Jeremías 2:31-4:18; Colosenses 1:1-20; Salmos 76; Proverbios 24:21-22 (La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH))
Jeremías 2:31-4:18 La Palabra
(Hispanoamérica) (BLPH)
31
Los
de esta generación,
presten
atención a la palabra del Señor.
¿Soy
un desierto para Israel,
quizás
una tierra tenebrosa?
¿Por
qué dice mi pueblo: “Nos vamos,
no
pensamos volver ya a ti”?
32
¿Se
olvida una joven de sus joyas?
¿Una
novia, de sus atavíos?
Pues
hace infinidad de tiempo
que
mi pueblo se ha olvidado de mí.
33
¡Qué
bien te preparaste el camino
para
ir en busca de tus amores!
¡Qué
bien te has acostumbrado
a
los caminos del mal!
34
Pues
también en tus manos hay sangre
de
gente inocente y desvalida
que
no habías sorprendido
cometiendo
un acto delictivo.
Y,
encima de todo esto,
35
dices:
“Soy inocente,
su
ira se apartará de mí”.
Pues
ahora te voy a juzgar,
por
decir que no has pecado.
36
¿Por
qué tomas a la ligera
tu
cambio de estilo de vida?
Acabarás
decepcionada de Egipto,
lo
mismo que de Asiria.
37
También
de allí saldrás
con
las manos cubriendo tu cabeza,
pues
ha rechazado el Señor
a
aquellos en quienes confiabas,
y
no tendrá éxito su ayuda.
La
idolatría como prostitución
3
Si un hombre repudia a su mujer
y
esta se va de su lado,
y
se casa con otro hombre,
¿volverá
el primero a ella?,
¿no
es ya tierra profanada?
Y
tú, que te has prostituido
con
tantos y tantos amantes,
¿vas
ahora a volver a mí?
2
Alza
tu mirada a las dunas,
¿dónde
no has sido gozada?
Los
esperabas sentada en los caminos,
igual
que un beduino en el desierto,
y
así has profanado la tierra
con
tus infames fornicaciones.
3
Fallaron
los chaparrones
y
las lluvias no llegaron,
mas
tú, ramera descarada,
te
resistías a humillarte.
4
Ahora
vienes y me dices: “Padre,
amor
de mi primera juventud,
5
¿me
guardarás rencor por siempre?,
¿me
vas a vigilar eternamente?”.
Así
hablabas, mientras hacías
todas
las maldades que podías.
Fracaso
de las dos hermanas
6
Me dijo el Señor en tiempo del rey Josías:
—
¿Has visto lo que ha hecho la apóstata Israel? Ha recorrido todos los
santuarios de los montes y se ha prostituido bajo todos los árboles frondosos.
7 Yo me dije: “Después de hacerme todo lo que me ha hecho, volverá a mí”. Pero
no volvió. Y Judá, su hermana infiel, 8 aunque vio que, debido a todos sus
adulterios, yo había despedido a la apóstata Israel y le había dado el acta de
divorcio, no tuvo miedo; así que su infiel hermana Judá siguió adelante y se
prostituyó ella también. 9 Y con la frivolidad de su prostitución, profanó el
país y cometió adulterio con la piedra y con el leño. 10 Y a pesar de todo
ello, su infiel hermana Judá no volvió a mí con corazón sincero, sino
fingidamente —oráculo del Señor—.
11
Me dijo el Señor:
—
Es más inocente la apóstata Israel que la infiel Judá.
Invitación
a la conversión de Israel y de Judá
12
— Vete y proclama estas palabras en dirección al norte. Dirás:
Vuelve,
Israel, apóstata
—oráculo
del Señor—,
que
no les frunciré el ceño,
porque
yo soy bondadoso
—oráculo
del Señor—
y
no guardo rencor por siempre.
13
Reconoce, sin embargo, tu culpa,
tu
rebeldía contra el Señor, tu Dios:
prodigaste
tus amores a extranjeros
debajo
de todo árbol frondoso,
sin
escuchar siquiera mi voz
—oráculo
del Señor—.
14
Vuelvan, hijos apóstatas —oráculo del Señor—, que yo soy su dueño. Voy a elegir
uno de cada ciudad y dos de cada clan, y voy a traerlos a Sión. 15 Les daré los
pastores que yo crea conveniente, y los apacentarán con profesionalidad y
acierto. 16 Cuando por aquel entonces se multipliquen y fructifiquen en el país
—oráculo del Señor—, no volverán a nombrar el Arca de la alianza del Señor; no
se recordará ni se hablará de ella. No la echarán de menos ni se construirá
otra. 17 Por aquel tiempo llamarán a Jerusalén “Trono del Señor”, y se congregarán
en ella todas las naciones (en el nombre del Señor y en el de Jerusalén); y ya
no seguirán a su obstinado y perverso corazón. 18 En aquellos días, Judá
caminará con Israel, y vendrán juntos de un país del norte a la tierra que di
en heredad a sus antepasados.
Arrepentimiento
y perdón
19
Yo
había pensado:
Voy
a contarte entre mis hijos,
te
daré una tierra deliciosa,
la
heredad más hermosa de las naciones.
Pensaba
que me llamarías “Padre”,
que
no te apartarías de mí.
20
Pero
igual que una esposa traiciona a su marido,
así
me traicionaron, pueblo de Israel
—oráculo
del Señor—.
21
Se
escuchan voces por las dunas,
el
llanto suplicante de Israel,
porque
han equivocado su camino,
han
olvidado al Señor, su Dios.
22
¡Vuelvan,
hijos apóstatas,
que
voy a sanar su apostasía!
“Aquí
estamos, venimos a ti,
pues
eres el Señor, nuestro Dios.
23
¡Qué
mentira son las colinas,
los
montes son pura confusión!
Sólo
en el Señor, nuestro Dios,
está
la salvación de Israel.
24
La
ignominia ha devorado,
ya
desde que éramos jóvenes,
los
logros de nuestros antepasados:
sus
ovejas y sus vacas,
sus
hijos y sus hijas.
25
¡Acostémonos
en nuestra vergüenza,
cubrámonos
con nuestra deshonra!
Desde
que éramos jóvenes hasta hoy,
nosotros,
lo mismo que nuestros antepasados,
hemos
pecado contra el Señor, nuestro Dios,
nos
hemos negado a obedecerlo”.
4
¡Ojalá te convirtieras, Israel,
—oráculo
del Señor—,
ojalá
volvieras a mí!
Si
quitas de mi vista
tu
culto abominable,
no
andarás perdido.
2
Si
juras sinceramente
“por
vida del Señor”,
con
derecho y con justicia,
las
naciones se bendecirán,
se
alabarán entre sí
en
el nombre del Señor.
Nueva
llamada al arrepentimiento
3
Pues
así dice el Señor
a
la gente de Judá y a Jerusalén:
Cultiven
nuevas fincas
y
no siembren entre espinos.
4
Circuncídense
para el Señor, extirpen
el
prepucio de sus corazones,
gente
de Judá y de Jerusalén;
para
que no estalle mi ira como fuego
y
arda sin que nadie la extinga,
a
causa de sus malas acciones.
Alarma
ante el avance enemigo
5
Anúncienlo
en Judá,
háganlo
saber en Jerusalén,
toquen
la trompeta en el país;
proclámenlo,
confírmenlo,
digan:
“Juntémonos y entremos
en
las ciudades fortificadas”.
6
Alcen
la enseña hacia Sión;
en
marcha, no se detengan,
pues
traigo una desgracia del norte,
acompañada
de una gran calamidad.
7
Sube
un león de la espesura,
se
apresta un destructor de pueblos;
ya
está saliendo de su escondrijo
para
hacer de tu tierra un erial;
tus
ciudades serán incendiadas,
todas
quedarán deshabitadas.
8
Vístanse,
pues, de sayal;
hagan
duelo y laméntense,
que
no se aparta de nosotros
el
incendio de la ira del Señor.
9
Aquel
día —oráculo del Señor—
se
hundirá el ánimo del rey
y
también el de los príncipes;
los
sacerdotes quedarán espantados,
los
profetas sin palabras.
10
Yo
dije: “Ay, Señor mi Dios, ciertamente
engañaste
a este pueblo y a Jerusalén,
pues
dijiste que tendrían paz,
pero
la espada amenaza su garganta”.
Vientos
de guerra
11
En
aquel tiempo dirán
a
este pueblo y a Jerusalén:
“Un
aire sofocante llega de las dunas,
avanza
por el desierto camino de la capital”.
No
es un viento para aventar o cribar,
12
sino
un viento poderoso a mis órdenes.
Ahora
es el momento de lanzar
mis
acusaciones contra ellos.
13
Mírenlo
avanzar como las nubes,
sus
carros igual que el torbellino,
sus
caballos más ligeros que las águilas.
¡Ay
de nosotros, seremos devastados!
14
Limpia
tu corazón de maldad,
Jerusalén,
si quieres salvarte.
¿Hasta
cuándo ocuparán tu pecho
tantos
proyectos criminales?
15
La
voz de un mensajero llega desde Dan,
noticias
de muerte de la montaña de Efraín.
16
Comuniquen
esto a las naciones,
háganlo
saber en Jerusalén:
Llegan
dando gritos de tierras lejanas,
lanzan
sus voces contra los pueblos de Judá;
17
te
asedian en torno como guardias de campo,
por
haberte rebelado contra mí
—oráculo
del Señor—.
18
Tu
propia conducta y tus acciones
te
han acarreado estas cosas;
tu
maldad ha acabado en amargura,
te
ha penetrado hasta el corazón.
La
Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La
Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de
España
Colosenses 1:1-20 La Palabra
(Hispanoamérica) (BLPH)
Introducción
(1,1-14)
Saludo
1
Pablo, apóstol de Jesucristo por designio de Dios, y el hermano Timoteo, 2 a
los creyentes de Colosas, hermanos fieles en Cristo. Que Dios, nuestro Padre,
les conceda gracia y paz.
Acción
de gracias
3
Damos gracias a Dios Padre de nuestro Señor Jesucristo, mientras rogamos
incesantemente por ustedes, 4 al tener noticia de la fe en Cristo Jesús y del
amor que muestran a todos los creyentes. 5 Los anima a ello la esperanza del
premio que tienen reservado en el cielo y que han conocido por medio del
mensaje evangélico que es palabra verdadera. 6 Un mensaje que ha llegado hasta
ustedes y que sigue extendiéndose y dando fruto, tanto en el mundo entero como
entre ustedes desde el día mismo en que tuvieron noticia de la gracia de Dios y
la experimentaron de verdad. 7 Así se lo enseñó nuestro querido compañero
Epafras, que hace nuestras veces actuando como fiel servidor de Cristo. 8 Él
fue también quien nos contó cómo se aman en el Espíritu.
Oración
por la iglesia de Colosas
9
Por eso, desde el día en que nos enteramos de todo esto, no cesamos de rogar
por ustedes. Pedimos a Dios que los llene del conocimiento de su voluntad, que
los haga profundamente sabios y les conceda la prudencia del Espíritu. 10 Su
estilo de vida será así totalmente digno y agradable al Señor, darán fruto en
toda suerte de obras buenas y crecerán en el conocimiento de Dios. 11 Su
glorioso poder los dotará de una fortaleza a toda prueba para que sean ejemplo
de constancia y paciencia, y para que, llenos de alegría, 12 den gracias al
Padre que los ha juzgado dignos de compartir la herencia de su pueblo en el
reino de la luz. 13 Él es quien nos ha rescatado del poder de las tinieblas y
nos ha trasladado al reino de su Hijo querido, 14 del que nos viene la
liberación y el perdón de los pecados.
I.—
EL MISTERIO SALVADOR DE CRISTO (1,15—2,5)
Presencia
de Cristo en la creación y en la redención
15
Cristo
es la imagen del Dios invisible,
el
primogénito de todo lo creado.
16
Dios
ha creado en él todas las cosas:
todo
lo que existe en el cielo y en la tierra,
lo
visible y lo invisible,
sean
tronos, dominaciones,
principados
o potestades,
todo
lo ha creado Dios
por
Cristo y para Cristo.
17
Cristo
existía antes que hubiera cosa alguna,
y
todo tiene en él su consistencia.
18
Él
es también la cabeza
del
cuerpo que es la Iglesia;
en
él comienza todo;
él
es el primogénito
de
los que han de resucitar,
teniendo
así la primacía de todas las cosas.
19
Dios,
en efecto, tuvo a bien
hacer
habitar en Cristo la plenitud
20
y
por medio de él reconciliar
consigo
todos los seres:
los
que están en la tierra
y
los que están en el cielo,
realizando
así la paz
mediante
la muerte de Cristo en la cruz.
La
Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La
Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de
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Salmos 76 La Palabra (Hispanoamérica)
(BLPH)
Salmo
76 (75)
Dios
habita en Sión
76
Al maestro del coro. Con instrumentos de cuerda. Salmo de Asaf. Canto.
2
En
Judá Dios se da a conocer,
en
Israel es grande su nombre;
3
en
Salén tiene su tienda,
en
Sión está su morada.
4
Allí
rompió las flechas del arco,
el
escudo, la espada y las armas. [ Pausa]
5
Esplendoroso,
majestuoso eres tú,
más
que los montes llenos de caza.
6
Los
valientes, despojados, cayeron dormidos;
quedaron
sin fuerza los hombres valerosos.
7
Oh
Dios de Jacob, a tu grito
se
aturdieron caballos y carros.
8
Tú
eres temible, ¿quién resistirá
ante
ti cuando tu cólera estalle?
9
Desde
el cielo proclamas la sentencia;
la
tierra se atemoriza y guarda silencio
10
cuando
Dios se levanta para juzgar,
para
salvar a los humildes de la tierra. [ Pausa]
11
Hasta
el furor de los humanos te engrandece,
los
que escapan a tu cólera te sirven de corona.
12
Hagan
promesas a Dios su Señor y cúmplanlas;
que
cuantos lo rodean traigan ofrendas al Temible,
13
pues
él deja sin aliento a los príncipes
e
infunde respeto a los reyes de la tierra.
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Proverbios 24:21-22 La Palabra
(Hispanoamérica) (BLPH)
21
Respeta,
hijo mío, al Señor y al rey,
no
provoques a ninguno de los dos;
22
porque
de repente llega su castigo
y
nadie conoce el furor de los dos.
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