Deuteronomio 31:1-32:9; Lucas 12:8-34; Salmos 78:26-45; Proverbios 12:21-23 (Dios Habla Hoy (DHH))
Deuteronomio 31:1-32:9 Dios Habla Hoy
(DHH)
Josué,
sucesor de Moisés
31
Moisés habló de nuevo a todo Israel, y dijo lo siguiente:
2
«Yo tengo ciento veinte años, y ya no tengo fuerzas para andar de un lado para
otro. Además, el Señor me ha dicho que no cruzaré el Jordán. 3 Pero el Señor su
Dios marchará delante de ustedes, y al paso de ustedes destruirá estas naciones,
para que ocupen su territorio. Josué irá al frente de ustedes, como jefe, tal
como lo ha dicho el Señor. 4 El Señor hará con estas naciones lo mismo que hizo
con Sihón y con Og, reyes de los amorreos, y con sus países, a los cuales
destruyó. 5 Y cuando el Señor haga que estas naciones caigan en poder de
ustedes, deben hacer con ellas todo lo que les he ordenado. 6 Tengan valor y
firmeza; no tengan miedo ni se asusten cuando se enfrenten con ellas, porque el
Señor su Dios está con ustedes y no los dejará ni los abandonará.»
7
Después llamó Moisés a Josué, y le dijo en presencia de todo Israel:
«Ten
valor y firmeza, porque tú tienes que llevar esta gente al país que el Señor
juró a los antepasados de ustedes que les daría, y tú serás quien los haga tomar
posesión. 8 El Señor mismo irá delante de ti, y estará contigo; no te
abandonará ni te desamparará; por lo tanto, no tengas miedo ni te acobardes.»
Lectura
de la ley en el año del perdón de deudas
9
Moisés puso esta ley por escrito, y la entregó a los sacerdotes levitas
encargados de llevar el arca de la alianza del Señor, y a todos los ancianos de
Israel, 10 dándoles también esta orden:
«Cada
siete años, al llegar el año del perdón de las deudas, durante la fiesta de las
Enramadas, 11 cuando todos los israelitas se reúnan delante del Señor su Dios
en el lugar que él haya escogido, se leerá esta ley en presencia de todos
ellos. 12 Todo el pueblo deberá reunirse, tanto los hombres como las mujeres, y
los niños y los extranjeros que vivan en sus ciudades, para que escuchen la
lectura de la ley y aprendan a respetar al Señor su Dios, y pongan en práctica
todo lo que se dice en ella. 13 Así los hijos de ustedes, que nada saben de
ella, podrán también oírla y aprenderán a respetar al Señor su Dios durante toda
su vida en el país que ustedes van a ocupar después de cruzar el Jordán.»
Últimas
instrucciones del Señor a Moisés
14
Luego el Señor dijo a Moisés:
«Mira,
ya se va acercando la hora de tu muerte; así que llama a Josué, y preséntense
los dos en la tienda del encuentro, para que yo le dé mis órdenes.»
Moisés
y Josué fueron a la tienda del encuentro, 15 y allí se les apareció el Señor en
una columna de nube, la cual se colocó sobre la entrada de la tienda. 16
Entonces el Señor dijo a Moisés:
«Ya
pronto vas a morir, y este pueblo se va a corromper con los dioses del país
extranjero que va a ocupar; entonces me abandonará y romperá la alianza que he
hecho con él. 17 Pero mi furor se encenderá contra ellos, y los abandonaré; no
me preocuparé de ellos para nada, y serán tantos los males y aflicciones que
les vendrán, que finalmente dirán: “¿No será que estamos sufriendo estos males
porque nuestro Dios ya no está con nosotros?” 18 Pero cuando llegue ese
momento, yo me apartaré de ellos aún más, por todo el mal que habrán hecho y
por haber adorado a otros dioses.
19
»Ahora pues, escriban este cántico y enséñenselo a los israelitas, para que lo
canten y me sirva de testimonio contra ellos. 20 Porque cuando yo los haya
hecho entrar en la tierra que bajo juramento prometí a sus antepasados, tierra
donde la leche y la miel corren como el agua, y cuando hayan comido hasta estar
satisfechos y engordar, entonces se irán tras otros dioses y los adorarán, y a
mí me despreciarán y romperán mi alianza. 21 Pero cuando les vengan muchos
males y aflicciones, entonces este cántico será un testimonio contra ellos,
pues sus descendientes lo recordarán y lo cantarán; porque ya desde antes de
hacerlos entrar en el país que les he prometido, sé muy bien hacia dónde se
inclinan sus pensamientos.»
22
Aquel mismo día escribió Moisés el cántico, e hizo que los israelitas lo
aprendieran.
23
A Josué, hijo de Nun, el Señor le dio la siguiente orden:
«Ten
valor y firmeza, porque tú eres quien hará entrar a los israelitas en el país
que les he prometido, y yo estaré a tu lado.»
24
Cuando Moisés terminó de escribir estas leyes en un libro, 25 dijo a los
levitas encargados de llevar el arca de la alianza del Señor:
26
«Tomen este libro de la ley y pónganlo al lado del arca de la alianza del Señor
su Dios, para que esté allí como testimonio contra ustedes. 27 Porque yo sé que
ustedes son un pueblo rebelde y testarudo; y si hoy, que todavía vivo entre
ustedes, se han rebelado contra el Señor, ¿qué será después de mi muerte? 28
Traigan aquí a todos los ancianos y jefes de sus tribus, para que yo les hable
de estas cosas y ponga al cielo y a la tierra como testigos contra ellos. 29
Porque yo sé que después de mi muerte se van a corromper y van a dejar el
camino que les he ordenado seguir; y sé también que en el futuro les
sobrevendrá la desgracia, por hacer lo malo a los ojos del Señor y provocar con
ello su enojo.»
Cántico
de Moisés
30
Entonces Moisés pronunció este cántico, de principio a fin, ante todos los
israelitas reunidos:
32
«Escucha, cielo, que voy a hablar;
atiende,
tierra, a mis palabras.
2
»Mi
enseñanza caerá como la lluvia,
mi
discurso será como el rocío,
como
llovizna sobre la hierba,
como
gotas de agua sobre el pasto.
3
»Proclamaré
el nombre del Señor:
¡reconozcan
la grandeza del Dios nuestro!
4
Él
es nuestro protector;
sus
obras son perfectas,
sus
acciones son justas.
Es
el Dios de la verdad,
en
él no hay injusticia;
¡él
es justo y verdadero!
5
»Gente
malvada y perversa,
que
ha ofendido a Dios,
que
son indignos de ser sus hijos:
6
¿Así
es como le pagan al Señor?
Pueblo
necio y sin sabiduría,
¿no
es él tu padre, tu creador?
¡Él
te creó y te dio el ser!
7
»Vuelve
atrás la mirada,
piensa
en los tiempos pasados;
pide
a tu padre que te lo diga,
y
a los ancianos que te lo cuenten:
8
Hubo
una vez en que el Altísimo
hizo
reparto de hombres y naciones,
y
fijó las fronteras de los pueblos.
Pero
tomó en cuenta a los israelitas,
9
pues
la herencia del Señor, la gente suya,
es
el pueblo de Jacob.
Dios
Habla Hoy (DHH)
Dios
habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996.
Lucas 12:8-34 Dios Habla Hoy (DHH)
Reconocer
a Jesucristo delante de los hombres
8
»Les digo que si alguien se declara a mi favor delante de los hombres, también
el Hijo del hombre se declarará a favor de él delante de los ángeles de Dios; 9
pero el que me niegue delante de los hombres, será negado delante de los
ángeles de Dios.
10
»Dios perdonará incluso a aquel que diga algo contra el Hijo del hombre; pero
no perdonará a aquel que con sus palabras ofenda al Espíritu Santo.
11
»Cuando los lleven a ustedes a las sinagogas, o ante los jueces y las
autoridades, no se preocupen por cómo van a defenderse o qué van a decir, 12
porque cuando les llegue el momento de hablar, el Espíritu Santo les enseñará
lo que deben decir.»
El
peligro de las riquezas
13
Uno de entre la gente le dijo a Jesús:
—Maestro,
dile a mi hermano que me dé mi parte de la herencia.
14
Y Jesús le contestó:
—Amigo,
¿quién me ha puesto sobre ustedes como juez o partidor?
15
También dijo:
—Cuídense
ustedes de toda avaricia; porque la vida no depende del poseer muchas cosas.
16
Entonces les contó esta parábola: «Había un hombre rico, cuyas tierras dieron
una gran cosecha. 17 El rico se puso a pensar: “¿Qué haré? No tengo dónde
guardar mi cosecha.” 18 Y se dijo: “Ya sé lo que voy a hacer. Derribaré mis
graneros y levantaré otros más grandes, para guardar en ellos toda mi cosecha y
todo lo que tengo. 19 Luego me diré: Amigo, tienes muchas cosas guardadas para
muchos años; descansa, come, bebe, goza de la vida.” 20 Pero Dios le dijo:
“Necio, esta misma noche perderás la vida, y lo que tienes guardado, ¿para
quién será?” 21 Así le pasa al hombre que amontona riquezas para sí mismo, pero
es pobre delante de Dios.»
Dios
cuida de sus hijos
22
Después dijo Jesús a sus discípulos: «Esto les digo: No se preocupen por lo que
han de comer para vivir, ni por la ropa que necesitan para el cuerpo. 23 La
vida vale más que la comida, y el cuerpo más que la ropa. 24 Fíjense en los
cuervos: no siembran ni cosechan, ni tienen granero ni troje; sin embargo, Dios
les da de comer. ¡Cuánto más valen ustedes que las aves! 25 Y en todo caso, por
mucho que uno se preocupe, ¿cómo podrá prolongar su vida ni siquiera una hora?
26 Pues si no pueden hacer ni aun lo más pequeño, ¿por qué se preocupan por las
demás cosas?
27
»Fíjense cómo crecen los lirios: no trabajan ni hilan. Sin embargo, les digo
que ni siquiera el rey Salomón, con todo su lujo, se vestía como uno de ellos.
28 Pues si Dios viste así a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se
quema en el horno, ¡cuánto más habrá de vestirlos a ustedes, gente falta de fe!
29 Por tanto, no anden afligidos, buscando qué comer y qué beber. 30 Porque
todas estas cosas son las que preocupan a la gente del mundo, pero ustedes
tienen un Padre que ya sabe que las necesitan. 31 Ustedes pongan su atención en
el reino de Dios, y recibirán también estas cosas.
Riqueza
en el cielo
32
»No tengan miedo, ovejas mías; ustedes son pocos, pero el Padre, en su bondad,
ha decidido darles el reino. 33 Vendan lo que tienen, y den a los necesitados;
procúrense bolsas que no se hagan viejas, riqueza sin fin en el cielo, donde el
ladrón no puede entrar ni la polilla destruir. 34 Pues donde esté la riqueza de
ustedes, allí estará también su corazón.
Dios
Habla Hoy (DHH)
Dios
habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996.
Salmos 78:26-45 Dios Habla Hoy (DHH)
26
El
viento del este y el viento del sur
soplaron
en el cielo;
¡Dios
los trajo con su poder!
27
Hizo
llover carne sobre su pueblo;
¡llovieron
aves como arena del mar!
28
Dios
las hizo caer en medio del campamento
y
alrededor de las tiendas de campaña.
29
Y
comieron hasta hartarse,
y
así Dios les cumplió su deseo.
30
Pero
aún no habían calmado su apetito,
todavía
tenían la comida en la boca,
31
cuando
el furor de Dios cayó sobre ellos
y
mató a los hombres más fuertes.
¡Hizo
morir a los mejores hombres de Israel!
32
A
pesar de todo, volvieron a pecar;
no
creyeron en las maravillas de Dios.
33
Por
eso Dios puso fin a sus vidas
como
si fueran un suspiro
y
en medio de un terror espantoso.
34
Si
Dios los hacía morir, entonces lo buscaban;
se
volvían a él y lo buscaban sin descanso;
35
entonces
se acordaban del Dios altísimo
que
los protegía y los rescataba.
36
Pero
con su boca y su lengua
le
decían hermosas mentiras,
37
pues
nunca le fueron sinceros
ni
fieles a su alianza.
38
Pero
Dios tenía compasión,
perdonaba
su maldad y no los destruía;
muchas
veces hizo a un lado el enojo
y
no se dejó llevar por la furia.
39
Dios
se acordó de que eran simples hombres;
de
que eran como el viento, que se va y no vuelve.
40
¡Cuántas
veces desobedecieron a Dios
y
le causaron dolor en el desierto!
41
Pero
volvían a ponerlo a prueba;
¡entristecían
al Santo de Israel!
42
No
se acordaron de aquel día
cuando
Dios, con su poder, los salvó del enemigo;
43
cuando
en los campos de Soan, en Egipto,
hizo
cosas grandes y asombrosas;
44
cuando
convirtió en sangre los ríos,
y
los egipcios no pudieron beber de ellos.
45
Mandó
sobre ellos tábanos y ranas,
que
todo lo devoraban y destruían;
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Habla Hoy (DHH)
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Proverbios 12:21-23 Dios Habla Hoy
(DHH)
21
El
hombre justo jamás sufrirá ningún mal,
pero
el malvado recibirá todos los males juntos.
22
El
Señor aborrece a los mentirosos,
pero
mira con agrado a los que actúan con verdad.
23
El
inteligente no hace alarde de su saber,
pero
el necio hace gala de su estupidez.
Dios
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