Día 234
Job 4:1-7:21; 1 Corintios 14:18-40; Salmos 37:30-40; Proverbios 21:27 (Nueva Versión Internacional)
Job 4-7 Nueva Versión Internacional (NVI)
Primer discurso de
Elifaz
4 A esto respondió
así Elifaz de Temán:
2 «Tal vez no puedas
aguantar
que alguien se atreva a decirte algo,
pero ¿quién podrá quedarse callado?
3 Tú, que impartías
instrucción a las multitudes
y fortalecías las manos decaídas;
4 tú, que con tus
palabras sostenías a los que tropezaban
y fortalecías las rodillas que flaqueaban;
5 ¡ahora que afrontas
las calamidades, no las resistes!;
¡te ves golpeado y te desanimas!
6 ¿No debieras
confiar en que temes a Dios
y en que tu conducta es intachable?
7 »Ponte a pensar:
¿Quién que sea inocente ha perecido?
¿Cuándo se ha destruido a la gente íntegra?
8 La experiencia me
ha enseñado
que los que siembran maldad cosechan
desventura.
9 El soplo de Dios
los destruye,
el aliento de su enojo los consume.
10 Aunque ruja el
león y gruña el cachorro,
acabarán con los colmillos destrozados;
11 el león perece por
falta de presa,
y los cachorros de la leona se dispersan.
12 »En lo secreto me
llegó un mensaje;
mis oídos captaron solo su murmullo.
13 Entre inquietantes
visiones nocturnas,
cuando cae sobre los hombres un sueño
profundo,
14 me hallé presa del
miedo y del temblor;
mi esqueleto entero se sacudía.
15 Sentí sobre mi
rostro el roce de un espíritu,
y se me erizaron los cabellos.
16 Una silueta se
plantó frente a mis ojos,
pero no pude ver quién era.
Detuvo su marcha,
y escuché una voz que susurraba:
17 »“¿Puede un simple
mortal ser más justo que Dios?
¿Puede ser más puro el hombre que su
Creador?
18 Pues, si Dios no
confía en sus propios siervos,
y aun a sus ángeles acusa de cometer
errores,
19 ¡cuánto más a los
que habitan en casas de barro
cimentadas sobre el polvo y expuestos a ser
aplastados como polilla!
20 Entre la aurora y
el ocaso pueden ser destruidos
y perecer para siempre, sin que a nadie le
importe.
21 ¿No se arrancan
acaso las estacas de su carpa?
¡Mueren sin haber adquirido sabiduría!”
5 »Llama, si quieres,
pero ¿habrá quien te responda?
¿A cuál de los dioses[a] te dirigirás?
2 El resentimiento
mata a los necios;
la envidia mata a los insensatos.
3 Yo mismo he visto
al necio echar raíces,
pero de pronto su casa fue maldecida.[b]
4 Sus hijos distan
mucho de estar a salvo;
en el tribunal son oprimidos, y nadie los
defiende.
5 Los hambrientos se
comen su cosecha,
y la recogen de entre las espinas;
los sedientos se beben sus riquezas.
6 Y aunque las penas
no brotan del suelo,
ni los sufrimientos provienen de la tierra,
7 con todo, el hombre
nace para sufrir,
tan cierto como que las chispas vuelan.
8 »Si se tratara de
mí, yo apelaría a Dios;
ante él expondría mi caso.
9 Él realiza
maravillas insondables,
portentos que no pueden contarse.
10 Él derrama lluvia
sobre la tierra
y envía agua sobre los campos.
11 Él enaltece a los
humildes
y da seguridad a los enlutados.
12 Él deshace las
maquinaciones de los astutos,
para que no prospere la obra de sus manos.
13 Él atrapa a los
astutos en su astucia,
y desbarata los planes de los malvados.
14 De día estos se
topan con las tinieblas;
a plena luz andan a tientas, como si fuera
de noche.
15 Pero a los
menesterosos los salva
de la opresión de los poderosos
y de su lengua viperina.
16 Así es como los
pobres recobran la esperanza,
y a la injusticia se le tapa la boca.
17 »¡Cuán dichoso es
el hombre a quien Dios corrige!
No menosprecies la disciplina del
Todopoderoso.
18 Porque él hiere,
pero venda la herida;
golpea, pero trae alivio.
19 De seis
aflicciones te rescatará,
y la séptima no te causará ningún daño.
20 Cuando haya
hambre, te salvará de la muerte;
cuando haya guerra, te librará de la
espada.
21 Estarás a salvo
del latigazo de la lengua,
y no temerás cuando venga la destrucción.
22 Te burlarás de la
destrucción y del hambre,
y no temerás a las bestias salvajes,
23 pues harás un
pacto con las piedras del campo
y las bestias salvajes estarán en paz
contigo.
24 Reconocerás tu
casa como lugar seguro;
contarás tu ganado, y ni un solo animal
faltará.
25 Llegarás a tener
muchos hijos,
y descendientes como la hierba del campo.
26 Llegarás al
sepulcro anciano pero vigoroso,
como las gavillas que se recogen a tiempo.
27 »Esto lo hemos
examinado, y es verdad.
Así que escúchalo y compruébalo tú mismo».
Segundo discurso de
Job
6 A esto Job
respondió:
2 «¡Cómo quisiera que
mi angustia se pesara
y se pusiera en la balanza, junto con mi
desgracia!
3 ¡De seguro pesarían
más que la arena de los mares!
¡Por algo mis palabras son tan impetuosas!
4 Las saetas del
Todopoderoso me han herido,
y mi espíritu absorbe su veneno.
¡Dios ha enviado sus terrores contra mí!
5 ¿Rebuzna el asno
salvaje si tiene hierba?
¿Muge el buey si tiene forraje?
6 ¿Puede comerse sin
sal la comida desabrida?
¿Tiene algún sabor la clara de huevo?[c]
7 Mi paladar se niega
a probarla;
¡esa comida me enferma!
8 »¡Ah, si Dios me
concediera lo que pido!
¡Si Dios me otorgara lo que anhelo!
9 ¡Ah, si Dios se
decidiera a destrozarme por completo,
a descargar su mano sobre mí, y
aniquilarme!
10 Aun así me
quedaría este consuelo,
esta alegría en medio de mi implacable
dolor:
¡el no haber negado las palabras del Dios
Santo!
11 »¿Qué fuerzas me
quedan para seguir esperando?
¿Qué fin me espera para querer vivir?
12 ¿Tengo acaso la
fuerza de la roca?
¿Acaso tengo piel de bronce?
13 ¿Cómo puedo
valerme por mí mismo,
si me han quitado todos mis recursos?
14 »Aunque uno se
aparte del temor al Todopoderoso,
el amigo no le niega su lealtad.[d]
15 Pero mis hermanos
son arroyos inconstantes;
son corrientes desbordadas:
16 se enturbian
cuando el hielo se derrite,
se ensanchan al derretirse la nieve,
17 pero dejan de
fluir durante las sequías,
¡en pleno calor desaparecen de sus lechos!
18 Las caravanas se
apartan de sus rutas;
se encaminan al desierto, y allí mueren.
19 Las caravanas de
Temá van en busca de agua,
los mercaderes de Sabá abrigan esperanzas.
20 Se desaniman, a
pesar de su confianza;
llegan allí y se quedan frustrados.
21 Lo mismo pasa con
ustedes:
¡ven algo espantoso, y se asustan!
22 ¿Quién les ha
pedido que me den algo,
o que paguen con su dinero mi rescate?
23 ¿Quién les ha
pedido que me libren de mi enemigo,
o que me rescaten de las garras de los
tiranos?
24 »Instrúyanme, y me
quedaré callado;
muéstrenme en qué estoy equivocado.
25 Las palabras
justas no ofenden,
¡pero los argumentos de ustedes no prueban
nada!
26 ¿Me van a juzgar
por mis palabras,
sin ver que provienen[e] de un desesperado?
27 ¡Ustedes echarían
suertes hasta por un huérfano,
y venderían a su amigo por cualquier cosa!
28 »Tengan la bondad
de mirarme a los ojos.
¿Creen que les mentiría en su propia cara?
29 Reflexionen, no
sean injustos;
reflexionen, que en esto radica mi
integridad.
30 ¿Acaso hay maldad
en mi lengua?
¿No puede mi paladar discernir la maldad?
7 »¿No tenemos todos
una obligación en este mundo?
¿No son nuestros días como los de un
asalariado?
2 Como el esclavo que
espera con ansias la noche,
como el asalariado que ansioso espera su
paga,
3 meses enteros he
vivido en vano;
¡me han tocado noches de miseria!
4 Me acuesto y
pienso:
“¿Cuánto falta para que amanezca?”
La noche se me hace
interminable;
me doy vueltas en la cama hasta el
amanecer.
5 Tengo el cuerpo
cubierto de gusanos y de costras;
¡la piel se me raja y me supura!
6 »Mis días se van
más veloces que una lanzadera,
y sin esperanza alguna llegan a su fin.
7 Recuerda, oh Dios,
que mi vida es un suspiro;
que ya no verán mis ojos la felicidad.
8 Los ojos que hoy me
ven, no me verán mañana;
pondrás en mí tus ojos, pero ya no
existiré.
9 Como nubes que se
diluyen y se pierden,
los que bajan al sepulcro ya no vuelven a
subir.
10 Nunca más regresan
a su casa;
desaparecen de su lugar.
11 »Por lo que a mí
toca, no guardaré silencio;
la angustia de mi alma me lleva a hablar,
la amargura en que vivo me obliga a
protestar.
12 ¿Soy acaso el mar,
el monstruo del abismo,
para que me pongas bajo vigilancia?
13 Cuando pienso que
en mi lecho hallaré consuelo
o encontraré alivio a mi queja,
14 aun allí me
infundes miedo en mis sueños;
¡me aterras con visiones!
15 ¡Preferiría que me
estrangularan
a seguir viviendo en este cuerpo!
16 Tengo en poco mi
vida; no quiero vivir para siempre.
¡Déjame en paz, que mi vida no tiene
sentido!
17 »¿Qué es el
hombre, que le das tanta importancia,
que tanta atención le concedes,
18 que cada mañana lo
examinas
y a toda hora lo pones a prueba?
19 Aparta de mí la
mirada;
¡déjame al menos tragar saliva!
20 Si he pecado, ¿en
qué te afecta,
vigilante de los mortales?
¿Por qué te ensañas
conmigo?
¿Acaso te soy una carga?[f]
21 ¿Por qué no me
perdonas mis pecados?
¿Por qué no pasas por alto mi maldad?
Un poco más, y yaceré
en el polvo;
me buscarás, pero habré dejado de existir».
Footnotes:
5:1 dioses. Lit.
santos.
5:3 fue maldecida.
Lit. yo maldije.
6:6 la clara de
huevo. Alt. el suero del queso, o el jugo de malva.
6:14 el amigo …
lealtad (lectura probable); para el desahuciado hay lealtad de su amigo (TM).
6:26 sin ver que
provienen. Lit. y al viento las palabras.
7:20 ¿Acaso te soy
una carga? (LXX, mss. hebreos y una tradición rabínica); Me he vuelto una carga
para mí mismo (TM).
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1 Corintios 14:18-40 Nueva Versión Internacional (NVI)
18 Doy gracias a Dios
porque hablo en lenguas más que todos ustedes. 19 Sin embargo, en la iglesia
prefiero emplear cinco palabras comprensibles y que me sirvan para instruir a
los demás que diez mil palabras en lenguas.
20 Hermanos, no sean
niños en su modo de pensar. Sean niños en cuanto a la malicia, pero adultos en
su modo de pensar. 21 En la ley está escrito:
«Por medio de gente
de lengua extraña
y por boca de extranjeros
hablaré a este
pueblo,
pero ni aun así me escucharán»,[a] dice el
Señor.
22 De modo que el
hablar en lenguas es una señal no para los creyentes, sino para los incrédulos;
en cambio, la profecía no es señal para los incrédulos, sino para los
creyentes. 23 Así que, si toda la iglesia se reúne y todos hablan en lenguas, y
entran algunos que no entienden o no creen, ¿no dirán que ustedes están locos?
24 Pero, si uno que no cree o uno que no entiende entra cuando todos están
profetizando, se sentirá reprendido y juzgado por todos, 25 y los secretos de
su corazón quedarán al descubierto. Así que se postrará ante Dios y lo adorará,
exclamando: «¡Realmente Dios está entre ustedes!»
Orden en los cultos
26 ¿Qué concluimos,
hermanos? Que, cuando se reúnan, cada uno puede tener un himno, una enseñanza,
una revelación, un mensaje en lenguas, o una interpretación. Todo esto debe
hacerse para la edificación de la iglesia. 27 Si se habla en lenguas, que
hablen dos —o cuando mucho tres—, cada uno por turno; y que alguien interprete.
28 Si no hay intérprete, que guarden silencio en la iglesia y cada uno hable
para sí mismo y para Dios.
29 En cuanto a los
profetas, que hablen dos o tres, y que los demás examinen con cuidado lo dicho.
30 Si alguien que está sentado recibe una revelación, el que esté hablando ceda
la palabra. 31 Así todos pueden profetizar por turno, para que todos reciban
instrucción y aliento. 32 El don de profecía está[b] bajo el control de los
profetas, 33 porque Dios no es un Dios de desorden, sino de paz.
Como es costumbre en
las congregaciones de los creyentes, 34 guarden las mujeres silencio en la
iglesia, pues no les está permitido hablar. Que estén sumisas, como lo
establece la ley. 35 Si quieren saber algo, que se lo pregunten en casa a sus
esposos; porque no está bien visto que una mujer hable en la iglesia.
36 ¿Acaso la palabra
de Dios procedió de ustedes? ¿O son ustedes los únicos que la han recibido? 37
Si alguno se cree profeta o espiritual, reconozca que esto que les escribo es
mandato del Señor. 38 Si no lo reconoce, tampoco él será reconocido.[c]
39 Así que, hermanos
míos, ambicionen el don de profetizar, y no prohíban que se hable en lenguas.
40 Pero todo debe hacerse de una manera apropiada y con orden.
Footnotes:
14:21 Is 28:11,12
14:32 El don … está.
Lit. Los espíritus de los profetas están.
14:38 tampoco …
reconocido. Var. que no lo reconozca.
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Salmos 37:30-40 Nueva Versión Internacional (NVI)
Pe
30 La boca del justo
imparte sabiduría,
y su lengua emite justicia.
31 La ley de Dios
está en su corazón,
y sus pies jamás resbalan.
Tsade
32 Los malvados
acechan a los justos
con la intención de matarlos,
33 pero el Señor no
los dejará caer en sus manos
ni permitirá que los condenen en el juicio.
Qof
34 Pero tú, espera en
el Señor,
y vive según su voluntad,
que él te exaltará para que heredes la
tierra.
Cuando los malvados
sean destruidos,
tú lo verás con tus propios ojos.
Resh
35 He visto al
déspota y malvado
extenderse como cedro frondoso.
36 Pero pasó al
olvido y dejó de existir;
lo busqué, y ya no pude encontrarlo.
Shin
37 Observa a los que
son íntegros y rectos:
hay porvenir para quien busca la paz.
38 Pero todos los
pecadores serán destruidos;
el porvenir de los malvados será el
exterminio.
Tav
39 La salvación de
los justos viene del Señor;
él es su fortaleza en tiempos de angustia.
40 El Señor los ayuda
y los libra;
los libra de los malvados y los salva,
porque en él ponen su confianza.
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Proverbios 21:27 Nueva Versión Internacional (NVI)
27 El sacrificio de
los malvados es detestable,
y más aun cuando se ofrece con mala
intención.
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