Día 225
Nehemías 5:14-7:60; 1 Corintios 8:1-13; Salmos 33:1-12; Proverbios 21:8-10 (Palabra de Dios para Todos)
Nehemías 5:14-7:60 Palabra de Dios para Todos (PDT)
14 Desde el año
veinte del rey Artajerjes hasta el año treinta y dos [a] fui gobernador de
Judá. Durante esos doce años, ni mis hermanos ni yo cobramos el salario que se
le asignaba al gobernador. 15 Los gobernadores anteriores fueron muy exigentes
con la gente y obligaban a todos a pagar cuarenta monedas [b] de plata y a
entregar vino y comida. Incluso sus servidores oprimían al pueblo, pero yo no
hice lo mismo que ellos porque respetaba a Dios. 16 En cambio, sí trabajé duro,
junto con todos mis servidores, en la reconstrucción de la muralla de Jerusalén
y no le quité a nadie su tierra.
17 Normalmente a mi
mesa eran bienvenidos ciento cincuenta funcionarios judíos junto con los que
habían venido a nosotros desde las naciones vecinas. 18 Todos los días, se
preparaban para los que se sentaban a mi mesa, un buey, seis buenas ovejas y
algunas aves. Cada diez días se servía vino en grandes cantidades; sin embargo,
nunca reclamé el salario asignado al gobernador porque sabía que el trabajo que
la gente debía hacer para pagar los impuestos era muy duro. 19 Acuérdate de mí,
Dios mío, y de todo lo que yo he hecho por este pueblo.
Más problemas
6 Sambalat, Tobías,
Guesén el árabe y el resto de nuestros enemigos escucharon que yo había
reconstruido la totalidad de la muralla sin dejar ni un solo hueco en ella
(aunque todavía faltaba colocar las puertas). 2 Así que Sambalat y Guesén me
enviaron este mensaje: «Ven y reúnete con nosotros en el pueblo de Quefirim en
el valle de Ono». Pero en realidad lo que querían era hacerme daño. 3 Entonces
les envié unos mensajeros con esta respuesta: «Estoy haciendo un trabajo muy
importante y no tengo tiempo para ir a hablar con ustedes. No voy a detener las
obras para ir a reunirme con ustedes». 4 Me enviaron el mismo mensaje cuatro
veces y todas las veces les respondí lo mismo. 5 La quinta vez, Sambalat me
envió a su ayudante con el mismo mensaje en una carta que no estaba sellada. 6
La carta decía:
«Está circulando un
rumor entre la gente y Guesén dice que es cierto. Dicen que tú y los judíos
planean rebelarse en contra del rey y por eso están reconstruyendo la muralla.
También están diciendo que tú estás a punto de convertirte en el nuevo rey de
los judíos 7 y que has nombrado profetas para que proclamen en Jerusalén que
hay un rey en Judá. Esta información será enviada al rey Artajerjes, así que
más te vale que vengas y te reúnas con nosotros».
8 Entonces le envié
este mensaje a Sambalat: «Nada de lo que tú dices es cierto, son puros inventos
tuyos».
9 Nuestros enemigos
estaban tratando de asustarnos creyendo que así íbamos a suspender las obras,
pero yo oré: «Dios mío, dame más fuerzas». 10 Un día fui a la casa de Semaías,
hijo de Delaías y nieto de Mehitabel. Él estaba encerrado en su casa y me habló
muy preocupado:
—Nehemías, vayamos a
la casa de Dios y quedémonos dentro del templo con las puertas cerradas porque
vendrán esta noche a matarte.
11 Pero yo le
contesté:
—¿Por qué tiene que
huir un hombre como yo? Yo no le debo nada a nadie para tener que entrar al
templo a salvar mi vida. Yo no tengo porque esconderme de nadie.
12 Me di cuenta de
que Semaías no hablaba en nombre de Dios, sino que decía esa profecía contra mí
porque Tobías y Sambalat le habían pagado para que lo hiciera. 13 Lo contrataron
para asustarme y hacer que cometiera pecado al abandonar mi trabajo. Con eso,
ellos planeaban tener una razón para desacreditarme.
14 «Dios mío, castiga
a Tobías y a Sambalat por lo que han hecho. Reprende también a Noadías, la
profetisa, y al resto de profetas que trataron de atemorizarme».
Finaliza la
reconstrucción de la muralla
15 La reconstrucción
de la muralla duró cincuenta y dos días y se terminó el día veinticinco del mes
de elul [c]. 16 Cuando todos nuestros enemigos y las naciones vecinas se
enteraron de que habíamos terminado la muralla, todos ellos perdieron la
confianza en sí mismos y se llenaron de temor. Entendieron que esa obra había
sido hecha con la ayuda de Dios.
17 En esos días,
Tobías mantenía constante correspondencia con la gente importante de Judá, 18
ya que muchas personas de Judá le habían prometido lealtad a Tobías por ser el
yerno de Secanías hijo de Araj y porque su hijo Johanán se había casado con la
hija de Mesulán hijo de Berequías. 19 Ellos siempre me hablaban bien de él y le
informaban todo lo que yo hacía. Pero él seguía enviándome cartas para
atemorizarme.
7 Una vez que la
muralla fue reconstruida y se colocaron las puertas, se nombraron porteros,
cantores y ayudantes de los sacerdotes. 2 Luego, dejé a mi hermano Jananí,
junto con Jananías, el jefe militar, a cargo de Jerusalén. Jananí era un hombre
honesto y respetaba a Dios más que la mayoría de gente. 3 Entonces les dije:
«Las puertas de Jerusalén no deben abrirse sino hasta cuando el sol comience a
calentar, y deben ser cerradas y aseguradas mientras los guardias estén en su
turno de vigilancia. Designen gente que viva en Jerusalén para hacer turnos de
vigilancia, tanto en puestos de guardia como frente a sus propias casas».
Exiliados que
regresaron
4 La ciudad era muy
grande pero tenía pocos habitantes y no había un número suficiente de casas
reconstruidas, 5 así que Dios me inspiró para que reuniera a todo el pueblo.
Reuní a las personas importantes, a los oficiales y al resto del pueblo para
que fueran registrados por familias. Encontré el libro de los registros
familiares [d] de los primeros exiliados que regresaron, y esto estaba escrito
en él:
6 Esta es la lista de
los exiliados de esa provincia que regresaron del cautiverio al que habían sido
sometidos por el rey Nabucodonosor de Babilonia. Ellos regresaron a Jerusalén y
a Judá, cada uno a su lugar de origen. 7 Los que dirigían eran Zorobabel [e],
Jesúa, Nehemías, Azarías, Raamías, Najamani, Mardoqueo, Bilsán, Mispéret,
Bigvay, Nehúm y Baná. Esta es la lista y el número de los israelitas que
regresaron:
8 Descendientes de
Parós, dos mil ciento setenta y dos;
9 de Sefatías,
trescientos setenta y dos;
10 de Araj,
seiscientos cincuenta y dos;
11 de Pajat Moab, es
decir, los de Jesúa y Joab, dos mil ochocientos dieciocho;
12 de Elam, mil
doscientos cincuenta y cuatro;
13 de Zatú,
ochocientos cuarenta y cinco;
14 de Zacay,
setecientos sesenta;
15 de Binuy,
seiscientos cuarenta y ocho;
16 de Bebay,
seiscientos veintiocho;
17 de Azgad, dos mil
trescientos veintidós;
18 de Adonicán,
seiscientos sesenta y siete;
19 de Bigvay, dos mil
sesenta y siete;
20 de Adín,
seiscientos cincuenta y cinco;
21 de Ater, es decir,
los de Ezequías, noventa y ocho;
22 de Jasún,
trescientos veintiocho;
23 de Besay,
trescientos veinticuatro;
24 de Jarif, ciento
doce;
25 de Gabaón, noventa
y cinco.
26 De los pueblos de
Belén y Netofa regresaron ciento ochenta y ocho;
27 de Anatot, ciento
veintiocho;
28 de Bet Azmávet,
cuarenta y dos;
29 de Quiriat Yearín,
Cafira y Berot, setecientos cuarenta y tres;
30 de Ramá y Gueba,
seiscientos veintiuno;
31 de Micmás, ciento
veintidós;
32 de los pueblos de
Betel y Hai, ciento veintitrés;
33 del otro pueblo de
Nebo, cincuenta y dos;
34 del otro pueblo de
Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro;
35 de Jarín,
trescientos veinte;
36 de Jericó,
trescientos cuarenta y cinco;
37 de los pueblos de
Lod, Jadid y Ono, setecientos veintiuno;
38 de Sená, tres mil
novecientos treinta.
39 Sacerdotes:
Descendientes de
Jedaías, principalmente de la familia de Jesúa, novecientos setenta y tres;
40 de Imer, mil
cincuenta y dos;
41 de Pasur, mil
doscientos cuarenta y siete;
42 de Jarín, mil
diecisiete.
43 Levitas:
Descendientes de
Jesúa, principalmente de Cadmiel, de la familia de Hodavías, setenta y cuatro.
44 Cantores:
Descendientes de
Asaf, ciento cuarenta y ocho.
45 Porteros:
Descendientes de
Salún, Ater, Talmón, Acub, Jatitá y Sobay, ciento treinta y ocho.
46 Servidores del
templo:
Descendientes de Zijá,
Jasufá, Tabaot, 47 Querós, Sigajá, Padón, 48 Lebaná, Jagabá, Salmay, 49 Janán,
Guidel, Gajar, 50 Reaías, Rezín, Necoda. 51 Gazán, Uza, Paseaj, 52 Besay,
Meunín, Nefisesín, 53 Bacbuc, Jacufá, Jarjur, 54 Baslut, Mejidá, Jarsa, 55
Barcós, Sísara, Temá, 56 Neziaj y Jatifá.
57 Descendientes de
los servidores de Salomón:
Los descendientes de
Sotay, Soféret, Peruda, 58 Jalá, Darcón, Guidel, 59 Sefatías, Jatil, Poquéret
Hasebayin, y Amón.
60 En total los
servidores del templo y los descendientes de los servidores de Salomón sumaban
en total trescientos noventa y dos.
Footnotes:
Nehemías 5:14 el año
veinte […] treinta y dos Del año 444 al año 432 a. C.
Nehemías 5:15
cuarenta monedas Textualmente cuarenta siclos. Ver tabla de pesas y medidas.
Nehemías 6:15 elul
Septiembre–agosto del año 443 a. C.
Nehemías 7:5
registros familiares Ver Esd 2.
Nehemías 7:7
Zorobabel También llamado Sesbasar.
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Todos (PDT)
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1 Corintios 8 Palabra de Dios para Todos (PDT)
Los alimentos que
ofrecen a los ídolos
8 Ahora, con respecto
a su pregunta de los alimentos que se sacrifican a los ídolos, es verdad que
todos tenemos conocimiento, pero el conocimiento hace que la gente se sienta
orgullosa. En cambio, el amor los hace dar fortaleza a los demás. 2 El que cree
que sabe algo, todavía no lo sabe como debería. 3 Pero si alguien ama a Dios,
Dios lo conoce a él.
4 Entonces, en cuanto
a comer carne que se ofrece a los ídolos, sabemos que todos estos ídolos que
vemos no son nada, porque hay un solo Dios. 5 En verdad no importa que la gente
llame dioses a muchas cosas que están en el cielo o en la tierra. De hecho, hay
muchas cosas a las que la gente llama dioses y señores, 6 pero nosotros sabemos
que sólo existe un Dios, el Padre, quien creó todo y para quien vivimos. Y hay
un solo Señor, Jesucristo, por medio de quien vino todo y por quien tenemos
vida.
7 Pero no todos saben
eso. Algunos que hasta ahora han tenido la costumbre de adorar ídolos, comen
carne, creyendo que esa carne es un sacrificio para los ídolos. Como tienen
dudas de que sea correcto, se sienten culpables cuando la comen. 8 La comida no
es lo que nos acerca a Dios. No seremos mejores que los demás por comer, ni
peores por no comer.
9 Pero tengan cuidado
con esta libertad y no dejen que su libertad haga pecar a los que tienen dudas
sobre lo que deben comer. 10 Si alguien que tiene dudas te ve comiendo en el
templo de un ídolo, a ti que sabes estas cosas, puede animarse a comer
alimentos que se ofrecen a los ídolos, aunque piense que está mal. 11 Entonces,
ese hermano por el que murió Cristo, será destruido por culpa de tu
conocimiento. 12 Si tú eres la causa de que tu hermano, debido a la debilidad
de su fe, haga algo que él considera malo, entonces estás pecando contra tu
hermano. Pecar contra tu hermano es como pecar contra Cristo. 13 Por eso, si la
comida hace que mi hermano peque, jamás volveré a comer carne, para no hacerlo
pecar.
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Salmos 33:1-12 Palabra de Dios para Todos (PDT)
¡Canten al Señor!
33 ¡Que los justos
alaben al SEÑOR!
¡Qué bueno cuando la gente honesta lo
alaba!
2 Toquen la lira para
alabar al SEÑOR;
cántenle bellas canciones con el arpa.
3 Alábenlo con una
nueva canción. [a]
¡Tóquenla bien y cántenla fuerte!
4 Porque la palabra
del SEÑOR es verdadera
y en su bondad pueden confiar.
5 Él ama que se haga
justicia y se establezca el derecho.
La tierra está llena del fiel amor del
SEÑOR.
6 El SEÑOR creó los
cielos con sus palabras.
Todas las estrellas del firmamento fueron
creadas con uno solo de sus suspiros.
7 Dios juntó las
aguas de los mares
y puso el océano en su lugar.
8 Habitantes de la
tierra, respeten al SEÑOR.
Todos los que habitan el mundo, tengan
temor de él.
9 Si él ordena que
todo se tiene que detener,
entonces, todo dejará de existir. [b]
10 Con una sola
orden, el SEÑOR arruina todos los planes de las naciones;
él estropea todos los proyectos de los
pueblos.
11 Pero el consejo
del SEÑOR sigue en pie para siempre.
Sus planes bondadosos continuarán
realizándose de generación en generación.
12 Afortunada la
nación que tiene al SEÑOR como su Dios;
el pueblo que él eligió para ser de su
exclusiva propiedad.
Footnotes:
Salmos 33:3 Cuando
Dios hacía algo maravilloso y nuevo para su pueblo se componían nuevas
canciones que se cantaban en su honor.
Salmos 33:9 o Lo que
él ordena sigue en pie para siempre.
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Proverbios 21:8-10 Palabra de Dios para Todos (PDT)
8 Los perversos
siempre están tratando de engañar a los demás,
pero la gente buena es honesta y justa.
9 Es mejor vivir en
un rincón de la azotea,
que en casa grande con mujer regañona.
10 La gente mala es
cruel;
jamás tiene compasión de sus semejantes.
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