1 Crónicas 19:1-21:30; Romanos 2:24-3:8; Salmos 11; Proverbios 19:10-12 (La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH))
1 Crónicas 19-21 La Palabra
(Hispanoamérica) (BLPH)
Primera
campaña amonita (2 Sm 10)
19
Después de esto murió Najás, el rey de los amonitas, y le sucedió en el trono
su hijo Janún. 2 David dijo:
—
Quiero mostrar a Janún, el hijo de Najás, la misma lealtad que su padre tuvo
conmigo.
Y
envió embajadores para darle el pésame por su padre. Pero cuando los servidores
de David llegaron al país amonita a dar el pésame a Janún, 3 los dignatarios
amonitas dijeron a Janún:
—
¿Crees que David ha enviado emisarios sólo para darte el pésame y mostrarte su
estima por tu padre? ¿No habrán venido sus servidores a explorar, espiar y
destruir el país?
4
Entonces Janún apresó a los servidores de David, los afeitó, les cortó los
vestidos por la mitad hasta las nalgas y luego los expulsó. 5 Cuando fueron a
contar a David lo de estos hombres, él envió mensajeros a su encuentro, pues se
sentían muy avergonzados, para decirles:
—
Quédense en Jericó hasta que les crezca la barba y entonces regresan.
6
Los amonitas comprendieron que habían provocado a David, por lo que Janún y los
amonitas enviaron mil talentos de plata para contratar carros y jinetes de Aram
Najaráin, de Aram Maacá y de Sobá. 7 Y tomaron a sueldo treinta y dos mil
carros y al rey de Maacá con su ejército, que acamparon delante de Madabá. Los
amonitas por su parte se reunieron en sus ciudades, dispuestos para la batalla.
8 Cuando David se enteró, envió a Joab con todo el ejército de guerreros. 9 Los
amonitas salieron y formaron en orden de batalla a la entrada de la ciudad,
mientras los reyes aliados se quedaban aparte, en el campo. 10 Cuando Joab se
vio envuelto en un doble frente, por delante y por detrás, escogió un grupo
selecto de soldados israelitas y tomó posiciones frente a los arameos. 11 Puso
el resto del ejército bajo el mando de su hermano Abisay para que tomara
posiciones frente a los amonitas 12 y le dijo:
—
Si los arameos me superan, vienes en mi ayuda; y si los amonitas te superan, yo
iré a ayudarte. 13 ¡Ánimo y a luchar por nuestro pueblo y por las ciudades de
nuestro Dios! Y el Señor hará lo que le plazca.
14
Joab y su gente se lanzaron al ataque contra los arameos, pero estos salieron
huyendo ante él. 15 Cuando los amonitas vieron que los arameos huían, también
ellos salieron huyendo ante su hermano Abisay y se metieron en la ciudad.
Entonces Joab regresó a Jerusalén.
16
Al verse derrotados por Israel, los arameos enviaron emisarios para hacer venir
a los arameos del otro lado del Éufrates, al mando de Sofac, jefe del ejército
de Adadézer. 17 Informado de ello, David movilizó a todo Israel, cruzó el
Jordán, llegó donde estaban y tomó posiciones frente a ellos. David formó sus
tropas contra los arameos y estos le presentaron batalla. 18 Pero finalmente se
dieron a la fuga ante Israel y David dio muerte a siete mil jinetes y cuarenta
mil infantes. También mató a Sofac, jefe del ejército. 19 Al verse derrotados
por Israel, los vasallos de Adadézer sellaron la paz con David y le quedaron
sometidos. Y a partir de entonces los arameos se negaron a seguir ayudando a
los amonitas.
Segunda
campaña amonita (2 Sm 11,1; 12,26.30-31)
20
Al año siguiente, en la época en que los reyes salen de campaña, Joab condujo
al grueso del ejército para devastar el territorio amonita. Llegó a Rabá y le
puso cerco, mientras David se quedaba en Jerusalén. Joab conquistó Rabá y la
destruyó. 2 David se apoderó de la corona real que pesaba un talento de oro y
tenía una piedra preciosa, que David puso sobre su cabeza. También se llevó de
la ciudad un inmenso botín. 3 Sacó luego a la gente que había en la ciudad y la
puso a trabajar con sierras, picos y hachas de hierro. Y lo mismo hizo con
todas las ciudades amonitas. Después David regresó con todo el ejército a
Jerusalén.
Anécdotas
de las guerras filisteas (2 Sm 21,18-22)
4
Después de esto, se entabló en Guézer una batalla contra los filisteos y el
jusita Sibcay derrotó a Sifay, de la raza de los gigantes. Los filisteos
quedaron sometidos. 5 En otra batalla contra los filisteos Eljanán, hijo de
Jaír, derrotó a Lajmí, hermano de Goliat, el de Gat, que tenía una lanza con un
asta como el madero de un telar. 6 Hubo otra batalla en Gat. Un hombre muy alto
con seis dedos en cada mano y en cada pie, veinticuatro en total, que también
era de la raza de los gigantes, 7 desafió a Israel; pero Jonatán, hijo de Simá,
el hermano de David, lo mató. 8 Todos ellos eran de la raza de los gigantes de
Gat y cayeron a manos de David y sus hombres.
El
proyecto del Templo (21—29)
El
censo de David (2 Sm 24)
21
Satán se enfrentó a Israel e instigó a David a censar a Israel. 2 Y David,
pues, ordenó a Joab y a los jefes del pueblo:
—
Vayan a hacer el censo de Israel, desde Berseba hasta Dan, y tráiganmelo, para
que conozca su número.
3
Joab replicó al rey:
—
Que el Señor multiplique a su pueblo por cien. ¿Acaso, majestad, no son todos
ellos servidores de mi señor? ¿Qué pretende con esto mi señor? ¿Cargar con las
culpas a Israel?
4
Pero la orden del rey prevaleció sobre el parecer de Joab, que salió a recorrer
todo el territorio de Israel. Cuando regresó a Jerusalén 5 Joab entregó al rey
las cifras del censo de la población: en todo Israel había un millón cien mil
hombres, diestros con la espada; y en Judá, cuatrocientos setenta mil. 6 Sin
embargo, Joab no incluyó en el censo a Leví y a Benjamín, porque le había
disgustado la orden del rey. 7 Lo del censo desagradó a Dios, que castigó a
Israel.
8 Entonces
David dijo a Dios:
—
He cometido un grave delito haciendo esto. Ahora, perdona la culpa de tu
siervo, pues he sido muy insensato.
9
El Señor dijo a Gad, vidente de David:
10
— Ve a decir a David: “Esto dice el Señor: Te propongo tres cosas; elige una de
ellas y yo la llevaré a cabo”.
11
Gad fue a decir a David:
—
Esto dice el Señor: “¿Qué prefieres: 12 Tres años de hambre, tres meses de
huida ante los enemigos, perseguido por la espada de tu adversario, o tres días
de espada del Señor y peste en el país con el ángel del Señor aniquilando todo
el territorio de Israel?”. Ahora, decide qué debo responder a quien me ha
enviado.
13
David respondió a Gad:
—
Me pones en un gran aprieto. Pero prefiero caer en manos del Señor, que es muy
compasivo, a caer en manos humanas.
14
El Señor envió la peste sobre Israel y cayeron setenta mil israelitas. 15 Dios
envió un ángel a Jerusalén para destruirla. Pero cuando vio cómo la destruía,
el Señor se arrepintió del castigo y dijo al ángel exterminador:
—
¡Basta ya! ¡Retira tu mano!
El
ángel del Señor estaba junto a la era de Ornán, el jebuseo. 16 Al levantar la
vista, David vio al ángel del Señor entre la tierra y el cielo, empuñando su
espada desenvainada y extendida contra Jerusalén. Entonces David y los ancianos,
vestidos de sayal, cayeron rostro en tierra, 17 y David dijo a Dios:
—
¡Fui yo quien mandó censar al pueblo! ¡Soy yo el que ha pecado, yo soy el
culpable! ¿Qué ha hecho este rebaño? Señor, Dios mío, descarga tu mano contra
mí y contra mi familia, ¡pero no azotes a tu pueblo!
18
Entonces Gad, por encargo del ángel del Señor, dijo a David que subiera a
construir un altar al Señor en la era de Ornán, el jebuseo. 19 Y David fue a
hacer lo que le había dicho Gad en nombre del Señor. 20 Ornán, que estaba
trillando trigo, se volvió y vio al ángel. Entonces los cuatro hijos que lo
acompañaban se escondieron. 21 David se acercó hasta Ornán y este, al ver a
David, salió de la era y le hizo una reverencia con su rostro hacia el suelo.
22 David dijo a Ornán:
—
Dame el terreno de la era para construirle un altar al Señor, a ver si se aleja
del pueblo esta plaga. Véndemelo en su justo precio.
23
Ornán le dijo:
—
Tómalo y que mi señor el rey haga lo que le parezca mejor. Mira, también te doy
los bueyes para el holocausto, las trillas para el fuego y el trigo para la
ofrenda. Todo te lo doy.
24
Pero el rey David respondió a Ornán:
—
No. Quiero comprarla por su justo precio. No quiero tomar para el Señor lo que
es tuyo, ni ofrecer sacrificios de balde.
25
Y David pagó a Ornán la suma de seiscientos siclos de oro por el terreno. 26
Luego David construyó allí un altar al Señor y ofreció holocaustos y
sacrificios de comunión e invocó al Señor, que le respondió enviando fuego del
cielo sobre el altar del holocausto. 27 Luego el Señor ordenó al ángel que
envainara la espada. 28 Viendo David que el Señor le había respondido en la era
de Ornán el jebuseo, ofreció sacrificios allí. 29 Pues, aunque la Tienda del
Señor que había levantado Moisés en el desierto y el altar del holocausto
estaban a la sazón en el santuario de Gabaón 30 David no había podido ir allí
personalmente a consultar al Señor, porque estaba asustado por la espada del
ángel del Señor.
La
Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La
Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de
España
Romanos 2:24-3:8 La Palabra
(Hispanoamérica) (BLPH)
24
Aunque ya lo dice la Escritura : Por culpa de ustedes el nombre de Dios es
denigrado entre las naciones. 25 ¿Y la circuncisión? Tiene valor si cumples la
ley; pero si no la cumples, lo mismo te da estar circuncidado que no estarlo.
26 Pues si uno que no está circuncidado cumple los preceptos de la ley, ¿no lo
considerará Dios como circuncidado a pesar de no estarlo? 27 Es más, el que sin
estar físicamente circuncidado cumple la ley, te juzgará a ti que estás
circuncidado y posees la ley escrita, pero no la cumples. 28 Porque no se es
judío por el aspecto externo, ni la verdadera circuncisión es la marca visible
corporal. 29 Lo que distingue al auténtico judío es su interior, y la auténtica
circuncisión es la del corazón, obra del Espíritu y no de reglas escritas. Y no
serán los seres humanos, sino Dios, quien la alabe.
Dios
es justo y fiel
3
Así pues, ¿supone alguna superioridad el ser judío? ¿Tiene alguna ventaja estar
circuncidado? 2 La ventaja es grande en todos los sentidos. En primer lugar,
Dios confió sus promesas a los judíos. 3 Sí, es cierto que algunos no creyeron;
pero eso, ¿qué importa? ¿Acaso su falta de fe anulará la fidelidad de Dios? 4
¡De ningún modo! Dios es veraz aunque el ser humano sea mentiroso. Lo dice la
Escritura: Tus palabras pondrán de manifiesto que eres fiel y en cualquier
pleito saldrás vencedor. 5 Pero si nuestra maldad sirve para poner de relieve
la bondad de Dios, hablando con lógica humana tendríamos que preguntarnos: ¿No
será Dios injusto al descargar su ira sobre nosotros? 6 ¡De ningún modo! Pues
¿cómo podría Dios, en tal caso, juzgar al mundo? 7 Pero si mi infidelidad sirve
para destacar y engrandecer la fidelidad de Dios, ¿por qué voy a ser condenado
como si fuera un pecador? 8 Algunos calumniadores dicen que yo enseño aquello
de “hacer el mal para que venga el bien”. ¡Esos tales tienen bien merecido el
castigo!
La
Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La
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España
Salmos 11 La Palabra (Hispanoamérica)
(BLPH)
Salmo
11 (10)
En
el Señor confío
11
Al maestro del coro. De David.
En
el Señor confío, ¿cómo pueden decirme:
“Vuela
a los montes como un pájaro,
2
si
los malvados ya han tensado su arco
y
tienen ya la flecha en la cuerda
para
disparar en la penumbra a los honrados?
3
Cuando
son arrasados los cimientos,
¿qué
puede hacer el justo”?
4
El
Señor está en su santo Templo,
el
Señor tiene su trono en el cielo.
Sus
ojos están observando,
su
mirada sondea a los humanos:
5
el
Señor sondea al justo y al malvado,
él
detesta al que ama la violencia.
6
Hará
llover sobre los malos brasas y azufre,
un
viento ardiente será la porción de su copa.
7
Porque
el Señor es justo y ama la justicia;
quien
es recto podrá contemplar su rostro.
La
Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
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Proverbios 19:10-12 La Palabra
(Hispanoamérica) (BLPH)
10
No
es propio de necios vivir entre lujos,
tampoco
es de siervos gobernar a príncipes.
11
Persona
sensata domina su ira
y
tiene a gala disculpar una ofensa.
12
La
cólera del rey es rugido de león,
su
favor es rocío sobre la hierba.
La
Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
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