Josué 11:1-12:24; Lucas 17:11-37; Salmos 84; Proverbios 13:5-6 (Nueva Traducción Viviente (NTV))
Josué 11-12 Nueva Traducción Viviente
(NTV)
Israel
derrota a los ejércitos del norte
11
Cuando el rey Jabín, de Hazor, oyó lo que había sucedido, envió un mensaje a
los siguientes reyes: al rey Jobab, de Madón; al rey de Simrón; al rey de
Acsaf; 2 a todos los reyes de la zona montañosa del norte; a los reyes del
valle del Jordán, al sur de Galilea;[a] a los reyes de las colinas de
Galilea;[b] a los reyes de Nafot-dor, al occidente; 3 a los reyes de Canaán,
tanto del oriente como del occidente; y a los reyes de los amorreos, de los
hititas, de los ferezeos, de los jebuseos en la zona montañosa y de los heveos
en las ciudades que están en las laderas del monte Hermón, en la tierra de
Mizpa.
4
Todos esos reyes salieron a pelear. Sus ejércitos unidos formaban una inmensa
multitud. Y con todos sus caballos y carros de guerra cubrieron el terreno como
la arena a la orilla del mar. 5 Los reyes unieron sus fuerzas y establecieron
su campamento alrededor de las aguas que están cerca de Merom para pelear
contra Israel.
6
Entonces el Señor le dijo a Josué: «No les tengas miedo. Mañana, a esta hora,
los entregaré a todos muertos en manos de Israel. Después lisia sus caballos y
quema sus carros de guerra».
7
Así que Josué y todos sus hombres de guerra avanzaron hasta las aguas que están
cerca de Merom y atacaron por sorpresa. 8 Y el Señor les dio la victoria sobre
sus enemigos. Los israelitas los persiguieron tan lejos como Gran Sidón y
Misrefot-maim y, hacia el oriente, por el valle de Mizpa, hasta que no quedó
ningún guerrero del enemigo con vida. 9 Después Josué lisió los caballos y
quemó todos los carros de guerra, tal como el Señor había indicado.
10
Luego Josué regresó y tomó Hazor y mató a su rey. (Hazor había sido por un
tiempo la capital de todos esos reinos). 11 Los israelitas destruyeron por
completo[c] a todo ser viviente de la ciudad, sin dejar sobrevivientes. No se le
perdonó la vida a nadie. Y después Josué quemó la ciudad.
12
Josué masacró a todos los demás reyes y a sus pueblos, los destruyó por
completo, tal como lo había ordenado Moisés, siervo del Señor. 13 Pero los
israelitas no quemaron ninguna de las ciudades construidas sobre collados salvo
Hazor, la cual Josué quemó. 14 Y los israelitas se quedaron con todo el botín y
con los animales de las ciudades devastadas; pero mataron a toda la gente, sin
dejar a nadie con vida. 15 Tal como el Señor le había ordenado a su siervo
Moisés, también Moisés le ordenó a Josué. Y Josué hizo lo que se le indicó,
obedeció cuidadosamente todos los mandatos que el Señor le había dado a Moisés.
16
Así que Josué conquistó toda la región: la zona montañosa, todo el Neguev, toda
el área que rodea la ciudad de Gosén, las colinas occidentales, el valle del
Jordán,[d] los montes de Israel y las colinas de Galilea. 17 El territorio
israelita ahora se extendía desde el monte Halac, que se eleva hacia Seir, al
sur, hasta Baal-gad, al pie del monte Hermón, en el valle del Líbano, al norte.
Josué mató a todos los reyes de esos territorios, 18 después de hacer guerra
por mucho tiempo para lograrlo. 19 Ninguno de esa región hizo la paz con los
israelitas salvo los heveos de Gabaón. Todos los demás fueron derrotados, 20
porque el Señor les endureció el corazón y los hizo pelear contra los
israelitas. Así que fueron totalmente destruidos sin compasión, tal como el
Señor le había ordenado a Moisés.
21
Durante ese período, Josué destruyó a todos los descendientes de Anac, quienes
vivían en la zona montañosa de Hebrón, Debir, Anab y en toda la región
montañosa de Judá e Israel. Los mató a todos y destruyó sus ciudades por
completo. 22 No quedó ningún descendiente de Anac en la tierra de Israel, aunque
algunos todavía permanecían en Gaza, Gat y Asdod.
23
Así que Josué tomó control de todo el territorio, tal como el Señor le había
indicado a Moisés. Le dio la tierra al pueblo de Israel como su preciada
posesión y repartió el territorio entre las tribus. Entonces por fin la tierra
descansó de la guerra.
Reyes
derrotados al oriente del Jordán
12
Estos son los reyes del oriente del río Jordán a quienes los israelitas mataron
y les quitaron sus tierras. El territorio de esos reyes se extendía desde el
valle del Arnón hasta el monte Hermón y abarcaba toda la tierra situada al
oriente del valle del Jordán.[e]
2
Derrotaron a Sehón, rey de los amorreos, quien vivía en Hesbón. Su reino
incluía Aroer, en el límite del valle del Arnón, y se extendía desde la mitad
del valle del Arnón hasta el río Jaboc, el cual sirve de frontera con los
amonitas. Ese territorio incluía la mitad sur del territorio de Galaad. 3 Sehón
también controlaba el valle del Jordán y algunas regiones al oriente, desde el
mar de Galilea al norte, hasta el mar Muerto en el sur,[f] incluso la ruta a
Bet-jesimot y, más al sur, hasta las laderas del Pisga.
4
El rey Og, de Basán —el último de los refaítas— vivía en Astarot y Edrei. 5
Gobernaba un territorio que se extendía por el norte desde el monte Hermón
hasta Salca, por el oriente a todo Basán y hacia el occidente hasta la frontera
con los reinos de Gesur y Maaca. Ese territorio incluía la mitad norte de
Galaad tan lejos como la frontera con el rey Sehón, de Hesbón.
6
Moisés, siervo del Señor, y los israelitas habían destruido al pueblo del rey
Sehón y al del rey Og. Moisés entregó esas tierras como posesión a la tribu de
Rubén, a la tribu de Gad y a la media tribu de Manasés.
Reyes
derrotados al occidente del Jordán
7
La siguiente es una lista de los reyes que Josué y los ejércitos israelitas
derrotaron al occidente del Jordán, desde Baal-gad, en el valle del Líbano,
hasta el monte Halac, que sube hacia Seir. (Josué les dio esa tierra como
posesión a las tribus de Israel, 8 la cual abarcaba la zona montañosa, las
colinas occidentales,[g] el valle del Jordán, las laderas de las montañas, el
desierto de Judá y el Neguev. Los pueblos que vivían en esa región eran los
hititas, los amorreos, los cananeos, los ferezeos, los heveos y los jebuseos). Estos
son los reyes que Israel derrotó:
9
el
rey de Jericó,
el
rey de Hai, cerca de Betel,
10
el
rey de Jerusalén,
el
rey de Hebrón,
11
el
rey de Jarmut,
el
rey de Laquis,
12
el
rey de Eglón,
el
rey de Gezer,
13
el
rey de Debir,
el
rey de Geder,
14
el
rey de Horma,
el
rey de Arad,
15
el
rey de Libna,
el
rey de Adulam,
16
el
rey de Maceda,
el
rey de Betel,
17
el
rey de Tapúa,
el
rey de Hefer,
18
el
rey de Afec,
el
rey de Sarón,
19
el
rey de Madón,
el
rey de Hazor,
20
el
rey de Simron-merón,
el
rey de Acsaf,
21
el
rey de Taanac,
el
rey de Meguido,
22
el
rey de Cedes,
el
rey de Jocneam (en el Carmelo),
23
el
rey de Dor (en la ciudad de Nafot-dor[h]),
el
rey de Goyim (en Gilgal[i]) y
24
el
rey de Tirsa.
En
total, los israelitas derrotaron a treinta y un reyes.
Footnotes:
11:2a En hebreo reyes del Arabá, al sur de
Cineret.
11:2b En hebreo de la Sefela; también en
11:16.
11:11 El término hebreo empleado aquí se
refiere a la consagración total de cosas o personas al Señor, ya sea
destruyéndolas o entregándolas como ofrenda; similar en 11:12, 20, 21.
11:16 En hebreo Gosén, la Sefela, el Arabá.
12:1 En hebreo del Arabá; similar en 12:3,
8.
12:3 En hebreo desde el mar de Cineret
hasta el mar del Arabá, que es el mar Salado.
12:8 En hebreo la Sefela.
12:23a En hebreo Nafat-dor, una variante de
Nafot-dor.
12:23b La versión griega dice Goyim, de
Galilea.
Nueva
Traducción Viviente (NTV)
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Lucas 17:11-37 Nueva Traducción
Viviente (NTV)
Diez
leprosos son sanados
11
Mientras Jesús seguía camino a Jerusalén, llegó a la frontera entre Galilea y
Samaria. 12 Al entrar en una aldea, diez leprosos se quedaron a la distancia,
13 gritando:
—¡Jesús!
¡Maestro! ¡Ten compasión de nosotros!
14
Jesús los miró y dijo:
—Vayan
y preséntense a los sacerdotes.[a]
Y,
mientras ellos iban, quedaron limpios de la lepra.
15
Uno de ellos, cuando vio que estaba sano, volvió a Jesús, y exclamó: «¡Alaben a
Dios!». 16 Y cayó al suelo, a los pies de Jesús, y le agradeció por lo que
había hecho. Ese hombre era samaritano.
17
Jesús preguntó: «¿No sané a diez hombres? ¿Dónde están los otros nueve? 18
¿Ninguno volvió para darle gloria a Dios excepto este extranjero?». 19 Y Jesús
le dijo al hombre: «Levántate y sigue tu camino. Tu fe te ha sanado[b]».
La
venida del reino
20
Un día, los fariseos le preguntaron a Jesús:
—¿Cuándo
vendrá el reino de Dios?
Jesús
contestó:
—No
pueden descubrir el reino de Dios por medio de señales visibles.[c] 21 Nunca
podrán decir: “¡Aquí está!” o “¡Está por allí!”, porque el reino de Dios ya
está entre ustedes.[d]
22
Entonces dijo a sus discípulos: «Se acerca el tiempo en que desearán ver el día
que el Hijo del Hombre regrese,[e] pero no lo verán. 23 Algunos les dirán:
“Miren, allí está el Hijo del Hombre” o “Aquí está”, pero no los sigan. 24 Pues,
así como el relámpago destella e ilumina el cielo de un extremo a otro, así
será el día[f] cuando venga el Hijo del Hombre. 25 Pero primero el Hijo del
Hombre tiene que sufrir terriblemente[g] y ser rechazado por esta generación.
26
»Cuando el Hijo del Hombre regrese, será como en los días de Noé. 27 En esos
días, la gente disfrutaba de banquetes, fiestas y casamientos, hasta el momento
en que Noé entró en su barco y llegó el diluvio y los destruyó a todos.
28
»El mundo será como en los días de Lot, cuando las personas se ocupaban de sus
quehaceres diarios —comían y bebían, compraban y vendían, cultivaban y
edificaban— 29 hasta la mañana en que Lot salió de Sodoma. Entonces llovió del
cielo fuego y azufre ardiente, y destruyó a todos. 30 Sí, será “todo como
siempre” hasta el día en que se manifieste el Hijo del Hombre. 31 Ese día, la
persona que esté en la azotea no baje a la casa para empacar. La persona que
esté en el campo no regrese a su casa. 32 ¡Recuerden lo que le pasó a la esposa
de Lot! 33 Si se aferran a su vida, la perderán; pero si dejan de aferrarse a
su vida, la salvarán. 34 Esa noche, dos personas estarán durmiendo en una misma
cama; una será llevada y la otra, dejada. 35 Dos mujeres estarán moliendo
harina juntas en un molino; una será llevada, la otra será dejada[h]».
37
Los discípulos le preguntaron:
—¿Dónde
sucederá eso, Señor?[i]
Jesús
les contestó:
—Así
como los buitres, cuando se juntan, indican que hay un cadáver cerca, de la
misma manera, esas señales revelan que el fin está cerca.[j]
Footnotes:
17:14 Ver Lv 14:2-32.
17:19 O Tu fe te ha salvado.
17:20 O por medio de sus especulaciones.
17:21 O el reino de Dios está dentro de
ustedes, o el reino de Dios está a su alcance.
17:22 O desearán aunque sea un día con el
Hijo del Hombre. «Hijo del Hombre» es un título que Jesús empleaba para
referirse a sí mismo.
17:24 Algunos manuscritos no incluyen el
día.
17:25 O sufrir muchas cosas.
17:35 Algunos manuscritos agregan el
versículo 36: Dos hombres estarán trabajando en el campo; uno será llevado, el
otro será dejado. Comparar Mt 24:40.
17:37a En griego —¿Dónde, Señor?
17:37b En griego —Donde hay un cadáver,
allí se juntan los buitres.
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Traducción Viviente (NTV)
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Salmos 84 Nueva Traducción Viviente
(NTV)
Salmo
84
Para
el director del coro: salmo de los descendientes de Coré; acompáñese con
instrumento de cuerda.[a]
1
¡Qué
bella es tu morada,
oh Señor de los Ejércitos Celestiales!
2
Anhelo
y hasta desfallezco de deseo
por entrar en los atrios del Señor.
Con
todo mi ser, mi cuerpo y mi alma,
gritaré con alegría al Dios viviente.
3
Hasta
el gorrión encuentra un hogar
y la golondrina construye su nido y cría a
sus polluelos
cerca
de tu altar,
¡oh Señor de los Ejércitos Celestiales, mi
Rey y mi Dios!
4
¡Qué
alegría para los que pueden vivir en tu casa
cantando siempre tus alabanzas! Interludio
5
¡Qué
alegría para los que reciben su fuerza del Señor,
los que se proponen caminar hasta
Jerusalén!
6
Cuando
anden por el Valle del Llanto,[b]
se convertirá en un lugar de manantiales
refrescantes;
las lluvias de otoño lo cubrirán de
bendiciones.
7
Ellos
se harán cada vez más fuertes,
y cada uno se presentará delante de Dios en
Jerusalén.[c]
8
Oh
Señor Dios de los Ejércitos Celestiales, oye mi oración;
escucha, oh Dios de Jacob. Interludio
9
¡Oh
Dios, mira con favor al rey, nuestro escudo!
Muestra bondad a quien has ungido.
10
Un
solo día en tus atrios,
¡es mejor que mil en cualquier otro lugar!
Prefiero
ser un portero en la casa de mi Dios
que vivir la buena vida en la casa de los
perversos.
11
Pues
el Señor Dios es nuestro sol y nuestro escudo;
él nos da gracia y gloria.
El
Señor no negará ningún bien
a quienes hacen lo que es correcto.
12
Oh
Señor de los Ejércitos Celestiales,
¡qué alegría tienen los que confían en ti!
Footnotes:
84:Título En hebreo según el gitit.
84:6 O Valle de [los] Álamos; en hebreo
dice valle de Baca.
84:7 En hebreo Sión.
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Proverbios 13:5-6 Nueva Traducción
Viviente (NTV)
5
Los
justos odian las mentiras;
los perversos son motivo de vergüenza y
deshonra.
6
La
justicia protege el camino del intachable,
pero el pecado engaña a los malvados.
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