Jeremías 42:1-44:23; 2 Timoteo 2:1-21; Salmos 92-93; Proverbios 26:3-5 (Traducción en lenguaje actual (TLA))
Jeremías 42:1-44:23 Traducción en
lenguaje actual (TLA)
42
1-2 Pero Johanán y Azarías hijo de Hosaías vinieron a hablar conmigo, junto con
los jefes militares y el pueblo, desde el más viejo hasta el más joven. Me
dijeron:
—Por
favor, Jeremías, atiéndenos y pídele a Dios por todos nosotros. Tú bien sabes
que antes éramos muchos, pero ahora sólo quedamos muy pocos. 3 Pídele a Dios
que nos diga a dónde tenemos que ir, y qué debemos hacer.
4
Yo les contesté:
—Está
bien. Voy a rogarle a Dios por ustedes, tal como me lo han pedido. Todo lo que
él me diga, yo se lo diré a ustedes. No les voy a esconder nada.
5-6
Ellos me prometieron:
—Haremos
todo lo que Dios nos mande hacer, nos guste o no nos guste. Ponemos a Dios como
testigo fiel y verdadero de que cumpliremos nuestra promesa. Si le obedecemos,
estamos seguros de que nos irá bien.
7
Días después, Dios me habló. 8 Entonces yo llamé a Johanán y a todos los que
habían venido con él, 9 y les dije:
«El
Dios todopoderoso me manda a decirles 10 que se queden a vivir en Babilonia, y
les promete que no volverá a destruirlos, sino que los bendecirá. ¡Le duele
mucho haber tenido que castigarlos! 11 No tengan miedo del rey de Babilonia.
Pueden estar seguros de que el Dios de Israel va a protegerlos y a salvarlos
del poder de ese rey. 12 Dios tendrá compasión de ustedes, y hará que también
el rey de Babilonia los trate bien y les permita volver a su país.
13-15
»Pero si ustedes lo desobedecen, y en vez de quedarse a vivir aquí deciden irse
a vivir a Egipto, entonces deben prestar mucha atención. Ustedes creen que si
se van a Egipto, no correrán ningún peligro. 16 Pero yo les aseguro que también
allá sufrirán a causa de la guerra y el hambre, y allí morirán. 17 Una vez más
les digo: todos los que decidan irse a vivir a Egipto morirán en la guerra, o
de hambre, o de alguna enfermedad. ¡Ninguno podrá librarse del terrible castigo
que voy a mandarles!
18
»El Dios de Israel les advierte que, así como se enfureció contra los que
vivían en Jerusalén, así también se enojará contra los que se vayan a Egipto.
La gente se burlará de ustedes y los atacará. ¡Nunca volverán a ver este lugar!
19
»Recuerden que Dios les ha dicho que no vayan a Egipto. Ustedes son los únicos
que quedan de Judá, y deben entender bien lo que les estoy diciendo. 20 Ustedes
mismos me pidieron que le rogara a Dios por ustedes, y se comprometieron a cumplir
todo lo que él les ordenara hacer. 21 Hoy les he dicho lo que Dios quiere que
hagan. Sin embargo, ustedes no quieren obedecer. 22 Por eso yo les aseguro que,
si insisten en irse a vivir a Egipto, morirán en la guerra, o de hambre o de
enfermedad».
Babilonia
derrota a Egipto
43
Yo le comuniqué al pueblo todo lo que Dios me había dicho, 2 pero Azarías y
Johanán, y otras personas muy creídas, me contestaron:
«Jeremías,
tú nos dices que no vayamos a vivir a Egipto, pero Dios no te mandó a decirnos
eso. ¡Eres un mentiroso! 3 Seguro que fue Baruc el que te puso en contra
nuestra. Lo que él quiere es que caigamos en poder de los babilonios, para que
nos lleven prisioneros o nos maten».
4
Y todos desobedecieron a Dios. Ni Johanán ni los jefes militares ni el resto de
la gente se quedaron a vivir en Judá. 5 Al contrario, se llevaron a todos los
que habían vuelto de otras naciones. 6-7 Se llevaron a hombres, mujeres y
niños, y también a las hijas del rey. A toda esa gente Nebuzaradán la había
puesto bajo el cuidado de Guedalías. A todos nos llevaron a Egipto, incluyendo
a mi secretario Baruc y a mí, y nos quedamos en la ciudad de Tafnes. 8-11 Allí,
el Dios de Israel volvió a hablarme:
«Jeremías,
toma unas piedras grandes y llévalas a Tafnes. Entiérralas a la entrada del
palacio del rey de Egipto, y asegúrate de que todos te vean hacerlo. Luego
diles que yo haré que venga el rey de Babilonia, y pondré su trono sobre las
piedras que has enterrado.
»Y
así será. El rey de Babilonia conquistará Egipto. A unos se los llevará
prisioneros a otro país, y a otros los matará. 12-13 Destruirá los templos de
Egipto y los monumentos de Bet-semes, y se llevará los ídolos que haya en esos
templos. ¡El rey de Babilonia va a sacudir a Egipto, como cuando los pastores
de ovejas sacuden la ropa para quitarle los piojos! Luego se irá de allí, y
nadie podrá detenerlo».
No
adoren a dioses falsos
44
1-2 El Dios todopoderoso me ordenó hablar con todos los judíos que vivían en
las ciudades egipcias de Migdol, Tafnes y Menfis, y en la región del sur. Me
dijo:
«Jeremías,
adviérteles que ya han visto lo que hice con la ciudad de Jerusalén, y con
todas las ciudades de Judá. Yo les envié terribles desastres, y esas ciudades
quedaron en ruinas, y hasta ahora nadie vive en ellas. 3 La culpa la tuvieron
sus habitantes, pues cometieron muchos pecados. Adoraron a otros dioses y les
ofrecieron incienso, y con eso me hicieron enojar muchísimo. A esos dioses, ni
ellos ni sus antepasados los conocían. 4 Muchas veces les mandé profetas, para
que les dijeran que no adoraran a otros dioses, pues eso es algo horrible, que
yo no soporto.
5
»Pero ellos, como de costumbre, no me prestaron atención ni me obedecieron, ni
se arrepintieron de sus pecados. Al contrario, siguieron quemando incienso en
honor de otros dioses. 6 Por eso me enojé y destruí a Jerusalén y al resto de
las ciudades de Judá.
7
»¡Y ahora quieren meterse en un lío más grande! ¡Quieren que mueran hombres,
mujeres y niños, y hasta los recién nacidos! 8 Desde que llegaron a Egipto, lo
único que han hecho es hacerme enojar; han estado adorando a dioses falsos, que
ellos mismos se fabrican. ¡Lo único que van a conseguir es que yo los destruya!
Cuando eso ocurra, todo el mundo se burlará de ellos, y los insultará.
9
»¿Acaso ya se olvidaron de todos los pecados que cometieron sus antepasados? En
Judá, y en las calles de Jerusalén, pecaron ellos y sus esposas, y también los
reyes de Judá y sus esposas. ¿Acaso ya no se acuerdan? 10 Sin embargo, hasta
ahora no se han arrepentido. No me respetan, ni obedecen los mandamientos que
les di, a ellos y a sus antepasados.
11
»Por eso he decidido hacerles la guerra y borrarlos del mapa. ¡Yo soy el Dios
de Israel! 12 Los pocos que aún quedaban en Judá, y que insistieron en irse a
vivir a Egipto, morirán en ese país. Morirán en la guerra, o se morirán de
hambre. Desde el más joven hasta el más viejo, nadie quedará con vida, y entre
las naciones serán objeto de odio, burlas, desprecio y maldición. 13 Castigaré
a los que viven en Egipto tal como castigué a los habitantes de Jerusalén: los
haré morir de hambre, enfermedad y guerra. 14 Ninguno de los que se fueron a
Egipto quedará con vida, ni volverá a Judá, aunque lo desee. Sólo unos cuantos
lograrán huir y volverán».
15
Yo les entregué el mensaje a todos los judíos que vivían en Egipto. Algunos de
ellos sabían que sus esposas quemaban incienso en honor de otros dioses. Todos
vinieron y me dijeron:
16
—Escucha, Jeremías: Este mensaje que nos has dado de parte de Dios, no lo vamos
a obedecer. 17 Al contrario, vamos a seguir haciendo lo que nos da la gana, tal
como lo hicieron nuestros antepasados, nuestros reyes y nuestros funcionarios.
Seguiremos adorando a nuestra diosa, la Reina del cielo, y le ofreceremos
incienso y vino. En realidad, cuando lo hacíamos, teníamos mucha comida y no
nos faltaba nada ni nos pasaba nada malo. 18 En cambio, desde que dejamos de
hacerle ofrendas de incienso y vino, nos ha faltado de todo, y la guerra y el
hambre nos están matando.
19
Las mujeres dijeron:
—Nuestros
esposos sabían muy bien lo que estábamos haciendo. Sabían que nosotras
adorábamos a la Reina del cielo, y que le ofrecíamos incienso y vino, y panes
que tenían su imagen.
20
Yo les contesté:
21
—¿Y acaso creen que Dios no lo sabía? Al contrario, Dios sabía muy bien que
ustedes y sus antepasados, sus reyes y funcionarios, y todo el pueblo, adoraban
a otros dioses. 22 Pero llegó el momento en que Dios ya no aguantó más. Y no
aguantó, por la forma en que ustedes actuaban y por las cosas asquerosas que
hacían. Por eso su país se convirtió en un desierto horrible, en un montón de
ruinas donde nadie vive. La ciudad es un ejemplo de maldición para todos sus
vecinos. ¡Y esto es así, hasta el momento de escribir esto! 23 Ustedes pecaron contra
Dios al adorar a otros dioses, y al no querer obedecer ninguno de sus
mandamientos. Por eso ahora tienen que sufrir tan terrible desastre.
Traducción
en lenguaje actual (TLA)
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2 Timoteo 2:1-21 Traducción en
lenguaje actual (TLA)
El
fiel soldado de Jesucristo
2
Hijo mío,[a] Dios te ama mucho porque has creído en Jesucristo. Pídele fuerzas
para soportar cualquier cosa. 2 Tú has oído lo que les he enseñado a muchas
personas. Ahora quiero que enseñes eso mismo a cristianos en los que puedas
confiar, y que sean capaces de enseñar a otros.
3
Tú, como buen soldado de Jesucristo, debes estar dispuesto a sufrir por él. 4
Los soldados que tratan de agradar a sus jefes no se interesan por ninguna otra
cosa que no sea el ejército. 5 De igual manera, el atleta que participa en una
carrera no puede ganar el premio si no obedece las reglas de la competencia. 6
Y el que cultiva la tierra tiene que trabajarla antes de poder disfrutar de la
cosecha. 7 Piensa en estas cosas, y el Señor Jesucristo te ayudará a entenderlo
todo.
8
¡Acuérdate de Jesucristo! Según la buena noticia que yo enseño, Jesús era de la
familia del rey David; y aun cuando murió, resucitó. 9 Por anunciar esa buena
noticia sufro mucho y estoy en la cárcel; me tienen encadenado, como si fuera
yo un criminal. Pero el mensaje de Dios no está encadenado. 10 Por esa razón
soporto toda clase de sufrimientos, para que los que Dios ha elegido se salven
y reciban la vida eterna que Cristo ofrece junto a Dios.
11
Esto es verdad:
Si
morimos por Cristo,
también
viviremos con él.
12
Si
soportamos los sufrimientos,
compartiremos
su reinado.
Si
decimos que no lo conocemos,
también
él dirá que no nos conoce.
13
Y
aunque no seamos fieles,
Cristo
permanece fiel;
porque
él jamás rompe su promesa.
El
sirviente aprobado
14
No dejes que nadie olvide estas cosas. Pon a Dios como testigo, y advierte a
los miembros de la iglesia que no deben seguir discutiendo. Esas discusiones no
ayudan a nadie, y dañan a quienes las oyen. 15 Haz todo lo posible por ganarte
la aprobación de Dios. Así, Dios te aprobará como un trabajador que no tiene de
qué avergonzarse, y que enseña correctamente el mensaje verdadero.
16
No prestes atención a las discusiones de los que no creen en Dios, pues eso no
sirve de nada. Los que así discuten, van de mal en peor, 17 y sus malas
enseñanzas se van extendiendo, como el cáncer. Así también lo han hecho Himeneo
y Fileto. 18 Ellos afirman que ya hemos resucitado, pero eso no es verdad, y lo
único que logran es confundir a los creyentes.
19
Pero podemos estar seguros de lo que hemos creído. Porque lo que Dios nos ha
enseñado es como la sólida base de un edificio, en donde está escrito lo
siguiente: «Dios sabe quiénes son suyos», y también: «Que todos los que adoran
a Dios dejen de hacer el mal.»
20
En la casa de un hombre rico no todo es de oro o de plata, sino que algunos
objetos son de madera o de barro. Unos sirven para ocasiones especiales, y
otros para usarlos todos los días. 21 Algo parecido pasa con nosotros: si
dejamos de hacer lo malo y nos olvidamos de las falsas enseñanzas, seremos como
esos objetos útiles y muy especiales. Toda nuestra vida le será útil a Dios,
que es su dueño, y estaremos preparados para hacer toda clase de bien.
Footnotes:
2 Timoteo 2:1 Hijo mío: Véase nota en
1.1-2.
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en lenguaje actual (TLA)
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Salmos 92-93 Traducción en lenguaje
actual (TLA)
¡Qué
bueno es alabar a Dios!
SALMO
92 (91)
Himno
para cantarlo el día de reposo.
92
Dios altísimo,
¡qué
bueno es poder alabarte
y
cantarte himnos!
2
¡Qué
bueno es poder alabar
tu
amor y tu fidelidad!
3
Día
y noche te alabaré
con
música de arpas y liras.
4-5
Dios
mío,
quiero
gritar de alegría
por
todo lo que has hecho;
todo
lo que haces es impresionante
y
me llena de felicidad.
Tus
pensamientos son tan profundos
6
que
la gente ignorante
ni
los conoce ni los entiende.
7
Aunque
los malvados y los malhechores
se
multiplican por todas partes,
un
día serán destruidos para siempre.
8
Sólo
tú, mi Dios,
reinas
por siempre en el cielo.
9
¡Tus
enemigos serán destruidos!
¡Todos
los malhechores serán derrotados!
10
Tú
has llenado mi vida de poder;
de
ti he recibido un trato especial,
11
y
he podido presenciar
la
derrota de mis enemigos.
12-13
Dios
nuestro, en tu presencia
la
gente buena crece y prospera
como
palmeras bien plantadas,
¡como
los cedros del Líbano!
14
Vivirán
muchos años,
se
mantendrán sanos y fuertes.
15
Siempre
hablarán de tu justicia
y
de tu constante protección.
Dios
es el rey
SALMO
93 (92)
93
Dios mío,
tú
eres nuestro rey.
Has
mostrado tu majestad,
tu
grandeza y tu poder.
Has
afirmado el mundo,
y
jamás se moverá.
2
Desde
el principio eres rey;
tú
siempre has existido.
3
Dios
mío,
se
revuelven los ríos,
se
levantan las olas,
¡se
agitan los mares!
4
Pero
tú, en el cielo,
te
muestras más poderoso
que
el rugido de los mares;
¡más
poderoso que las olas del mar!
5
Dios
mío,
tus
leyes tienen valor permanente.
Tu
presencia da a tu templo
una
belleza sin igual.
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Proverbios 26:3-5 Traducción en
lenguaje actual (TLA)
3
Para
el caballo, el látigo;
para
el burro, el freno;
para
el necio, el garrote.
4
No
te pongas al nivel del necio,
o
resultará que el necio eres tú.
5
Pon
al tonto en su lugar,
para
que no se crea muy sabio.
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