Día 224
Nehemías 3:15-5:13; 1 Corintios 7:25-40; Salmos 32:1-11; Proverbios 21:5-7 (La Palabra (Hispanoamérica))
Nehemías 3:15-5:13 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
15 La Puerta de la
Fuente la restauró Salún, hijo de Coljoze, jefe del distrito de Mispá. La
reedificó, puso las vigas, colocó las hojas de sus puertas con sus cerraduras,
sus barras y restauró también el muro del Estanque de Siloé, junto al Huerto
del Rey, hasta la escalinata por la que se baja de la ciudad de David.
16 Siguiendo sus
pasos, Nehemías, hijo de Azbuc y jefe de la mitad del distrito de Bet Sur,
continuó la obra de restauración hasta llegar a los sepulcros de David, la
alberca artificial y la Casa de los Héroes. 17 El tramo siguiente,
correspondiente a su sector, lo restauraron los levitas Rejún, hijo de Baní y
Jasabías, jefe de la mitad del distrito de Queila. 18 Prosiguieron la
restauración sus parientes, entre ellos Bavay, hijo de Jenadad, gobernador de
la otra mitad del distrito de Queila. 19 Por su parte, Ezer, hijo de Josué,
jefe de Mispá, reconstruyó el tramo del Ángulo situado frente a la Subida de la
Armería; 20 y Baruc, hijo de Zabay, restauró el tramo que va desde el Ángulo
hasta la entrada de la mansión de Eliasib, el sumo sacerdote.
21 Continuó el
trabajo Meremot, hijo de Urías y nieto de Cos que restauró el tramo que va
desde la entrada de la mansión de Eliasib hasta el final de la misma. 22 Y
también colaboraron en la obra los sacerdotes residentes en la llanura. 23
Benjamín y Jasub restauraron el tramo que estaba frente a su casa, mientras
Azarías, hijo de Maasías y nieto de Ananías, hacía lo propio con el de la suya.
24 Por su parte Binuí, hijo de Jenadad, restauró el tramo que va desde la casa
de Azarías hasta el rincón del Ángulo. 25 Palal, hijo de Uzay, restauró el
sector que está enfrente del Ángulo y enfrente de la torre que sobresale en el
palacio del Rey, la que da al patio de la cárcel.
A continuación
Pedaías, hijo de Parós, 26 y con él los donados que vivían en el Ófel
restauraron en dirección este hasta llegar frente a la Puerta de las Aguas y la
torre que sobresale. 27 Los tecoítas repararon el tramo que está frente a la
Gran Torre que sobresale hasta llegar al muro del Ófel, 28 mientras los
sacerdotes lo hicieron en el tramo que cada uno tenía frente a su casa a partir
de la Puerta de los Caballos.
29 Después de ellos
Sadoc, hijo de Imer, restauró el tramo que estaba frente a su casa, y Semaías,
hijo de Secanías y guardián de la Puerta Oriental, continuó el trabajo. 30
Jananías, hijo de Selemías, y Janún, sexto hijo de Salaf, restauraron otro
tramo de la muralla, mientras Mesulán, hijo de Berequías, restauraba el tramo
situado delante de su casa. 31 Finalmente, Malquías, del gremio de los
orfebres, llevó a cabo la restauración del tramo que se prolonga hasta la Casa
de los Donados y de los Comerciantes, llegando frente a la Puerta de la
Inspección y a la cámara alta del Ángulo. 32 Los orfebres y comerciantes, por
su parte, restauraron el tramo comprendido entre la cámara alta del Ángulo y la
Puerta de las Ovejas.
Oposición de los
samaritanos
33 Al enterarse
Sambalat de que estábamos reconstruyendo la muralla, se enfureció sobremanera y
burlándose de los judíos 34 se expresó en estos términos ante sus colegas y la
guarnición de Samaría:
— ¿Qué están haciendo
esos judíos muertos de hambre? ¿Es que nadie se lo va a impedir? ¿Volverán a
ofrecer sacrificios? ¿Serán capaces de terminar la obra? Las piedras calcinadas
¿recobrarán vida de entre los montones de escombros?
35 Tobías, el
amonita, que estaba junto a él, comentó:
— Bastará que una
zorra suba a la muralla que están construyendo para que se desmorone.
36 [Entonces oré al
Señor]:
— ¡Escucha, Dios
nuestro, cómo se burlan de nosotros! ¡Que sus insultos se vuelvan contra ellos
y que se conviertan en despojos humanos en un país que los esclavice! 37 No
toleres su iniquidad ni borres de tu presencia su pecado ante ti, pues se han
ensañado con los que reconstruyen la muralla.
38 Reconstruimos,
pues, la muralla completando la obra hasta media altura, gracias a que el
pueblo puso el corazón en el empeño. 4 1 Cuando Sambalat, Tobías, los árabes,
los amonitas y los de Asdod se enteraron de que se avanzaba en la restauración
de las murallas de Jerusalén y de que se iban cerrando las brechas, se
enfurecieron 2 y todos a una conspiraron para luchar contra Jerusalén y
causarle el mayor daño posible. 3 Así que oramos a nuestro Dios y establecimos
contra ellos una guardia de día y de noche. 4 Los de Judá decían:
— Empiezan a fallar
las fuerzas de los acarreadores y el escombro es mucho. No podremos reconstruir
la muralla.
Por su parte nuestros
enemigos decían:
5 — Que no se enteren
ni nos vean hasta que irrumpamos en medio de ellos, los matemos y paremos la
obra.
6 Pero los judíos que
residían entre ellos no cesaban de advertirnos:
— De todos los sitios
caerán sobre ustedes.
7 Así que coloqué al
pueblo por familias con sus espadas, lanzas y arcos en las partes bajas por
detrás de la muralla y en los lugares descubiertos. 8 Inspeccioné el
dispositivo, me puse en pie y dije a los nobles, a las autoridades y al resto
del pueblo:
— ¡No teman ante
ellos! ¡Acuérdense que el Señor es grande y poderoso! ¡Luchen por sus hermanos,
hijos e hijas, por sus mujeres y sus casas!
9 Constataron
nuestros enemigos que estábamos apercibidos y que Dios había desbaratado sus
planes; así que pudimos volver a las murallas, cada uno a su trabajo. 10 Desde
aquel día, la mitad de mis muchachos trabajaba en la obra y la otra mitad
empuñaba lanzas, escudos, arcos y corazas, mientras los jefes todos de Judá los
apoyaban incondicionalmente. 11 Los que construían la muralla y los que
portaban las cargas realizaban con una mano el trabajo y con la otra empuñaban
un arma. 12 Cada albañil tenía una espada ceñida a la cintura y así realizaba
su labor. A mi lado estaba permanentemente alguien que tocara la corneta.
13 Dije a los nobles,
a las autoridades y al resto del pueblo:
— La obra es extensa
y estamos desperdigados a lo largo de la muralla, lejos los unos de los otros.
14 Así que cuando oigan el sonido de la corneta acudan allí para ayudarnos.
Nuestro Dios luchará por nosotros.
15 Desde el amanecer
hasta que salían las estrellas trabajábamos en la obra, siempre con la mitad de
nosotros empuñando las lanzas. 16 Dije también al pueblo:
— Que cada uno
pernocte con su criado dentro de Jerusalén, haciendo guardia de noche y
trabajando de día.
17 Ni yo, ni mis
familiares, ni mis muchachos, ni los hombres de la guardia que me acompañaban
nos quitábamos el vestido; nadie se separaba de su arma.
Usura entre el pueblo
de Israel
5 Se levantó entonces
un gran clamor del pueblo y de sus mujeres contra sus compatriotas judíos. 2
Había quienes decían:
— Nosotros, nuestros
hijos e hijas somos muchos. Que se nos proporcione cereal para que podamos
comer y vivir.
3 Otros se quejaban:
— Hemos tenido que
empeñar nuestros campos, viñas y casas para obtener cereal y combatir el
hambre.
4 Y otros se
lamentaban:
— Hemos tenido que
pedir préstamos a causa del tributo real sobre nuestros campos y viñas. 5 Somos
de la misma raza que nuestros otros compatriotas y nuestros hijos son como los
suyos; sin embargo, tenemos que someterlos a servidumbre. Algunas de nuestras
hijas se han convertido en esclavas y no hemos podido impedirlo porque nuestros
campos y viñas son de otros.
6 Al oír estas quejas
y estos razonamientos me indigné sobremanera 7 y, después de reflexionar,
recriminé a los nobles y a las autoridades diciéndoles:
— ¿Cómo es que exigen
interés a sus hermanos?
A renglón seguido
convoqué contra ellos una gran asamblea 8 y les dije:
— Nosotros hemos
rescatado, dentro de nuestras posibilidades, a nuestros compatriotas judíos que
habían sido vendidos a los paganos; ¡y ahora ustedes venden a sus compatriotas
para que tengamos que volver a rescatarlos!
Se callaron porque no
tenían argumentos. 9 Yo entonces añadí:
— No está bien lo que
hacen. ¿No deberían más bien respetar a nuestro Dios para que no nos
menosprecien los paganos, nuestros enemigos? 10 Yo, mis familiares y mis
muchachos, también les hemos prestado dinero y cereal. ¡Perdonemos todos las
deudas! 11 Devuélvanles hoy mismo sus campos, sus viñas, sus olivares y sus
casas, así como cualquier interés que hayan podido cobrarles por el dinero, el
cereal, el vino y el aceite.
12 Respondieron:
— Lo devolveremos y
no reclamaremos nada. Haremos como nos pides.
Mandé llamar a los
sacerdotes y les hice jurar que cumplirían lo prometido. 13 Sacudí mi manto y
dije:
— Sacuda Dios la casa
y los bienes de todo aquel que no cumpla esta promesa; que se vea sacudido y
despojado.
— ¡Amén! —respondió
toda la asamblea—.
Alabó entonces el
pueblo al Señor y cumplió su promesa.
La Palabra
(Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión
hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España
1 Corintios 7:25-40 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Aplicación a solteros
y viudas
25 En cuanto a las
personas solteras, no he recibido ninguna norma del Señor. Les ofrezco, sin
embargo, el consejo de quien, por la misericordia de Dios, es digno de crédito.
26 Pienso que, dada la difícil situación en que vivimos, lo mejor es que cada
uno permanezca como está. 27 ¿Estás casado? No intentes separarte. ¿Eres
soltero? No busques mujer. 28 Pero no haces nada malo si te casas; como tampoco
hace mal una soltera si se casa. Sólo que yo quisiera ahorrar a todos estos las
dificultades que les aguardan en la vida.
29 Les prevengo
además, hermanos, que el tiempo se acaba. En lo que resta, los que están
casados vivan como si no lo estuvieran; 30 los que lloran, como si no lloraran;
los que están alegres como si no lo estuvieran; los que compran, como si no
fuera suyo lo comprado; 31 los que disfrutan de este mundo, como si no
disfrutaran. Porque el orden natural de este mundo está en trance de acabar.
32 Quisiera también
ahorrarles preocupaciones. El soltero está en situación de preocuparse por las
cosas del Señor, buscando en todo la forma de agradarle. 33 En cambio, el
casado ha de preocuparse de los asuntos del mundo y de cómo agradar a su mujer,
34 teniendo así dividido el corazón. Igualmente, la mujer sin marido y la mujer
soltera están en mejor situación para preocuparse por las cosas del Señor,
dedicándose a él en cuerpo y alma. La mujer casada, por su parte, se preocupa
de las cosas de este mundo y de cómo agradar a su marido. 35 Si les digo estas
cosas, es por su bien. ¡Lejos de mí pretender tenderles lazo alguno! Sólo
quiero que se dediquen al Señor de manera digna, asidua y sin estorbos.
36 Es posible que
alguno juzgue poco noble dejar plantada a su novia, ya que ha sobrepasado la
flor de la edad, y se decida, por tanto, a actuar en consecuencia. Haga lo que
mejor le parezca; ningún pecado hay en que se casen. 37 Pero quien, sintiéndose
firme en su interior, sin presión alguna que le fuerce y en pleno uso de su
libertad, tome la resolución de no casarse con su novia; hace muy bien. 38 En
resumen, el que se casa con su novia, hace bien, y el que no se casa, hace
todavía mejor.
39 Durante la vida de
su marido, la mujer está ligada a él; pero si el marido muere, la mujer queda
libre para casarse con quien le plazca, siempre que lo hagan como cristianos.
40 Sin embargo, será más feliz si permanece como está. Este es mi consejo, y
también yo creo estar asistido por el Espíritu de Dios.
La Palabra (Hispanoamérica)
(BLPH)
La Palabra, (versión
hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España
Salmos 32 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Salmo 32 (31)
Confesaré mi falta
ante el Señor
32 De David. Poema.
Dichoso aquel a quien
se perdona su falta,
aquel a quien de su
pecado se absuelve.
2 Dichoso aquel a
quien el Señor
no le imputa culpa
alguna,
ni en su espíritu
alberga engaño.
3 Mientras callaba,
envejecían mis huesos
de tanto gemir todo
el día,
4 pues noche y día me
abrumaba tu mano,
se extinguía mi vigor
entre intensos calores. [ Pausa]
5 Pero yo reconocí mi
pecado, no te oculté mi culpa;
me dije: “Confesaré
mi culpa ante el Señor”.
Y tú perdonaste la
maldad de mi pecado. [ Pausa]
6 Por eso todo fiel
te implora
en los momentos de
angustia;
y aunque a raudales
se desborde el agua,
no les podrá dar
alcance.
7 Tú eres para mí un
refugio,
tú me proteges de la
angustia
y me rodeas de cantos
de salvación. [ Pausa]
8 Yo te instruiré y
te enseñaré
el camino que debes
seguir,
te aconsejaré y
pondré mis ojos en ti.
9 No sean como
caballos o mulos que nada entienden:
con el freno y las
riendas hay que dominar su brío,
pues de otro modo no
se acercarán a ti.
10 Muchos son los
sufrimientos del malvado,
pero el amor rodea al
que confía en el Señor.
11 Que se alegran en
el Señor los justos, que se regocijen,
que griten de gozo
los de corazón recto.
La Palabra
(Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión
hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España
Proverbios 21:5-7 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
5 Proyectos
diligentes, ganancia cierta;
los apresurados,
pobreza segura.
6 Amasar fortuna con
lengua engañosa
es ilusión fugaz y
riesgo de muerte.
7 La violencia
arrastra a los malvados
pues se niegan a
observar el derecho.
La Palabra
(Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión
hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España
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