Deuteronomio 34:1 - Josué 2:24; Lucas 13:23-14:6; Salmos 79; Proverbios 12:26 (Dios Habla Hoy (DHH))
Deuteronomio 34 - Josué 2 Dios Habla
Hoy (DHH)
Muerte
y sepultura de Moisés
34
Moisés subió del desierto de Moab al monte Nebo, a la cumbre del monte Pisgá,
que está frente a Jericó. Desde allí el Señor le hizo contemplar toda la región
de Galaad hasta el territorio de Dan, 2 las regiones de Neftalí, Efraín y
Manasés, todo el territorio de Judá hasta el mar Mediterráneo, 3 el Négueb, el
valle del Jordán y la llanura de Jericó, ciudad de las palmeras, hasta Sóar. 4
Y el Señor le dijo:
«Éste
es el país que yo juré a Abraham, Isaac y Jacob que daría a sus descendientes.
He querido que lo veas con tus propios ojos, aunque no vas a entrar en él.»
5
Y así Moisés, el siervo de Dios, murió en la tierra de Moab, tal como el Señor
lo había dicho, 6 y fue enterrado en un valle de la región de Moab, frente a
Bet-peor, en un lugar que hasta la fecha nadie conoce. 7 Murió a los ciento
veinte años de edad, habiendo conservado hasta su muerte buena vista y buena
salud.
8
Los israelitas lloraron a Moisés durante treinta días en el desierto de Moab,
cumpliendo así los días de llanto y luto por su muerte. 9 Y Josué, hijo de Nun,
recibió de Moisés sabiduría, pues Moisés puso sus manos sobre él; así que los
israelitas le obedecieron e hicieron como el Señor había ordenado a Moisés.
10
Sin embargo, nunca más hubo en Israel otro profeta como Moisés, con quien el
Señor hablara cara a cara, 11 o que hiciera todos los prodigios y maravillas
que el Señor le mandó hacer en Egipto contra el faraón, sus funcionarios y todo
su país, 12 o que le igualara en poder y en los hechos grandes e importantes
que hizo a la vista de todo Israel.
Dios
llama a Josué
1
Después que murió Moisés, el siervo del Señor, habló el Señor con Josué, hijo
de Nun y ayudante de Moisés, y le dijo:
2
«Como mi siervo Moisés ha muerto, ahora eres tú quien debe cruzar el río Jordán
con todo el pueblo de Israel, para ir a la tierra que voy a darles a ustedes. 3
Tal como se lo prometí a Moisés, yo les daré toda la tierra en donde ustedes
pongan el pie. 4 Les daré el territorio que va desde el desierto y la sierra
del Líbano hasta el gran río Éufrates, con todo el territorio de los hititas, y
hasta el mar Mediterráneo. 5 Nadie te podrá derrotar en toda tu vida, y yo
estaré contigo así como estuve con Moisés, sin dejarte ni abandonarte jamás. 6
Ten valor y firmeza, que tú vas a repartir la tierra a este pueblo, pues es la
herencia que yo prometí a sus antepasados. 7 Lo único que te pido es que tengas
mucho valor y firmeza, y que cumplas toda la ley que mi siervo Moisés te dio.
Cúmplela al pie de la letra para que te vaya bien en todo lo que hagas. 8
Repite siempre lo que dice el libro de la ley de Dios, y medita en él de día y
de noche, para que hagas siempre lo que éste ordena. Así todo lo que hagas te
saldrá bien. 9 Yo soy quien te manda que tengas valor y firmeza. No tengas
miedo ni te desanimes porque yo, tu Señor y Dios, estaré contigo dondequiera
que vayas.»
Josué
se prepara para la conquista
10
Entonces Josué les dio órdenes a los jefes del pueblo: 11 «Vayan por todo el
campamento y ordenen a todos que preparen provisiones, porque dentro de tres
días vamos a cruzar el río Jordán para tomar posesión de la tierra que el Señor
nuestro Dios nos va a dar.»
12
Josué habló también a las tribus de Rubén y de Gad y a la media tribu de
Manasés, y les dijo:
13
—Acuérdense de lo que les mandó Moisés, el siervo del Señor, cuando les dijo
que el Señor, el Dios de ustedes, les daría esta tierra para que pudieran
descansar. 14 Dejen aquí sus mujeres, niños y animales, en esta tierra que
Moisés les dio de este lado del Jordán. Pero todos los hombres aptos para la
guerra tomen sus armas y vayan delante de sus hermanos, para ayudarlos, 15
hasta que el Señor les dé a ellos un lugar de descanso, como se lo dio a
ustedes, y hasta que ellos también sean dueños de la tierra que el Señor les va
a dar. Después, ustedes podrán regresar a sus tierras de este lado oriental del
río, para tomar posesión definitiva de esta tierra que les dio Moisés, el
siervo de Dios.
16
Y ellos contestaron:
—Haremos
todo lo que nos has ordenado, e iremos a donde nos mandes. 17 Siempre te
obedeceremos, como antes obedecimos a Moisés. Lo único que pedimos es que el
Señor tu Dios te acompañe como acompañó a Moisés. 18 Todo el que se te oponga o
no obedezca cuanto tú mandes, morirá. Sólo pedimos que tengas valor y firmeza.
Josué
manda espías a Jericó
2
Desde Sitim, Josué mandó en secreto a dos espías, y les dijo: «Vayan a explorar
la región y la ciudad de Jericó.»
Ellos
fueron, y llegaron a la casa de una prostituta de Jericó que se llamaba Rahab,
en donde se quedaron a pasar la noche. 2 Pero alguien dio aviso al rey de
Jericó, diciéndole:
—Unos
israelitas han venido esta noche a explorar la región.
3
Entonces el rey mandó a decir a Rahab:
—Saca
a los hombres que vinieron a verte y que están en tu casa, porque son espías.
4
Pero ella los escondió y dijo:
—Es
verdad que unos hombres me visitaron, pero yo no supe de dónde eran. 5 Se
fueron al caer la noche, porque a esa hora se cierra la puerta de la ciudad, y no
sé a dónde se fueron. Pero si ustedes salen en seguida a perseguirlos, los
podrán alcanzar.
6
En realidad, ella los había hecho subir a la azotea, y estaban allí escondidos,
entre unos manojos de lino puestos a secar.
7
Los hombres del rey los persiguieron en dirección del río Jordán, hasta los
vados. Tan pronto como los soldados salieron, fue cerrada la puerta de la
ciudad. 8 Entonces, antes que los espías se durmieran, Rahab subió a la azotea
y les dijo:
9
—Yo sé que el Señor les ha dado esta tierra a ustedes, porque él ha hecho que
nosotros les tengamos mucho miedo. Todos los que viven aquí están muertos de
miedo por causa de ustedes. 10 Sabemos que cuando ustedes salieron de Egipto,
Dios secó el agua del Mar Rojo para que ustedes lo pasaran. También sabemos que
ustedes aniquilaron por completo a Sihón y a Og, los dos reyes de los amorreos
que estaban al otro lado del río Jordán. 11 Es tanto el miedo que nos ha dado
al saberlo, que nadie se atreve a enfrentarse con ustedes. Porque el Señor, el
Dios de ustedes, es Dios lo mismo arriba en el cielo que abajo en la tierra. 12
Por eso yo les pido que me juren aquí mismo, por el Señor, que van a tratar
bien a mi familia, de la misma manera que yo los he tratado bien a ustedes.
Denme una prueba de su sinceridad, 13 y perdonen la vida a mi padre, a mi
madre, a mis hermanos y hermanas, y a todo lo que es de ellos. ¡Sálvennos de la
muerte!
14
Ellos le contestaron:
—Con
nuestra propia vida respondemos de la vida de ustedes, con tal de que tú no
digas nada de este asunto. Cuando el Señor nos haya dado esta tierra, nosotros
te trataremos bien y con lealtad.
15
Como Rahab vivía en una casa construida sobre la muralla misma de la ciudad,
con una soga los hizo bajar por la ventana. 16 Y les dijo:
—Váyanse
a la montaña, para que no los encuentren los que andan buscándolos. Escóndanse
allí durante tres días, hasta que ellos vuelvan a la ciudad. Después podrán
ustedes seguir su camino.
17
Y ellos le contestaron:
—Nosotros
cumpliremos el juramento que nos has pedido hacerte. 18 Pero cuando entremos en
el país, tú deberás colgar esta soga roja de la ventana por la que nos has
hecho bajar. Reúne entonces en tu casa a tu padre, tu madre, tus hermanos y
toda la familia de tu padre. 19 Si alguno de ellos sale de tu casa, será
responsable de su propia muerte; la culpa no será nuestra. Pero si alguien toca
a quien esté en tu casa contigo, nosotros seremos los responsables. 20 Y si tú
dices algo de este asunto, nosotros ya no estaremos obligados a cumplir el
juramento que te hemos hecho.
21
—Estamos de acuerdo —contestó ella.
Entonces
los despidió, y ellos se fueron. Después ella ató la soga roja a su ventana.
22
Los dos espías se fueron a las montañas y se escondieron allí durante tres
días, mientras los soldados los buscaban por todas partes sin encontrarlos,
hasta que por fin volvieron a Jericó. 23 Entonces los espías bajaron de las
montañas, cruzaron el río y regresaron a donde estaba Josué, a quien contaron
todo lo que les había pasado. 24 Le dijeron: «El Señor ha puesto toda la región
en nuestras manos. Por causa nuestra, todos los que viven en el país están
muertos de miedo.»
Dios
Habla Hoy (DHH)
Dios
habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996.
Lucas 13:23-14:6 Dios Habla Hoy (DHH)
23
Uno le preguntó:
—Señor,
¿son pocos los que se salvan?
Y
él contestó:
24
—Procuren entrar por la puerta angosta; porque les digo que muchos querrán
entrar, y no podrán. 25 Después que el dueño de la casa se levante y cierre la
puerta, ustedes, los que están afuera, llamarán y dirán: “Señor, ábrenos.” Pero
él les contestará: “No sé de dónde son ustedes.” 26 Entonces comenzarán ustedes
a decir: “Hemos comido y bebido contigo, y tú enseñaste en nuestras calles.” 27
Pero él les contestará: “No sé de dónde son ustedes. ¡Apártense de mí,
malhechores!” 28 Entonces vendrán el llanto y la desesperación, al ver que
Abraham, Isaac, Jacob y todos los profetas están en el reino de Dios, y que
ustedes son echados fuera. 29 Porque va a venir gente del norte y del sur, del
este y del oeste, para sentarse a comer en el reino de Dios. 30 Entonces
algunos de los que ahora son los últimos serán los primeros, y algunos que
ahora son los primeros serán los últimos.
Jesús
llora por Jerusalén
31
También entonces llegaron algunos fariseos, y le dijeron a Jesús:
—Vete
de aquí, porque Herodes te quiere matar.
32
Él les contestó:
—Vayan
y díganle a ese zorro: “Mira, hoy y mañana expulso a los demonios y sano a los
enfermos, y pasado mañana termino.” 33 Pero tengo que seguir mi camino hoy,
mañana y el día siguiente, porque no es posible que un profeta muera fuera de
Jerusalén.
34
»¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los mensajeros
que Dios te envía! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina
junta sus pollitos bajo las alas, pero ustedes no quisieron! 35 Pues miren, el
hogar de ustedes va a quedar abandonado; y les digo que no volverán a verme
hasta que llegue el tiempo en que ustedes digan: “¡Bendito el que viene en el
nombre del Señor!”
Jesús
sana a un enfermo de hidropesía
14
Sucedió que un sábado Jesús fue a comer a casa de un jefe fariseo, y otros
fariseos lo estaban espiando. 2 También estaba allí, delante de él, un hombre
enfermo de hidropesía. 3 Jesús les preguntó a los maestros de la ley y a los
fariseos:
—¿Se
permite sanar en sábado a un enfermo, o no?
4
Pero ellos se quedaron callados. Entonces él tomó al enfermo, lo sanó y le dijo
que se fuera. 5 Y a los fariseos les dijo:
—¿Quién
de ustedes, si su hijo o su buey se cae a un pozo, no lo saca en seguida,
aunque sea sábado?
6
Y no pudieron contestarle nada.
Dios
Habla Hoy (DHH)
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Salmos 79 Dios Habla Hoy (DHH)
Dolor
ante la destrucción de Jerusalén
(1a)
Salmo de Asaf.
79
(1b) ¡Oh Dios,
los
paganos han invadido tu propiedad!
¡Han
profanado tu santo templo
y
han convertido en ruinas a Jerusalén!
2
¡Han
dejado los cadáveres de tus siervos,
de
los que te fueron fieles,
para
que sirvan de alimento
a
los buitres y a los animales salvajes!
3
Como
agua han derramado su sangre
por
toda Jerusalén,
y
no hay quien los entierre.
4
Somos
la burla de nuestros vecinos;
el
hazmerreír de cuantos nos rodean.
5
Oh
Señor,
¿hasta
cuándo estarás enojado?
¿Arderá
siempre tu enojo como el fuego?
6
¡Descarga
tu furia sobre los reinos paganos
que
no te conocen ni te invocan!
7
Porque
ellos devoraron a Jacob
y
convirtieron en ruinas el país.
8
No
nos hagas pagar a nosotros
por
la maldad de nuestros antepasados;
¡que
venga tu ternura pronto a nuestro encuentro,
porque
estamos abatidos!
9
Oh
Dios, Salvador nuestro,
¡ayúdanos,
líbranos y perdónanos,
por
la gloria de tu nombre!
10
No
tienen por qué decir los paganos:
«¿Dónde
está su Dios?»
¡Permítenos
ver vengada la muerte de tus siervos!
¡Que
los paganos también lo sepan!
11
Atiende
las quejas de los presos,
y
salva con tu gran poder
a
los sentenciados a muerte.
12
Oh
Señor,
véngate
siete veces de nuestros vecinos
por
las ofensas que te han hecho;
13
y
nosotros, que somos tu pueblo,
que
somos ovejas de tus prados,
gracias
te daremos siempre,
¡cantaremos
tus alabanzas por todos los siglos!
Dios
Habla Hoy (DHH)
Dios
habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996.
Proverbios 12:26 Dios Habla Hoy (DHH)
26
El
justo sirve de guía a su prójimo,
pero
los malvados pierden el camino.
Dios
Habla Hoy (DHH)
Dios
habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996.
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