Friday, August 14, 2020

DAB Español, Sábado 15 de Agosto

Día 228, DAB Español, Sábado 15 de Agosto

Nehemías 9:22-10:39; 1 Corintios 9:19-10:13; Salmos 34:1-10; Proverbios 21:13 (Nueva Biblia Viva (NBV))







Nehemías 9:22-10:39 Nueva Biblia Viva (NBV)

22 »Luego les ayudaste a conquistar grandes reinos y a vencer a muchas naciones, y les repartiste aquella tierra. Y entraron en posesión de las tierras de Sijón, rey de Hesbón, y de Og, rey de Basán. 23 Tú hiciste que el pueblo israelita se multiplicara como las estrellas del cielo, y los hiciste entrar en la tierra que habías prometido a sus antepasados. 24 Ellos entraron y conquistaron aquella tierra. Delante de ellos, tú aplastaste a los cananeos que allí vivían, y les entregaste a los reyes y su gente, para que hicieran con ellos lo que quisieran. 25 Tu pueblo conquistó ciudades fortificadas y tierras fértiles. Tomaron casas llenas de buenas cosas; se apoderaron de viñedos, de olivares y de muchos árboles frutales. Comieron y se saciaron, y gozaron de todas tus bendiciones.

26 »Pero a pesar de todo esto, fueron desobedientes y se rebelaron contra ti. Dejaron tu ley, dieron muerte a los profetas que les exhortaban a volver a ti, e hicieron muchas otras cosas abominables. 27 Entonces tú los entregaste en manos de sus enemigos. Pero en sus tiempos de tribulación ellos clamaron a ti y tú los oíste desde el cielo, y con gran misericordia les enviaste libertadores que los libraran de sus enemigos. 28 Pero cuando todo iba bien, tu pueblo volvió a pecar, y una vez más dejaste que sus enemigos los vencieran. Pero cuando se volvían a ti y clamaban implorando tu ayuda, tú los oías desde el cielo y en tu maravillosa misericordia los librabas. 29 Los castigaste para hacer que se volvieran a tus leyes, pero ellos se mostraron soberbios y no quisieron obedecerte; pasaron por alto tus enseñanzas que dan vida al que las pone en práctica. Fueron rebeldes y tercos, y no quisieron escucharte.

30 »Tú fuiste paciente con ellos por muchos años. Enviaste profetas que les advirtieran la gravedad de su pecado, pero no quisieron oír. Entonces una vez más permitiste que las otras naciones los vencieran y los conquistaran. 31 Pero, por tu gran misericordia, no los destruiste completamente ni los abandonaste para siempre. Por tus muchas misericordias no los consumiste, ni los desechaste para siempre. Porque eres un Dios de gracia y de misericordia.

32 »Y ahora, Dios grande y terrible, que guardas tus promesas de amor y bondad, no tengas en poco los sufrimientos por los que hemos pasado. Gran tribulación ha venido sobre nosotros, sobre nuestros reyes y príncipes, sobre nuestros sacerdotes y profetas, y sobre nuestros antepasados desde los días en que los reyes de Asiria triunfaron sobre nosotros hasta ahora. 33 Cada vez que nos has castigado has sido perfectamente justo. Hemos cometido muchas maldades, y tú nos has dado lo que merecíamos. 34 Nuestros reyes, príncipes, sacerdotes y antepasados no obedecieron tus leyes ni escucharon tus advertencias. 35 No te adoraron a pesar de las maravillosas cosas que hiciste por ellos y de las bondades que derramaste sobre ellos como lluvia. Les diste una tierra extensa y fértil, pero ellos no te sirvieron ni desistieron de sus maldades.

36 »Por eso ahora somos esclavos en la tierra fértil que diste a nuestros antepasados, para que disfrutaran de su abundancia. 37 Los frutos abundantes de esta tierra pasan a manos de los reyes que, por causa de nuestros pecados, tú has dejado que nos conquisten. Ellos tienen poder sobre nuestros cuerpos y sobre nuestro ganado, y hacen lo que quieren con nosotros, y estamos en una gran aflicción.

38 »Debido a todo esto, hoy, Señor, prometemos servirte. Nosotros, nuestros príncipes, los levitas y los sacerdotes ponemos esta promesa por escrito y la firmamos».
El pueblo se compromete a obedecer la ley

10 Yo, Nehemías, como gobernador, firmé el pacto. 2-8 Los otros que lo firmaron fueron: Sedequías, Seraías, Azarías, Jeremías, Pasur, Amarías, Malquías, Jatús, Sebanías, Maluc, Jarín, Meremot, Abdías, Daniel, Guinetón, Baruc, Mesulán, Abías, Mijamín, Maazías, Bilgay y Semaías (todos estos eran sacerdotes).

9-13 Los levitas que firmaron fueron los siguientes: Jesúa hijo de Azanías, Binuy, Cadmiel, y sus hermanos Sebanías, Hodías, Quelitá, Pelaías, Janán, Micaías, Rejob, Jasabías, Zacur, Serebías, Sebanías, Hodías, Baní y Beninu.

14-27 Los siguientes jefes del pueblo también firmaron: Parós, Pajat Moab, Elam, Zatú, Baní, Buní, Azgad, Bebay, Adonías, Bigvay, Adín, Ater, Ezequías, Azur, Hodías, Jasún, Bezay, Jarif, Anatot, Nebay, Magpías, Mesulán, Hezir, Mesezabel, Sadoc, Jadúa, Pelatías, Janán, Anaías, Oseas, Jananías, Jasub, Halojés, Piljá, Sobec, Rejún, Jasabná, Maseías, Ahías, Janán, Anán, Maluc, Jarín y Baná.

28 Estos son los que firmaron en representación de toda la nación, esto es, por el común del pueblo, por los sacerdotes, por los levitas, los porteros, los miembros del coro, los ayudantes del templo y por las mujeres, sus hijos e hijas, y por todos los que tenían edad de comprender estas cosas y se habían separado de los pueblos extranjeros de la tierra, para servir a Dios. 29 Todos, pues, de corazón, estuvimos de acuerdo con este pacto y prometimos, bajo pena de maldición, y bajo juramento, guardar y cumplir los mandamientos, ordenanzas y estatutos que el Señor nuestro Dios nos dio por medio de su siervo Moisés.

30 Acordamos no dejar que nuestras hijas se casaran con hombres que no fueran judíos, ni que nuestros hijos se casaran con mujeres que no fueran judías. 31 También acordamos que si los extranjeros venían el día sábado o en algún día de fiesta a vendernos trigo u otros productos, no les compraríamos nada. Además, acordamos no cultivar la tierra cada siete años, y perdonar y dar por canceladas las deudas de nuestros hermanos judíos.

32 Acordamos también pagar anualmente el impuesto de cuatro gramos de plata, para que hubiera dinero suficiente para el cuidado del templo de nuestro Dios. 33 Además era necesario tener provisión especial de pan de la Presencia, de la ofrenda de granos y de holocausto para el reposo, las fiestas de las lunas nuevas y las fiestas solemnes. Igualmente las ofrendas sagradas, los sacrificios para las expiaciones por el pecado de Israel, y todo lo necesario para el servicio del templo de nuestro Dios.

34 Luego echamos suertes para determinar los turnos en que las familias de los sacerdotes, los levitas y el pueblo en general debían traer la leña para los holocaustos del templo del Señor nuestro Dios, que estaba estipulado en la ley.

35 Acordamos traer siempre las primeras cosechas de nuestros campos, y los primeros frutos de nuestros árboles frutales.

36 Acordamos presentar a Dios nuestros primogénitos, y dar como ofrenda los primeros animales de nuestros ganados, vacunos y ovinos, tal como está escrito en la Ley. Esto lo haríamos a través de los sacerdotes que sirven en el templo de nuestro Dios.

37 También acordamos llevar a los almacenes del templo de nuestro Dios la primera harina del trigo que moliéramos, los primeros frutos de los árboles, el primer vino y el primer aceite de oliva. Estas ofrendas eran para los sacerdotes que sirven en el templo. Además, acordamos dar a los levitas la décima parte de todo lo producido por nuestra tierra, ya que eran ellos los responsables de recoger los diezmos en todas las poblaciones rurales. 38 Un sacerdote, descendiente de Aarón, debía estar con los levitas en el momento en que estos recogieran los diezmos. Los levitas, por su parte, sacarían la décima parte de estos diezmos y la depositarían en los almacenes del templo de nuestro Dios. 39 El pueblo y los levitas estaban obligados a llevar estas ofrendas de trigo, vino nuevo y aceite de oliva, y colocarlas en los almacenes del templo. Allí es donde se guardan los utensilios sagrados, y donde se quedan los sacerdotes, los porteros y los cantores del coro, cuando están de turno.

Fue así como nos comprometimos a no descuidar el templo de nuestro Dios.

Nueva Biblia Viva (NBV)
Nueva Biblia Viva, © 2006, 2008 por Biblica, Inc.® Usado con permiso de Biblica, Inc.® Reservados todos los derechos en todo el mundo.

1 Corintios 9:19-10:13 Nueva Biblia Viva (NBV)

19 Aunque soy libre de todos, de todos me he hecho esclavo, para ganar a cuantos sea posible. 20 Cuando ando con los judíos, soy como uno de ellos para ganarlos; lo mismo hago cuando estoy con los que se someten a la ley de Moisés. 21 Cuando estoy con los que no viven bajo la ley, vivo como ellos (aunque yo siempre estoy bajo la ley de Cristo), con miras a que crean.

22 Cuando estoy con gente débil de conciencia, me hago como ellos también con el propósito de que crean. En otras palabras, trato de acomodarme a todas las personas a fin de salvar algunas de la manera que sea posible. 23 Hago todo esto por amor al evangelio, para participar de sus frutos.

24 En una carrera son muchos los que corren, pero sólo uno obtiene el premio. Corran de tal modo que ganen la carrera. 25 Los deportistas se someten a una estricta disciplina. Ellos lo hacen para ganar un premio que se echa a perder, mientras que nosotros nos esforzamos por obtener un premio que jamás se desvanecerá. 26 Por lo tanto, yo corro teniendo una meta bien clara; yo peleo para ganar, no como quien da golpes al viento. 27 Más bien, como atleta, someto mi cuerpo y lo trato con rigor, no sea que, después de haber predicado a otros, yo mismo no esté en buenas condiciones y me eliminen.
Advertencias basadas en la historia de Israel

10 No quiero, hermanos que ignoren lo que le sucedió a nuestro pueblo siglos atrás, en el desierto. Todos estuvieron bajo la nube y todos atravesaron el mar. 2 A esto podríamos llamarlo «bautismo» —bautismo en el mar y en la nube— para unirse a Moisés.

3 Luego, comieron el mismo alimento espiritual 4 y bebieron la misma bebida espiritual. Cristo estaba allí con ellos, como poderosa Roca de refrigerio espiritual. 5 Sin embargo, a pesar de todo, la mayoría de los israelitas no obedecieron a Dios, y murieron allí mismo en el desierto.

6 De aquí aprendemos una gran lección: que no debemos desear lo malo como ellos lo desearon. 7 No debemos adorar ídolos, como ellos. (Las Escrituras nos dicen que «el pueblo se sentó a comer y a beber, y luego se produjo el desenfreno»).

8 No debemos cometer inmoralidades sexuales, como varios de ellos hicieron, por lo que veintitrés mil cayeron muertos en un día. 9 No pongamos a prueba al Señor, porque muchos de ellos lo hicieron y murieron mordidos por serpientes. 10 Y no murmuremos contra Dios, como hicieron algunos israelitas y el Señor envió a su ángel a destruirlos.

11 Estos incidentes ocurrieron para servirnos de ejemplo; son una advertencia y fueron escritos para nosotros que vivimos cuando el mundo se aproxima a su fin. 12 Por lo tanto, el que piense que está firme, tenga cuidado de no caer. 13 Ustedes no han pasado por ninguna tentación que no sea común al género humano. Pero pueden estar confiados en la fidelidad de Dios, que no dejará que la tentación sea más fuerte de lo que puedan resistir. Dios les mostrará la manera de resistir la tentación y escapar de ella.

Nueva Biblia Viva (NBV)
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Salmos 34:1-10 Nueva Biblia Viva (NBV)

Salmo de David, cuando fingió estar demente ante Abimélec, por lo cual este lo arrojó de su presencia.

34 Alabaré al Señor, pase lo que pase. Constantemente hablaré de sus glorias y de su gracia. 2 Me gloriaré de todas sus bondades para conmigo. Anímense todos los desalentados. 3 Proclamemos juntos la grandeza del Señor, y ensalcemos su nombre.

4 Porque clamé a él y él me respondió. Me libró de todos mis temores. 5 Otros también estaban radiantes por lo que él había hecho por ellos. No estaban cabizbajos ni avergonzados. 6 Este pobre clamó al Señor; el Señor lo escuchó y lo libró de todas sus tribulaciones. 7 Porque el ángel del Señor acampa alrededor de todos los que le temen y los libra.

8 ¡Pongan a prueba a Dios, y verán cuán bueno es! Dichosos todos los que confían en él. 9 Si pertenecen al Señor, reveréncienlo; porque todo el que así procede tiene cuanto necesita. 10 Hasta los fuertes leoncillos a veces padecen hambre; pero los que reverenciamos al Señor jamás careceremos de bien alguno.

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Proverbios 21:13 Nueva Biblia Viva (NBV)

13 El que cierra sus oídos a los clamores del pobre no será escuchado cuando él tenga necesidad.

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