Friday, August 11, 2017

DAB Español, Sábado 12 de Agosto

Día 224

Nehemías 3:15-5:13; 1 Corintios 7:25-40; Salmos 32:1-11; Proverbios 21:5-7 (La Palabra (Hispanoamérica))





Nehemías 3:15-5:13 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

15 La Puerta de la Fuente la restauró Salún, hijo de Coljoze, jefe del distrito de Mispá. La reedificó, puso las vigas, colocó las hojas de sus puertas con sus cerraduras, sus barras y restauró también el muro del Estanque de Siloé, junto al Huerto del Rey, hasta la escalinata por la que se baja de la ciudad de David.

16 Siguiendo sus pasos, Nehemías, hijo de Azbuc y jefe de la mitad del distrito de Bet Sur, continuó la obra de restauración hasta llegar a los sepulcros de David, la alberca artificial y la Casa de los Héroes. 17 El tramo siguiente, correspondiente a su sector, lo restauraron los levitas Rejún, hijo de Baní y Jasabías, jefe de la mitad del distrito de Queila. 18 Prosiguieron la restauración sus parientes, entre ellos Bavay, hijo de Jenadad, gobernador de la otra mitad del distrito de Queila. 19 Por su parte, Ezer, hijo de Josué, jefe de Mispá, reconstruyó el tramo del Ángulo situado frente a la Subida de la Armería; 20 y Baruc, hijo de Zabay, restauró el tramo que va desde el Ángulo hasta la entrada de la mansión de Eliasib, el sumo sacerdote.

21 Continuó el trabajo Meremot, hijo de Urías y nieto de Cos que restauró el tramo que va desde la entrada de la mansión de Eliasib hasta el final de la misma. 22 Y también colaboraron en la obra los sacerdotes residentes en la llanura. 23 Benjamín y Jasub restauraron el tramo que estaba frente a su casa, mientras Azarías, hijo de Maasías y nieto de Ananías, hacía lo propio con el de la suya. 24 Por su parte Binuí, hijo de Jenadad, restauró el tramo que va desde la casa de Azarías hasta el rincón del Ángulo. 25 Palal, hijo de Uzay, restauró el sector que está enfrente del Ángulo y enfrente de la torre que sobresale en el palacio del Rey, la que da al patio de la cárcel.

A continuación Pedaías, hijo de Parós, 26 y con él los donados que vivían en el Ófel restauraron en dirección este hasta llegar frente a la Puerta de las Aguas y la torre que sobresale. 27 Los tecoítas repararon el tramo que está frente a la Gran Torre que sobresale hasta llegar al muro del Ófel, 28 mientras los sacerdotes lo hicieron en el tramo que cada uno tenía frente a su casa a partir de la Puerta de los Caballos.

29 Después de ellos Sadoc, hijo de Imer, restauró el tramo que estaba frente a su casa, y Semaías, hijo de Secanías y guardián de la Puerta Oriental, continuó el trabajo. 30 Jananías, hijo de Selemías, y Janún, sexto hijo de Salaf, restauraron otro tramo de la muralla, mientras Mesulán, hijo de Berequías, restauraba el tramo situado delante de su casa. 31 Finalmente, Malquías, del gremio de los orfebres, llevó a cabo la restauración del tramo que se prolonga hasta la Casa de los Donados y de los Comerciantes, llegando frente a la Puerta de la Inspección y a la cámara alta del Ángulo. 32 Los orfebres y comerciantes, por su parte, restauraron el tramo comprendido entre la cámara alta del Ángulo y la Puerta de las Ovejas.

Oposición de los samaritanos
33 Al enterarse Sambalat de que estábamos reconstruyendo la muralla, se enfureció sobremanera y burlándose de los judíos 34 se expresó en estos términos ante sus colegas y la guarnición de Samaría:

— ¿Qué están haciendo esos judíos muertos de hambre? ¿Es que nadie se lo va a impedir? ¿Volverán a ofrecer sacrificios? ¿Serán capaces de terminar la obra? Las piedras calcinadas ¿recobrarán vida de entre los montones de escombros?

35 Tobías, el amonita, que estaba junto a él, comentó:

— Bastará que una zorra suba a la muralla que están construyendo para que se desmorone.

36 [Entonces oré al Señor]:

— ¡Escucha, Dios nuestro, cómo se burlan de nosotros! ¡Que sus insultos se vuelvan contra ellos y que se conviertan en despojos humanos en un país que los esclavice! 37 No toleres su iniquidad ni borres de tu presencia su pecado ante ti, pues se han ensañado con los que reconstruyen la muralla.

38 Reconstruimos, pues, la muralla completando la obra hasta media altura, gracias a que el pueblo puso el corazón en el empeño. 4 1 Cuando Sambalat, Tobías, los árabes, los amonitas y los de Asdod se enteraron de que se avanzaba en la restauración de las murallas de Jerusalén y de que se iban cerrando las brechas, se enfurecieron 2 y todos a una conspiraron para luchar contra Jerusalén y causarle el mayor daño posible. 3 Así que oramos a nuestro Dios y establecimos contra ellos una guardia de día y de noche. 4 Los de Judá decían:

— Empiezan a fallar las fuerzas de los acarreadores y el escombro es mucho. No podremos reconstruir la muralla.

Por su parte nuestros enemigos decían:

5 — Que no se enteren ni nos vean hasta que irrumpamos en medio de ellos, los matemos y paremos la obra.

6 Pero los judíos que residían entre ellos no cesaban de advertirnos:

— De todos los sitios caerán sobre ustedes.

7 Así que coloqué al pueblo por familias con sus espadas, lanzas y arcos en las partes bajas por detrás de la muralla y en los lugares descubiertos. 8 Inspeccioné el dispositivo, me puse en pie y dije a los nobles, a las autoridades y al resto del pueblo:

— ¡No teman ante ellos! ¡Acuérdense que el Señor es grande y poderoso! ¡Luchen por sus hermanos, hijos e hijas, por sus mujeres y sus casas!

9 Constataron nuestros enemigos que estábamos apercibidos y que Dios había desbaratado sus planes; así que pudimos volver a las murallas, cada uno a su trabajo. 10 Desde aquel día, la mitad de mis muchachos trabajaba en la obra y la otra mitad empuñaba lanzas, escudos, arcos y corazas, mientras los jefes todos de Judá los apoyaban incondicionalmente. 11 Los que construían la muralla y los que portaban las cargas realizaban con una mano el trabajo y con la otra empuñaban un arma. 12 Cada albañil tenía una espada ceñida a la cintura y así realizaba su labor. A mi lado estaba permanentemente alguien que tocara la corneta.

13 Dije a los nobles, a las autoridades y al resto del pueblo:

— La obra es extensa y estamos desperdigados a lo largo de la muralla, lejos los unos de los otros. 14 Así que cuando oigan el sonido de la corneta acudan allí para ayudarnos. Nuestro Dios luchará por nosotros.

15 Desde el amanecer hasta que salían las estrellas trabajábamos en la obra, siempre con la mitad de nosotros empuñando las lanzas. 16 Dije también al pueblo:

— Que cada uno pernocte con su criado dentro de Jerusalén, haciendo guardia de noche y trabajando de día.

17 Ni yo, ni mis familiares, ni mis muchachos, ni los hombres de la guardia que me acompañaban nos quitábamos el vestido; nadie se separaba de su arma.

Usura entre el pueblo de Israel
5 Se levantó entonces un gran clamor del pueblo y de sus mujeres contra sus compatriotas judíos. 2 Había quienes decían:

— Nosotros, nuestros hijos e hijas somos muchos. Que se nos proporcione cereal para que podamos comer y vivir.

3 Otros se quejaban:

— Hemos tenido que empeñar nuestros campos, viñas y casas para obtener cereal y combatir el hambre.

4 Y otros se lamentaban:

— Hemos tenido que pedir préstamos a causa del tributo real sobre nuestros campos y viñas. 5 Somos de la misma raza que nuestros otros compatriotas y nuestros hijos son como los suyos; sin embargo, tenemos que someterlos a servidumbre. Algunas de nuestras hijas se han convertido en esclavas y no hemos podido impedirlo porque nuestros campos y viñas son de otros.

6 Al oír estas quejas y estos razonamientos me indigné sobremanera 7 y, después de reflexionar, recriminé a los nobles y a las autoridades diciéndoles:

— ¿Cómo es que exigen interés a sus hermanos?

A renglón seguido convoqué contra ellos una gran asamblea 8 y les dije:

— Nosotros hemos rescatado, dentro de nuestras posibilidades, a nuestros compatriotas judíos que habían sido vendidos a los paganos; ¡y ahora ustedes venden a sus compatriotas para que tengamos que volver a rescatarlos!

Se callaron porque no tenían argumentos. 9 Yo entonces añadí:

— No está bien lo que hacen. ¿No deberían más bien respetar a nuestro Dios para que no nos menosprecien los paganos, nuestros enemigos? 10 Yo, mis familiares y mis muchachos, también les hemos prestado dinero y cereal. ¡Perdonemos todos las deudas! 11 Devuélvanles hoy mismo sus campos, sus viñas, sus olivares y sus casas, así como cualquier interés que hayan podido cobrarles por el dinero, el cereal, el vino y el aceite.

12 Respondieron:

— Lo devolveremos y no reclamaremos nada. Haremos como nos pides.

Mandé llamar a los sacerdotes y les hice jurar que cumplirían lo prometido. 13 Sacudí mi manto y dije:

— Sacuda Dios la casa y los bienes de todo aquel que no cumpla esta promesa; que se vea sacudido y despojado.

— ¡Amén! —respondió toda la asamblea—.

Alabó entonces el pueblo al Señor y cumplió su promesa.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España

1 Corintios 7:25-40 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

Aplicación a solteros y viudas
25 En cuanto a las personas solteras, no he recibido ninguna norma del Señor. Les ofrezco, sin embargo, el consejo de quien, por la misericordia de Dios, es digno de crédito. 26 Pienso que, dada la difícil situación en que vivimos, lo mejor es que cada uno permanezca como está. 27 ¿Estás casado? No intentes separarte. ¿Eres soltero? No busques mujer. 28 Pero no haces nada malo si te casas; como tampoco hace mal una soltera si se casa. Sólo que yo quisiera ahorrar a todos estos las dificultades que les aguardan en la vida.

29 Les prevengo además, hermanos, que el tiempo se acaba. En lo que resta, los que están casados vivan como si no lo estuvieran; 30 los que lloran, como si no lloraran; los que están alegres como si no lo estuvieran; los que compran, como si no fuera suyo lo comprado; 31 los que disfrutan de este mundo, como si no disfrutaran. Porque el orden natural de este mundo está en trance de acabar.

32 Quisiera también ahorrarles preocupaciones. El soltero está en situación de preocuparse por las cosas del Señor, buscando en todo la forma de agradarle. 33 En cambio, el casado ha de preocuparse de los asuntos del mundo y de cómo agradar a su mujer, 34 teniendo así dividido el corazón. Igualmente, la mujer sin marido y la mujer soltera están en mejor situación para preocuparse por las cosas del Señor, dedicándose a él en cuerpo y alma. La mujer casada, por su parte, se preocupa de las cosas de este mundo y de cómo agradar a su marido. 35 Si les digo estas cosas, es por su bien. ¡Lejos de mí pretender tenderles lazo alguno! Sólo quiero que se dediquen al Señor de manera digna, asidua y sin estorbos.

36 Es posible que alguno juzgue poco noble dejar plantada a su novia, ya que ha sobrepasado la flor de la edad, y se decida, por tanto, a actuar en consecuencia. Haga lo que mejor le parezca; ningún pecado hay en que se casen. 37 Pero quien, sintiéndose firme en su interior, sin presión alguna que le fuerce y en pleno uso de su libertad, tome la resolución de no casarse con su novia; hace muy bien. 38 En resumen, el que se casa con su novia, hace bien, y el que no se casa, hace todavía mejor.

39 Durante la vida de su marido, la mujer está ligada a él; pero si el marido muere, la mujer queda libre para casarse con quien le plazca, siempre que lo hagan como cristianos. 40 Sin embargo, será más feliz si permanece como está. Este es mi consejo, y también yo creo estar asistido por el Espíritu de Dios.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España

Salmos 32 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

Salmo 32 (31)
Confesaré mi falta ante el Señor
32 De David. Poema.
Dichoso aquel a quien se perdona su falta,
aquel a quien de su pecado se absuelve.
2 Dichoso aquel a quien el Señor
no le imputa culpa alguna,
ni en su espíritu alberga engaño.
3 Mientras callaba, envejecían mis huesos
de tanto gemir todo el día,
4 pues noche y día me abrumaba tu mano,
se extinguía mi vigor entre intensos calores. [ Pausa]
5 Pero yo reconocí mi pecado, no te oculté mi culpa;
me dije: “Confesaré mi culpa ante el Señor”.
Y tú perdonaste la maldad de mi pecado. [ Pausa]
6 Por eso todo fiel te implora
en los momentos de angustia;
y aunque a raudales se desborde el agua,
no les podrá dar alcance.
7 Tú eres para mí un refugio,
tú me proteges de la angustia
y me rodeas de cantos de salvación. [ Pausa]
8 Yo te instruiré y te enseñaré
el camino que debes seguir,
te aconsejaré y pondré mis ojos en ti.
9 No sean como caballos o mulos que nada entienden:
con el freno y las riendas hay que dominar su brío,
pues de otro modo no se acercarán a ti.
10 Muchos son los sufrimientos del malvado,
pero el amor rodea al que confía en el Señor.
11 Que se alegran en el Señor los justos, que se regocijen,
que griten de gozo los de corazón recto.
La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España

Proverbios 21:5-7 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

5 Proyectos diligentes, ganancia cierta;
los apresurados, pobreza segura.
6 Amasar fortuna con lengua engañosa
es ilusión fugaz y riesgo de muerte.
7 La violencia arrastra a los malvados
pues se niegan a observar el derecho.
La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España


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