Job 37:1-39:30; 2 Corintios 4:13-5:10; Salmos 44:9-26; Proverbios 22:13 (Nueva Versión Internacional (NVI))
Job 37-39 Nueva Versión Internacional
(NVI)
37
»Al llegar a este punto,[a] me palpita el corazón
como si fuera a salírseme del pecho.
2
¡Escucha,
escucha el estruendo de su voz,
el ruido estrepitoso que sale de su boca!
3
Lanza
sus rayos bajo el cielo entero;
su resplandor, hasta los confines de la
tierra.
4
Sigue
luego el rugido majestuoso de su voz;
¡resuena su voz, y no retiene sus rayos!
5
Dios
hace tronar su voz
y se producen maravillas:
¡Dios
hace grandes cosas
que rebasan nuestra comprensión!
6
A
la nieve le ordena: “¡Cae sobre la tierra!”,
y a la lluvia: “¡Muestra tu poder!”
7
Detiene
la actividad humana
para que todos reconozcan sus obras.
8
Los
animales buscan abrigo
y se quedan en sus cuevas.
9
De
las cámaras del sur viene la tempestad;
de los vientos del norte, el frío.
10
Por
el aliento de Dios se forma el hielo
y se congelan las masas de agua.
11
Con
agua de lluvia carga las nubes,
y lanza sus relámpagos desde ellas;
12
y
estas van de un lado a otro,
por toda la faz de la tierra,
dispuestas a cumplir sus mandatos.
13
Por
su bondad, hace que vengan las nubes,
ya sea para castigar o para bendecir.[b]
14
»Espera
un poco, Job, y escucha;
ponte a pensar en las maravillas de Dios.
15
¿Sabes
cómo controla Dios las nubes,
y cómo hace que su relámpago deslumbre?
16
¿Sabes
cómo las nubes,
maravillas del conocimiento perfecto,[c]
se mantienen suspendidas?
17
Tú,
que te sofocas de calor entre tus ropas
cuando la tierra dormita bajo el viento del
sur,
18
¿puedes
ayudarle a extender los cielos,
sólidos como espejo de bronce bruñido?
19
»Haznos
saber qué debemos responderle,
pues debido a nuestra ignorancia[d]
no tenemos argumentos.
20
¿Le
haré saber que estoy pidiendo la palabra?
¿Quién se atreve a hablar y ser destruido?
21
No
hay quien pueda mirar al sol brillante
después de que el viento ha despejado los
cielos.
22
Un
dorado resplandor viene del norte;
¡viene Dios, envuelto en terrible majestad!
23
El
Todopoderoso no está a nuestro alcance;
excelso es su poder.
Grandes
son su justicia y rectitud;
¡a nadie oprime!
24
Él
no toma en cuenta a los que se creen sabios;
por eso le temen los mortales».
Respuesta
de Dios
38
El Señor le respondió a Job desde la tempestad. Le dijo:
2
«¿Quién
es este, que oscurece mi consejo
con palabras carentes de sentido?
3
Prepárate
a hacerme frente;[e]
yo voy a interrogarte, y tú me responderás.
4
»¿Dónde
estabas cuando puse las bases de la tierra?
¡Dímelo, si de veras sabes tanto!
5
¡Seguramente
sabes quién estableció sus dimensiones
y quién tendió sobre ella la cinta de
medir!
6
¿Sobre
qué están puestos sus cimientos,
o quién puso su piedra angular
7
mientras
cantaban a coro las estrellas matutinas
y todos los ángeles[f] gritaban de alegría?
8
»¿Quién
encerró el mar tras sus compuertas
cuando este brotó del vientre de la tierra?
9
¿O
cuando lo arropé con las nubes
y lo envolví en densas tinieblas?
10
¿O
cuando establecí sus límites
y en sus compuertas coloqué cerrojos?
11
¿O
cuando le dije: “Solo hasta aquí puedes llegar;
de aquí no pasarán tus orgullosas olas”?
12
»¿Alguna
vez en tu vida le has dado órdenes a la mañana,
o le has hecho saber a la aurora su lugar,
13
para
que tomen la tierra por sus extremos
y sacudan de ella a los malvados?
14
La
tierra adquiere forma, como arcilla bajo un sello;
sus rasgos resaltan como los de un vestido.
15
Los
malvados son privados de su luz,
y es quebrantado su altanero brazo.
16
»¿Has
viajado hasta las fuentes del océano,
o recorrido los rincones del abismo?
17
¿Te
han mostrado los umbrales de la muerte?
¿Has visto las puertas de la región
tenebrosa?[g]
18
¿Tienes
idea de cuán ancha es la tierra?
Si de veras sabes todo esto, ¡dalo a
conocer!
19
»¿Qué
camino lleva a la morada de la luz?
¿En qué lugar se encuentran las tinieblas?
20
¿Puedes
acaso llevarlas a sus linderos?
¿Conoces el camino a sus moradas?
21
¡Con
toda seguridad lo sabes,
pues para entonces ya habrías nacido!
¡Son tantos los años que has vivido!
22
»¿Has
llegado a visitar
los depósitos de nieve y de granizo,
23
que
guardo para tiempos azarosos,
cuando se libran guerras y batallas?
24
¿Qué
camino lleva adonde la luz se dispersa,
o adonde los vientos del este
se desatan sobre la tierra?
25
¿Quién
abre el canal para las lluvias torrenciales,
y le da paso a la tormenta,
26
para
regar regiones despobladas,
desiertos donde nadie vive,
27
para
saciar la sed del yermo desolado
y hacer que en él brote la hierba?
28
¿Acaso
la lluvia tiene padre?
¿Ha engendrado alguien las gotas de rocío?
29
¿De
qué vientre nace el hielo?
¿Quién da a luz la escarcha de los cielos?
30
¡Las
aguas se endurecen como rocas,
y la faz del mar profundo se congela!
31
»¿Acaso
puedes atar los lazos de las Pléyades,
o desatar las cuerdas que sujetan al Orión?
32
¿Puedes
hacer que las constelaciones salgan[h] a tiempo?
¿Puedes guiar a la Osa Mayor y a la
Menor?[i]
33
¿Conoces
las leyes que rigen los cielos?
¿Puedes establecer mi[j] dominio sobre la
tierra?
34
»¿Puedes
elevar tu voz hasta las nubes
para que te cubran aguas torrenciales?
35
¿Eres
tú quien señala el curso de los rayos?
¿Acaso te responden: “Estamos a tus
órdenes”?
36
¿Quién
infundió sabiduría en el ibis,
o dio al gallo[k] entendimiento?
37
¿Quién
tiene sabiduría para contar las nubes?
¿Quién puede vaciar los cántaros del cielo
38
cuando
el polvo se endurece
y los terrones se pegan entre sí?
39
»¿Cazas
tú la presa para las leonas
y sacias el hambre de sus cachorros
40
cuando
yacen escondidas en sus cuevas
o se tienden al acecho en sus guaridas?
41
¿Eres
tú quien alimenta a los cuervos
cuando sus crías claman a mí[l]
y andan sin rumbo y sin comida?
39
»¿Sabes cuándo los íbices tienen sus crías?
¿Has visto el parto de las gacelas?
2
¿Has
contado los meses de su gestación?
¿Sabes cuándo dan a luz?
3
Al
tener sus crías se encorvan,
y allí terminan sus dolores de parto.
4
Crecen
sus crías, y en el bosque se hacen fuertes;
luego se van y ya no vuelven.
5
»¿Quién
deja sueltos a los asnos salvajes?
¿Quién les desata las cuerdas?
6
Yo
les di el páramo por morada,
el yermo por hábitat.
7
Se
burlan del ajetreo de la ciudad;
no prestan atención a los gritos del
arriero.
8
Recorren
los cerros en busca de pastos,
en busca de verdes prados.
9
»¿Crees
tú que el toro salvaje se prestará a servirte?
¿Pasará la noche en tus establos?
10
¿Puedes
mantenerlo en el surco con el arnés?
¿Irá en pos de ti labrando los valles?
11
¿Pondrás
tu confianza en su tremenda fuerza?
¿Echarás sobre sus lomos tu pesado trabajo?
12
¿Puedes
confiar en él para que acarree tu grano
y lo junte en el lugar donde lo trillas?
13
»El
avestruz bate alegremente sus alas,
pero su plumaje no es como el de la
cigüeña.[m]
14
Pone
sus huevos en la tierra,
los deja empollar en la arena,
15
sin
que le importe aplastarlos con sus patas,
o que las bestias salvajes los pisoteen.
16
Maltrata
a sus polluelos como si no fueran suyos,
y no le importa haber trabajado en vano,
17
pues
Dios no le dio sabiduría
ni le impartió su porción de buen juicio.
18
Pero,
cuando extiende sus alas y corre,
se ríe de jinetes y caballos.
19
»¿Le
has dado al caballo su fuerza?
¿Has cubierto su cuello con largas crines?
20
¿Eres
tú quien lo hace saltar como langosta,
con su orgulloso resoplido que infunde
terror?
21
Patalea
con furia, regocijándose en su fuerza,
y se lanza al galope hacia la llanura.
22
Se
burla del miedo; a nada le teme;
no rehúye hacerle frente a la espada.
23
En
torno suyo silban las flechas,
brillan las lanzas y las jabalinas.
24
En
frenética carrera devora las distancias;
al toque de trompeta no es posible
refrenarlo.
25
En
cuanto suena la trompeta, resopla desafiante;
percibe desde lejos el fragor[n] de la
batalla,
los gritos de combate y las órdenes de
ataque.
26
»¿Es
tu sabiduría la que hace que el halcón vuele
y que hacia el sur extienda sus alas?
27
¿Acaso
por tus órdenes remonta el vuelo el águila
y construye su nido en las alturas?
28
Habita
en los riscos; allí pasa la noche;
en escarpadas grietas tiene su baluarte.
29
Desde
allí acecha la presa;
sus ojos la detectan desde lejos.
30
Sus
polluelos se regodean en la sangre;
donde hay un cadáver, allí está el halcón».
Footnotes:
37:1 Al llegar a este punto. Alt. Al ver
esto.
37:13 Versículo de difícil traducción.
37:16 del conocimiento perfecto. Alt. del
que todo lo sabe.
37:19 nuestra ignorancia. Lit. nuestra
oscuridad.
38:3 Prepárate a hacerme frente. Lit. Ciñe
ahora, como hombre, tus lomos.
38:7 ángeles. Lit. hijos de Dios.
38:17 la región tenebrosa. Lit. la profunda
sombra.
38:32 las constelaciones salgan. Alt. la
estrella de la mañana salga.
38:32 a la Osa Mayor y a la Menor. Alt. a
Leo y a sus cachorros.
38:33 mi. Lit. su.
38:36 ibis … gallo. Palabras de difícil
traducción.
38:41 a mí. Lit. a Dios.
39:13 su plumaje … cigüeña. Frase de
difícil traducción.
39:25 el fragor. Lit. el olor.
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Versión Internacional (NVI)
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2 Corintios 4:13-5:10 Nueva Versión
Internacional (NVI)
13
Escrito está: «Creí, y por eso hablé».[a] Con ese mismo espíritu de fe también
nosotros creemos, y por eso hablamos. 14 Pues sabemos que aquel que resucitó al
Señor Jesús nos resucitará también a nosotros con él y nos llevará junto con
ustedes a su presencia. 15 Todo esto es por el bien de ustedes, para que la
gracia que está alcanzando a más y más personas haga abundar la acción de
gracias para la gloria de Dios.
16
Por tanto, no nos desanimamos. Al contrario, aunque por fuera nos vamos
desgastando, por dentro nos vamos renovando día tras día. 17 Pues los
sufrimientos ligeros y efímeros que ahora padecemos producen una gloria eterna
que vale muchísimo más que todo sufrimiento. 18 Así que no nos fijamos en lo
visible, sino en lo invisible, ya que lo que se ve es pasajero, mientras que lo
que no se ve es eterno.
Nuestra
morada celestial
5
De hecho, sabemos que, si esta tienda de campaña en que vivimos se deshace,
tenemos de Dios un edificio, una casa eterna en el cielo, no construida por
manos humanas. 2 Mientras tanto suspiramos, anhelando ser revestidos de nuestra
morada celestial, 3 porque cuando seamos revestidos, no se nos hallará
desnudos. 4 Realmente, vivimos en esta tienda de campaña, suspirando y
agobiados, pues no deseamos ser desvestidos, sino revestidos, para que lo
mortal sea absorbido por la vida. 5 Es Dios quien nos ha hecho para este fin y
nos ha dado su Espíritu como garantía de sus promesas.
6
Por eso mantenemos siempre la confianza, aunque sabemos que mientras vivamos en
este cuerpo estaremos alejados del Señor. 7 Vivimos por fe, no por vista. 8 Así
que nos mantenemos confiados, y preferiríamos ausentarnos de este cuerpo y
vivir junto al Señor. 9 Por eso nos empeñamos en agradarle, ya sea que vivamos
en nuestro cuerpo o que lo hayamos dejado. 10 Porque es necesario que todos
comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba lo que le
corresponda, según lo bueno o malo que haya hecho mientras vivió en el cuerpo.
Footnotes:
4:13 Sal 116:10
Nueva
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Salmos 44:9-26 Nueva Versión
Internacional (NVI)
9
Pero
ahora nos has rechazado y humillado;
ya no sales con nuestros ejércitos.
10
Nos
hiciste retroceder ante el enemigo;
nos han saqueado nuestros adversarios.
11
Cual
si fuéramos ovejas
nos has entregado para que nos devoren,
nos has dispersado entre las naciones.
12
Has
vendido a tu pueblo muy barato,
y nada has ganado con su venta.
13
Nos
has puesto en ridículo ante nuestros vecinos;
somos la burla y el escarnio de los que nos
rodean.
14
Nos
has hecho el hazmerreír de las naciones;
todos los pueblos se burlan de nosotros.
15
La
ignominia no me deja un solo instante;
se me cae la cara de vergüenza
16
por
las burlas de los que me injurian y me ultrajan,
por culpa del enemigo que está presto a la
venganza.
17
Todo
esto nos ha sucedido,
a pesar de que nunca te olvidamos
ni faltamos jamás a tu pacto.
18
No
te hemos sido infieles,
ni nos hemos apartado de tu senda.
19
Pero
tú nos arrojaste a una cueva de chacales;
¡nos envolviste en la más densa oscuridad!
20
Si
hubiéramos olvidado el nombre de nuestro Dios,
o tendido nuestras manos a un dios extraño,
21
¿acaso
Dios no lo habría descubierto,
ya que él conoce los más íntimos secretos?
22
Por
tu causa, siempre nos llevan a la muerte;
¡nos tratan como a ovejas para el matadero!
23
¡Despierta,
Señor! ¿Por qué duermes?
¡Levántate! No nos rechaces para siempre.
24
¿Por
qué escondes tu rostro
y te olvidas de nuestro sufrimiento y
opresión?
25
Estamos
abatidos hasta el polvo;
nuestro cuerpo se arrastra por el suelo.
26
Levántate,
ven a ayudarnos,
y por tu gran amor, ¡rescátanos!
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Proverbios 22:13 Nueva Versión
Internacional (NVI)
13
«¡Hay
un león allá afuera! —dice el holgazán—.
¡En plena calle me va a hacer pedazos!»
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