Día 232
Ester 8:1-10:3; 1 Corintios 12:27-13:13; Salmos 37:1-11; Proverbios 21:23-24 (Nueva Versión Internacional)
Ester 8-10 Nueva Versión Internacional (NVI)
Edicto real en favor
de los judíos
8 Ese mismo día el
rey Asuero le dio a la reina Ester las propiedades de Amán, el enemigo de los
judíos. Mardoqueo se presentó ante el rey, porque Ester le había dicho cuál era
su parentesco con ella. 2 El rey se quitó el anillo con su sello, el cual había
recuperado de Amán, y se lo obsequió a Mardoqueo. Ester, por su parte, lo
designó administrador de las propiedades de Amán.
3 Luego Ester volvió
a interceder ante el rey. Se echó a sus pies y, con lágrimas en los ojos, le
suplicó que pusiera fin al malvado plan que Amán el agagueo había maquinado
contra los judíos. 4 El rey le extendió a Ester el cetro de oro. Entonces ella
se levantó y, permaneciendo de pie ante él, 5 dijo:
―Si me he ganado el
favor de Su Majestad, y si piensa que es correcto hacerlo y está contento
conmigo, dígnese dar una contraorden que invalide los decretos para aniquilar a
los judíos que están en todas las provincias del reino, los cuales fraguó y
escribió Amán hijo de Hamedata, el agagueo. 6 Porque ¿cómo podría yo ver la
calamidad que se cierne sobre mi pueblo? ¿Cómo podría ver impasible el
exterminio de mi gente?
7 El rey Asuero
respondió entonces a la reina Ester y a Mardoqueo el judío:
―Debido a que Amán
atentó contra los judíos, le he dado sus propiedades a Ester, y a él lo han
colgado en la estaca. 8 Redacten ahora, en mi nombre, otro decreto en favor de
los judíos, como mejor les parezca, y séllenlo con mi anillo real. Un documento
escrito en mi nombre, y sellado con mi anillo, es imposible revocarlo.
9 De inmediato fueron
convocados los secretarios del rey. Era el día veintitrés del mes tercero, el
mes de siván. Se escribió todo lo que Mardoqueo ordenó a los judíos y a los
sátrapas, intendentes y funcionarios de las ciento veintisiete provincias que
se extendían desde la India hasta Cus. Esas órdenes se promulgaron en la
escritura de cada provincia y en el idioma de cada pueblo, y también en la
escritura e idioma propios de los judíos. 10 Mardoqueo escribió los decretos en
nombre del rey Asuero, los selló con el anillo real, y los envió por medio de
mensajeros del rey, que montaban veloces corceles de las caballerizas reales.
11 El edicto del rey
facultaba a los judíos de cada ciudad a reunirse y defenderse, a exterminar,
matar y aniquilar a cualquier fuerza armada de cualquier pueblo o provincia que
los atacara a ellos o a sus mujeres y niños, y a apoderarse de los bienes de
sus enemigos. 12 Para llevar esto a cabo en todas las provincias del rey
Asuero, los judíos fijaron el día trece del mes doce, que es el mes de adar. 13
En cada provincia se emitiría como ley una copia del edicto, y se daría a
conocer a todos los pueblos. Así los judíos estarían preparados ese día para
vengarse de sus enemigos.
14 Los mensajeros,
siguiendo las órdenes del rey, salieron de inmediato montando veloces corceles.
El edicto se publicó también en la ciudadela de Susa.
15 Mardoqueo salió de
la presencia del rey vistiendo ropas reales de azul y blanco, una gran corona
de oro y un manto de lino fino color púrpura. La ciudad de Susa estalló en
gritos de alegría. 16 Para los judíos, aquel fue un tiempo de luz y de alegría,
júbilo y honor. 17 En cada provincia y ciudad adonde llegaban el edicto y la
orden del rey había alegría y regocijo entre los judíos, con banquetes y
festejos. Y muchas personas de otros pueblos se hicieron judíos por miedo a
ellos.
Triunfo de los judíos
9 El edicto y la
orden del rey debían ejecutarse el día trece del mes doce, que es el mes de
adar. Los enemigos de los judíos esperaban dominarlos ese día; pero ahora se
habían invertido los papeles, y los judíos dominaban a quienes los odiaban. 2
En todas las provincias del rey Asuero, los judíos se reunieron en sus
respectivas ciudades para atacar a los que procuraban su ruina. Nadie podía
combatirlos, porque el miedo a ellos se había apoderado de todos. 3 Los
funcionarios de las provincias, los sátrapas, los intendentes y los
administradores del rey apoyaban a los judíos, porque el miedo a Mardoqueo se
había apoderado de todos ellos. 4 Mardoqueo se había convertido en un personaje
distinguido dentro del palacio real. Su fama se extendía por todas las provincias,
y cada vez se hacía más poderoso.
5 Los judíos mataron
a filo de espada a todos sus enemigos. Los mataron y los aniquilaron, e
hicieron lo que quisieron con quienes los odiaban. 6 En la ciudadela de Susa
mataron y aniquilaron a quinientos hombres. 7 También mataron a Parsandata,
Dalfón, Aspata, 8 Porata, Adalías, Aridata, 9 Parmasta, Arisay, Ariday y
Vaizata, 10 que eran los diez hijos de Amán hijo de Hamedata, el enemigo de los
judíos. Pero no se apoderaron de sus bienes.
11 Ese mismo día, al
enterarse el rey del número de muertos en la ciudadela de Susa, 12 le dijo a la
reina Ester:
―Si los judíos han
matado y aniquilado a quinientos hombres y a los diez hijos de Amán en la
ciudadela de Susa, ¡qué no habrán hecho en el resto de las provincias del
reino! Dime cuál es tu deseo, y se te concederá. ¿Qué otra petición tienes? ¡Se
cumplirá tu deseo!
13 ―Si a Su Majestad
le parece bien —respondió Ester—, concédales permiso a los judíos de Susa para
prorrogar hasta mañana el edicto de este día, y permita que sean colgados en la
estaca los diez hijos de Amán.
14 El rey ordenó que
se hiciera así. Se emitió un edicto en Susa, y los diez hijos de Amán fueron
colgados. 15 Los judíos de Susa se reunieron también el día catorce del mes de
adar, y mataron allí a trescientos hombres, pero no se apoderaron de sus
bienes.
16 Mientras tanto,
los judíos restantes que estaban en las provincias del rey también se reunieron
para defenderse y librarse de sus enemigos. Mataron a setenta y cinco mil de
quienes los odiaban, pero tampoco se apoderaron de sus bienes. 17 Esto sucedió
el día trece del mes de adar. El día catorce descansaron, y lo celebraron con
un alegre banquete.
Celebración del Purim
18 En cambio, los
judíos de Susa que se habían reunido el trece y el catorce descansaron el día
quince, y lo celebraron con un alegre banquete.
19 Por eso los judíos
de las zonas rurales —los que viven en las aldeas— celebran el catorce del mes
de adar como día de alegría y de banquete, y se hacen regalos unos a otros.
20 Mardoqueo registró
estos acontecimientos y envió cartas a todos los judíos de todas las provincias
lejanas y cercanas del rey Asuero, 21 exigiéndoles que celebraran cada año los
días catorce y quince del mes de adar 22 como el tiempo en que los judíos se
libraron de sus enemigos, y como el mes en que su aflicción se convirtió en
alegría, y su dolor en día de fiesta. Por eso debían celebrarlos como días de
banquete y de alegría, compartiendo los alimentos los unos con los otros y
dándoles regalos a los pobres.
23 Así los judíos
acordaron convertir en costumbre lo que habían comenzado a festejar, cumpliendo
lo que Mardoqueo les había ordenado por escrito. 24 Porque Amán hijo de
Hamedata, el agagueo, el enemigo de todos los judíos, había maquinado aniquilar
a los judíos y había echado el pur —es decir, la suerte— para confundirlos y
aniquilarlos. 25 Pero, cuando Ester se presentó ante el rey, este ordenó por
escrito que el malvado plan que Amán había maquinado contra los judíos debía
recaer sobre su propia cabeza, y que él y sus hijos fueran colgados en la
estaca. 26 Por tal razón, a estos días se los llamó Purim, de la palabra pur.
Conforme a todo lo escrito en esta carta, y debido a lo que habían visto y a lo
que les había sucedido, 27 los judíos establecieron para ellos y sus
descendientes, y para todos los que se les unieran, la costumbre de celebrar
sin falta estos dos días cada año, según la manera prescrita y en la fecha
fijada. 28 Toda familia, y cada provincia y ciudad, debía recordar y celebrar
estos días en cada generación. Y estos días de Purim no debían dejar de
festejarse entre los judíos, ni debía morir su recuerdo entre sus
descendientes.
29 La reina Ester,
hija de Abijaíl, junto con Mardoqueo el judío, escribieron con plena autoridad
para confirmar esta segunda carta con respecto a los días de Purim. 30 Él envió
decretos a todos los judíos de las ciento veintisiete provincias del reino de
Asuero —con palabras de buena voluntad y seguridad— 31 para establecer los días
de Purim en las fechas fijadas, como lo habían decretado para ellos Mardoqueo
el judío y la reina Ester, y como lo habían establecido para sí mismos y para
sus descendientes, con algunas cláusulas sobre ayunos y lamentos. 32 El decreto
de Ester confirmó estas normas con respecto a Purim, y quedó registrado por
escrito.
Grandeza de Mardoqueo
10 El rey Asuero
impuso tributo por todo el imperio, incluyendo las islas del mar. 2 Todos los
hechos de poder y autoridad de Mardoqueo, junto con un relato completo de la
grandeza a la cual lo elevó el rey, se hallan registrados en las crónicas de
los reyes de Media y Persia. 3 El judío Mardoqueo fue preeminente entre su
pueblo y segundo en jerarquía después del rey Asuero. Alcanzó gran estima entre
sus muchos compatriotas, porque procuraba el bien de su pueblo y promovía su
bienestar.
Nueva Versión
Internacional (NVI)
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1 Corintios 12:27-13:13 Nueva Versión Internacional
(NVI)
27 Ahora bien,
ustedes son el cuerpo de Cristo, y cada uno es miembro de ese cuerpo. 28 En la
iglesia Dios ha puesto, en primer lugar, apóstoles; en segundo lugar, profetas;
en tercer lugar, maestros; luego los que hacen milagros; después los que tienen
dones para sanar enfermos, los que ayudan a otros, los que administran y los
que hablan en diversas lenguas. 29 ¿Son todos apóstoles? ¿Son todos profetas?
¿Son todos maestros? ¿Hacen todos milagros? 30 ¿Tienen todos dones para sanar
enfermos? ¿Hablan todos en lenguas? ¿Acaso interpretan todos? 31 Ustedes, por
su parte, ambicionen[a] los mejores dones.
El amor
Ahora les voy a
mostrar un camino más excelente.
13 Si hablo en
lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que
resuena o un platillo que hace ruido. 2 Si tengo el don de profecía y entiendo
todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra
trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. 3 Si reparto entre los
pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las
llamas,[b] pero no tengo amor, nada gano con eso.
4 El amor es
paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. 5
No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda
rencor. 6 El amor no se deleita en la maldad, sino que se regocija con la
verdad. 7 Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
8 El amor jamás se
extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado
y el de conocimiento desaparecerá. 9 Porque conocemos y profetizamos de manera
imperfecta; 10 pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. 11
Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño;
cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. 12 Ahora vemos de
manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a
cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy
conocido.
13 Ahora, pues,
permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más
excelente de ellas es el amor.
Footnotes:
12:31 ambicionen.
Alt. ambicionan.
13:3 para … llamas.
Var. para tener de qué jactarme.
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Salmos 37:1-11 Nueva Versión Internacional (NVI)
Salmo de David.
Álef
37 No te irrites a
causa de los impíos
ni envidies a los que cometen injusticias;
2 porque pronto se
marchitan, como la hierba;
pronto se secan, como el verdor del pasto.
Bet
3 Confía en el Señor
y haz el bien;
establécete en la tierra y manténte fiel.
4 Deléitate en el
Señor,
y él te concederá los deseos de tu corazón.
Guímel
5 Encomienda al Señor
tu camino;
confía en él, y él actuará.
6 Hará que tu
justicia resplandezca como el alba;
tu justa causa, como el sol de mediodía.
Dálet
7 Guarda silencio
ante el Señor,
y espera en él con paciencia;
no te irrites ante el
éxito de otros,
de los que maquinan planes malvados.
He
8 Refrena tu enojo,
abandona la ira;
no te irrites, pues esto conduce al mal.
9 Porque los impíos
serán exterminados,
pero los que esperan en el Señor heredarán
la tierra.
Vav
10 Dentro de poco los
malvados dejarán de existir;
por más que los busques, no los
encontrarás.
11 Pero los
desposeídos heredarán la tierra
y disfrutarán de gran bienestar.
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Proverbios 21:23-24 Nueva Versión Internacional (NVI)
23 El que refrena su
boca y su lengua
se libra de muchas angustias.
24 Orgulloso y
arrogante, y famoso por insolente,
es quien se comporta con desmedida
soberbia.
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