Día 230
Ester 1:1-3:15; 1 Corintios 11:17-34; Salmos 35:17-28; Proverbios 21:19-20 (Palabra de Dios para Todos)
Ester 1-3 Palabra de Dios para Todos (PDT)
La reina Vasti
desobedece al rey
1 Esta historia
sucedió en la época del rey Jerjes [a], quien gobernaba sobre ciento
veintisiete provincias desde la India hasta Etiopía. 2 El trono de Jerjes
estaba en Susa, la capital del reino.
3 En el tercer año de
su reinado, el rey ofreció una fiesta para sus colaboradores y funcionarios.
Allí estaban los líderes más importantes de las provincias y los oficiales del
ejército de Persia y Media. 4 Durante los ciento ochenta días de fiesta, el rey
dio a conocer el lujo y las riquezas de su reino junto con la grandiosa belleza
de su palacio. 5 Después de esos ciento ochenta días, el rey ofreció otra
fiesta a la que fueron invitados todos los habitantes de Susa, desde los más
humildes hasta los más importantes. La fiesta fue en el jardín interior del
palacio y duró siete días. 6 En el jardín interior había toldos de fino lino
blanco y azul, tendidos con cuerdas de púrpura enganchadas en anillos de plata
fijos a columnas de mármol. Había sofás hechos de oro y plata sobre el suelo
que estaba decorado con varias figuras hechas en mármol blanco y negro, nácar,
perlas y otras piedras preciosas. 7 Las bebidas se servían en copas de oro,
cada una de las cuales era diferente a las otras. El vino del rey se ofreció en
grandes cantidades, como solo un rey generoso puede hacerlo. 8 Se sirvió vino
en abundancia, pues el rey había ordenado a sus servidores que a cada invitado
se le diera todo el vino que quisiera.
9 Al mismo tiempo, la
reina Vasti también ofrecía una fiesta para las mujeres en el palacio del rey
Jerjes.
10 En el séptimo día
de la fiesta el rey estaba ya muy contento a causa del vino. Entonces llamó a
los siete eunucos que lo atendían: Meumán, Biztá, Jarboná, Bigtá, Abagtá, Zetar
y Carcás. 11 El rey les ordenó que llamaran a la reina Vasti para que se
presentara ante él luciendo la corona real. Vasti era una mujer muy hermosa y
atractiva, y el rey quería mostrar su belleza ante el pueblo y los oficiales.
12 Los servidores le comunicaron a la reina Vasti la orden del rey, pero ella
no quiso obedecer. El rey se molestó mucho y se llenó de ira. 13 Después de
eso, el rey consultó con los hombres sabios que conocían las leyes y como de
costumbre, les pidió consejo a los expertos en la ley y el derecho. 14 El rey
les tenía mucha confianza a estos sabios. Sus nombres eran Carsena, Setar,
Admata, Tarsis, Meres, Marsená y Memucán. Ellos eran los siete jefes de Persia
y de Media y podían entrar para ver al rey en cualquier momento. Eran los más
altos funcionarios del reino. 15 El rey les preguntó:
—Según la ley ¿qué
debemos hacer con la reina Vasti que desobedeció la orden que le envié con los
eunucos?
16 Entonces Memucán
respondió al rey en presencia de los otros funcionarios:
—La reina Vasti ha
cometido una falta muy grave. No solo ha ofendido al rey, sino también a todos
los líderes y al pueblo de todas las provincias del rey. 17 Digo esto porque
todas las otras mujeres se enterarán de lo que hizo la reina Vasti y empezarán
a desobedecer a sus esposos. Podrán decir que el rey Jerjes le ordenó a la
reina Vasti que se presentara ante él, pero que ella no quiso ir. 18 En este
mismo momento, las esposas de los líderes de Persia y Media que se enteren de
lo que hizo la reina, empezarán a seguir el mal ejemplo. Van a contradecir a
los líderes importantes del reino y los tratarán sin el debido respeto y
obediencia.
19 »Así que, si el
rey me lo permite, sugiero que Su Majestad dé una orden que quede escrita en
las leyes de Persia y Media para que no se pueda cambiar. La orden real debe
ser que nunca más se le permita a Vasti volver a presentarse ante el rey y que
el rey busque a alguien mejor que ella para que sea reina en su lugar. 20 Así,
cuando la orden del rey se anuncie en todas partes de su gran reino, todas las
mujeres, sin importar su condición, respetarán a sus esposos.
21 El rey y sus
funcionarios importantes consideraron muy bueno este consejo, así que el rey
hizo lo que sugirió Memucán. 22 Envió cartas a todas partes del reino, a cada
provincia en su propia escritura y a cada nación en su propio idioma. Las
cartas anunciaban, en el idioma de cada cual, que todo hombre debía ejercer la
autoridad dentro de su casa.
Nombran reina a Ester
2 Pasado algún tiempo
el rey Jerjes se calmó y recordó lo que había pasado con la reina Vasti y las
órdenes que había dado respecto a ella. 2 Entonces los ayudantes personales del
rey dijeron:
—Que busquen jóvenes
hermosas para el rey. 3 Que el rey nombre delegados en cada provincia de su
reino para que le lleven todas las jóvenes hermosas a Susa, la ciudad capital
donde está la residencia de las mujeres. Allí quedarán bajo el cuidado de
Jegay, el eunuco encargado de las mujeres. El les dará tratamientos de belleza.
4 Que la joven que más le agrade al rey sea la nueva reina en reemplazo de
Vasti.
Al rey le gustó esta
sugerencia y la aceptó.
5 En Susa, la ciudad
capital, había un judío de la tribu de Benjamín llamado Mardoqueo. Era hijo de
Yaír, nieto de Simí y bisnieto de Quis. 6 Mardoqueo había sido hecho prisionero
en Jerusalén por Nabucodonosor, rey de Babilonia y desterrado de su tierra
junto con el grupo en el que estaba Jeconías, rey de Judá. [b] 7 Mardoqueo
tenía una prima muy hermosa y elegante llamada Jadasá o Ester, a la que cuidaba
porque era huérfana. La había adoptado como su propia hija cuando sus padres
murieron.
8 Cuando se proclamó
la orden del rey, llevaron a muchas jóvenes a Susa, la ciudad capital, y las
dejaron bajo el cuidado de Jegay. Ester era una de esas jóvenes y también la
llevaron al palacio del rey y la dejaron bajo el cuidado de Jegay, el encargado
de las mujeres del rey. 9 A Jegay le cayó bien Ester y la trató con
preferencia, le dio tratamientos de belleza, cosméticos y alimento. Jegay
eligió siete criadas del palacio del rey y se las dio a Ester. Jegay hizo que
Ester y sus criadas ocuparan un lugar de privilegio en la residencia de las
mujeres. 10 Ester no le contó a nadie de qué pueblo y qué familia venía porque
Mardoqueo le había dicho que no lo hiciera. 11 Todos los días, Mardoqueo pasaba
cerca a las instalaciones de las mujeres para saber cómo estaba Ester y qué
sucedía con ella.
12 Cada vez se
acercaba más el momento de presentarse ante el rey Jerjes. Pero para que una joven
pudiera presentarse ante el rey debía haber completado doce meses de
tratamientos de belleza: seis meses con aceite de mirra y otros seis con
perfumes y diferentes clases de cosméticos. 13 Cumplido este plazo, las
muchachas podían ir al palacio del rey y llevar lo que quisieran de la
residencia de las mujeres. 14 La muchacha elegida iba al palacio del rey por la
noche, y en la mañana regresaba al sitio de las mujeres. Entonces era puesta
bajo el cuidado de un hombre llamado Sasgaz, el eunuco encargado de las
concubinas del rey. La muchacha no podía regresar de nuevo a donde estaba el
rey, a menos que a él le hubiera gustado y la mandara llamar.
15 Ester era hija de
Abijaíl e hija adoptiva de Mardoqueo. Cuando le llegó el momento de presentarse
ante el rey, ella no pidió nada, sólo llevó lo que Jegay, el eunuco encargado
le sugirió que llevara. Por eso, todos los que la veían la admiraban y la
apreciaban. 16 Ester fue llevada ante el rey Jerjes en el décimo mes, el mes de
tébet, del séptimo año de su reinado.
17 Al rey le gustó
Ester mucho más que cualquier otra. Ester se convirtió en su favorita y el rey
le puso una corona en la cabeza y la nombró la nueva reina en lugar de Vasti.
18 El rey ofreció una gran fiesta en honor a Ester e invitó a todos los funcionarios
y servidores. Declaró día de fiesta [c] en todas las provincias y envió regalos
a la gente, como sólo un rey generoso puede hacerlo.
Mardoqueo descubre
una conspiración
19 En el momento en
que las muchachas fueron reunidas por segunda vez, Mardoqueo estaba sentado a
la puerta del palacio del rey. 20 Ester aún mantenía en secreto que era judía y
no le había hablado a nadie acerca de su familia. Eso le había ordenado
Mardoqueo, a quien ella seguía obedeciendo tal como lo había hecho cuando él cuidaba
de ella.
21 En aquellos días,
cuando Mardoqueo estaba sentado a la puerta del palacio del rey, Bigtán y
Teres, dos oficiales del rey que vigilaban la entrada, se molestaron tanto con
el rey que planearon la forma de asesinarlo. 22 Mardoqueo se enteró del plan y
se lo contó a la reina Ester. Ella se lo dijo al rey y le contó también que
Mardoqueo fue quien descubrió los planes para matarlo. 23 La información fue
comprobada y se supo que Mardoqueo había dicho la verdad. Después de esto los
dos guardias que habían planeado matar al rey fueron ahorcados. Este evento se
registró en presencia del rey y quedó escrito en los libros de historia del
reino.
Plan de Amán para
destruir a los judíos
3 Pasado algún
tiempo, el rey Jerjes le concedió un ascenso a Amán hijo de Hamedata, el
descendiente de Agag. El rey dio a Amán un cargo mucho más alto que el de
cualquiera de los otros funcionarios. 2 El rey había dado la orden de que todos
los servidores que trabajaran en la puerta del palacio, debían arrodillarse y rendirle
honores a Amán. Pero Mardoqueo no se arrodillaba ante él ni le rendía honores.
3 Los servidores que trabajaban en la puerta del palacio le preguntaban a
Mardoqueo por qué no obedecía la orden del rey.
4 Todos los días
ellos le recordaban a Mardoqueo que debía obedecer la orden del rey pero
Mardoqueo les decía que él era judío. Entonces esos servidores le contaron a
Amán lo que sucedía para ver qué hacía él con Mardoqueo. 5 Amán se enojó mucho
cuando vio que Mardoqueo se negaba a arrodillarse ante él para honrarlo. 6 Amán
se había enterado de que Mardoqueo era judío, pero no se sentía satisfecho con
destruirlo sólo a él. Amán quería encontrar una manera de perseguir al pueblo
de Mardoqueo, es decir a todos los judíos que se encontraban en el reino de Jerjes.
7 En el mes de nisán
[d], es decir el primer mes del año doce del gobierno del rey Jerjes, se echó
el pur [e] en presencia de Amán para decidir el día y mes indicados para acabar
con los judíos. La fecha elegida fue el día trece del mes doce, el mes de adar
[f]. 8 Amán fue ante el rey Jerjes y le dijo:
—Hay un pueblo
esparcido por todas las provincias del reino. Ese pueblo no se junta con la
otra gente y tiene costumbres diferentes a las de los demás. Ellos no obedecen
las leyes del rey y no es conveniente que el rey les permita seguir viviendo en
su reino. 9 Por eso me permito sugerirle que ordene destruir a esa gente y yo
pondré en manos de los funcionarios trescientos treinta mil kilos [g] de plata
en el tesoro del rey.
10 Entonces el rey se
quitó del dedo el anillo oficial [h] y se lo dio a Amán hijo de Hamedata,
descendiente de Agag, enemigo de los judíos. 11 El rey le dijo:
—A fin de cuentas es
tu dinero, así que haz lo que quieras con esa gente.
12 El día trece del
primer mes se reunieron todos los secretarios del rey. Ellos escribieron en un
decreto todas las órdenes de Amán y lo enviaron a cada pueblo en su propia
escritura y en su propio idioma. El decreto se envió a todos los virreyes [i],
a los gobernadores de las diferentes provincias y a los jefes de todos los
pueblos. El decreto se escribió con la autorización del rey Jerjes y la orden
se entregó firmada y sellada por el propio rey.
13 Los mensajeros
llevaron las cartas a todas las provincias del rey con la orden de destruir,
matar y aniquilar a todos los judíos. Eso incluía a jóvenes y viejos, mujeres y
niños. La orden era matarlos a todos en un solo día: el día trece del mes doce,
el mes de adar. Sus posesiones se tomarían como botín de guerra. 14 Una copia
de esta carta se debía presentar como decreto real en cada provincia y debía
darse a conocer a la gente de todas las naciones del reino con el fin de
prepararlos para ese día.
15 Los mensajeros
salieron rápidamente a publicar la orden del rey en la ciudad capital de Susa.
Mientras que el rey y Amán se sentaban a beber, en toda la ciudad reinaba una
gran confusión.
Footnotes:
Ester 1:1 Jerjes Se
refiere al Rey Jerjes I quien reinó desde el año 485 a. C. hasta el año 465 a.
C. Su nombre en griego es Azuero.
Ester 2:6 Esto
sucedió en el año 597 a. C. Ver 2 R 24:8–17.
Ester 2:18 día de fiesta
o decretó una reducción de impuestos.
Ester 3:7 nisán Es el
nombre de un mes en el calendario de Babilonia.
Ester 3:7 pur
Práctica de echar palitos, huesos o piedritas como se hace hoy en día con los
dados. Lo hacían para dejar a la suerte la toma de decisiones. Ver Pr 16:33.
Ester 3:7 adar Es el
nombre de un mes en el calendario de Babilonia.
Ester 3:9 trescientos
treinta mil kilos Textualmente diez mil talentos.
Ester 3:10 anillo
oficial El anillo se utilizaba a manera de sello para los documentos oficiales
del rey.
Ester 3:12 virreyes
Textualmente sátrapas.
Palabra de Dios para
Todos (PDT)
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1 Corintios 11:17-34 Palabra de Dios para Todos (PDT)
La Cena del Señor
17 Ahora bien, con lo
que ahora les voy a decir no los felicito, ya que sus reuniones les causan más
daño que ayuda. 18 En primer lugar, he oído que cuando se reúnen como iglesia,
hay divisiones entre ustedes, y me temo que hasta cierto punto sea verdad. 19
No hay duda de que habrá diferencias entre ustedes. Así es como se identifica a
los que son aprobados. 20 Cuando ustedes se reúnen, en realidad no están
compartiendo la Cena del Señor, [a] 21 porque cada uno come sin esperar a los
demás. Entonces, unos quedan con hambre, mientras otros beben hasta
emborracharse. 22 ¿Acaso no tienen casa donde comer y beber? ¿Es que
menosprecian a la iglesia de Dios y quieren humillar a los que no tienen nada?
¿Qué quieren que les diga? ¿Que los felicito? Eso no merece ninguna
felicitación.
23 Las enseñanzas que
les traigo son las mismas que recibí del Señor: la noche en que el Señor Jesús
fue traicionado, tomó pan, 24 y después de dar gracias a Dios, lo partió y
dijo: «Este es mi cuerpo que doy por ustedes. Cómanlo como recordatorio de mí».
25 De la misma manera, después de comer, levantó la copa de vino y dijo: «Esta
copa es el nuevo pacto entre Dios y su pueblo, que es sellado con mi sangre.
Cuando beban el vino de esta copa, háganlo para recordarme». 26 Cada vez que coman
de este pan y beban de este vino, estarán anunciando la muerte del Señor hasta
que él regrese.
27 Entonces, si
alguien come el pan y bebe de la copa del Señor de una manera que no va de
acuerdo con su verdadero significado, estará cometiendo un pecado contra el
cuerpo y la sangre del Señor. 28 Por eso, cada uno debe examinarse a sí mismo
antes de comer el pan o beber de la copa. 29 Porque el que come y bebe sin
considerar a los que forman el cuerpo del Señor, se condena a sí mismo. 30 Por
esto hay muchos entre ustedes que están enfermos y débiles, y también muchos
otros han muerto. 31 Si nos examináramos bien, no seríamos condenados. 32 Pero
cuando el Señor nos castiga es para mostrarnos el camino correcto, para no
tener que condenarnos con el resto del mundo.
33 En conclusión,
hermanos, cuando se reúnan a comer, espérense unos a otros. 34 Si alguien tiene
mucha hambre, que coma en su casa, para que Dios no tenga que castigarlo.
Cuando vaya a visitarlos, trataremos los otros asuntos.
Footnotes:
1 Corintios 11:20
Cena del Señor Es la comida que Jesús pidió a sus seguidores que comieran para
recordarlo. Leer Lc 22:14–20.
Palabra de Dios para
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Salmos 35:17-28 Palabra de Dios para Todos (PDT)
17 Señor, ¿cuánto
tiempo te vas a quedar mirándome sin hacer nada?
Salva mi vida, ¿qué más tengo?
Sálvame de los que
rugen como leones
y quieren destruirme.
18 Te alabaré en la
gran asamblea,
te alabaré entre la multitud.
19 No permitas que
estos enemigos mentirosos sigan burlándose de mí.
No dejes que me ataquen sin motivo.
Me odian y hacen
planes en secreto,
pero no se quedarán sin castigo. [a]
20 Ellos hablan de
paz, [b]
pero en realidad están maquinando planes
para atacar al pueblo.
21 De su boca salen
falsas acusaciones.
Dicen: «Lo vimos hacer esto o lo otro».
22 SEÑOR, tú sabes la
verdad;
no sigas callado, Señor mío,
no me abandones.
23 ¡Dios mío,
despierta!
Levántate y haz algo por mí.
Señor mío, defiéndeme.
24 SEÑOR, mi Dios,
júzgame según tu justicia
para que dejen de burlarse de mí.
25 No los dejes
salirse con la suya;
no permitas que digan que me destruyeron.
26 Llévales la
desgracia y la humillación
a los que se alegran de mi desgracia.
Haz que quienes se
levantan en mi contra
se sientan avergonzados y humillados.
27 Que se alegren los
que me apoyan.
Que ellos digan siempre que el SEÑOR es
maravilloso
y que se pone contento cuando tienen éxito.
28 Que mi boca
proclame tu justicia
y te alabe el día entero.
Footnotes:
Salmos 35:19 Me odian
[…] sin castigo Textualmente ¿Guiñarán el ojo sin castigo los que me odian?
Salmos 35:20 o No
saludan a nadie.
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Proverbios 21:19-20 Palabra de Dios para Todos (PDT)
19 Es mejor vivir en
un desierto,
que con esposa problemática y regañona.
20 El sabio guarda
las provisiones,
pero el bruto las desperdicia.
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