
has hecho. No me lo escondas.
20
Acán respondió:
—¡Es
cierto! He pecado contra el Señor, Dios de Israel. 21 Entre el botín, vi un
hermoso manto de Babilonia,[a] doscientas monedas de plata[b] y una barra de
oro que pesaba más de medio kilo.[c] Los deseaba tanto que los tomé. Está todo
enterrado debajo de mi carpa; la plata la enterré aún más profundo que el resto
de las cosas.
22
Así que Josué envió a algunos hombres para que investigaran. Ellos fueron
corriendo a la carpa y encontraron allí escondidos los objetos robados, tal
como Acán había dicho, con la plata enterrada debajo del resto. 23 Entonces
tomaron las cosas de la carpa y se las llevaron a Josué y a los demás
israelitas. Luego las pusieron sobre el suelo, en la presencia del Señor.
24
Después, Josué y todos los israelitas tomaron a Acán junto con la plata, el
manto y la barra de oro; también tomaron a sus hijos e hijas, su ganado, sus
asnos, sus ovejas, sus cabras, su carpa y todo lo que él tenía y los llevaron
al valle de Acor. 25 Luego Josué le dijo a Acán: «¿Por qué nos has traído esta
desgracia? Ahora el Señor te traerá desgracia a ti». Entonces todos los
israelitas apedrearon a Acán y a su familia, y quemaron los cuerpos. 26
Apilaron un montón de piedras sobre Acán, las cuales siguen allí hasta el día de
hoy. Por eso, desde entonces, al lugar se le llama valle de la Aflicción.[d]
Así el Señor dejó de estar enojado.
Los
israelitas derrotan a Hai
8
Entonces el Señor le dijo a Josué: «No tengas miedo ni te desanimes. Toma a
todos tus hombres de guerra y ataca la ciudad de Hai, porque te he entregado al
rey de Hai, a su pueblo, su ciudad y su tierra. 2 Los destruirás tal como
destruiste a Jericó y a su rey. Pero esta vez podrán quedarse con el botín y
los animales. Preparen una emboscada detrás de la ciudad».
3
Entonces Josué y todos los hombres de guerra salieron a atacar a Hai. Josué
eligió a treinta mil de sus mejores guerreros y los envió de noche 4 con la
siguiente orden: «Escóndanse en emboscada no muy lejos detrás de la ciudad y
prepárense para entrar en acción. 5 Cuando nuestro ejército principal ataque,
los hombres de Hai saldrán a pelear como lo hicieron antes, y nosotros huiremos
de ellos. 6 Dejaremos que nos persigan hasta alejarlos de la ciudad. Pues
dirán: “Los israelitas huyen de nosotros como lo hicieron antes”. Entonces,
mientras nosotros huimos de ellos, 7 ustedes saldrán de golpe de su escondite y
tomarán posesión de la ciudad. Pues el Señor su Dios la entregará en sus manos.
8 Prendan fuego a la ciudad, tal como el Señor lo ordenó. Esas son las
instrucciones».
9
Entonces salieron y fueron al lugar de la emboscada, entre Betel y el lado
occidental de Hai; pero esa noche, Josué se quedó con el pueblo en el
campamento. 10 Temprano a la mañana siguiente, Josué despertó a sus hombres y
emprendió la marcha hacia Hai, acompañado por los ancianos de Israel. 11 Todos
los hombres de guerra que estaban con Josué marcharon por delante de la ciudad
y acamparon al norte de Hai, donde un valle los separaba de la ciudad. 12 Esa
noche, Josué envió a unos cinco mil hombres para que esperaran escondidos entre
Betel y Hai, al occidente de la ciudad. 13 De esa manera, el ejército principal
se estableció en el norte, y la emboscada al occidente de la ciudad. Josué, por
su parte, pasó la noche en el valle.
14
Cuando el rey de Hai vio a los israelitas del otro lado del valle, se apresuró
a salir temprano por la mañana con todo su ejército y los atacó desde un lugar
con vista al valle del Jordán;[e] pero no se dio cuenta de que había una
emboscada detrás de la ciudad. 15 Entonces Josué y el ejército israelita
huyeron en retirada hacia el desierto como si los hubieran vencido por
completo. 16 Así que llamaron a todos los hombres de la ciudad, para que
salieran a perseguirlos. De esa manera, los alejaron de la ciudad. 17 No quedó
ni un solo hombre en Hai o en Betel[f] que no persiguiera a los israelitas, y
la ciudad quedó completamente desprotegida.
18
Entonces el Señor le dijo a Josué: «Apunta hacia Hai con la lanza que tienes en
la mano, porque te entregaré la ciudad». Así que Josué hizo lo que se le
ordenó. 19 En cuanto Josué dio la señal, todos los hombres que esperaban en la
emboscada salieron de golpe de sus puestos e invadieron la ciudad en masa.
Enseguida la sitiaron y le prendieron fuego.
20
Cuando los hombres de Hai miraron hacia atrás, vieron que salía tanto humo de
la ciudad que cubría el cielo, y ya no tenían adónde ir. Pues los israelitas
que habían huido hacia el desierto se dieron vuelta y atacaron a los que los
perseguían. 21 Cuando Josué y todos los demás israelitas vieron que la
emboscada había dado resultado y que de la ciudad salía humo, se dieron vuelta
y atacaron a los hombres de Hai. 22 Mientras tanto, los israelitas que habían
entrado en la ciudad salieron y atacaron al enemigo por la retaguardia. De esa
manera los hombres de Hai quedaron atrapados en medio, ya que los guerreros
israelitas los encerraron por ambos lados. Israel los atacó, y no sobrevivió ni
escapó una sola persona. 23 Solo al rey de Hai lo capturaron vivo y lo llevaron
ante Josué.
24
Cuando el ejército israelita terminó de perseguir y de matar a todos los
hombres de Hai en campo abierto, regresó y acabó con la gente que había quedado
en la ciudad. 25 Ese día fue exterminada toda la población de Hai, incluidos
hombres y mujeres, doce mil personas en total. 26 Pues Josué mantuvo la lanza
extendida hasta que todos los habitantes de Hai fueron totalmente
destruidos.[g] 27 Solo los animales y los tesoros de la ciudad no fueron
destruidos, porque los israelitas los tomaron como botín, tal como el Señor le
había ordenado a Josué. 28 Luego Josué incendió la ciudad de Hai,[h] la cual se
convirtió en un montón de ruinas y aún sigue desolada hasta el día de hoy.
29
Entonces Josué atravesó al rey de Hai con un poste afilado y lo dejó allí
colgado hasta la tarde. A la puesta del sol, los israelitas bajaron el cuerpo
como Josué ordenó y lo arrojaron frente a la puerta de la ciudad. Apilaron un
montón de piedras sobre él, las cuales todavía pueden verse hasta el día de
hoy.
El
pacto del Señor es renovado
30
Luego Josué construyó un altar al Señor, Dios de Israel, en el monte Ebal. 31
Siguió los mandatos que Moisés, siervo del Señor, había escrito en el libro de
instrucción: «Háganme un altar con piedras sin labrar y que no hayan sido
trabajadas con herramientas de hierro»[i]. Entonces presentaron sobre el altar
ofrendas quemadas y ofrendas de paz al Señor. 32 Y mientras los israelitas
observaban, Josué copió en las piedras del altar[j] las instrucciones que
Moisés les había dado.
33
Después, todo Israel —tanto los extranjeros como los israelitas de nacimiento—
junto con sus ancianos, jefes y jueces fue dividido en dos grupos. Un grupo se
paró frente al monte Gerizim, y el otro, delante del monte Ebal. Ambos grupos
quedaron frente a frente y, entre ellos, estaban los sacerdotes levitas que
llevaban el arca del pacto del Señor. Todo se hizo de acuerdo a las órdenes que
Moisés, siervo del Señor, había dado previamente para bendecir al pueblo de
Israel.
34
Entonces Josué le leyó al pueblo todas las bendiciones y maldiciones que Moisés
había escrito en el libro de instrucción. 35 Cada palabra de cada mandato que
Moisés había dado se leyó a todos los israelitas reunidos en asamblea, incluso
a las mujeres, a los niños y a los extranjeros que vivían entre ellos.
Los
gabaonitas engañan a Israel
9
Ahora bien, todos los reyes que estaban al occidente del río Jordán se
enteraron de lo que había sucedido. Eran los reyes de los hititas, amorreos,
cananeos, ferezeos, heveos y jebuseos, quienes vivían en la zona montañosa, en
las colinas occidentales[k] y a lo largo de la costa del mar Mediterráneo[l]
hasta las montañas del Líbano, al norte. 2 Esos reyes unieron sus tropas para
pelear como un solo ejército contra Josué y los israelitas.
Footnotes:
7:21a En hebreo de Sinar.
7:21b En hebreo 200 siclos de plata,
aproximadamente 2,3 kilos o 5 libras.
7:21c En hebreo 50 siclos, aproximadamente
570 gramos o 20 onzas.
7:26 En hebreo valle de Acor.
8:14 En hebreo al Arabá.
8:17 En algunos manuscritos falta o en
Betel.
8:26 El término hebreo empleado aquí se
refiere a la consagración total de cosas o personas al Señor, ya sea
destruyéndolas o entregándolas como ofrenda.
8:28 Hai significa «ruina».
8:31 Ex 20:25; Dt 27:5-6.
8:32 En hebreo en las piedras.
9:1a En hebreo en la Sefela.
9:1b En hebreo mar Grande.
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Lucas 16:1-18 Nueva Traducción
Viviente (NTV)
Parábola
del administrador astuto
16
Jesús les contó la siguiente historia a sus discípulos: «Había cierto hombre
rico que tenía un administrador que manejaba sus negocios. Un día llegó la
noticia de que el administrador estaba malgastando el dinero de su patrón. 2
Entonces el patrón lo llamó y le dijo: “¿Qué es esto que oigo acerca de ti?
Prepara un informe final porque voy a despedirte”.
3
»El administrador pensó: “¿Y ahora qué haré? Mi jefe me ha despedido. No tengo
fuerzas para cavar zanjas y soy demasiado orgulloso para mendigar. 4 Ah, ya sé
cómo asegurarme de que tendré muchos amigos que me recibirán en sus casas
cuando mi patrón me despida”.
5
»Entonces invitó a todo el que le debía dinero a su patrón para conversar sobre
la situación. Le preguntó al primero: “¿Cuánto debes a mi patrón?”. 6 El hombre
contestó: “Le debo cien medidas de aceite de oliva”. Entonces el administrador
le dijo: “Toma la factura y cámbiala a cincuenta medidas”.[a]
7
»Le preguntó al siguiente: “¿Cuánto le debes tú?”. “Le debo cien medidas de
trigo”, respondió. “Toma la factura y cámbiala a ochenta medidas”, le dijo.[b]
8
»El hombre rico tuvo que admirar a este pícaro deshonesto por su astucia. Y la
verdad es que los hijos de este mundo son más astutos que los hijos de la luz
al lidiar con el mundo que los rodea. 9 Aquí está la lección: usen sus recursos
mundanos para beneficiar a otros y para hacer amigos. Entonces, cuando esas
posesiones terrenales se acaben, ellos les darán la bienvenida a un hogar
eterno.[c]
10
»Si son fieles en las cosas pequeñas, serán fieles en las grandes; pero si son
deshonestos en las cosas pequeñas, no actuarán con honradez en las
responsabilidades más grandes. 11 Entonces, si no son confiables con las
riquezas mundanas, ¿quién les confiará las verdaderas riquezas del cielo?; 12 y
si no son fieles con las cosas de otras personas, ¿por qué se les debería
confiar lo que es de ustedes?
13
»Nadie puede servir a dos amos. Pues odiará a uno y amará al otro; será leal a
uno y despreciará al otro. No se puede servir a Dios y al dinero».
14
Los fariseos, que amaban mucho su dinero, oyeron todo eso y se burlaron de
Jesús. 15 Entonces él les dijo: «A ustedes les encanta aparecer como personas
rectas en público, pero Dios conoce el corazón. Lo que este mundo honra es
detestable a los ojos de Dios.
16
»Hasta el tiempo de Juan el Bautista, la ley de Moisés y el mensaje de los
profetas fueron sus guías; pero ahora se predica la Buena Noticia del reino de
Dios, y todos están ansiosos por entrar.[d] 17 Eso no significa que la ley haya
perdido su fuerza. Es más fácil que el cielo y la tierra desaparezcan, a que el
más pequeño punto de la ley de Dios sea anulado.
18
»Por ejemplo, un hombre que se divorcia de su esposa y se casa con otra comete
adulterio; y el que se case con una mujer divorciada de su esposo comete
adulterio».
Footnotes:
16:6 En griego 100 batos […] 50 [batos].
16:7 En griego 100 koros […] 80 [koros].
16:9 O acaben, ustedes serán bienvenidos en
los hogares eternos.
16:16 O y a todos se les urge entrar.
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Salmos 82 Nueva Traducción Viviente
(NTV)
Salmo
82
Salmo
de Asaf.
1
Dios
preside la corte de los cielos;
pronuncia juicio en medio de los seres
celestiales:
2
«¿Hasta
cuándo dictarán decisiones injustas
que favorecen a los malvados? Interludio
3
»Hagan
justicia al pobre y al huérfano;
defiendan los derechos de los oprimidos y
de los desposeídos.
4
Rescaten
al pobre y al indefenso;
líbrenlos de las garras de los malvados.
5
Pero
esos opresores no saben nada;
¡son tan ignorantes!
Andan
errantes en la oscuridad
mientras el mundo entero se estremece hasta
los cimientos.
6
Yo
digo: “Ustedes son dioses;
son todos hijos del Altísimo.
7
Pero
morirán como simples mortales
y caerán como cualquier otro gobernante”».
8
Levántate,
oh Dios, y juzga a la tierra,
porque todas las naciones te pertenecen.
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Proverbios 13:2-3 Nueva Traducción
Viviente (NTV)
2
Con
palabras sabias te conseguirás una buena comida,
pero la gente traicionera tiene hambre de
violencia.
3
Los
que controlan su lengua tendrán una larga vida;
el abrir la boca puede arruinarlo todo.
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