Josué 3:1-4:24; Lucas 14:7-35; Salmos 80; Proverbios 12:27-28 (Dios Habla Hoy (DHH))
Josué 3-4 Dios Habla Hoy (DHH)
Los
israelitas cruzan el Jordán
3
Al día siguiente, muy temprano, Josué y todos los israelitas salieron de Sitim
y llegaron al río Jordán; pero antes de cruzarlo acamparon allí. 2 Pasados tres
días, los jefes recorrieron el campamento 3 y dieron esta orden a los
israelitas: «En cuanto vean ustedes que el arca del Señor pasa, llevada por los
sacerdotes levitas, salgan de donde estén y síganla. 4 Así sabrán por dónde
tienen que ir, porque ninguno de ustedes ha pasado antes por ese camino. Pero
no se acerquen al arca, sino quédense siempre detrás de ella, como a un
kilómetro de distancia.»
5
Y Josué les dijo: «Purifíquense, porque mañana verán al Señor hacer milagros.»
6 A los sacerdotes les dijo: «Tomen el arca de la alianza y crucen el río
delante de la gente.»
Los
sacerdotes tomaron el arca de la alianza y pasaron delante de la gente. 7
Entonces el Señor le dijo a Josué: «A partir de hoy te haré cada vez más
importante a los ojos de los israelitas. Así ellos verán que yo estoy contigo
como estuve con Moisés. 8 Tú, por tu parte, ordena a los sacerdotes que llevan
el arca de la alianza que, cuando lleguen a la orilla del Jordán, se paren
dentro del río.»
9
Entonces Josué les dijo a los israelitas: «Vengan y escuchen lo que dice el
Señor su Dios. 10 Ésta será la prueba de que el Dios viviente está en medio de
ustedes, y de que al paso de ustedes él irá barriendo a los cananeos, los
hititas, los heveos, los ferezeos, los gergeseos, los amorreos y los jebuseos.
11 Miren, el arca de la alianza del Señor de toda la tierra va a cruzar el
Jordán delante de ustedes. 12 Por eso, escojan ahora doce hombres, uno de cada
una de las doce tribus de Israel. 13 Cuando los sacerdotes que llevan el arca
del Señor de toda la tierra metan los pies en el agua, el río se dividirá en
dos partes, y el agua que viene de arriba dejará de correr y se detendrá como
formando un embalse.»
14-16
Los israelitas salieron de sus tiendas de campaña para cruzar el río, y delante
de ellos iban los sacerdotes que llevaban el arca de la alianza. Pero en cuanto
los sacerdotes entraron en el río y sus pies se mojaron con el agua de la
orilla (durante el tiempo de la cosecha el Jordán se desborda) el agua que
venía de arriba dejó de correr y se detuvo como formando un embalse, bastante
lejos, en Adam, la ciudad que está junto a la fortaleza de Saretán. Y el agua
que bajaba hacia el Mar Muerto siguió corriendo hasta que se terminó. Así se
dividió el agua del río, y los israelitas lo cruzaron frente a la ciudad de
Jericó. 17 Todo el pueblo cruzó en seco el Jordán, mientras los sacerdotes que
llevaban el arca de la alianza del Señor permanecían en medio del Jordán,
firmes y en terreno seco.
Las
doce piedras tomadas del Jordán
4
Después que todos terminaron de cruzar el Jordán, el Señor le dijo a Josué: 2
«Escoge doce hombres del pueblo, uno de cada tribu, 3 y diles que saquen doce
piedras de en medio del río, del lugar donde están parados los sacerdotes, y
que las lleven y las pongan en el lugar en que van a acampar esta noche.»
4
Entonces Josué llamó a los doce hombres que había escogido, 5 y les dijo:
«Entren hasta el centro del Jordán, delante del arca del Señor, el Dios de
ustedes, y cada uno de ustedes échese allí una piedra al hombro, una piedra por
cada tribu de Israel, para que sean doce en total. 6 Ellas les servirán como
prueba para que, en el futuro, cuando sus hijos les pregunten: “¿Qué significan
estas piedras?”, 7 ustedes les contesten: “Cuando el arca de la alianza del
Señor pasó el Jordán, el agua del río se dividió en dos partes delante del
arca. Estas piedras sirven para que los israelitas recuerden siempre lo que
pasó aquí.”»
8
Ellos hicieron lo que Josué les mandó. Tomaron doce piedras del Jordán, una por
cada tribu de Israel, y las llevaron hasta el campamento y allí las colocaron,
tal como el Señor le había dicho a Josué. 9 Además Josué colocó otras doce
piedras en el lugar del río donde se pararon los sacerdotes que llevaban el
arca de la alianza. Esas piedras están allí todavía.
10
Los sacerdotes que llevaban el arca de la alianza se quedaron en medio del
Jordán mientras los israelitas hacían todas las cosas que el Señor les había
ordenado por medio de Josué. Todo se hizo según Moisés lo había mandado a
Josué. La gente pasó de prisa, 11 y luego que todos estuvieron al otro lado,
pasaron los sacerdotes con el arca del Señor, y se pusieron a la cabeza de todo
el pueblo. 12 También pasaron el río los guerreros de las tribus de Rubén y de
Gad y los de la media tribu de Manasés. Pasaron armados, e iban delante de los
otros israelitas, según Moisés les había mandado. 13 Cerca de cuarenta mil
hombres armados y listos para la guerra desfilaron ante el Señor, y fueron
hacia los llanos de Jericó. 14 Aquel día el Señor hizo que todo Israel admirara
y respetara a Josué, como lo había hecho con Moisés durante toda su vida.
15
Entonces el Señor le dijo a Josué: 16 «Ordena a los sacerdotes que llevan el
arca de la alianza, que salgan del Jordán.»
17
Josué les ordenó que salieran, 18 y tan pronto como los sacerdotes salieron del
Jordán y pusieron los pies en un lugar seco, el agua del río volvió a su lugar
y corrió desbordada como antes.
19
Los israelitas salieron del Jordán el día diez del mes primero, y acamparon en
Guilgal, al este de Jericó. 20 Allí Josué colocó las doce piedras que trajeron
del Jordán, 21 y dijo a los israelitas: «En el futuro, cuando sus hijos les
pregunten: “¿Qué significan estas piedras?”, 22 cuéntenles cómo Israel pasó el
río Jordán en seco, 23 y cómo el Señor su Dios secó el agua del Jordán mientras
ustedes pasaban, tal como antes había secado el Mar Rojo mientras pasábamos
nosotros. 24 Así todos los pueblos del mundo sabrán lo poderoso que es el
Señor, y ustedes honrarán siempre al Señor su Dios.»
Dios
Habla Hoy (DHH)
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habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996.
Lucas 14:7-35 Dios Habla Hoy (DHH)
Los
invitados a un banquete
7
Al ver Jesús cómo los invitados escogían los asientos de honor en la mesa, les
dio este consejo:
8
—Cuando alguien te invite a un banquete de bodas, no te sientes en el lugar
principal, pues puede llegar otro invitado más importante que tú; 9 y el que
los invitó a los dos puede venir a decirte: “Dale tu lugar a este otro.”
Entonces tendrás que ir con vergüenza a ocupar el último asiento. 10 Al
contrario, cuando te inviten, siéntate en el último lugar, para que cuando
venga el que te invitó, te diga: “Amigo, pásate a un lugar de más honor.” Así
recibirás honores delante de los que están sentados contigo a la mesa. 11
Porque el que a sí mismo se engrandece, será humillado; y el que se humilla,
será engrandecido.
12
Dijo también al hombre que lo había invitado:
—Cuando
des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus
parientes, ni a tus vecinos ricos; porque ellos, a su vez, te invitarán, y así
quedarás ya recompensado. 13 Al contrario, cuando tú des un banquete, invita a
los pobres, los inválidos, los cojos y los ciegos; 14 y serás feliz. Pues ellos
no te pueden pagar, pero tú tendrás tu recompensa el día en que los justos
resuciten.
La
parábola de la gran cena
15
Al oír esto, uno de los que estaban sentados a la mesa le dijo a Jesús:
—¡Dichoso
el que participe del banquete del reino de Dios!
16
Jesús le dijo:
—Un
hombre dio una gran cena, y mandó invitar a muchas personas. 17 A la hora de la
cena mandó a su criado a decir a los invitados: “Vengan, porque ya la cena está
lista.” 18 Pero todos comenzaron a disculparse. El primero dijo: “Acabo de
comprar un terreno, y tengo que ir a verlo. Te ruego que me disculpes.” 19 Otro
dijo: “He comprado cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlas. Te ruego que me
disculpes.” 20 Y otro dijo: “Acabo de casarme, y no puedo ir.” 21 El criado
regresó y se lo contó todo a su amo. Entonces el amo se enojó, y le dijo al
criado: “Ve pronto por las calles y los callejones de la ciudad, y trae acá a
los pobres, los inválidos, los ciegos y los cojos.” 22 Más tarde, el criado
dijo: “Señor, ya hice lo que usted me mandó, y todavía hay lugar.” 23 Entonces
el amo le dijo al criado: “Ve por los caminos y los cercados, y obliga a otros
a entrar, para que se llene mi casa. 24 Porque les digo que ninguno de aquellos
primeros invitados comerá de mi cena.”
Lo
que cuesta seguir a Cristo
25
Mucha gente seguía a Jesús; y él se volvió y dijo: 26 «Si alguno viene a mí y
no me ama más que a su padre, a su madre, a su esposa, a sus hijos, a sus
hermanos y a sus hermanas, y aun más que a sí mismo, no puede ser mi discípulo.
27 Y el que no toma su propia cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo. 28 Si
alguno de ustedes quiere construir una torre, ¿acaso no se sienta primero a
calcular los gastos, para ver si tiene con qué terminarla? 29 De otra manera,
si pone los cimientos y después no puede terminarla, todos los que lo vean
comenzarán a burlarse de él, 30 diciendo: “Este hombre empezó a construir, pero
no pudo terminar.” 31 O si algún rey tiene que ir a la guerra contra otro rey, ¿acaso
no se sienta primero a calcular si con diez mil soldados puede hacer frente a
quien va a atacarlo con veinte mil? 32 Y si no puede hacerle frente, cuando el
otro rey esté todavía lejos, le mandará mensajeros a pedir la paz. 33 Así pues,
cualquiera de ustedes que no deje todo lo que tiene, no puede ser mi discípulo.
Cuando
la sal deja de estar salada
34
»La sal es buena; pero si deja de estar salada, ¿cómo volverá a ser útil? 35 No
sirve ni para la tierra ni para el montón de abono. Simplemente, se la tira.
Los que tienen oídos, oigan.
Dios
Habla Hoy (DHH)
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habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996.
Salmos 80 Dios Habla Hoy (DHH)
¡Míranos
con buenos ojos!
(1)
Del maestro de coro, según la melodía de «Los lirios». Testimonio y salmo de
Asaf.
80
(2) Pastor de Israel,
que
guías a José como a un rebaño,
que
tienes tu trono sobre los querubines,
¡escucha!
¡Mira
con buenos ojos a Efraín,
2
(3)
Benjamín y Manasés!
¡Despierta
y ven a salvarnos con tu poder!
3
(4) Oh Dios,
¡haz que volvamos a ser lo que fuimos!
¡Míranos con buenos ojos y estaremos a
salvo!
4
(5)
Señor, Dios todopoderoso,
¿hasta
cuándo estarás enojado
con
la oración de tu pueblo?
5
(6)
Nos has dado lágrimas por comida;
por
bebida, lágrimas en abundancia.
6
(7)
Nos has convertido en la burla de nuestros vecinos,
y
nuestros enemigos se ríen de nosotros.
7
(8) Dios todopoderoso,
¡haz que volvamos a ser lo que fuimos!
¡Míranos con buenos ojos y estaremos a
salvo!
8
(9)
De Egipto sacaste una vid;
arrojaste
a los paganos y la plantaste.
9
(10)
Limpiaste el terreno para ella,
y
la vid echó raíces y llenó el país.
10
(11)
Cubrió los montes con su sombra,
y
con sus ramas los árboles más altos.
11
(12)
Se extendieron sus ramas hasta el mar,
y
hasta el río Éufrates sus retoños.
12
(13)
¿Por qué has derribado su cerca,
dejando
que le arranquen uvas los que van por el camino?
13
(14)
El jabalí la destroza;
¡los
animales salvajes la devoran!
14
(15)
Dios todopoderoso, regresa, por favor;
mira
atentamente desde el cielo
y
ten consideración de esta vid,
15
(16)
de la vid que tú mismo plantaste,
del
retoño que tú mismo afirmaste.
16
(17)
Destruye con tu furor
a
quienes la cortan y la queman;
17
(18)
pero ayuda al hombre que has escogido,
al
retoño de hombre que tú mismo afirmaste,
18
(19)
y nunca más nos apartaremos de ti.
¡Danos
vida, y sólo a ti te invocaremos!
19
(20) Oh Señor, Dios todopoderoso,
¡haz que volvamos a ser lo que fuimos!
¡Míranos con buenos ojos y estaremos a
salvo!
Dios
Habla Hoy (DHH)
Dios
habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996.
Proverbios 12:27-28 Dios Habla Hoy
(DHH)
27
El
cazador perezoso no alcanza presa,
pero
el diligente alcanza grandes riquezas.
28
El
camino de la justicia lleva a la vida;
el
de la imprudencia lleva a la muerte.
Dios
Habla Hoy (DHH)
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