Monday, August 7, 2017

DAB Español, Martes 8 de Agosto

Día 220

Esdras 7:1-8:20; 1 Corintios 4:1-21; Salmos 30:1-12; Proverbios 20:28-30 (La Palabra (Hispanoamérica))





Esdras 7:1-8:20 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

Viaje de Esdras a Jerusalén
7 Después de estas cosas, en el reinado de Artajerjes, rey de Persia, Esdras que era hijo de Seraías, y descendiente de Azarías, de Jelcías, 2 de Salún, de Ajitub, 3 de Amarías, de Azarías, de Meraiot, 4 de Zeraías, de Uzi, de Buquí, 5 de Abisúa, de Finés, de Eleazar y de Aarón, el primer sacerdote, 6 volvió de Babilonia. Era Esdras un escriba versado en la ley de Moisés otorgada por el Señor, Dios de Israel. El rey le concedía todo lo que pedía porque Esdras gozaba del favor del Señor.

7 En el séptimo año del rey Artajerjes, volvieron con él a Jerusalén algunos israelitas; entre ellos había sacerdotes, levitas, cantores, porteros y donados. 8 Llegó a Jerusalén en el quinto mes de dicho séptimo año del rey. 9 Había comenzado el viaje el día uno del primer mes y llegó a Jerusalén el primer día del quinto mes, pues su Dios lo protegió. 10 Esdras había preparado su corazón para investigar la ley del Señor, para practicarla y para enseñar en Israel sus estatutos y decretos.

11 Esta es la copia de la carta que dio el rey Artajerjes a Esdras, sacerdote y escriba versado en los mandamientos del Señor y en los estatutos concernientes a Israel:

12 “Artajerjes, rey de reyes, a Esdras, sacerdote y escriba experto en la ley del cielo: paz. 13 He dado la orden siguiente: aquel que, en mi reino, pertenezca al pueblo de Israel, a sus sacerdotes o a sus levitas y quiera regresar a Jerusalén, que lo haga. 14 Vas como enviado del rey y de sus siete consejeros a inspeccionar Judea y Jerusalén de acuerdo con la ley de tu Dios que te ha sido confiada. 15 Llevarás también la plata y el oro que el rey y sus consejeros han ofrecido voluntariamente al Dios de Israel, cuya morada está en Jerusalén, 16 además de toda la plata y oro que reúnas en la provincia de Babilonia y de todas las ofrendas voluntarias que el pueblo y los sacerdotes donen espontáneamente al Templo de su Dios, en Jerusalén. 17 Con ese dinero date prisa en comprar becerros, carneros y corderos, con sus correspondientes ofrendas y libaciones. Las ofrecerás sobre el altar del Templo del Dios de ustedes, en Jerusalén. 18 Con lo que quede de la plata y el oro hagan lo que mejor les parezca a ti y a tus hermanos. Háganlo según la voluntad de su Dios. 19 Los objetos que se te entregan para el servicio del Templo de Dios los depositarás ante el Dios de Jerusalén. 20 Todo lo que precises y consideres necesario para el Templo de tu Dios, tómalo del erario real.

21 Yo, el rey Artajerjes, doy la orden a los tesoreros de la provincia Transeufratina para que todo cuanto les pida Esdras, sacerdote y escriba de la ley del Dios del cielo, se ejecute eficazmente; 22 deberán proporcionarle hasta cien talentos de plata, veintidós mil kilos de trigo, veintidós mil litros de vino, otros tantos de aceite y sal sin medida. 23 Todo lo mandado por el Dios del cielo en relación con su Templo, ejecútese sin tardanza para que no descargue su ira contra el reino, el rey y sus hijos. 24 Les hacemos saber que a los sacerdotes, levitas, cantores, porteros, donados y siervos del Templo de Dios no se les impondrá tributo, impuesto o peaje. 25 Y tú, Esdras, conforme a la sabiduría que te ha otorgado tu Dios, pon jueces y magistrados que administren justicia a todo el pueblo que está al otro lado del Éufrates y conoce las leyes de tu Dios; a quienes no la conocen, enséñasela. 26 Todo aquel que no cumpla la ley de tu Dios o la ley del rey será rigurosamente castigado, bien con la muerte, bien con destierro, multa o prisión”.

27 ¡Bendito sea el Señor, Dios de nuestros antepasados, que inspiró estas cosas al rey para honrar el Templo del Señor en Jerusalén, 28 inclinando hacia él el favor del rey, de sus consejeros y de los altos dignatarios reales!

Así que confortado por el Señor, mi Dios, de cuya protección gozaba, reuní a los principales de Israel para que regresaran conmigo.

Acompañantes de Esdras en el viaje
8 Estos son, según sus genealogías, los cabezas de familia que vinieron conmigo de Babilonia en el reinado de Artajerjes, rey de Babilonia:

2 De los descendientes de Finés: Guersón. De los descendientes de Itamar: Daniel. De los descendientes de David: Jatús. 3 De los descendientes de Secanías y de los descendientes de Parós: Zacarías con el que se registraron otros ciento cincuenta varones. 4 De los descendientes de Pajat-Moab: Elioenay, hijo de Zeraías y con él otros doscientos varones. 5 De los descendientes de Zatú: Secanías, hijo de Jajaziel y con él otros trescientos varones. 6 De los descendientes de Adín: Ebed, hijo de Jonatán, y con él otros cincuenta varones. 7 De los descendientes de Elam: Isaías, hijo de Atalías, y con él otros setenta varones. 8 De los descendientes de Sefatías: Zebadías, hijo de Micael, y con él otros ochenta varones. 9 De los descendientes de Joab: Abdías, hijo Jejiel, y con él otros doscientos ochenta varones. 10 De los descendientes de Baní: Selomit, hijo de Josifías, y con él otros ciento sesenta varones. 11 De los descendientes de Bebay: Zacarías, hijo de Bebay, y con él otros veintiocho varones. 12 De los descendientes de Azgad: Jojanán, hijo de Jocatán, y con él otros ciento diez varones. 13 De los descendientes de Adonicán, los últimos, estos son sus nombres: Elifélet, Jeiel y Semaías, y con ellos otros sesenta varones. 14 De los descendientes de Bigvay: Utay y Zabud, y con ellos otros setenta varones.

15 Reuní a todos junto al río que discurre hacia Ahavá y acampamos allí durante tres días. Observé que había gente del pueblo y sacerdotes, pero ningún levita. 16 Entonces llamé a los jefes Eliezer, Ariel, Semaías, Elnatán, Jarib, Elnatán, Natán, Zacarías y Mesulán, así como a los eruditos Joyarib y Elnatán, 17 y los envié a Idó, jefe en un lugar denominado Casifyá, indicándoles lo que debían decir a Idó y a sus hermanos (los donados residentes en la localidad de Casifyá) a fin de que nos facilitaran servidores para el Templo de nuestro Dios. 18 Gracias a la protección de nuestro Dios nos enviaron a Serebías, hombre entendido de los descendientes de Majli, hijo de Leví, hijo de Israel; venían con él sus hijos y sus hermanos en un total de dieciocho varones. 19 Nos enviaron, además, a Jasabías, y con él, Isaías, de los descendientes de Merarí, junto con sus hermanos e hijos; veinte personas en total. 20 A ellos hay que añadir doscientos veinte más, todos designados por su nombre, de los donados que David y los jefes destinaron al servicio de los levitas.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España

1 Corintios 4 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

El papel de los apóstoles
4 A nosotros la gente nos ha de considerar como lo que somos: servidores de Cristo y administradores de los planes secretos de Dios. 2 Y lo que a un administrador se le pide es que sea fiel. 3 En cuanto a mi conducta, me tiene sin cuidado el juicio que puedan emitir ustedes o cualquier otro tribunal humano; ni siquiera yo mismo me juzgo. 4 Es cierto que no me remuerde la conciencia, pero no por ello me considero inocente. Quien me juzga es el Señor. 5 Así que no emitan juicios prematuros. El Señor es quien iluminará, cuando venga, lo que se esconde en la oscuridad y quien pondrá al descubierto las secretas intenciones de cada persona. Entones cada uno recibirá de Dios su merecido.

6 Hermanos, con el fin de que entendieran estas cosas, las he aplicado, a modo de ejemplo, a Apolo y a mi propia persona para que aprendan en nosotros lo de “no ir más allá de lo que está establecido” y para que nadie se apasione por uno en contra de otro. 7 Porque, ¿quién te hace a ti mejor que los demás?, ¿qué tienes que no hayas recibido? Y si todo lo que tienes lo has recibido, ¿a qué viene presumir como si fuera tuyo?

8 ¡Conque ustedes ya están satisfechos, ya son ricos, ya han alcanzado la realeza sin contar con nosotros! ¡Ojalá fuera cierto, para compartir con ustedes esa realeza! 9 Pues, a lo que veo, Dios nos ha reservado a los apóstoles el último lugar como si fuéramos condenados a muerte, y nos hemos convertido en espectáculo del mundo entero, tanto de ángeles como de humanos. 10 Así que nosotros somos unos locos a causa de Cristo; ustedes, en cambio, un modelo de sensatez cristiana; nosotros somos débiles, ustedes fuertes; ustedes se llevan la estima, nosotros el desprecio. 11 Hasta el presente no hemos pasado más que hambre, sed, desnudez y malos tratos, andando de un lado para otro. 12 Hemos trabajado con nuestras propias manos hasta el agotamiento. Si nos insultan, bendecimos; si nos persiguen, aguantamos; 13 si nos calumnian, respondemos con bondad. Total, que hasta este momento somos la basura del mundo, el desecho de la humanidad.

14 No es mi intención avergonzarlos al escribirles todo esto. Sólo quiero corregirlos como a hijos míos muy queridos. 15 Porque maestros en la fe en Cristo Jesús pueden tenerlos a millares, pero padres, no; he sido yo quien los ha engendrado para la fe mediante el mensaje evangélico. 16 Les ruego, pues, que sigan mi ejemplo, 17 para lo que les he enviado a Timoteo, hijo mío muy querido y cristiano de fiar. Él les recordará el estilo de vida que tengo yo como creyente en Cristo Jesús y que voy enseñando por doquier en cada iglesia.

18 Pensando que no iré a visitarlos, algunos han comenzado a envalentonarse. 19 Pues bien, si Dios quiere, les haré pronto una visita, y entonces veremos si esos engreídos hacen tanto como dicen. 20 Porque el reino de Dios no es cuestión de palabras, sino de eficacia. 21 ¿Qué prefieren: que vaya vara en mano o con espíritu de amor y suavidad?

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España

Salmos 30:1-12 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

Salmo 30 (29)
A ti clamé y me curaste
30 Salmo. Canto para la consagración del Templo. De David.
2 Señor, te alabaré porque me has salvado
y no has dejado que mis enemigos se burlen de mí.
3 Señor Dios mío, a ti clamé y me curaste.
4 Señor, me libraste de ir al reino de los muertos,
me devolviste la vida cuando agonizaba.
5 Canten al Señor los que le son fieles,
alaben su santo nombre,
6 pues es pasajera su ira y eterna su bondad:
quien de noche se retira llorando,
por la mañana es un clamor de alegría.
7 Yo, sosegado, decía: “Nunca más sucumbiré”.
8 Señor, tu ayuda me exaltó cual monte poderoso,
pero ocultaste tu rostro y sentí miedo.
9 A ti, Señor, clamo; a mi Señor suplico.
10 ¿Qué provecho hay en mi muerte,
en que yo baje a la tumba?
¿Podrá alabarte el polvo?
¿Anunciará él tu fidelidad?
11 ¡Escucha, Señor, ten compasión de mí;
Señor, ven en mi ayuda!
12 Convertiste mi llanto en danza,
me despojaste del luto, me vestiste de fiesta
La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España

Proverbios 20:28-30 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

28 Amor y verdad protegen al rey;
su trono se sostiene en la bondad.
29 La fuerza es el orgullo de los jóvenes;
las canas, el honor de los ancianos.
30 Heridas y llagas purifican del mal,
los golpes sanan lo más profundo del ser.
La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España


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