Día 233
Job 1:1-3:26; 1 Corintios 14:1-17; Salmos 37:12-29; Proverbios 21:25-26 (Nueva Versión Internacional)
Job 1-3 Nueva Versión Internacional (NVI)
Prólogo
1 En la región de Uz
había un hombre recto e intachable, que temía a Dios y vivía apartado del mal.
Este hombre se llamaba Job. 2 Tenía siete hijos y tres hijas; 3 era dueño de
siete mil ovejas, tres mil camellos, quinientas yuntas de bueyes y quinientas asnas,
y su servidumbre era muy numerosa. Entre todos los habitantes del oriente era
el personaje de mayor renombre.
4 Sus hijos
acostumbraban turnarse para celebrar banquetes en sus respectivas casas, e
invitaban a sus tres hermanas a comer y beber con ellos. 5 Una vez terminado el
ciclo de los banquetes, Job se aseguraba de que sus hijos se purificaran. Muy
de mañana ofrecía un holocausto por cada uno de ellos, pues pensaba: «Tal vez
mis hijos hayan pecado y maldecido[a] en su corazón a Dios». Para Job esta era
una costumbre cotidiana.
Primera prueba de Job
6 Llegó el día en que
los ángeles[b] debían hacer acto de presencia ante el Señor, y con ellos se
presentó también Satanás. 7 Y el Señor le preguntó:
―¿De dónde vienes?
―Vengo de rondar la
tierra, y de recorrerla de un extremo a otro —le respondió Satanás.
8 ―¿Te has puesto a
pensar en mi siervo Job? —volvió a preguntarle el Señor—. No hay en la tierra
nadie como él; es un hombre recto e intachable, que me honra y vive apartado
del mal.
9 Satanás replicó:
―¿Y acaso Job te
honra sin recibir nada a cambio? 10 ¿Acaso no están bajo tu protección él y su
familia y todas sus posesiones? De tal modo has bendecido la obra de sus manos
que sus rebaños y ganados llenan toda la tierra. 11 Pero extiende la mano y
quítale todo lo que posee, ¡a ver si no te maldice en tu propia cara!
12 ―Muy bien —le
contestó el Señor—. Todas sus posesiones están en tus manos, con la condición
de que a él no le pongas la mano encima.
Dicho esto, Satanás
se retiró de la presencia del Señor.
13 Llegó el día en
que los hijos y las hijas de Job celebraban un banquete en casa de su hermano
mayor. 14 Entonces un mensajero llegó a decirle a Job: «Mientras los bueyes
araban y los asnos pastaban por allí cerca, 15 nos atacaron los de Sabá y se
los llevaron. A los criados los mataron a filo de espada. ¡Solo yo pude
escapar, y ahora vengo a contárselo a usted!»
16 No había terminado
de hablar este mensajero cuando uno más llegó y dijo: «Del cielo cayó un rayo
que calcinó a las ovejas y a los criados. ¡Solo yo pude escapar para venir a
contárselo!»
17 No había terminado
de hablar este mensajero cuando otro más llegó y dijo: «Unos salteadores
caldeos vinieron y, dividiéndose en tres grupos, se apoderaron de los camellos
y se los llevaron. A los criados los mataron a filo de espada. ¡Solo yo pude
escapar, y ahora vengo a contárselo!»
18 No había terminado
de hablar este mensajero todavía cuando otro llegó y dijo: «Los hijos y las
hijas de usted estaban celebrando un banquete[c] en casa del mayor de todos
ellos 19 cuando, de pronto, un fuerte viento del desierto dio contra la casa y
derribó sus cuatro esquinas. ¡Y la casa cayó sobre los jóvenes, y todos
murieron! ¡Solo yo pude escapar, y ahora vengo a contárselo!»
20 Al llegar a este
punto, Job se levantó, se rasgó las vestiduras, se rasuró la cabeza, y luego se
dejó caer al suelo en actitud de adoración. 21 Entonces dijo:
«Desnudo salí del
vientre de mi madre,
y desnudo he de partir.[d]
El Señor ha dado; el
Señor ha quitado.
¡Bendito sea el nombre del Señor!»
22 A pesar de todo
esto, Job no pecó ni le echó la culpa a Dios.[e]
Segunda prueba de Job
2 Llegó el día en que
los ángeles[f] debían hacer acto de presencia ante el Señor, y con ellos llegó
también Satanás para presentarse ante el Señor. 2 Y el Señor le preguntó:
―¿De dónde vienes?
―Vengo de rondar la
tierra, y de recorrerla de un extremo a otro —le respondió Satanás.
3 ―¿Te has puesto a
pensar en mi siervo Job? —volvió a preguntarle el Señor—. No hay en la tierra
nadie como él; es un hombre recto e intachable, que me honra y vive apartado
del mal. Y aunque tú me incitaste contra él para arruinarlo sin motivo,
¡todavía mantiene firme su integridad!
4 ―¡Una cosa por la
otra! —replicó Satanás—. Con tal de salvar la vida, el hombre da todo lo que
tiene. 5 Pero extiende la mano y hiérelo, ¡a ver si no te maldice en tu propia
cara!
6 ―Muy bien —dijo el
Señor a Satanás—, Job está en tus manos. Eso sí, respeta su vida.
7 Dicho esto, Satanás
se retiró de la presencia del Señor para afligir a Job con dolorosas llagas
desde la planta del pie hasta la coronilla. 8 Y Job, sentado en medio de las
cenizas, tomó un pedazo de teja para rascarse constantemente.
9 Su esposa le reprochó:
―¿Todavía mantienes
firme tu integridad? ¡Maldice a Dios y muérete!
10 Job le respondió:
―Mujer, hablas como
una necia. Si de Dios sabemos recibir lo bueno, ¿no sabremos recibir también lo
malo?
A pesar de todo esto,
Job no pecó ni de palabra.
Los tres amigos de
Job
11 Tres amigos de Job
se enteraron de todo el mal que le había sobrevenido, y de común acuerdo
salieron de sus respectivos lugares para ir juntos a expresarle a Job sus
condolencias y consuelo. Ellos eran Elifaz de Temán, Bildad de Súah, y Zofar de
Namat. 12 Desde cierta distancia alcanzaron a verlo, y casi no lo pudieron
reconocer. Se echaron a llorar a voz en cuello, rasgándose las vestiduras y
arrojándose polvo y ceniza sobre la cabeza, 13 y durante siete días y siete
noches se sentaron en el suelo para hacerle compañía. Ninguno de ellos se
atrevía a decirle nada, pues veían cuán grande era su sufrimiento.
Primer discurso de
Job
3 Después de esto,
Job rompió el silencio para maldecir el día en que había nacido. 2 Dijo así:
3 «Que perezca el día
en que fui concebido
y la noche en que se anunció: “¡Ha nacido
un niño!”
4 Que ese día se
vuelva oscuridad;
que Dios en lo alto no lo tome en cuenta;
que no brille en él ninguna luz.
5 Que las tinieblas y
las más pesadas sombras
vuelvan a reclamarlo;
Que una nube lo cubra
con su sombra;
que la oscuridad domine su esplendor.
6 Que densas
tinieblas caigan sobre esa noche;
que no sea contada entre los días del año,
ni registrada en ninguno de los meses.
7 Que permanezca
estéril esa noche;
que no haya en ella gritos de alegría.
8 Que maldigan ese
día los que profieren maldiciones,
los expertos en provocar a Leviatán.
9 Que se oscurezcan
sus estrellas matutinas;
que en vano esperen la luz del día,
y que no vean los primeros rayos de la
aurora.
10 Pues no cerró el
vientre de mi madre
ni evitó que mis ojos vieran tanta miseria.
11 »¿Por qué no
perecí al momento de nacer?
¿Por qué no morí cuando salí del vientre?
12 ¿Por qué hubo
rodillas que me recibieran,
y pechos que me amamantaran?
13 Ahora estaría yo
descansando en paz;
estaría durmiendo tranquilo
14 entre reyes y
consejeros de este mundo,
que se construyeron monumentos hoy en
ruinas;
15 entre gobernantes
que poseyeron mucho oro
y que llenaron de plata sus mansiones.
16 ¿Por qué no me
enterraron como a un abortivo,
como a esos niños que jamás vieron la luz?
17 ¡Allí cesa el afán
de los malvados!
¡Allí descansan las víctimas de la
opresión!
18 También los cautivos
disfrutan del reposo,
pues ya no escuchan los gritos del capataz.
19 Allí el pequeño se
codea con el grande,
y el esclavo se libera de su amo.
20 »¿Por qué permite
Dios que los sufridos vean la luz?
¿Por qué se les da vida a los amargados?
21 Anhelan estos una
muerte que no llega,
aunque la buscan más que a tesoro
escondido;
22 ¡se llenarían de
gran regocijo,
se alegrarían si llegaran al sepulcro!
23 ¿Por qué arrincona
Dios
al hombre que desconoce su destino?
24 Antes que el pan,
me llegan los suspiros;
mis gemidos se derraman como el agua.
25 Lo que más temía,
me sobrevino;
lo que más me asustaba, me sucedió.
26 No encuentro paz
ni sosiego;
no hallo reposo, sino solo agitación».
Footnotes:
1:5 maldecido. Lit.
bendecido; este eufemismo se usa también en 1:11; 2:5,9.
1:6 ángeles. Lit.
hijos de Dios.
1:18 celebrando un
banquete. Lit. comiendo y bebiendo vino.
1:21 he de partir.
Alt. he de volver allá.
1:22 ni le echó la
culpa a Dios. Lit. ni dio oración a Dios; véase nota en 1:5.
2:1 ángeles. Lit.
hijos de Dios.
Nueva Versión
Internacional (NVI)
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1 Corintios 14:1-17 Nueva Versión Internacional (NVI)
El don de lenguas y
el de profecía
14 Empéñense en
seguir el amor y ambicionen los dones espirituales, sobre todo el de profecía.
2 Porque el que habla en lenguas no habla a los demás, sino a Dios. En
realidad, nadie le entiende lo que dice, pues habla misterios por el
Espíritu.[a] 3 En cambio, el que profetiza habla a los demás para edificarlos,
animarlos y consolarlos. 4 El que habla en lenguas se edifica a sí mismo; en
cambio, el que profetiza edifica a la iglesia. 5 Yo quisiera que todos ustedes
hablaran en lenguas, pero mucho más que profetizaran. El que profetiza aventaja
al que habla en lenguas, a menos que este también interprete, para que la
iglesia reciba edificación.
6 Hermanos, si ahora
fuera a visitarlos y les hablara en lenguas, ¿de qué les serviría, a menos que
les presentara alguna revelación, conocimiento, profecía o enseñanza? 7 Aun en
el caso de los instrumentos musicales, tales como la flauta o el arpa, ¿cómo se
reconocerá lo que tocan si no dan distintamente sus sonidos? 8 Y, si la
trompeta no da un toque claro, ¿quién se va a preparar para la batalla? 9 Así
sucede con ustedes. A menos que su lengua pronuncie palabras comprensibles,
¿cómo se sabrá lo que dicen? Será como si hablaran al aire. 10 ¡Quién sabe
cuántos idiomas hay en el mundo, y ninguno carece de sentido! 11 Pero, si no
capto el sentido de lo que alguien dice, seré como un extranjero para el que me
habla, y él lo será para mí. 12 Por eso ustedes, ya que tanto ambicionan dones
espirituales, procuren que estos abunden para la edificación de la iglesia.
13 Por esta razón, el
que habla en lenguas pida en oración el don de interpretar lo que diga. 14
Porque, si yo oro en lenguas, mi espíritu ora, pero mi entendimiento no se
beneficia en nada. 15 ¿Qué debo hacer entonces? Pues orar con el espíritu, pero
también con el entendimiento; cantar con el espíritu, pero también con el
entendimiento. 16 De otra manera, si alabas a Dios con el espíritu, ¿cómo puede
quien no es instruido[b] decir «amén» a tu acción de gracias, puesto que no
entiende lo que dices? 17 En ese caso tu acción de gracias es admirable, pero
no edifica al otro.
Footnotes:
14:2 por el Espíritu.
Alt. en su espíritu.
14:16 quien no es
instruido. Lit. el que ocupa el lugar del indocto.
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Salmos 37:12-29 Nueva Versión Internacional (NVI)
Zayin
12 Los malvados
conspiran contra los justos
y crujen los dientes contra ellos;
13 pero el Señor se
ríe de los malvados,
pues sabe que les llegará su hora.
Jet
14 Los malvados sacan
la espada y tensan el arco
para abatir al pobre y al necesitado,
para matar a los que viven con rectitud.
15 Pero su propia
espada les atravesará el corazón,
y su arco quedará hecho pedazos.
Tet
16 Más vale lo poco
de un justo
que lo mucho de innumerables malvados;
17 porque el brazo de
los impíos será quebrado,
pero el Señor sostendrá a los justos.
Yod
18 El Señor protege
la vida de los íntegros,
y su herencia perdura por siempre.
19 En tiempos
difíciles serán prosperados;
en épocas de hambre tendrán abundancia.
Caf
20 Los malvados, los
enemigos del Señor,
acabarán por ser destruidos;
desaparecerán como
las flores silvestres,
se desvanecerán como el humo.
Lámed
21 Los malvados piden
prestado y no pagan,
pero los justos dan con generosidad.
22 Los benditos del
Señor heredarán la tierra,
pero los que él maldice serán destruidos.
Mem
23 El Señor afirma
los pasos del hombre
cuando le agrada su modo de vivir;
24 podrá tropezar,
pero no caerá,
porque el Señor lo sostiene de la mano.
Nun
25 He sido joven y
ahora soy viejo,
pero nunca he visto justos en la miseria,
ni que sus hijos mendiguen pan.
26 Prestan siempre
con generosidad;
sus hijos son una bendición.
Sámej
27 Apártate del mal y
haz el bien,
y siempre tendrás dónde vivir.
28 Porque el Señor
ama la justicia
y no abandona a quienes le son fieles.
El Señor los
protegerá para siempre,
pero acabará con la descendencia de los
malvados.
Ayin
29 Los justos
heredarán la tierra,
y por siempre vivirán en ella.
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Proverbios 21:25-26 Nueva Versión Internacional (NVI)
25 La codicia del
perezoso lo lleva a la muerte,
porque sus manos se niegan a trabajar;
26 todo el día se lo
pasa codiciando,
pero el justo da con generosidad.
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