1 Crónicas 11:1-12:18; Hechos 28:1-31; Salmos 9:1-12; Proverbios 19:1-3 (Nueva Traducción Viviente (NTV))
1 Crónicas 11:1-12:18 Nueva Traducción
Viviente (NTV)
David,
rey de todo Israel
11
Luego todos los israelitas se presentaron ante David en Hebrón y le dijeron:
«Somos de la misma sangre. 2 En el pasado,[a] aun cuando Saúl era rey, en
realidad era usted quien dirigía a las fuerzas de Israel. Y el Señor su Dios le
dijo: “Tú serás el pastor de mi pueblo Israel; tú serás el líder de mi pueblo
Israel”».
3
De modo que allí en Hebrón David hizo un pacto ante el Señor con todos los
ancianos de Israel. Y lo ungieron rey de Israel, tal como el Señor lo había
prometido por medio de Samuel.
David
toma Jerusalén
4 Después
David fue con todo Israel a Jerusalén (o Jebús, como solían llamarla
anteriormente), donde vivían los jebuseos, los habitantes originarios de esa
tierra. 5 El pueblo de Jebús se mofaba de David: «¡Jamás entrarás aquí!»; pero
David tomó la fortaleza de Sión, la que ahora se llama Ciudad de David.
6
David había dicho a sus tropas: «¡El primero que ataque a los jebuseos será el
comandante de mis ejércitos!». Así que Joab, cuya madre era Sarvia, una hermana
de David, fue el primero en atacar, y entonces llegó a ser el comandante de los
ejércitos de David.
7
David hizo de la fortaleza su casa, y es por eso que se llama Ciudad de David.
8 Extendió la ciudad desde los terraplenes[b] hasta la zona circundante,
mientras que Joab reedificaba el resto de Jerusalén. 9 David se hacía cada vez
más poderoso porque el Señor de los Ejércitos Celestiales estaba con él.
Los
guerreros más valientes de David
10
Estos son los líderes de los guerreros valientes de David. Junto con todo
Israel, ellos decidieron hacer rey a David, tal como el Señor había prometido
con relación a Israel.
11
Este es el registro de los guerreros valientes de David: el primero fue
Jasobeam el hacmonita, quien era líder de los Tres, el grupo de guerreros más
valientes entre los hombres de David.[c] Una vez utilizó su lanza para matar a
trescientos guerreros enemigos en una sola batalla.
12
El siguiente en rango entre los Tres era Eleazar, hijo de Dodai,[d] un
descendiente de Ahoa. 13 Estuvo con David cuando los filisteos se reunieron
para la batalla en Pasdamim y atacaron a los israelitas en un campo lleno de
cebada. El ejército israelita huyó, 14 pero Eleazar y David[e] no cedieron
terreno en medio del campo e hicieron retroceder a los filisteos. Así que el
Señor los salvó dándoles una gran victoria.
15
Cierta vez, cuando David estaba en la roca cerca de la cueva de Adulam, el
ejército filisteo estaba acampado en el valle de Refaim. Los Tres (que formaban
parte de los Treinta, un grupo selecto entre los hombres de guerra de David)
descendieron a la cueva para encontrarse con él. 16 En aquel tiempo, David se
alojaba en la fortaleza, y un destacamento filisteo había ocupado la ciudad de
Belén.
17
David les comentó a sus hombres un vivo deseo: «¡Ah, cómo me gustaría tomar un
poco de esa buena agua del pozo que está junto a la puerta de Belén!». 18
Entonces los Tres atravesaron las líneas filisteas, sacaron agua del pozo junto
a la puerta de Belén y se la llevaron a David; pero David rehusó tomarla, en
cambio, la derramó como ofrenda al Señor. 19 «¡No permita Dios que la beba!
—exclamó—. Esta agua es tan preciosa como la sangre de estos hombres[f] que
arriesgaron la vida para traérmela». De manera que David no la tomó. Estos son
ejemplos de las hazañas de los Tres.
Los
Treinta valientes de David
20
Abisai, hermano de Joab, era el líder de los Treinta.[g] En una ocasión usó su
lanza para matar a trescientos guerreros enemigos en una sola batalla. Fue por
hazañas como esta que se hizo tan famoso como los Tres. 21 Abisai era el
comandante y el más famoso de los Treinta, aunque no era uno de los Tres.
22
Estaba también Benaía, hijo de Joiada, un valiente guerrero de Cabseel, quien
hizo muchas proezas heroicas, entre ellas mató a dos campeones[h] de Moab. En
otra ocasión, en un día de mucha nieve, Benaía persiguió a un león hasta un
hoyo y lo mató. 23 Otra vez, armado solamente con un palo, mató a un guerrero
egipcio que medía dos metros y medio[i] de altura y estaba armado con una lanza
tan gruesa como un rodillo de telar. Benaía arrebató la lanza de la mano del
egipcio y lo mató con ella. 24 Hazañas como estas hicieron a Benaía tan famoso
como los Tres, los guerreros más valientes. 25 Recibió más honores que los
demás miembros de los Treinta, aunque no era uno de los Tres. Además, David lo
nombró capitán de su escolta.
26
Entre los guerreros más destacados también se encontraban:
Asael,
hermano de Joab;
Elhanán,
hijo de Dodo, de Belén;
27
Sama
de Harod;[j]
Heles
de Pelón;
28
Ira,
hijo de Iques, de Tecoa;
Abiezer
de Anatot;
29
Sibecai
de Husa;
Salmón[k]
de Ahoh;
30
Maharai
de Netofa;
Heled,
hijo de Baana, de Netofa;
31
Itai,
hijo de Ribai, de Guibeá (en la tierra de Benjamín);
Benaía
de Piratón;
32
Hurai
de las proximidades de Nahale-gaas;[l]
Abi-albón[m]
de Arabá;
33
Azmavet
de Bahurim;[n]
Eliaba
de Saalbón;
34
los
hijos de Jasén,[o] de Gizón;
Jonatán,
hijo de Sage, de Arar;
35
Ahíam,
hijo de Sarar,[p] de Arar;
Elifal,
hijo de Ur;
36
Hefer
de Mequer;
Ahías
de Pelón;
37
Hezro
de Carmelo;
Paarai,[q]
hijo de Ezbai;
38
Joel,
hermano de Natán;
Mibhar,
hijo de Hagrai;
39
Selec
de Amón;
Naharai
de Beerot, escudero de Joab, hijo de Sarvia;
40
Ira
de Jatir;
Gareb
de Jatir;
41
Urías
el hitita;
Zabad,
hijo de Ahlai;
42
Adina,
hijo de Siza, el líder rubenita que tenía treinta hombres consigo;
43
Hanán,
hijo de Maaca;
Josafat
el mitnita;
44
Uzías
de Astarot;
Sama
y Jehiel, hijos de Hotam, de Aroer;
45
Jediael,
hijo de Simri;
Joha,
su hermano, de Tiz;
46
Eliel
de Mahava;[r]
Jerebai
y Josavía, hijos de Elnaam;
Itma
de Moab;
47
Eliel
y Obed;
Jaasiel
de Soba.[s]
Guerreros
se unen al ejército de David
12
Los siguientes hombres se unieron a David en Siclag cuando este se escondía de
Saúl, hijo de Cis. Estos hombres estaban entre los guerreros que lucharon al
lado de David en el campo de batalla. 2 Todos ellos eran expertos arqueros y
podían disparar flechas o lanzar piedras con la mano izquierda al igual que con
la derecha. Todos eran parientes de Saúl, de la tribu de Benjamín. 3 El jefe
era Ahiezer, hijo de Semaa, de Guibeá; su hermano Joás era el segundo en
autoridad. Los otros guerreros fueron los siguientes:
Jeziel
y Pelet, hijos de Azmavet;
Beraca;
Jehú
de Anatot;
4
Ismaías
de Gabaón, un guerrero famoso y jefe entre los Treinta;
[t]Jeremías,
Jahaziel, Johanán y Jozabad, de Gedera;
5
Eluzai,
Jerimot, Bealías, Semarías y Sefatías de Haruf;
6
Elcana,
Isías, Azareel, Joezer y Jasobeam, quienes eran coreítas;
7
Joela
y Zebadías, hijos de Jeroham, de Gedor.
8
Algunos guerreros valientes y experimentados de la tribu de Gad también
desertaron y se unieron a David cuando este estaba en la fortaleza en el
desierto. Eran expertos tanto con el escudo como con la lanza, tan fieros como
leones y veloces como ciervos en las montañas.
9
Ezer
era su jefe.
Obadías
era el segundo;
Eliab,
el tercero;
10
Mismana,
el cuarto;
Jeremías,
el quinto;
11
Atai,
el sexto;
Eliel,
el séptimo;
12
Johanán,
el octavo;
Elzabad,
el noveno;
13
Jeremías,
el décimo;
Macbanai,
el undécimo.
14
Estos guerreros de Gad eran comandantes del ejército. ¡El más débil entre ellos
podía enfrentar a cien soldados, y el más fuerte podía enfrentar a mil! 15
Estos eran los hombres que cruzaron el río Jordán durante la época de
inundación a principios del año y expulsaron a todos los que vivían en las
tierras bajas situadas en la ribera oriental y en la occidental.
16
Otros integrantes de la tribu de Benjamín y de Judá se unieron a David en la
fortaleza. 17 David salió a su encuentro y dijo: «Si vienen en son de paz para
ayudarme, somos amigos; pero si vienen a traicionarme y a entregarme a mis
enemigos a pesar de que soy inocente, entonces que el Dios de nuestros
antepasados lo vea y los castigue».
18
Así que el Espíritu descendió sobre Amasai, jefe de los Treinta, y dijo:
«¡Somos
tuyos, David!
Estamos de tu lado, hijo de Isaí.
Que
la paz y la prosperidad sean contigo,
y el éxito con todos los que te brindan
ayuda,
pues tu Dios es el que te ayuda».
Entonces
David permitió que se unieran a él y los nombró oficiales de su ejército.
Footnotes:
11:2 O Por un tiempo.
11:8 En hebreo el milo. El significado del
hebreo es incierto.
11:11 Así aparece en algunos manuscritos
griegos (ver también 2 Sm 23:8); en hebreo dice líder de los Treinta, o líder
de los capitanes.
11:12 Igual que el texto paralelo en 2 Sm
23:9 (ver también 1 Cr 27:4); en hebreo dice Dodo, una variante de Dodai.
11:14 En hebreo ellos.
11:19 En hebreo ¿Beberé la sangre vital de
estos hombres?
11:20 Así aparece en la versión siríaca; en
hebreo dice los Tres; también en 11:21.
11:22 O dos hijos de Ariel.
11:23 En hebreo 5 codos [7,5 pies].
11:27 Igual que el texto paralelo en 2 Sm
23:25; en hebreo dice Samot de Haror.
11:29 Igual que el texto paralelo en 2 Sm
23:28; en hebreo dice Ilai.
11:32a O de los barrancos de Gaas.
11:32b Igual que el texto paralelo en 2 Sm
23:31; en hebreo dice Abiel.
11:33 Igual que el texto paralelo en 2 Sm
23:31; en hebreo dice Baharum.
11:34 Igual que el texto paralelo en 2 Sm
23:32; en hebreo dice hijos de Hasem.
11:35 Igual que el texto paralelo en 2 Sm
23:33; en hebreo dice hijo de Sacar.
11:37 Igual que el texto paralelo en 2 Sm
23:35; en hebreo dice Naarai.
11:46 En hebreo Eliel el mahavita.
11:47 O Jaasiel el mesobaíta.
12:4 Los versículos del 12:4b-40
corresponden al 12:5-41 en el texto hebreo.
Nueva
Traducción Viviente (NTV)
La
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Hechos 28 Nueva Traducción Viviente
(NTV)
Pablo
en la isla de Malta
28
Una vez a salvo en la costa, nos enteramos de que estábamos en la isla de
Malta. 2 La gente de la isla fue muy amable con nosotros. Hacía frío y llovía,
entonces encendieron una fogata en la orilla para recibirnos.
3
Mientras Pablo juntaba una brazada de leña y la echaba en el fuego, una
serpiente venenosa que huía del calor lo mordió en la mano. 4 Los habitantes de
la isla, al ver la serpiente colgando de su mano, se decían unos a otros: «¡Sin
duda este es un asesino! Aunque se salvó del mar, la justicia no le permitirá
vivir»; 5 pero Pablo se sacudió la serpiente en el fuego y no sufrió ningún
daño. 6 La gente esperaba que él se hinchara o que cayera muerto de repente;
pero después de esperar y esperar y ver que estaba ileso, cambiaron de opinión
y llegaron a la conclusión de que Pablo era un dios.
7
Cerca de la costa adonde llegamos, había una propiedad que pertenecía a Publio,
el funcionario principal de la isla. Él nos recibió y nos atendió con
amabilidad por tres días. 8 Dio la casualidad de que el padre de Publio estaba
enfermo con fiebre y disentería. Pablo entró a verlo, oró por él, puso sus
manos sobre él y lo sanó. 9 Entonces todos los demás enfermos de la isla
también vinieron y fueron sanados. 10 Como resultado, nos colmaron de honores
y, cuando llegó el tiempo de partir, la gente nos proveyó de todo lo que
necesitaríamos para el viaje.
Pablo
llega a Roma
11
Tres meses después del naufragio, zarpamos en otro barco, que había pasado el
invierno en la isla; era un barco de Alejandría que tenía como figura de proa a
los dioses gemelos.[a] 12 Hicimos la primera parada en Siracusa,[b] donde nos
quedamos tres días. 13 De allí navegamos hasta Regio.[c] Un día después, un
viento del sur empezó a soplar, de manera que, al día siguiente, navegamos por
la costa hasta Poteoli. 14 Allí encontramos a algunos creyentes,[d] quienes nos
invitaron a pasar una semana con ellos. Y así llegamos a Roma.
15
Los hermanos de Roma se habían enterado de nuestra inminente llegada, y salieron
hasta el Foro[e] por el Camino Apio para recibirnos. En Las Tres Tabernas[f]
nos esperaba otro grupo. Cuando Pablo los vio, se animó y dio gracias a Dios.
16
Una vez que llegamos a Roma, a Pablo se le permitió hospedarse en un
alojamiento privado, aunque estaba bajo la custodia de un soldado.
Pablo
predica en Roma bajo custodia
17
Tres días después de haber llegado, Pablo mandó reunir a los líderes judíos
locales. Les dijo:
—Hermanos,
fui arrestado en Jerusalén y entregado al gobierno romano, a pesar de no haber
hecho nada en contra de nuestro pueblo ni de las costumbres de nuestros
antepasados. 18 Los romanos me llevaron a juicio y querían ponerme en libertad,
porque no encontraron ninguna causa para condenarme a muerte; 19 pero cuando
los líderes judíos protestaron por la decisión, creí necesario apelar al César,
aunque no tenía deseos de presentar cargos contra mi propia gente. 20 Les pedí
a ustedes que vinieran hoy aquí para que nos conociéramos y para que yo pudiera
explicarles que estoy atado con esta cadena porque creo que la esperanza de
Israel —el Mesías— ya ha venido.
21
Ellos respondieron:
—No
hemos recibido ninguna carta de Judea ni ningún informe en tu contra de nadie
que haya venido por aquí; 22 pero queremos escuchar lo que tú crees, pues lo
único que sabemos de este movimiento es que se le ataca por todas partes.
23
Entonces fijaron una fecha, y ese día mucha gente llegó al lugar donde Pablo
estaba alojado. Él explicó y dio testimonio acerca del reino de Dios y trató de
convencerlos acerca de Jesús con las Escrituras. Usando la ley de Moisés y los
libros de los profetas, les habló desde la mañana hasta la noche. 24 Algunos se
convencieron por las cosas que dijo, pero otros no creyeron. 25 Después de
discutir entre unos y otros, se fueron con las siguientes palabras finales de
Pablo: «El Espíritu Santo tenía razón cuando les dijo a sus antepasados por
medio del profeta Isaías:
26
“Ve
y dile a este pueblo:
Cuando
ustedes oigan lo que digo,
no entenderán.
Cuando
vean lo que hago,
no comprenderán.
27
Pues
el corazón de este pueblo está endurecido,
y sus oídos no pueden oír,
y han cerrado los ojos,
así
que sus ojos no pueden ver,
y sus oídos no pueden oír,
y su corazón no puede entender,
y
no pueden volver a mí
para que yo los sane”[g].
28
Así que quiero que sepan que esta salvación de Dios también se ha ofrecido a
los gentiles,[h] y ellos la aceptarán».[i]
30
Durante los dos años siguientes Pablo vivió en Roma pagando sus gastos él
mismo.[j] Recibía a todos los que lo visitaban, 31 y proclamaba con valentía el
reino de Dios y enseñaba acerca del Señor Jesucristo; y nadie intentó
detenerlo.
Footnotes:
28:11 Los dioses gemelos eran los dioses
romanos Cástor y Pólux.
28:12 Siracusa estaba en la isla de
Sicilia.
28:13 Regio estaba en la punta del sur de
Italia.
28:14 En griego hermanos.
28:15a El Foro estaba como a 70 kilómetros
(43 millas) de Roma.
28:15b Las Tres Tabernas estaba como a 57
kilómetros (35 millas) de Roma.
28:26-27 Is 6:9-10 (versión griega).
28:28a Gentil[es], que no es judío.
28:28b Algunos manuscritos agregan el
versículo 29: Y después de que dijo estas palabras, los judíos se fueron, muy
en desacuerdo unos con otros.
28:30
O en una habitación que alquilaba.
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Salmos 9:1-12 Nueva Traducción
Viviente (NTV)
Salmo
9
Para
el director del coro: salmo de David; cántese con la melodía de «Muerte del
hijo».
1
Te
alabaré, Señor, con todo mi corazón;
contaré de las cosas maravillosas que has
hecho.
2
Gracias
a ti, estaré lleno de alegría;
cantaré alabanzas a tu nombre, oh Altísimo.
3
Mis
enemigos retrocedieron,
tambalearon y murieron cuando apareciste.
4
Pues
has juzgado a mi favor;
desde tu trono juzgaste con imparcialidad.
5
Reprendiste
a las naciones y destruiste a los malvados;
borraste sus nombres para siempre.
6
El
enemigo está acabado, quedó en ruinas eternas;
las ciudades que arrancaste de raíz ya
pasaron al olvido.
7
Pero
el Señor reina para siempre,
desde su trono lleva a cabo el juicio.
8
Juzgará
al mundo con justicia
y gobernará a las naciones con
imparcialidad.
9
El
Señor es un refugio para los oprimidos,
un lugar seguro en tiempos difíciles.
10
Los
que conocen tu nombre confían en ti,
porque tú, oh Señor, no abandonas a los que
te buscan.
11
Canten
alabanzas al Señor, que reina en Jerusalén.[a]
Cuéntenle al mundo acerca de sus
inolvidables hechos.
12
Pues
el vengador de los que son asesinados cuida de los indefensos;
no pasa por alto el clamor de los que
sufren.
Footnotes:
9:11 En hebreo Sión; también en 9:14.
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Proverbios 19:1-3 Nueva Traducción
Viviente (NTV)
19
Es mejor ser pobre y honesto
que deshonesto y necio.
2
El
entusiasmo sin conocimiento no vale nada;
la prisa produce errores.
3
La
gente arruina su vida por su propia necedad,
y después se enoja con el Señor.
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