Esdras 7:1-8:20; 1 Corintios 4:1-21; Salmos 30:1-12; Proverbios 20:28-30 (La Palabra (Hispanoamérica))
Esdras 7:1-8:20 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Viaje de Esdras a
Jerusalén
7 Después de estas
cosas, en el reinado de Artajerjes, rey de Persia, Esdras que era hijo de
Seraías, y descendiente de Azarías, de Jelcías, 2 de Salún, de Ajitub, 3 de
Amarías, de Azarías, de Meraiot, 4 de Zeraías, de Uzi, de Buquí, 5 de Abisúa,
de Finés, de Eleazar y de Aarón, el primer sacerdote, 6 volvió de Babilonia.
Era Esdras un escriba versado en la ley de Moisés otorgada por el Señor, Dios
de Israel. El rey le concedía todo lo que pedía porque Esdras gozaba del favor
del Señor.
7 En el séptimo año
del rey Artajerjes, volvieron con él a Jerusalén algunos israelitas; entre
ellos había sacerdotes, levitas, cantores, porteros y donados. 8 Llegó a
Jerusalén en el quinto mes de dicho séptimo año del rey. 9 Había comenzado el
viaje el día uno del primer mes y llegó a Jerusalén el primer día del quinto
mes, pues su Dios lo protegió. 10 Esdras había preparado su corazón para
investigar la ley del Señor, para practicarla y para enseñar en Israel sus
estatutos y decretos.
11 Esta es la copia
de la carta que dio el rey Artajerjes a Esdras, sacerdote y escriba versado en
los mandamientos del Señor y en los estatutos concernientes a Israel:
12 “Artajerjes, rey
de reyes, a Esdras, sacerdote y escriba experto en la ley del cielo: paz. 13 He
dado la orden siguiente: aquel que, en mi reino, pertenezca al pueblo de
Israel, a sus sacerdotes o a sus levitas y quiera regresar a Jerusalén, que lo
haga. 14 Vas como enviado del rey y de sus siete consejeros a inspeccionar
Judea y Jerusalén de acuerdo con la ley de tu Dios que te ha sido confiada. 15
Llevarás también la plata y el oro que el rey y sus consejeros han ofrecido
voluntariamente al Dios de Israel, cuya morada está en Jerusalén, 16 además de
toda la plata y oro que reúnas en la provincia de Babilonia y de todas las
ofrendas voluntarias que el pueblo y los sacerdotes donen espontáneamente al
Templo de su Dios, en Jerusalén. 17 Con ese dinero date prisa en comprar
becerros, carneros y corderos, con sus correspondientes ofrendas y libaciones.
Las ofrecerás sobre el altar del Templo del Dios de ustedes, en Jerusalén. 18
Con lo que quede de la plata y el oro hagan lo que mejor les parezca a ti y a
tus hermanos. Háganlo según la voluntad de su Dios. 19 Los objetos que se te
entregan para el servicio del Templo de Dios los depositarás ante el Dios de
Jerusalén. 20 Todo lo que precises y consideres necesario para el Templo de tu
Dios, tómalo del erario real.
21 Yo, el rey
Artajerjes, doy la orden a los tesoreros de la provincia Transeufratina para
que todo cuanto les pida Esdras, sacerdote y escriba de la ley del Dios del
cielo, se ejecute eficazmente; 22 deberán proporcionarle hasta cien talentos de
plata, veintidós mil kilos de trigo, veintidós mil litros de vino, otros tantos
de aceite y sal sin medida. 23 Todo lo mandado por el Dios del cielo en
relación con su Templo, ejecútese sin tardanza para que no descargue su ira
contra el reino, el rey y sus hijos. 24 Les hacemos saber que a los sacerdotes,
levitas, cantores, porteros, donados y siervos del Templo de Dios no se les
impondrá tributo, impuesto o peaje. 25 Y tú, Esdras, conforme a la sabiduría
que te ha otorgado tu Dios, pon jueces y magistrados que administren justicia a
todo el pueblo que está al otro lado del Éufrates y conoce las leyes de tu
Dios; a quienes no la conocen, enséñasela. 26 Todo aquel que no cumpla la ley
de tu Dios o la ley del rey será rigurosamente castigado, bien con la muerte,
bien con destierro, multa o prisión”.
27 ¡Bendito sea el
Señor, Dios de nuestros antepasados, que inspiró estas cosas al rey para honrar
el Templo del Señor en Jerusalén, 28 inclinando hacia él el favor del rey, de
sus consejeros y de los altos dignatarios reales!
Así que confortado
por el Señor, mi Dios, de cuya protección gozaba, reuní a los principales de
Israel para que regresaran conmigo.
Acompañantes de
Esdras en el viaje
8 Estos son, según
sus genealogías, los cabezas de familia que vinieron conmigo de Babilonia en el
reinado de Artajerjes, rey de Babilonia:
2 De los
descendientes de Finés: Guersón. De los descendientes de Itamar: Daniel. De los
descendientes de David: Jatús. 3 De los descendientes de Secanías y de los
descendientes de Parós: Zacarías con el que se registraron otros ciento
cincuenta varones. 4 De los descendientes de Pajat-Moab: Elioenay, hijo de
Zeraías y con él otros doscientos varones. 5 De los descendientes de Zatú:
Secanías, hijo de Jajaziel y con él otros trescientos varones. 6 De los
descendientes de Adín: Ebed, hijo de Jonatán, y con él otros cincuenta varones.
7 De los descendientes de Elam: Isaías, hijo de Atalías, y con él otros setenta
varones. 8 De los descendientes de Sefatías: Zebadías, hijo de Micael, y con él
otros ochenta varones. 9 De los descendientes de Joab: Abdías, hijo Jejiel, y
con él otros doscientos ochenta varones. 10 De los descendientes de Baní:
Selomit, hijo de Josifías, y con él otros ciento sesenta varones. 11 De los
descendientes de Bebay: Zacarías, hijo de Bebay, y con él otros veintiocho
varones. 12 De los descendientes de Azgad: Jojanán, hijo de Jocatán, y con él
otros ciento diez varones. 13 De los descendientes de Adonicán, los últimos,
estos son sus nombres: Elifélet, Jeiel y Semaías, y con ellos otros sesenta
varones. 14 De los descendientes de Bigvay: Utay y Zabud, y con ellos otros
setenta varones.
15 Reuní a todos
junto al río que discurre hacia Ahavá y acampamos allí durante tres días.
Observé que había gente del pueblo y sacerdotes, pero ningún levita. 16
Entonces llamé a los jefes Eliezer, Ariel, Semaías, Elnatán, Jarib, Elnatán,
Natán, Zacarías y Mesulán, así como a los eruditos Joyarib y Elnatán, 17 y los
envié a Idó, jefe en un lugar denominado Casifyá, indicándoles lo que debían
decir a Idó y a sus hermanos (los donados residentes en la localidad de
Casifyá) a fin de que nos facilitaran servidores para el Templo de nuestro
Dios. 18 Gracias a la protección de nuestro Dios nos enviaron a Serebías,
hombre entendido de los descendientes de Majli, hijo de Leví, hijo de Israel; venían
con él sus hijos y sus hermanos en un total de dieciocho varones. 19 Nos
enviaron, además, a Jasabías, y con él, Isaías, de los descendientes de Merarí,
junto con sus hermanos e hijos; veinte personas en total. 20 A ellos hay que
añadir doscientos veinte más, todos designados por su nombre, de los donados
que David y los jefes destinaron al servicio de los levitas.
La Palabra
(Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión
hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España
1 Corintios 4 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
El papel de los apóstoles
4 A nosotros la gente
nos ha de considerar como lo que somos: servidores de Cristo y administradores
de los planes secretos de Dios. 2 Y lo que a un administrador se le pide es que
sea fiel. 3 En cuanto a mi conducta, me tiene sin cuidado el juicio que puedan
emitir ustedes o cualquier otro tribunal humano; ni siquiera yo mismo me juzgo.
4 Es cierto que no me remuerde la conciencia, pero no por ello me considero
inocente. Quien me juzga es el Señor. 5 Así que no emitan juicios prematuros.
El Señor es quien iluminará, cuando venga, lo que se esconde en la oscuridad y
quien pondrá al descubierto las secretas intenciones de cada persona. Entones
cada uno recibirá de Dios su merecido.
6 Hermanos, con el
fin de que entendieran estas cosas, las he aplicado, a modo de ejemplo, a Apolo
y a mi propia persona para que aprendan en nosotros lo de “no ir más allá de lo
que está establecido” y para que nadie se apasione por uno en contra de otro. 7
Porque, ¿quién te hace a ti mejor que los demás?, ¿qué tienes que no hayas
recibido? Y si todo lo que tienes lo has recibido, ¿a qué viene presumir como
si fuera tuyo?
8 ¡Conque ustedes ya
están satisfechos, ya son ricos, ya han alcanzado la realeza sin contar con nosotros!
¡Ojalá fuera cierto, para compartir con ustedes esa realeza! 9 Pues, a lo que
veo, Dios nos ha reservado a los apóstoles el último lugar como si fuéramos
condenados a muerte, y nos hemos convertido en espectáculo del mundo entero,
tanto de ángeles como de humanos. 10 Así que nosotros somos unos locos a causa
de Cristo; ustedes, en cambio, un modelo de sensatez cristiana; nosotros somos
débiles, ustedes fuertes; ustedes se llevan la estima, nosotros el desprecio.
11 Hasta el presente no hemos pasado más que hambre, sed, desnudez y malos
tratos, andando de un lado para otro. 12 Hemos trabajado con nuestras propias
manos hasta el agotamiento. Si nos insultan, bendecimos; si nos persiguen,
aguantamos; 13 si nos calumnian, respondemos con bondad. Total, que hasta este
momento somos la basura del mundo, el desecho de la humanidad.
14 No es mi intención
avergonzarlos al escribirles todo esto. Sólo quiero corregirlos como a hijos
míos muy queridos. 15 Porque maestros en la fe en Cristo Jesús pueden tenerlos
a millares, pero padres, no; he sido yo quien los ha engendrado para la fe
mediante el mensaje evangélico. 16 Les ruego, pues, que sigan mi ejemplo, 17
para lo que les he enviado a Timoteo, hijo mío muy querido y cristiano de fiar.
Él les recordará el estilo de vida que tengo yo como creyente en Cristo Jesús y
que voy enseñando por doquier en cada iglesia.
18 Pensando que no
iré a visitarlos, algunos han comenzado a envalentonarse. 19 Pues bien, si Dios
quiere, les haré pronto una visita, y entonces veremos si esos engreídos hacen
tanto como dicen. 20 Porque el reino de Dios no es cuestión de palabras, sino
de eficacia. 21 ¿Qué prefieren: que vaya vara en mano o con espíritu de amor y
suavidad?
La Palabra
(Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión
hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España
Salmos 30:1-12 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Salmo 30 (29)
A ti clamé y me
curaste
30 Salmo. Canto para
la consagración del Templo. De David.
2 Señor, te alabaré
porque me has salvado
y no has dejado que
mis enemigos se burlen de mí.
3 Señor Dios mío, a
ti clamé y me curaste.
4 Señor, me libraste
de ir al reino de los muertos,
me devolviste la vida
cuando agonizaba.
5 Canten al Señor los
que le son fieles,
alaben su santo
nombre,
6 pues es pasajera su
ira y eterna su bondad:
quien de noche se
retira llorando,
por la mañana es un
clamor de alegría.
7 Yo, sosegado,
decía: “Nunca más sucumbiré”.
8 Señor, tu ayuda me
exaltó cual monte poderoso,
pero ocultaste tu
rostro y sentí miedo.
9 A ti, Señor, clamo;
a mi Señor suplico.
10 ¿Qué provecho hay
en mi muerte,
en que yo baje a la
tumba?
¿Podrá alabarte el
polvo?
¿Anunciará él tu
fidelidad?
11 ¡Escucha, Señor,
ten compasión de mí;
Señor, ven en mi
ayuda!
12 Convertiste mi
llanto en danza,
me despojaste del
luto, me vestiste de fiesta
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La Palabra, (versión
hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España
Proverbios 20:28-30 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
28 Amor y verdad
protegen al rey;
su trono se sostiene
en la bondad.
29 La fuerza es el
orgullo de los jóvenes;
las canas, el honor
de los ancianos.
30 Heridas y llagas
purifican del mal,
los golpes sanan lo
más profundo del ser.
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