Jeremías 4:19-6:14; Colosenses 1:21-2:7; Salmos 77; Proverbios 24:23-25 (La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH))
Jeremías 4:19-6:14 La Palabra
(Hispanoamérica) (BLPH)
El
profeta se queja de la falta de perspicacia
19
¡Ay
mis entrañas, mis entrañas!
¡Cómo
me tiembla el corazón!
Tengo
el corazón palpitando,
no
puedo seguir en silencio.
He
oído el sonido de la trompeta,
el
alarido que preludia la guerra;
20
se
anuncia desastre tras desastre,
devastación
a lo largo del país.
De
pronto son arrasadas las tiendas,
en
un momento el campamento.
21
¿Hasta
cuándo veré el estandarte,
escucharé
el sonido de la trompeta?
22
Mi
pueblo es un necio,
ni
siquiera me conoce;
son
gente insensata,
que
no recapacita;
expertos
en el mal,
inexpertos
para el bien.
Dimensiones
cósmicas del desastre
23
Miré
a la tierra: caos y vacío;
al
cielo: ausencia de luz.
24
Miré
a los montes: temblaban;
todas
las colinas se estremecían.
25
Miré
y no había ni un ser humano,
habían
volado hasta los pájaros.
26
Miré
y el vergel era estepa,
los
pueblos estaban arrasados,
por
la ira ardiente del Señor.
27
Pues
así ha dicho el Señor:
Devastado
quedará el país,
pero
no provocaré su fin.
28
Por
ello el país hará duelo,
arriba
el cielo se oscurecerá.
Lo
dije y no me arrepiento,
lo
he pensado y no me desdigo.
Duelo
por Sión
29
Griterío
de jinetes y arqueros
ponen
en fuga a la ciudad:
penetran
en la maleza,
suben
por los desfiladeros.
La
ciudad ha sido abandonada,
no
han quedado habitantes en ella.
30
Y
una vez devastada, ¿qué harás,
tú,
que te vistes de púrpura,
te
adornas con joyas de oro
y
resaltas tus ojos con sombra?
De
nada sirve embellecerte;
tus
amantes te han rechazado,
y
sólo buscan tu muerte.
31
Oigo
quejidos de parturienta,
angustias
como de primeriza:
son
quejidos y suspiros de Sión,
que
estira doliente sus brazos:
¡Ay
de mí, que estoy agotada,
me
están quitando la vida!
Variaciones
sobre el tema del juicio
5
Patrullen las calles de Jerusalén,
miren
bien y comprueben;
busquen
por todas sus plazas
a
ver si encuentran a alguien,
uno
siquiera que sea justo,
que
vaya tras la verdad,
y
yo lo perdonaré.
2
Cuando
juran “por vida del Señor”,
¿acaso
no juran en falso
3
siendo
así, Señor,
que
tus ojos buscan la verdad?
Los
golpeaste y no les afectó,
los
destrozaste y no se corrigieron;
endurecían
su cara como la piedra,
no
quisieron convertirse a ti.
4
Yo
pensaba: “Se trata de pobre gente,
de
personas ignorantes
que
no saben cómo actúa el Señor,
ni
qué es lo que quiere su Dios.
5
Iré,
pues, donde los bien situados,
voy
a dirigirme a quienes
conocen
cómo actúa el Señor
y
qué es lo que quiere su Dios”.
Pero
habían roto el yugo
y
habían soltado las riendas.
6
Por
eso, un león de la selva los herirá,
un
lobo estepario los destrozará;
una
pantera acecha sus ciudades
y
desgarra a quien sale de ellas.
Pues
son numerosas sus rebeldías,
han
multiplicado sus traiciones.
7
¿Por
qué debería perdonarte?
Tus
hijos me han abandonado,
juraron
por dioses falsos;
después
de haberlos saciado,
ellos
cometieron adulterio,
acudieron
en masa al burdel.
8
¡Sementales
ardientes y lascivos,
que
relinchan por la mujer de su vecino!
9
¿Y
no castigaré estas cosas?
—Oráculo
del Señor—.
De
un pueblo que así se comporta,
¿no
he de vengarme en persona?
10
Pasen
por las hileras de la viña,
destruyan,
pero no aniquilen;
arranquen
todos sus sarmientos,
porque
ya no son del Señor.
11
Pues
tanto Israel como Judá
me
han traicionado sin pudor
—oráculo
del Señor—.
12
Han
renegado del Señor,
iban
diciendo: “Es un don nadie;
no
nos alcanzará la desgracia,
no
veremos espada ni hambre;
13
los
profetas no son más que viento,
no
hay en ellos palabras del Señor”.
14
Pues
así dice el Señor,
Dios
del universo:
Por
haber hablado de este modo,
así
les va a suceder:
haré
que sean mis palabras
lo
mismo que fuego en tu boca;
el
pueblo será el combustible
y
el fuego los devorará.
15
Voy
a traer contra ustedes,
gente
de la casa de Israel,
un
pueblo de tierras lejanas
—oráculo
del Señor—,
un
pueblo vetusto y antiguo,
un
pueblo cuya lengua desconoces,
y
no entenderás lo que diga.
16
Su
aljaba es una tumba abierta,
todos
son valientes guerreros;
17
devorarán
tu mies y tu comida,
devorarán
a tus hijos e hijas;
devorarán
tus ovejas y tus vacas,
devorarán
tu viña y tus higueras.
Conquistarán
a espada las ciudades fortificadas,
esas
en las que tienes puesta tu confianza.
18
Pero
tampoco en aquellos días acabaré con ustedes —oráculo del Señor—.
19
Y cuando digan: “¿Por qué nos ha hecho todas estas cosas el Señor, nuestro
Dios?”, les responderás: “Por haberme abandonado y haber servido a dioses
extranjeros en la tierra de ustedes, también servirán a extraños en una tierra
extraña”.
Nuevas
acusaciones y amenazas
20
Anuncien
esto a la casa de Jacob,
háganselo
saber así a Judá:
21
Escuchen
lo que voy a decir,
pueblo
necio e insensato.
Tienen
ojos y no ven,
oídos
pero no escuchan.
22
¿Es
que no me respetan?
—oráculo
del Señor—
¿No
tiemblan en mi presencia?
Yo
mismo puse arena como límite al mar,
una
linde perpetua que no traspasará;
hierven
las aguas, pero son impotentes,
mugen
las olas, pero no lo traspasan.
23
En
cambio este pueblo tiene
corazón
terco y rebelde;
se
apartan de mí y se van,
24
incapaces
de decir en su interior:
“Respetemos
al Señor, nuestro Dios,
que
es quien proporciona lluvia,
en
otoño y primavera, a su tiempo;
quien
garantiza los tiempos de la siega”.
25
Sus
culpas lo han trastornado todo,
sus
pecados los dejan sin lluvia,
26
pues
mi pueblo está lleno de canallas
que
espían como pajarero al acecho:
tienden
trampas y atrapan personas.
27
Como
un cesto repleto de pájaros,
así
rebosan sus casas de fraudes;
por
eso prosperan y se enriquecen,
28
engordan
y se ponen lustrosos.
También
rebosan de maledicencia,
no
juzgan conforme a justicia,
no
atienden la causa del huérfano
ni
defienden el derecho de los pobres.
29
¿Y
no castigaré estas cosas?
—oráculo
del Señor—.
De
un pueblo que así se comporta,
¿no
he de vengarme en persona?
30
Una
cosa espantosa y horrible
está
sucediendo en el país:
31
los
profetas profetizan en falso,
los
sacerdotes actúan a su antojo,
y
a mi pueblo le gustan estas cosas.
¿Qué
harán cuando todo esto acabe?
Aviso
de guerra santa contra Sión
6
Busquen refugio, benjaminitas,
búsquenlo
fuera de Jerusalén;
toquen
la trompeta en Tecoa,
alcen
una enseña en Bet Queren,
pues
acecha por el norte una desgracia,
se
cierne un desastre imponente.
2
A
un pastizal delicioso
puede
compararse Sión;
3
en
ella entran los pastores
al
frente de sus rebaños,
plantan
en torno sus tiendas
y
apacienta cada cual en su sección.
4
¡Convoquen
contra Sión la guerra santa;
adelante,
la atacaremos a mediodía!
¡Ay
de nosotros, que declina el día
y
se extienden las sombras de la tarde!
5
¡Adelante,
ataquemos de noche,
dejemos
en ruinas sus palacios!
6
Pues
así dice el Señor del universo:
Talen
árboles, preparen contra Jerusalén
un
terraplén para asaltarla:
es
una ciudad condenada,
toda
repleta de opresión.
7
Como
el agua fresca de un pozo,
así
mantiene fresca su maldad:
se
oye en ella violencia y destrucción,
soy
testigo de desgracias y de heridas.
8
Aprende
la lección, Jerusalén,
no
sea que me hastíe de ti,
no
sea que te deje desolada,
como
una región deshabitada.
El
juicio será generalizado
9
Así
dice el Señor del universo:
Rebusca
en el resto de Israel
igual
que se rebusca en una viña;
pasa
tu mano como el vendimiador
examinando
los pámpanos.
10
¿A
quién me voy a dirigir,
a
quién conjuraré para que me escuchen?
¡Si
tienen un oído incircunciso,
incapaz
de prestar atención!
¡Si
consideran la palabra del Señor
vergüenza,
porque no les agrada!
11
Pues
yo estoy repleto de la ira del Señor,
y
me siento incapaz de contenerla.
Derrámala
sobre los niños, en la calle;
también
sobre los grupos de jóvenes.
Caerán
a la vez marido y mujer,
adultos
junto con ancianos.
12
Sus
casas pasarán a otros,
también
sus campos y mujeres,
pues
voy a extender mi mano
sobre
los habitantes del país
—oráculo
del Señor—.
13
Es
que del pequeño al grande
todos
piensan en medrar;
del
profeta al sacerdote
todos
andan entre fraudes.
14
Han
curado la herida de mi pueblo,
pero
sólo por encima, diciendo:
“Paz,
paz”, pero no hay paz.
La
Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La
Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de
España
Colosenses 1:21-2:7 La Palabra
(Hispanoamérica) (BLPH)
Reconciliados
con Dios
21
También ustedes estuvieron en otro tiempo lejos de Dios y fueron sus enemigos
por el modo de pensar y por las malas acciones. 22 Ahora, en cambio, por la
muerte que Cristo ha sufrido en su cuerpo mortal, Dios ha hecho la paz con
ustedes para admitirlos en su presencia como a pueblo consagrado, sin mancha y
sin tacha. 23 Es necesario, sin embargo, que permanezcan sólidamente firmes e
inconmovibles en la fe y que no traicionen la esperanza contenida en el mensaje
evangélico que escucharon y que ha sido proclamado a todas las criaturas que se
encuentran bajo el cielo, y del que yo, Pablo, me he convertido en servidor.
Pablo
y su papel en la Iglesia
24
Ahora me alegro de sufrir por ustedes. Así voy completando en mi existencia
corporal, y en favor del cuerpo de Cristo que es la Iglesia, lo que aún falta
al total de las tribulaciones cristianas. 25 Dios me ha hecho servidor de esa
Iglesia y me ha confiado la tarea de llevar a plenitud en ustedes su palabra:
26 el plan secreto que Dios tuvo escondido durante siglos y generaciones
enteras, y que ahora Dios ha revelado a los creyentes, 27 dándoles a conocer la
gloria y la riqueza que este plan encierra para los paganos. Me refiero a
Cristo, que vive en ustedes y es la esperanza de la gloria.
28
A este Cristo anunciamos, corrigiendo y enseñando a todos con el mayor empeño
para que todos alcancen la plena madurez en su vida cristiana. 29 Esta es la
tarea por la que me afano y lucho con denuedo, apoyado en la fuerza de Cristo
que actúa poderosamente en mí.
2
Porque quiero que sepan la dura lucha que sostengo por ustedes, por los de
Laodicea y por tantos otros que no me conocen personalmente. 2 Lo hago para que
tengan buen ánimo y se mantengan unidos en el amor, de modo que lleguen a
alcanzar toda la riqueza que supone el conocerlo todo plenamente y descubran el
plan secreto de Dios que es Cristo, 3 en quien se encuentran escondidos todos
los tesoros del saber y de la ciencia. 4 Les digo esto para que nadie los
seduzca con palabras engañosas. 5 Si físicamente estoy ausente, mi espíritu
está con ustedes, y me llena de gozo el ver la armonía y la imperturbable fe
que los une a Cristo.
II.—
FALSOS MAESTROS Y FALSAS DOCTRINAS (2,6-23)
Plenitud
de vida en Cristo
6
Puesto que han aceptado a Cristo Jesús como Señor, compórtense ahora de manera
consecuente. 7 Que él sea cimiento y raíz de la vida de ustedes; manténganse
firmes en la fe, según lo que aprendieron, y vivan en incesante acción de
gracias.
La
Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La
Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de
España
Salmos 77 La Palabra (Hispanoamérica)
(BLPH)
Salmo
77 (76)
Mi
voz alzo a Dios y pido auxilio
77
Al maestro del coro. De Yedutún. Salmo de Asaf.
2
Mi
voz alzo a Dios y pido auxilio,
mi
voz alzo a Dios y él me escucha.
3
Cuando
estoy angustiado busco a mi Señor,
de
noche alzo mis manos sin descanso
y
no acepto recibir consuelo alguno.
4
Recuerdo
a Dios y me estremezco,
reflexiono
y quedo abatido. [ Pausa]
5
Tú
me impides cerrar los ojos,
estoy
inquieto y no puedo hablar.
6
Pienso
en los días de antaño,
en
los años del pasado;
7
de
noche recuerdo mi canto,
reflexiono
y me pregunto:
8
“¿Nos
abandona para siempre el Señor
y
no vuelve nunca a aceptarnos?
9
¿Se
acabó para siempre su bondad?
¿Ha
cesado eternamente su palabra?
10
¿Acaso
olvidó Dios ser compasivo?
¿Ha
cerrado con ira sus entrañas?”. [ Pausa]
11
Y
yo digo: “Esto es lo que me aflige,
que
el favor del Altísimo ha cambiado”.
12
Recuerdo
las proezas de Dios,
recuerdo
tus prodigios de antaño;
13
sobre
todos tus actos medito,
sobre
tus hechos reflexiono.
14
Oh
Dios, santo es tu camino,
¿qué
dios es tan grande como Dios?
15
Tú
eres el Dios que haces prodigios,
tú
muestras tu poder entre los pueblos;
16
con
tu brazo redimiste a tu pueblo,
a
los hijos de Jacob y José. [ Pausa]
17
Te
vieron, oh Dios, las aguas,
te
vieron las aguas y temblaron,
los
abismos del mar se estremecieron;
18
las
nubes vertieron lluvias,
tronaron
los cielos, zigzaguearon tus rayos.
19
Tu
voz tronaba en el torbellino,
los
rayos iluminaron el mundo,
se
estremeció y tembló la tierra.
20
En
el mar trazaste tu camino,
en
las aguas caudalosas tu sendero,
y
nadie descubrió tu rastro.
21
Cual
rebaño guiaste a tu pueblo
por
medio de Moisés y Aarón.
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Proverbios 24:23-25 La Palabra
(Hispanoamérica) (BLPH)
IV.—
OTROS DICHOS DE LOS SABIOS (24,23-34)
23
También
lo que sigue es de los sabios:
Discriminar
personas en el juicio no está bien.
24
A
quien declara inocente al culpable,
lo
maldicen los pueblos, lo desprecia la gente;
25
a
quienes condenan al culpable,
les
va bien y son felicitados.
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España
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