Esdras 3:1-4:24; 1 Corintios 2:6-3:4; Salmos 28; Proverbios 20:24-25 (Nueva Biblia de las Américas (NBLA))
Esdras 3-4 Nueva Biblia de las
Américas (NBLA)
Restauración
del culto
3
Cuando llegó el mes séptimo, y ya estando los israelitas en las ciudades, el
pueblo se reunió como un solo hombre en Jerusalén. 2 Entonces Jesúa, hijo de
Josadac, con sus hermanos los sacerdotes, y Zorobabel, hijo de Salatiel, con
sus hermanos, se levantaron y edificaron el altar del Dios de Israel, para
ofrecer holocaustos sobre él, como está escrito en la ley de Moisés, hombre de
Dios. 3 Asentaron el altar sobre su base, porque estaban aterrorizados a causa
de los pueblos de aquellas tierras; y sobre él ofrecieron holocaustos al Señor,
los holocaustos de la mañana y de la tarde.
4
Celebraron la Fiesta de los Tabernáculos[a] como está escrito, con el número
diario de holocaustos, conforme a lo prescrito para cada día; 5 y después
ofrecieron el holocausto continuo, y los de las lunas nuevas, los de todas las
fiestas señaladas del Señor que habían sido consagradas, y los de todos
aquellos que ofrecían una ofrenda voluntaria al Señor. 6 Desde el primer día
del mes séptimo comenzaron a ofrecer holocaustos al Señor, pero los cimientos
del templo del Señor no se habían echado todavía.
7
Entonces dieron dinero a los canteros y a los carpinteros, y alimento, bebida y
aceite a los sidonios y a los tirios para que trajeran madera de cedro desde el
Líbano por mar hasta Jope, conforme al permiso que tenían de Ciro, rey de
Persia. 8 Y en el segundo año de su llegada a la casa de Dios en Jerusalén, en
el mes segundo, Zorobabel, hijo de Salatiel, y Jesúa, hijo de Josadac, y los
demás de sus hermanos los sacerdotes y los levitas, y todos los que habían
venido de la cautividad a Jerusalén, comenzaron la obra y designaron a los
levitas de veinte años arriba para dirigir la obra de la casa del Señor. 9
Entonces Jesúa, con sus hijos y sus hermanos, Cadmiel con sus hijos, los hijos
de Judá y los hijos de Henadad con sus hijos y sus hermanos los levitas, se
presentaron todos a una para dirigir a los obreros en la casa de Dios.
10
Cuando los albañiles terminaron de echar los cimientos del templo del Señor, se
presentaron los sacerdotes en sus vestiduras, con trompetas, y los levitas,
hijos de Asaf, con címbalos, para alabar al Señor conforme a las instrucciones
del rey David de Israel. 11 Y cantaban, alabando y dando gracias al Señor:
«Porque Él es bueno, porque para siempre es Su misericordia sobre Israel». Y
todo el pueblo aclamaba a gran voz alabando al Señor porque se habían echado
los cimientos de la casa del Señor. 12 Pero muchos sacerdotes y levitas y jefes
de casas paternas, que ya eran ancianos y que habían visto el primer templo[b],
cuando se echaban los cimientos de este templo[c] delante de sus ojos, lloraban
en alta voz mientras muchos daban gritos de alegría. 13 Así que el pueblo no
podía distinguir entre el clamor de los gritos de alegría y el clamor del
llanto del pueblo, porque el pueblo gritaba en voz alta, y se oía el clamor
desde lejos.
Oposición
a la construcción
4
Cuando se enteraron los enemigos de Judá y de Benjamín de que el pueblo del
destierro estaba edificando un templo al Señor, Dios de Israel, 2 se presentaron
ante Zorobabel y ante los jefes de casas paternas, y les dijeron: «Vamos a
edificar con ustedes, porque, como ustedes, buscamos a su Dios, y le hemos
estado ofreciendo sacrificios desde los días de Esar Hadón, rey de Asiria, que
nos trajo aquí».
3
Pero Zorobabel y Jesúa y los demás jefes de casas paternas de Israel les
dijeron: «No tienen nada en común con nosotros para que juntos edifiquemos una
casa a nuestro Dios, sino que nosotros unidos la edificaremos al Señor, Dios de
Israel, como nos ordenó el rey Ciro, rey de Persia». 4 Entonces el pueblo de
aquella[d] tierra se puso a desanimar al pueblo de Judá, y a atemorizarlos para
que dejaran de edificar. 5 Tomaron a sueldo consejeros contra ellos para
frustrar sus propósitos, todos los días de Ciro, rey de Persia, hasta el
reinado de Darío, rey de Persia.
6
En el reinado de Asuero[e], al principio de su reinado, sus enemigos
escribieron una acusación contra los habitantes de Judá y de Jerusalén.
7
Y en los días de Artajerjes, Bislam, Mitrídates, Tabeel y sus demás compañeros
escribieron a Artajerjes, rey de Persia, y el texto de la carta estaba en
escritura aramea y traducido al arameo. 8 [f]El gobernador Rehum y el escriba
Simsai, escribieron una carta al rey Artajerjes contra Jerusalén, de esta manera:
9 El gobernador Rehum, el escriba Simsai y sus demás compañeros, los jueces y
los gobernadores de menos categoría, los oficiales, los secretarios, los
hombres de Erec, los babilonios, los hombres de Susa, es decir, los elamitas,
10 y las demás naciones que el grande y noble Asnapar deportó y estableció en
la ciudad de Samaria, y en el resto de la provincia al otro lado del Río[g].
Y
ahora 11 esta es la copia de la carta que le enviaron: «Al rey Artajerjes, de
sus siervos, los hombres de la provincia al otro lado del Río: Y ahora 12 sepa
el rey que los judíos que salieron por orden suya, han venido a nosotros en
Jerusalén; están reedificando la ciudad rebelde y perversa, y están terminando
las murallas y reparando los cimientos. 13 Sepa también el rey, que si esa
ciudad es reedificada y las murallas terminadas, ellos no pagarán tributo, ni
impuesto, ni peaje, lo cual perjudicará los ingresos de los reyes. 14 Y debido
a que estamos en el servicio del palacio, y no es apropiado que veamos el
desprecio al rey, por eso hemos enviado a hacérselo saber al rey, 15 a fin de
que se investigue en el libro de las Memorias de sus padres. Y en el libro de
las Memorias hallará y sabrá que esa ciudad es una ciudad rebelde y perjudicial
a los reyes y a las provincias, y que en tiempos pasados han surgido rebeliones
dentro de ella; por eso fue devastada esa ciudad. 16 Nosotros informamos al rey
que si esa ciudad es reedificada y las murallas terminadas, como resultado, el
territorio más allá del Río no será suyo».
17
Entonces el rey envió respuesta al gobernador Rehum, al escriba Simsai, y a sus
demás compañeros que habitan en Samaria y en las demás provincias al otro lado
del Río: «Paz. Y ahora 18 el documento que nos enviaron ha sido leído
claramente delante de mí. 19 Y por mí fue proclamado un decreto. Se
investigaron los hechos, y se ha descubierto que esa ciudad en tiempos pasados
se ha levantado contra los reyes, y que en ella se ha fomentado rebelión e
insurrección; 20 que reyes poderosos han reinado sobre Jerusalén, gobernando
todas las provincias más allá del Río, y que se les pagaba tributo, impuesto y
peaje. 21 Ahora pues, proclamen un decreto para que estos hombres paren la obra
y que esa ciudad no sea reedificada hasta que se proclame un decreto por mí. 22
Cuídense de no ser negligentes en cumplir este asunto; ¿por qué se ha de
aumentar el daño en perjuicio de los reyes?».
23
Así que tan pronto como la copia del documento del rey Artajerjes fue leída
delante de Rehum, del escriba Simsai y sus compañeros, fueron a toda prisa a
Jerusalén, a los judíos, y por la fuerza los hicieron parar la obra.
24
Entonces cesó la obra en la casa de Dios que estaba en Jerusalén, y quedó
suspendida hasta el año segundo del reinado de Darío, rey de Persia.
Footnotes:
Esdras 3:4 O de las enramadas.
Esdras 3:12 Lit. casa.
Esdras 3:12 Lit. casa.
Esdras 4:4 Lit. la.
Esdras 4:6 O Jerjes.
Esdras 4:8 Los vers. 4:8 hasta 6:18 están
escritos en arameo.
Esdras 4:10 I.e. Éufrates.
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1 Corintios 2:6-3:4 Nueva Biblia de
las Américas (NBLA)
La
revelación por el Espíritu de Dios
6
Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; pero una
sabiduría no de este siglo, ni de los gobernantes de este siglo, que van
desapareciendo[a], 7 sino que hablamos sabiduría de Dios en misterio, la
sabiduría oculta que, desde antes de los siglos, Dios predestinó para nuestra
gloria. 8 Esta sabiduría que ninguno de los gobernantes de este siglo ha
entendido, porque si la hubieran entendido no habrían crucificado al Señor de
gloria; 9 sino como está escrito:
«Cosas
que ojo no vio, ni oído oyó,
Ni
han entrado al corazón del hombre,
Son
las cosas que Dios ha preparado para los que lo aman».
10
Pero Dios nos las reveló por medio del Espíritu, porque el Espíritu todo lo
escudriña, aun las profundidades de Dios. 11 Porque entre los hombres, ¿quién
conoce los pensamientos de un hombre, sino el espíritu del hombre que está en
él? Asimismo, nadie conoce los pensamientos de Dios, sino el Espíritu de Dios.
12 Y nosotros hemos recibido, no el espíritu del mundo, sino el Espíritu que
viene de Dios, para que conozcamos lo que Dios nos ha dado gratuitamente, 13 de
lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino
con las enseñadas por el Espíritu, combinando pensamientos espirituales con
palabras espirituales[b].
14
Pero el hombre natural[c] no acepta las cosas del Espíritu de Dios, porque para
él son necedad; y no las puede entender, porque son cosas que se disciernen[d]
espiritualmente. 15 En cambio, el que es espiritual juzga todas las cosas; pero
él no es juzgado por nadie. 16 Porque ¿quién ha conocido la mente del Señor,
para que lo instruya? Pero nosotros tenemos la mente de Cristo.
Divisiones
de la iglesia de Corinto
3
Así que yo, hermanos, no pude hablarles como a espirituales, sino como a
carnales, como a niños en Cristo. 2 Les di a beber leche, no alimento sólido,
porque todavía no podían recibirlo. En verdad, ni aun ahora pueden, 3 porque
todavía son carnales. Pues habiendo celos y discusiones entre ustedes, ¿no son
carnales y andan como hombres[e] del mundo? 4 Porque cuando uno dice: «Yo soy
de Pablo», y otro: «Yo soy de Apolos», ¿no son como hombres del mundo?
Footnotes:
1 Corintios 2:6 O van pasando.
1 Corintios 2:13 O interpretando cosas
espirituales a hombres espirituales.
1 Corintios 2:14 O no espiritual.
1 Corintios 2:14 O se examinan.
1 Corintios 3:3 Lit. conforme al hombre.
Nueva
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Salmos 28 Nueva Biblia de las Américas
(NBLA)
Súplica
y acción de gracias
Salmo
de David.
28
A Ti clamo, oh Señor;
Roca
mía, no seas sordo para conmigo,
No
sea que si guardas silencio hacia mí,
Venga
a ser semejante a los que descienden a la fosa.
2
Escucha
la voz de mis súplicas cuando a Ti pido auxilio;
Cuando
levanto mis manos hacia el Lugar Santísimo de Tu santuario.
3
No
me arrastres con los impíos
Ni
con los que obran iniquidad,
Que
hablan de paz con su prójimo,
Mientras
hay maldad en su corazón.
4
Dales
conforme a su obra y según la maldad de sus hechos;
Dales
conforme a la obra de sus manos;
Págales
su merecido.
5
Porque
no tienen en cuenta los hechos del Señor
Ni
la obra de Sus manos,
Él
los derribará y no los edificará.
6
Bendito
sea el Señor,
Porque
ha oído la voz de mis súplicas.
7
El
Señor es mi fuerza y mi escudo;
En
Él confía mi corazón, y soy socorrido;
Por
tanto, mi corazón se regocija,
Y
le daré gracias con mi cántico.
8
El
Señor es la fuerza de su pueblo,
Y
Él es defensa salvadora de Su ungido.
9
Salva
a Tu pueblo y bendice a Tu heredad,
Pastoréalos
y llévalos en Tus brazos para siempre.
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Proverbios 20:24-25 Nueva Biblia de
las Américas (NBLA)
24
Por
el Señor son ordenados los pasos del hombre,
¿Cómo
puede, pues, el hombre entender su camino?
25
Lazo
es para el hombre decir a la ligera: «Es santo»,
Y
después de los votos investigar.
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