2 Crónicas 21:1-23:21; Romanos 11:13-36; Salmos 22:1-18; Proverbios 20:7 (Traducción en lenguaje actual (TLA))
2 Crónicas 21-23 Traducción en
lenguaje actual (TLA)
21
Cuando Josafat murió, lo enterraron en la tumba de sus antepasados, que está en
la Ciudad de David. Joram, su hijo, reinó en su lugar.
Joram,
rey de Judá (2 R 8.16-24)
2
Josafat, rey de Judá, tuvo siete hijos:
Joram,
Azarías,
Jehiel,
Zacarías,
Azarías,
Micael,
Sefatías.
3
Joram era el mayor de todos, y por eso le correspondía ser el rey. Al resto de
sus hermanos su padre les dio como regalo mucho oro y plata, y objetos de gran
valor. Además, los nombró gobernadores de varias ciudades fortificadas en Judá.
4
Sin embargo, cuando Joram tuvo control total del reino, se aseguró de que nadie
se lo quitara, y mandó matar a todos sus hermanos y también a algunos de los
líderes más importantes del país.
5
Joram tenía treinta y dos años cuando comenzó a reinar. La capital de su reino
fue Jerusalén, y su reinado duró ocho años.
6
Joram desobedeció a Dios, al igual que los otros reyes de Israel, y en especial
los de la familia de Ahab, porque se casó con la hija de Ahab.
7
A pesar de eso, Dios no quiso destruir a Joram, pues le había prometido a David
que su familia siempre reinaría.
8
Durante el reinado de Joram, el país de Edom se rebeló contra Judá. Los
edomitas ya no querían seguir bajo el dominio de Judá, y por eso nombraron su
propio rey; 9 luego fueron y rodearon con su ejército a Joram y a su gente.
Joram, por su parte, se levantó de noche, llamó a los jefes del ejército,
preparó los carros de combate, y atacó a los de Edom. 10 Pero Joram y su gente
perdieron la batalla, y hasta el momento en que esto se escribió, Judá no pudo
volver a dominar a los edomitas.
Y
como Joram había dejado de obedecer y honrar a Dios, en esos días también la
gente de Libná se rebeló contra Judá.
11
Por si fuera poco, Joram construyó altares en las colinas de Judá, para que la
gente de Jerusalén adorara a dioses falsos. Joram hizo que todo el pueblo de
Judá se alejara de Dios.
El
profeta Elías reprende a Joram
12
El profeta Elías le envió a Joram una carta que decía:
«Nuestro
Dios, a quien tu antepasado David adoró, te envía el siguiente mensaje: “Me he
dado cuenta de que, en lugar de seguir el buen ejemplo de tu padre Josafat, o
el de Asá, rey de Judá, 13 has seguido el mal ejemplo de los reyes de Israel.
Te has comportado como Ahab; por tu culpa todos los habitantes de Judá y de
Jerusalén aman a otros dioses. Y para colmo, ordenaste que mataran a tus
hermanos, que eran mejores que tú”.
14
»Por eso, Dios castigará duramente a tu pueblo, a tus hijos y a tus mujeres;
además, perderás todas las riquezas que has acumulado. 15 Y a ti te vendrá una
enfermedad tan grave, que sufrirás terribles dolores de estómago por el resto
de tu vida, hasta que se te salgan los intestinos».
16
Y así sucedió. Dios hizo que los filisteos y los árabes, vecinos de los
etíopes, odiaran a Joram, 17 por lo cual se levantaron en guerra e invadieron
Judá. Se apoderaron de todas las riquezas que el rey Joram tenía en su palacio,
y también se llevaron como prisioneros a sus hijos y a sus mujeres. Solamente
le dejaron a Joacaz, su hijo menor.
18
Después de esto, Dios castigó a Joram con una enfermedad en el estómago, que no
tenía curación. 19 Su sufrimiento duró dos largos años, y era tan grave su
estado, que finalmente se le salieron los intestinos. Murió en medio de
terribles dolores.
En
su funeral, el pueblo no le hizo grandes honores, pues no encendieron en su
memoria una gran hoguera, como lo habían hecho con reyes anteriores.
20
Joram tenía treinta y dos años cuando comenzó a reinar. La capital de su reino
fue Jerusalén, y su reinado duró ocho años. Y aunque lo enterraron en la Ciudad
de David, nadie se lamentó por su muerte ni lo pusieron junto a las tumbas de
los reyes.
Ocozías,
un mal rey de Judá (2 R 8.25-29)
22
1-2 Los que ayudaron a los árabes en su ataque contra Judá, mataron a todos los
hijos de Joram, excepto al menor de ellos, que se llamaba Ocozías. Por esa
razón, la gente de Jerusalén lo nombró rey. La madre de Ocozías se llamaba
Atalía y era nieta de Omrí.
Ocozías
tenía cuarenta y dos años de edad cuando comenzó a reinar en Judá. La capital
de su reino fue Jerusalén, y su reinado duró sólo un año.
3-4
Tras la muerte de su padre, Ocozías siguió los consejos de su madre y de sus
parientes, los descendientes de Ahab. Pero sus consejos llevaron a este rey al
fracaso, pues Ocozías desobedeció a Dios. 5-6 Por ejemplo, siguiendo los
consejos de sus parientes, Ocozías se unió a Joram, el rey de Israel, para
luchar en contra de Hazael rey de Siria. Pelearon en Ramot de Galaad, y durante
la batalla Joram resultó herido, por lo que tuvo que regresar a Jezreel para
que le curaran las heridas. Luego Ocozías fue a Jezreel a visitarlo.
Jehú
mata a Ocozías (2 R 9.27-29)
7-8
Dios había decidido que Ocozías muriera durante aquella visita a Joram, y ya
había elegido a Jehú hijo de Nimsí, para que matara a toda la familia de Ahab.
Y
así sucedió; Jehú encontró a los jefes principales de Judá y a los ayudantes de
Ocozías, que eran familiares de éste, y los mató.
Ocozías
había salido con Joram para encontrarse con Jehú, pero al enterarse de lo que
Jehú había hecho, 9 huyó y se escondió en Samaria. Sin embargo, los hombres de
Jehú lo atraparon, lo llevaron preso ante Jehú, y lo mataron. Como Ocozías
había sido nieto de Josafat, que había servido a Dios con toda sinceridad,
decidieron enterrarlo.
Después
de esto ya no hubo en la familia de Ocozías nadie que pudiera ser rey en Judá.
Atalía,
reina de Judá (2 R 11.1-20)
10
Cuando Atalía, la madre de Ocozías, se enteró de que su hijo había muerto,
mandó matar a toda la familia del rey. 11-12 Pero Joseba, que era hija del rey
Joram, hermana de Ocozías y esposa del sacerdote Joiadá, tomó a Joás, que era
uno de los hijos de Ocozías, y lo escondió con su niñera en el dormitorio. Así
escapó Joás de la muerte, y durante seis años estuvo escondido con su niñera en
el templo de Dios. Mientras tanto, Atalía reinaba en el país.
Rebelión
de Joiadá contra Atalía
23
1-3 Al séptimo año, Joiadá se armó de valor y mandó llamar a estos capitanes
del ejército:
Azarías
hijo de Jeroham,
Ismael
hijo de Johanán,
Azarías
hijo de Obed,
Maaseías
hijo de Adaías,
Elisafat
hijo de Zicrí.
Ellos,
a su vez, fueron por todo el territorio y las ciudades de Judá, y reunieron a
los ayudantes de los sacerdotes y a los jefes de las familias de Israel, para
que fueran con ellos a Jerusalén. Cuando llegaron, todos los que se habían reunido
hicieron un pacto con Joás en el templo de Dios. Joiadá les dijo:
«¡Miren,
éste es el hijo de Ocozías, nuestro antiguo rey! Como Dios le prometió a David
que sus descendientes serían reyes, él es quien debe reinar ahora.
4
»Por eso quiero que tres grupos de sacerdotes y sus ayudantes hagan guardia el
sábado: Un grupo vigilará las entradas del templo, 5 otro cuidará el palacio, y
el otro vigilará la entrada de los cimientos. El resto de ustedes estará en los
patios del templo de Dios.
6
»Solamente los sacerdotes y sus ayudantes entrarán al templo, pues ellos se han
preparado para hacerlo. Todos los demás vigilarán afuera, pues así lo ha
ordenado Dios.
7
»Los ayudantes de los sacerdotes serán guardaespaldas del rey Joás; cada uno
deberá tener sus armas en la mano, listo para matar a cualquiera que trate de
entrar en el palacio. Deben proteger al rey en todo momento y en cualquier
lugar a donde él vaya».
8
Los ayudantes de los sacerdotes y toda la gente de Judá hicieron lo que les
ordenó el sacerdote Joiadá. Y como él no dejó que volvieran a sus casas los que
terminaban su turno, los capitanes tenían a su disposición a todos sus hombres,
estuvieran o no de guardia el sábado. 9 Luego el sacerdote les dio a los
capitanes las lanzas y los escudos grandes y pequeños, que habían sido del rey
David y que estaban en el templo.
10
Desde la parte sur hasta la parte norte del templo, y alrededor del altar, todo
el ejército, armas en mano, protegía al rey.
11
Entonces Joiadá sacó a Joás, le puso la corona y le dio un documento con
instrucciones para gobernar. Después, Joiadá y sus hijos derramaron aceite
sobre su cabeza y así lo nombraron rey. Todos gritaron: «¡Viva el rey!»
12
Cuando Atalía escuchó que la gente hacía mucho alboroto y aclamaba al rey, fue
al templo. 13 Allí vio a Joás de pie, junto a la columna de la entrada. A su
lado estaban los capitanes y los músicos; la gente, llena de alegría, tocaba
las trompetas, y los cantores, con sus instrumentos musicales, dirigían al
pueblo, que también tocaba trompetas con gran alegría. Entonces Atalía rompió
su ropa y gritó: «¡Traición! ¡Traición!»
14
El sacerdote Joiadá les ordenó a los capitanes del ejército: «¡No la maten en
el templo! ¡Mátenla afuera, y también a cualquiera que la defienda!» 15 Así que
luego de tomarla presa, la sacaron por el portón del establo, la llevaron al
palacio y allí la mataron.
Joiadá
hace cambios
16
Después Joiadá les pidió al rey y al pueblo que se apoyaran mutuamente. También
les pidió que se mantuvieran fieles a Dios. 17 Entonces todos fueron al templo
de Baal y lo derribaron, y destruyeron los altares y los ídolos. En cuanto al
sacerdote de Baal, que se llamaba Matán, lo mataron frente a los altares.
18
Joiadá puso soldados bajo las órdenes de los sacerdotes y sus ayudantes, para
que vigilaran el templo de Dios. Tiempo atrás, David había organizado a los
sacerdotes y a sus ayudantes para que, siguiendo las instrucciones de Moisés,
presentaran ofrendas en honor de Dios entre cantos de alegría.
19
Además, Joiadá puso vigilantes en las entradas del templo de Dios, para que
sólo dejaran entrar a quien se hubiera preparado debidamente. 20 Luego, reunió
a los capitanes, a la gente importante, a los gobernadores y al resto del
pueblo, y entre todos llevaron al rey desde el templo hasta el palacio,
entrando por el portón superior. Allí lo sentaron sobre el trono, 21 y todo el
pueblo hizo fiesta.
Después
de la muerte de Atalía, la ciudad vivió tranquila.
Traducción
en lenguaje actual (TLA)
Copyright
© 2000 by United Bible Societies
Romanos 11:13-36 Traducción en
lenguaje actual (TLA)
13
Lo que voy a decir ahora es para ustedes, los que no son judíos. Dios me ha
enviado para trabajar entre ustedes, y para mí esa tarea es muy importante. 14
Espero que con esto algunos de mi país se pongan celosos de ustedes, y así Dios
pueda salvarlos también a ellos. 15 Pues si Dios, al rechazar a los judíos,
aceptó al resto de la humanidad, ¡imagínense cómo será cuando los judíos sean
aceptados! ¡Los que ahora viven como muertos tendrán vida eterna!
16
Si alguien le ofrece a Dios el primer pan que hornea, en realidad le está
ofreciendo toda la masa con que hizo el pan. Si a Dios se le ofrecen las raíces
de un árbol, entonces también las ramas del árbol le pertenecen.
17
Cuando Dios rechazó a algunos judíos, y a ustedes los aceptó en su lugar,
ustedes llegaron a formar parte del pueblo de Dios, y así recibieron la vida
eterna. 18 Pero no vayan a creerse mejores que los judíos que fueron
rechazados. Recuerden que ustedes han recibido esa vida gracias a ellos, y no
ellos gracias a ustedes.
19
Tal vez piensen que ellos fueron rechazados para que ustedes fueran aceptados
en el pueblo de Dios. 20 Y es verdad. Pero ellos fueron rechazados por no
confiar en Dios, y ustedes fueron aceptados solamente por confiar en él. Así
que no se pongan orgullosos; más bien, tengan cuidado. 21 Si Dios rechazó a los
judíos en general, también podría hacer lo mismo con ustedes.
22
Fíjense en lo bueno que es Dios, pero también tomen en cuenta que Dios es muy
estricto. Es estricto con los que han pecado, pero ha sido bueno con ustedes. Y
seguirá siéndolo, si ustedes le son agradecidos y se portan bien. De lo
contrario, también a ustedes los rechazará.
23
Si los judíos cambian y confían en Dios, volverán a formar parte de su pueblo,
pues Dios tiene poder para hacerlo. 24 Después de todo, no es lógico tomar algo
de buena calidad y mezclarlo con algo de mala calidad. Si Dios los aceptó a
ustedes, que no eran parte de su pueblo, con más razón volverá a aceptar a los
judíos, que sí lo son.
Dios
salvará a su pueblo
25
Hermanos en Cristo, hay mucho que ustedes todavía no saben. Por eso voy a
explicarles el plan que Dios tenía en secreto. Algunos de los judíos se han
vuelto muy tercos y no quieren creer en Jesucristo; pero sólo se portarán así
hasta que los no judíos pasen a formar parte de su pueblo. 26 Después de eso,
Dios salvará a todo el pueblo de Israel. Como lo dice en la Biblia:
«El
Salvador vendrá de Jerusalén,
y
limpiará toda la maldad
del
pueblo de Israel.
27
Yo
he prometido hacer esto
cuando
les perdone sus pecados.»
28
Por ahora, Dios actúa con los judíos como si fueran sus enemigos. Pero lo hace
sólo para darles a ustedes la oportunidad de creer en la buena noticia. Dios
sigue amando a los judíos, pues eligió a sus antepasados para formar su pueblo.
29 Dios no da regalos para luego quitarlos, ni se olvida de las personas que ha
elegido.
30
En el pasado, ustedes desobedecieron a Dios. Pero ahora que los judíos no han
querido obedecerlo, Dios se ha compadecido de ustedes. 31 Y así como Dios les
ha mostrado a ustedes su compasión, también lo hará con ellos. 32 Pues Dios
hizo que todos fueran desobedientes, para así tenerles compasión a todos.
Dios
merece nuestra alabanza
33
¡Dios es inmensamente rico! ¡Su inteligencia y su conocimiento son tan grandes
que no se pueden medir! Nadie es capaz de entender sus decisiones, ni de
explicar sus hechos. 34 Como dice la Biblia:
«¿Sabe
alguien cómo piensa Dios?
¿Puede
alguien darle consejos?
35
»¿Puede
acaso alguien
regalarle
algo a Dios,
para
que él esté obligado
a
darle algo a cambio?»
36
En realidad, todo fue creado por Dios; todo existe por él y para él. Así que,
¡alabemos a Dios por siempre! Amén.
Traducción
en lenguaje actual (TLA)
Copyright
© 2000 by United Bible Societies
Salmos 22:1-18 Traducción en lenguaje
actual (TLA)
Alabanza
en medio del sufrimiento
SALMO
22 (21)
Himno
de David. Instrucciones para el director del coro: Este himno deberá cantarse
con la melodía «La gacela de la aurora».
22
Dios mío, Dios mío,
¿por
qué me has abandonado?
¡Tan
lejos te mantienes
que
no vienes en mi ayuda
ni
escuchas mis gritos de dolor!
2
Dios
mío,
te
llamo de día,
y
no me escuchas;
te
llamo de noche,
y
no me respondes.
3
Entre
los dioses
tú
eres único,
tú
eres rey,
tú
mereces que Israel te alabe.
4
Nuestros
padres confiaron en ti;
en
ti confiaron, y tú los libraste;
5
te
pidieron ayuda, y los salvaste;
en
ti confiaron, y no les fallaste.
6
En
cambio yo,
más
que hombre parezco un gusano.
Soy
la burla de hombres y mujeres;
todo
el mundo me desprecia.
7
Todos
los que me ven,
se
ríen de mí,
y
en son de burla
tuercen
la boca y mueven la cabeza.
8
Hasta
dicen:
«Ya
que éste confió en Dios,
¡que
venga Dios a salvarlo!
Ya
que Dios tanto lo quiere,
¡que
venga él mismo a librarlo!»
9
Pero
digan lo que digan,
fuiste
tú quien me hizo nacer;
fuiste
tú quien me hizo descansar
en
los brazos de mi madre.
10
Todavía
no había nacido yo,
cuando
tú ya me cuidabas.
Aún
estaba yo dentro de mi madre,
cuando
tú ya eras mi Dios.
11
¡No
me dejes solo!
¡Me
encuentro muy angustiado,
y
nadie me brinda su ayuda!
12
Me
rodean mis enemigos,
parecen
toros bravos de Basán.[a]
13
Parecen
leones feroces,
que
se lanzan contra mí
con
ganas de despedazarme.
14
Me
he quedado sin fuerzas,
¡estoy
totalmente deshecho!
¡Mi
corazón ha quedado
como
cera derretida!
15
Tengo
reseca la garganta,
y
pegada la lengua al paladar;
me
dejaste tirado en el suelo,
como
si ya estuviera muerto.
16
Una
banda de malvados,
que
parece manada de perros,
me
rodea por todos lados
y
me desgarra pies y manos,
17
¡hasta
puedo verme los huesos!
Mis
enemigos me vigilan sin cesar,
18
hicieron
un sorteo
para
ver quién se queda con mi ropa.
Footnotes:
Salmos 22:12 Basán: Territorio al este del
río Jordán, famoso por sus pastos abundantes y por su ganado bravo y robusto.
Traducción
en lenguaje actual (TLA)
Copyright
© 2000 by United Bible Societies
Proverbios 20:7 Traducción en lenguaje
actual (TLA)
7
Dios
bendice
a
los hijos del hombre honrado,
cuando
ellos siguen su ejemplo.
Traducción
en lenguaje actual (TLA)
Copyright
© 2000 by United Bible Societies
No comments:
Post a Comment