Día 222
Esdras 10:1-44; 1 Corintios 6:1-20; Salmos 31:9-18; Proverbios 21:3 (La Palabra (Hispanoamérica))
Esdras 10 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Arrepentimiento del
pueblo
10 Mientras Esdras
oraba y se confesaba llorando, postrado ante el Templo de Dios, se congregó
junto a él una grandísima multitud de israelitas: hombres, mujeres y niños que
lloraban también a lágrima viva. 2 Tomó, entonces, la palabra Secanías, hijo de
Jejiel, de la descendencia de Elam y dijo a Esdras:
— Hemos sido infieles
a nuestro Dios casándonos con mujeres extranjeras de las gentes del lugar. Pero
a pesar de esto, todavía hay esperanza para Israel. 3 Si le parece bien a mi
señor y a cuantos respetan los mandamientos de nuestro Dios, comprometámonos
ahora con nuestro Dios a despedir a todas esas mujeres y a sus hijos, haciendo
que se cumpla la ley. 4 Así que toma una decisión porque este asunto te
incumbe. Nosotros estaremos contigo. ¡Ten ánimo y actúa!
Compromiso de
expulsar a las mujeres extranjeras
5 Entonces Esdras se
puso en pie e hizo jurar a los jefes de los sacerdotes, a los levitas y a todo
Israel que procederían según lo pactado. Y lo juraron. 6 Seguidamente Esdras se
retiró del Templo de Dios y se marchó a la casa de Jojanán, hijo de Eliasib.
Allí estuvo sin comer ni beber totalmente abrumado a causa de la infidelidad de
los repatriados.
7 Corrieron entonces
la voz por Judá y Jerusalén para que todos los que habían vuelto del exilio se
congregaran en Jerusalén. 8 Aquel que no viniera en el plazo de tres días,
conforme al acuerdo de los jefes y responsables de la comunidad, perdería toda
su hacienda y sería expulsado de la comunidad de los repatriados. 9 En tres
días se reunieron todos los hombres de Judá y Benjamín en Jerusalén. Era el día
veinte del noveno mes cuando se sentó todo el pueblo en la plaza del Templo de
Dios, temblando por el asunto a tratar y por la lluvia que caía.
10 Esdras, el
sacerdote, se puso en pie y les dijo:
— Ustedes han pecado
casándose con mujeres extranjeras y han aumentado así la culpa de Israel. 11
Den, ahora, gracias al Señor, Dios de sus antepasados; cumplan su voluntad y
apártense de las gentes del lugar y de las mujeres extranjeras.
12 Toda la asamblea
asintió y dijo en alta voz:
— Hágase conforme a
lo que dices; 13 pero el pueblo es numeroso, el tiempo lluvioso y no podríamos
resistir a la intemperie, ya que la tarea no es de un día ni de dos, pues somos
muchos los que hemos pecado. 14 Que se queden nuestros jefes en representación
de toda la asamblea. Y que todos los que en nuestras ciudades se han casado con
mujeres extranjeras vengan en fechas concretas y acompañados de los
responsables y jueces de cada ciudad hasta que aplaquemos el furor de la ira de
nuestro Dios con relación a este tema.
15 Sólo Jonatán, hijo
de Asael, y Jajazías, hijo de Ticvá, se opusieron apoyados por Mesulán y el
levita Sabtay. 16 El resto de los repatriados actuaron conforme a lo acordado.
Al respecto, junto con el sacerdote Esdras fueron designados nominalmente los
jefes de las respectivas familias, y el día primero del décimo mes se sentaron
a investigar el asunto. 17 El día primero del primer mes concluyó la
investigación de los casos de quienes se habían casado con mujeres extranjeras.
Relación de casados
con mujeres extranjeras
18 Entre los
descendientes de los sacerdotes que se habían casado con mujeres extranjeras,
se encontraron los siguientes:
De los descendientes
de Josué, hijo de Josadac, y de sus hermanos: Maasías, Eliezer, Jarib y
Guedalías, 19 los cuales se comprometieron bajo juramento a despedir a sus
mujeres y a ofrecer un carnero del rebaño como reparación de su culpa. 20 De
los descendientes de Imer: Jananí y Zebadías. 21 De los descendientes de Jarín:
Maasías, Elías, Semaías, Jejiel y Ozías. 22 De los descendientes de Pasur:
Elioenay, Maasías, Ismael, Natanael, Jozabad y Elasá.
23 Entre los levitas:
Jozabad, Simí, Quelaías (este es quelita), Petaías, Judá y Eliezer. 24 Entre
los cantores: Eliasib. Entre los porteros: Salún, Télem y Urí.
25 Entre los
israelitas seglares: de los descendientes de Parós: Ramías, Jezías, Malquías,
Mijamín, Eleazar, Malquías y Benaías. 26 De los descendientes de Elam:
Matanías, Zacarías, Jejiel, Abdí, Jeremot y Elías. 27 De los descendientes de
Zatú: Elioenay, Eliasib, Matanías, Jeremot, Zabad y Azizá. 28 De los
descendientes de Bebay: Jojanán, Jananías, Zabay y Atlay. 29 De los
descendientes de Baní: Mesulán, Maluc, Adaías, Jasub, Seal y Ramot. 30 De los
descendientes de Pajat Moab: Adná, Quelal, Benaías, Maasías, Matanías, Besalel,
Binúi y Manasés. 31 De los descendientes de Jarín: Eliezer, Jisías, Malquías,
Semaías, Simeón, 32 Benjamín, Maluc y Semarías. 33 De los descendientes de
Jasún: Matenay, Matatá, Zabad, Elifélet, Jeremay, Manasés y Simí. 34 De los descendientes
de Baní: Madai, Amrán, Uel, 35 Benaías, Bedías, Quelují, 36 Vanías, Meremot,
Eliasib, 37 Matanías, Matenay, Jaasay, 38 Baní, Binúi, Simí, 39 Selemías,
Natán, Adaías, 40 Macnadbay, Sasay, Saray, 41 Azarel, Selemías, Semarías, 42
Salún, Amarías y José. 43 De los descendientes de Nebo: Jeiel, Matatías, Zabad,
Zebiná, Jadau, Joel y Benaías. 44 Todos estos se habían casado con mujeres
extranjeras, algunas de las cuales habían tenido hijos.
La Palabra
(Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión
hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España
1 Corintios 6 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Los pleitos entre
cristianos
6 ¿Cómo es que,
cuando tienen un pleito entre ustedes, llevan el asunto a un tribunal no
cristiano, en lugar de resolverlo entre creyentes? 2 ¿Es que no saben que son
los creyentes quienes juzgarán al mundo? Si, pues, van a ser jueces del mundo,
¿no serán competentes para tratar estos pleitos de menor cuantía? 3 ¡Hasta a
ángeles tendremos que juzgar! ¡Pues con mayor razón asuntos concernientes a la
vida ordinaria! 4 Y sin embargo, cuando tienen pleitos de este tipo, escogen
para resolverlos a los que nada significan para la Iglesia. 5 Se lo digo a
ustedes para su propia vergüenza. ¿Es que no hay entre ustedes ni siquiera uno
capaz de resolver estos litigios entre hermanos? 6 ¡Pleitean hermano contra
hermano y, por si fuera poco, ante jueces no cristianos! 7 Ya es una lástima
que se den pleitos entre ustedes, cuando deberían soportar pacientemente la
injusticia y hacer la vista gorda si alguno los estafa. 8 ¡Pero no! Son ustedes
mismos los injustos y los estafadores, y, para colmo, lo son con sus propios
hermanos.
9 ¿Ignoran acaso que
los que hacen el mal no tendrán parte en el reino de Dios? No se llamen a
engaño: ni los lujuriosos, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los
afeminados, ni los homosexuales, 10 ni los ladrones, ni los avaros, ni los
borrachos, ni los difamadores, ni los estafadores heredarán el reino de Dios.
11 Y esto es lo que antes eran algunos de ustedes. Pero han sido purificados,
consagrados y restablecidos por Dios en su amistad en nombre de Jesucristo, el
Señor, y por la acción del Espíritu de nuestro Dios.
Miembros de Cristo y
templos del Espíritu
12 Andan diciendo
algunos: “Todo me está permitido”. Sí, pero no todo es conveniente. Y, aunque
todo me esté permitido, no debo dejar que nada me esclavice. 13 Dicen también:
“La comida es para el estómago, y el estómago, para la comida”; pero Dios hará
que perezcan ambas cosas. Y, en todo caso, el cuerpo no está hecho para la
lujuria, sino para el Señor. A su vez, el Señor es para el cuerpo. 14 Por su
parte, Dios, que resucitó al Señor, nos resucitará también a nosotros con su
poder.
15 ¿Ignoran que sus
cuerpos son miembros del cuerpo de Cristo? ¿Y voy a convertir un miembro de
Cristo en miembro de prostituta? ¡De ningún modo! 16 Ustedes saben, en efecto,
que unirse a una prostituta es hacerse con ella como un solo cuerpo. La misma
Escritura lo dice: Los dos formarán un solo ser. 17 En cambio, el que se une al
Señor, formará con él un solo ser en la esfera del Espíritu. 18 Huyan de la
lujuria. Cualquier otro pecado que la persona cometa queda fuera del cuerpo,
pero el pecado de la lujuria ofende al propio cuerpo. 19 ¿No saben que su
cuerpo es templo del Espíritu Santo que han recibido de Dios y que habita en
ustedes? Ya no son los dueños de ustedes mismos. 20 Han sido rescatados a buen
precio; glorifiquen, pues, a Dios con el cuerpo.
La Palabra
(Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión
hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España
Salmos 31:9-18 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
9 No me entregaste al
enemigo,
me mantuviste en
lugar seguro.
10 Apiádate de mí,
Señor,
que soy presa de la
angustia;
se consumen de pena
mis ojos,
todo mi ser y mis
entrañas.
11 Se agota mi vida
en el dolor,
en gemidos mi
existencia,
se debilita mi fuerza
por mi maldad
y mis huesos se
consumen.
12 Soy la burla de
mis adversarios
y, aún más, la de mis
vecinos,
el horror de los que
me conocen;
quien me ve por la
calle, huye de mí.
13 He sido olvidado
como un muerto,
soy como un cacharro
roto.
14 Puedo oír a muchos
difamando,
hay terror por todas
partes;
contra mí conspiran
juntos,
traman arrebatarme la
vida.
15 Pero yo, Señor, en
ti confío,
yo he dicho: “Tú,
Señor, eres mi Dios”.
16 Mi destino está en
tus manos,
líbrame de mis
rivales y de quienes me persiguen.
17 Muéstrate
favorable con tu siervo,
por tu amor ponme a
salvo.
18 Señor, a ti te
invoco,
que no quede
defraudado;
queden así los malvados,
que en el abismo
sucumban.
La Palabra
(Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión
hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España
Proverbios 21:3 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
3 Practicar la
justicia y el derecho
es para el Señor
preferible al sacrificio.
La Palabra
(Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión
hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España
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