Josué 22:21-23:16; Lucas 20:27-47; Salmos 89:14-37; Proverbios 13:17-19 (La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH))
Josué 22:21-23:16 La Palabra
(Hispanoamérica) (BLPH)
21
Los rubenitas, los gaditas y la media tribu de Manasés respondieron a los jefes
de los clanes de Israel:
22
— El Dios de los dioses, el Señor, lo sabe bien, y debe saberlo también Israel.
Si nos hemos rebelado contra el Señor o le hemos sido infieles, que no nos
perdone hoy. 23 Y si hemos erigido un altar para apartarnos del Señor,
ofreciendo en él holocaustos, oblaciones o sacrificios de comunión, que el
Señor nos pida cuentas. 24 Pero no ha sido así. Lo hemos hecho preocupados por
si el día de mañana sus descendientes pudieran decir a los nuestros: “¿Qué
tienen que ver ustedes con el Señor, el Dios de Israel? 25 Entre nosotros y
ustedes —rubenitas y gaditas— el Señor ha puesto la frontera del Jordán.
Ustedes no tienen parte con el Señor”. De esta manera, sus descendientes harían
que los nuestros dejaran de respetar al Señor. 26 Así las cosas, nos hemos
dicho: Construyamos un altar, pero no para holocaustos, ni sacrificios, 27 sino
como testimonio, tanto entre nosotros y ustedes como entre los que nos sucedan,
de que rendimos culto al Señor con los holocaustos y sacrificios de comunión
que ofrecemos en su presencia. Así el día de mañana sus descendientes no podrán
decir a los nuestros: “No tienen parte con el Señor”. 28 Hemos pensado que si
el día de mañana alguien se dirigiera a nosotros o a nuestros descendientes con
estas palabras, les podremos responder: “Observen la forma del altar del Señor
que hicieron nuestros antepasados, que no es como para ofrecer holocaustos ni
sacrificios, sino para que sirva de testigo entre ustedes y nosotros”. 29 Lejos
de nosotros rebelarnos hoy contra el Señor y apartarnos de su servicio,
erigiendo —con el fin de ofrecer en él holocaustos, oblaciones o sacrificios—
un altar distinto del altar que el Señor, nuestro Dios, ha erigido delante de
su morada.
Se
restablece la concordia
30
Cuando el sacerdote Finés, los jefes de la comunidad y los notables de los
clanes israelitas que lo acompañaban, oyeron la explicación ofrecida por los
rubenitas, los gaditas y los de la media tribu de Manasés, se dieron por
satisfechos. 31 Y el sacerdote Finés, hijo de Eleazar, dijo a rubenitas,
gaditas y manasitas:
—
Ahora reconocemos que el Señor está en medio de nosotros, pues ustedes no le
han sido infieles y así han librado a los israelitas de ser castigados por el
Señor.
32
El sacerdote Finés, hijo de Eleazar, y los jefes de la comunidad, se
despidieron de los rubenitas y de los gaditas, regresando del país de Galaad al
de Canaán e informando a los israelitas de lo ocurrido. 33 El informe dejó
satisfechos a los israelitas que dieron gracias a Dios y no hablaron más de
atacar y devastar el territorio habitado por los rubenitas y los gaditas. 34
Estos, a su vez, llamaron al altar “Testigo”, porque se dijeron: “Será testigo
entre nosotros de que el Señor es Dios”.
Testamento
de Josué
23
Había pasado mucho tiempo desde que el Señor concediera a Israel la paz con
todos los enemigos de alrededor. 2 Josué, que era ya muy viejo, convocó a todo
Israel, a sus ancianos, jefes, jueces y funcionarios, diciéndoles:
—
Yo soy un anciano muy entrado en años. 3 Ustedes son testigos de todo lo que el
Señor, su Dios, ha hecho ante ustedes con todos estos pueblos: él ha sido quien
ha combatido por ustedes. 4 Miren, yo les he asignado por sorteo, como heredad
para sus tribus, tanto esos pueblos que aún quedan por conquistar, como todos
los pueblos que exterminé, desde el Jordán hasta el mar Grande de occidente. 5
El Señor mismo, su Dios, los expulsará y los privará de su tierra ante ustedes,
y ustedes entrarán en posesión de su territorio, como les ha prometido el
Señor, su Dios. 6 Pongan el mayor esfuerzo en observar y cumplir todo lo
prescrito en el libro de la Ley de Moisés, no desviándose de ella ni a la
derecha ni a la izquierda. 7 No se mezclen con esos pueblos que quedan todavía
entre ustedes. No mencionen el nombre de sus dioses ni juren por ellos. No les
den culto ni se postren ante ellos. 8 Permanezcan unidos al Señor, su Dios,
como han hecho hasta el presente. 9 El Señor ha expulsado delante de ustedes a
pueblos numerosos y fuertes, y nadie los ha podido resistir hasta el presente.
10 Uno solo de ustedes era capaz de perseguir a mil, porque el Señor mismo, su
Dios, era quien peleaba en su lugar tal como les tenía prometido. 11 Procuren
con todo empeño amar al Señor, su Dios: en ello les va la vida.
12
Pero si se apartan del Señor y se juntan con ese resto de naciones que aún
queda entre ustedes, si emparentan con ellas y entran en tratos con ellas, 13
estén seguros de que el Señor, su Dios, no seguirá arrojando delante de ustedes
a esos pueblos. Ellos serán para ustedes red, lazo, aguijón en sus costados y
espina en sus ojos, hasta que desaparezcan de esta espléndida tierra que les ha
dado el Señor, su Dios. 14 Miren que yo estoy ya próximo a morir. Reconozcan en
lo más íntimo de su ser que ni una sola promesa ha fallado de todas las que el
Señor su Dios les había hecho. Todas se han cumplido; ni una sola ha quedado
sin cumplir. 15 Pues de la misma manera que han visto cumplidas todas las
espléndidas promesas que les hizo el Señor su Dios, verán también cumplidas
todas sus amenazas, hasta hacerlos desaparecer de esta espléndida tierra que el
Señor, su Dios, les ha dado. 16 Pero si quebrantán la alianza que el Señor, su
Dios, ha sellado con ustedes, si rinden culto a otros dioses y los adoran, la
ira del Señor se encenderá contra ustedes y no tardarán en desaparecer de esta
espléndida tierra que él les ha regalado.
La
Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La
Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de
España
Lucas 20:27-47 La Palabra
(Hispanoamérica) (BLPH)
La
cuestión de la resurrección (Mt 22,23-33; Mc 12,18-27)
27
Después de esto se acercaron a Jesús algunos saduceos que, como niegan que vaya
a haber resurrección, le hicieron esta pregunta:
28
— Maestro, Moisés nos dejó escrito que si el hermano de uno muere teniendo
esposa, pero no hijos, el siguiente hermano deberá casarse con la viuda para
dar descendencia al hermano difunto. 29 Pues bien, hubo una vez siete hermanos;
el primero de ellos se casó, pero murió sin haber tenido hijos. 30 El segundo
31 y el tercero se casaron también con la viuda, y así hasta los siete; pero
los siete murieron sin haber tenido hijos. 32 La última en morir fue la mujer.
33 Así pues, en la resurrección, ¿de cuál de ellos será esposa, si los siete
estuvieron casados con ella?
34
Jesús les dijo:
—
El matrimonio es algo que pertenece a este mundo. 35 Pero los que merezcan
resucitar y entrar en el reino venidero, ya no tendrán nada que ver con el
matrimonio, 36 como tampoco tendrán nada que ver con la muerte, porque serán
como ángeles; serán hijos de Dios, porque habrán resucitado. 37 En cuanto a que
los muertos han de resucitar, hasta Moisés lo indica en el pasaje de la zarza,
cuando invoca como Señor al Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob; 38 porque
Dios es un Dios de vivos y no de muertos, ya que para él todos viven.
39
Algunos maestros de la ley dijeron a Jesús:
—
Maestro, tienes razón.
40
Y ya nadie se atrevía a hacerle más preguntas.
¿De
quién es hijo el Mesías? (Mt 22,41-46; Mc 12,35-37)
41
Por su parte, Jesús les preguntó:
—
¿Cómo es que dicen que el Mesías es hijo de David? 42 El propio David escribe
en el libro de los Salmos:
Dijo
el Señor a mi Señor:
“Siéntate
a mi derecha
43
hasta
que yo ponga a tus enemigos
por
estrado de tus pies”.
44
Pues si el propio David llama “Señor” al Mesías, ¿cómo puede ser el Mesías hijo
suyo?
Denuncia
contra los maestros de la ley (Mt 23,6-7; Mc 12,38-40)
45
Delante de todo el pueblo que estaba escuchando, Jesús dijo a sus discípulos:
46
— Cuídense de esos maestros de la ley a quienes agrada pasear vestidos con
ropaje suntuoso, ser saludados en público y ocupar los lugares preferentes en
las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes. 47 ¡Esos que devoran las
haciendas de las viudas y, para disimular, pronuncian largas oraciones
recibirán el más severo castigo!
La
Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La
Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de
España
Salmos 89:14-37 La Palabra
(Hispanoamérica) (BLPH)
14
Tuyo
es el brazo poderoso,
fuerte
es tu mano, excelsa tu diestra.
15
La
justicia y el derecho sustentan tu trono,
el
amor y la verdad te preceden.
16
Feliz
el pueblo que sabe aclamarte,
caminará,
Señor, a la luz de tu rostro.
17
En
tu nombre se alegran todo el día,
por
tu justicia se enorgullecen.
18
Porque
tú eres la gloria de su fuerza,
tú
nos encumbras con tu favor.
19
El
Señor es nuestro escudo,
el
santo de Israel es nuestro rey.
20
Un
día, en una visión, hablaste
a
tus fieles y así les dijiste:
“He
prestado mi apoyo a un guerrero,
he
enaltecido a un joven del pueblo.
21
He
encontrado a mi siervo David,
con
mi aceite sagrado lo he ungido.
22
Mi
mano estará con él,
mi
brazo le dará fuerza.
23
No
podrá atormentarlo el enemigo,
ni
le hará sufrir el malvado.
24
Ante
él destrozaré a sus rivales,
golpearé
a quienes lo odian.
25
Mi
fidelidad y mi amor lo acompañan,
con
mi nombre voy a encumbrarlo.
26
Bajo
su mano he puesto el mar,
bajo
su diestra los ríos.
27
Él
me dirá: ‘Tú eres mi padre,
mi
Dios, el refugio que me salva’.
28
Haré
de él mi primogénito,
el
mayor de los reyes de la tierra.
29
Mi
bondad lo protegerá siempre,
mi
pacto con él será firme.
30
Mantendré
eternamente su linaje
y
su trono mientras el cielo exista.
31
Mas
si abandonan sus hijos mi ley,
si
no caminan según mis decretos,
32
si
quebrantan mis preceptos
y
no guardan mis mandatos,
33
castigaré
con la vara su pecado
y
con azotes sus culpas.
34
Pero
de él no apartaré mi amor,
no
traicionaré mi fidelidad,
35
no
romperé mi pacto,
no
cambiarán mis palabras.
36
Por
mi santidad juré una vez
y
no mentiré a David.
37
Será
eterna su descendencia,
será
su trono como el sol ante mí,
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Proverbios 13:17-19 La Palabra
(Hispanoamérica) (BLPH)
17
El
mal mensajero acarrea desgracias,
el
enviado fiel pone remedio.
18
Miseria
y deshonra a quien rechaza advertencias,
quien
acepta corrección recibirá honor.
19
Deseo
realizado es deleite del alma,
los
necios detestan evitar el mal.
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Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
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Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de
España
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