Jeremías 6:15-8:7; Colosenses 2:8-23; Salmos 78:1-31; Proverbios 24:26 (La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH))
Jeremías 6:15-8:7 La Palabra
(Hispanoamérica) (BLPH)
15
Deberían
sentirse avergonzados
por
haber cometido abominaciones;
pero
no se van a avergonzar,
ni
siquiera conocen el pudor.
Por
eso caerán entre otros caídos,
se
hundirán cuando venga a castigarlos
—dice
el Señor—.
Rechazo
de las advertencias, y juicio
16
Esto
es lo que ha dicho el Señor:
Párense
en los caminos y observen,
pregunten
por las sendas de antaño,
por
el buen camino: anden por él
y
así encontrarán reposo.
Pero
dijeron: “No iremos”.
17
Les
di también centinelas:
“Atención
al toque de trompeta”.
Pero
dijeron: “No haremos caso”.
18
Por
tanto, escuchen, naciones,
sepan
lo que he decidido;
19
escucha
también tú, tierra,
lo
que voy a hacer con ellos:
Traeré
sobre este pueblo un desastre,
como
fruto de sus maquinaciones,
pues
no escucharon mis palabras,
despreciaron
lo que yo les ordenaba.
20
¿Para
qué me traes incienso de Sabá,
caña
aromática de tierras lejanas?
No
me agradan sus holocaustos,
no
me gustan sus sacrificios.
21
Por
eso, así ha dicho el Señor:
Pondré
a este pueblo obstáculos,
donde
tropiecen padres e hijos,
donde
sucumban vecinos y amigos.
Invasión
del país
22
Así
dice el Señor:
Miren,
viene un pueblo de tierras del norte,
una
nación poderosa del extremo de la tierra,
23
armados
con arco y jabalina;
son
crueles, no tienen compasión,
sus
gritos son un mar embravecido,
cabalgan
a lomos de caballo,
todos
dispuestos para el combate,
para
atacarte, Sión capital.
24
Al
oír la noticia nos fallaron las fuerzas,
llenos
de angustia, con dolores de parturienta.
25
No
se aventuren por campos ni caminos,
la
espada enemiga siembra el terror en torno.
26
Capital
de mi pueblo, vístete de sayal
y
revuélcate en el polvo;
haz
duelo y llora amargamente
como
por un hijo único,
pues
de improviso nos llegará el devastador.
27
Te
he nombrado examinador de mi pueblo,
para
que pruebes y examines su conducta.
28
Son
todos rebeldes y calumniadores,
una
cuadrilla de devastadores.
29
El
fuelle resopla, el fuego está listo:
¡echa
el plomo, el bronce y el hierro!
Pero
es inútil refinarlos,
no
se desprende la escoria.
30
Les
llaman plata de desecho,
pues
el Señor los ha desechado.
Discurso
sobre el Templo
7
Palabra que recibió Jeremías de parte del Señor:
—
2 Ponte en la puerta del Templo del Señor y proclama allí esta palabra. Dirás:
Escuchen la palabra del Señor, judaítas todos que entran por estas puertas para
postrarse ante el Señor. 3 Así dice el Señor del universo, Dios de Israel:
Mejoren su conducta y sus acciones, y habitaré entre ustedes en este lugar. 4
No confíen en las mentiras de quienes dicen: “Este es el Templo del Señor, el
Templo del Señor, el Templo del Señor”. 5 Si mejoran su conducta y sus
acciones; si actúan con justicia entre unos y otros; 6 si no oprimen al
huérfano y a la viuda; si no derraman sangre inocente en este lugar; si no van tras
dioses extraños para su desgracia, 7 entonces habitaré entre ustedes en este
lugar, en la tierra que di a sus antepasados antaño y para siempre. 8 Ustedes
confían en mentiras que no sirven de nada. 9 Roban, matan, cometen adulterio,
juran en falso, ofrecen incienso a Baal, van tras dioses extraños que no
conocían, 10 ¿y vienen después a ponerse ante mí, en este Templo que lleva mi
nombre, diciendo “Estamos a salvo”, para seguir cometiendo todas esas
abominaciones? 11 ¿Piensan que es una cueva de bandidos este Templo que lleva
mi nombre? ¡Pero si yo mismo lo he visto! —oráculo del Señor—. 12 Vayan a mi
santuario de Siló, en el que habité al principio; vean lo que hice con él por
la maldad de mi pueblo Israel. 13 En consecuencia, por haber perpetrado todas estas
acciones —oráculo del Señor—, porque les hablé sin descanso y no me escucharon,
porque los llamé y no respondieron, 14 pienso hacer con este Templo que lleva
mi nombre, en el que confían, y con el lugar que di a sus antepasados y a
ustedes, lo mismo que hice con Siló. 15 Los arrojaré de mi presencia como
arrojé a sus hermanos, a toda la estirpe de Efraín.
16
En cuanto a ti, no intercedas por este pueblo, ni eleves por ellos gritos ni
súplicas; no insistas ante mí, pues no pienso escucharte. 17 ¿No ves lo que
están haciendo en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén? 18 Los
hijos recogen palos, los padres hacen fuego y las mujeres amasan para hacer
tortas votivas a la Reina del Cielo, y derraman libaciones en honor de dioses
extraños, con el fin de irritarme. 19 ¿Y piensan que me irritan a mí —oráculo
del Señor—? ¿No se hacen daño a sí mismos, para su propia vergüenza? 20 Por
eso, así dice el Señor Dios: Voy a derramar mi ira y mi cólera sobre este
lugar, sobre personas y animales, sobre los árboles del campo y sobre los
frutos de la tierra; arderán y no se apagarán. 21 Así dice el Señor del
universo, Dios de Israel:
—
¡Ofrezcan, si quieren, holocaustos y sacrificios, y coman la carne! 22 Pero
cuando saqué a sus antepasados del país de Egipto, no les hablé ni les di
instrucciones sobre holocaustos o sacrificios; 23 sólo les impuse este
precepto: Háganme caso, y yo seré su Dios y ustedes serán mi pueblo; sigan por
el camino que yo les ordene, para que todo les vaya bien. 24 Pero no escucharon
ni prestaron atención; más bien siguieron su propio parecer, la maldad de su
mente retorcida; me dieron la espalda en lugar de volver su rostro hacia mí. 25
Desde el día en que salieron sus antepasados del país de Egipto hasta el día de
hoy, les he estado enviando sin descanso a mis siervos los profetas. 26 Pero no
me escucharon ni prestaron atención; se hicieron más tercos y se portaron peor
que sus antepasados. 27 Les repetirás esto palabra por palabra, pero no te
escucharán; los llamarás, pero no te contestarán. 28 Dirás en su presencia:
“Esta es la nación que no obedeció al Señor su Dios, que no aprendió la
lección; la sinceridad ha desaparecido, ha sido extirpada de su boca”. 29 Corta
tu melena de consagrado, tírala por ahí, y entona en las dunas esta endecha,
pues el Señor ha rechazado y abandonado a la generación que se ha hecho objeto
de su cólera. 30 En efecto, la gente de Judá hizo lo que me parece mal —oráculo
del Señor—: instalaron ídolos en el Templo que lleva mi nombre, y lo
contaminaron; 31 construyeron recintos sagrados en el Tófet, que está en el
valle de Ben Hinón, para quemar allí a sus hijos e hijas, algo que no les mandé
hacer y que ni siquiera me pasó por la imaginación. 32 Así que llegan días
—oráculo del Señor— en que ya no se llamará Tófet ni valle de Ben Hinón, sino
valle de la Matanza, y enterrarán en el Tófet por falta de sitio. 33 Los
cadáveres de este pueblo servirán de alimento a las aves y a las bestias
carroñeras, y nadie las ahuyentará. 34 Haré que enmudezcan en las ciudades de Judá
y en las calles de Jerusalén las voces alegres de fiesta, las canciones del
novio y de la novia, pues el país quedará en ruinas.
8
En aquel tiempo —oráculo del Señor— sacarán de sus tumbas los huesos de los
reyes de Judá, los huesos de sus príncipes, los huesos de los sacerdotes, los
huesos de los profetas y los huesos de los habitantes de Jerusalén. 2 Los
expondrán al sol y a la luna, y a todo el ejército del cielo, a quien amaban, a
quien servían, a quien seguían, a quien consultaban y a quien adoraban; no los
recogerán ni los enterrarán; quedarán como estiércol en el campo. 3 Todos los
supervivientes de esta gente perversa, en todos los lugares por donde los
dispersé, preferirán la muerte a la vida —oráculo del Señor del universo—.
Un
pueblo necio y recalcitrante
4
Les
dirás: Así dice el Señor:
¿No
se levantan los que caen?
¿No
vuelve el que se marchó?
5
¿Por
qué, pues, se ha extraviado este pueblo,
y
Jerusalén es una apóstata recalcitrante?
Se
aferran al engaño, se niegan a volver.
6
Presté
atención y escuché:
Sus
palabras no eran de fiar;
nadie
se arrepiente de su maldad
preguntándose:
“¿Qué he hecho?”.
Cada
cual sigue sus correrías,
como
caballo lanzado al ataque.
7
Hasta
la cigüeña en el cielo
conoce
el tiempo establecido;
la
tórtola, la golondrina y la grulla
están
atentas al tiempo del regreso.
Pero
mi pueblo no conoce
el
orden fijado por el Señor.
La
Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La
Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de
España
Colosenses 2:8-23 La Palabra
(Hispanoamérica) (BLPH)
8
Estén alerta, no sea que alguien los engañe con especulaciones filosóficas o
estériles disquisiciones que se apoyan en tradiciones humanas o en potencias
cósmicas, en lugar de en Cristo, 9 en cuya humanidad habita toda la plenitud de
la divinidad, 10 y en el que, como cabeza de todo principado y de toda
potestad, ustedes han alcanzado la plenitud.
11
Por su unión con Cristo están circuncidados; no en sentido físico, sino con la
circuncisión de Cristo, que es la que los despoja de sus desordenadas
apetencias humanas. 12 Por el bautismo han sido sepultados con Cristo y con él
también ustedes han resucitado al creer en el poder de Dios, que lo resucitó
triunfante de la muerte. 13 Y muertos estaban a causa de sus delitos y de su
condición de paganos. Pero ahora, Dios los ha vuelto a la vida con Cristo y nos
ha perdonado todos nuestros pecados. 14 Ha destruido el documento acusador que
contenía cargos contra nosotros y lo ha hecho desaparecer clavándolo en la
cruz. 15 Ha despojado a principados y potestades y los ha convertido en público
espectáculo, llevándolos cautivos en su cortejo triunfal.
Libertad
en Cristo
16
Que nadie, pues, los critique por cuestiones de comida o de bebida, ni por lo
que respecta a celebraciones, novilunios o días festivos en general. 17 Todo
esto no es más que sombra de lo que ha de venir. La realidad es Cristo. 18 Que
no les escamoteen el premio esos que hacen alarde de humildad y de dar culto a
los ángeles, esos que presumen de visiones y que con sus pensamientos mundanos
están inflados de vano orgullo. 19 Es gente que ha perdido el contacto con
Cristo, es decir, con la cabeza por medio de la cual todo el cuerpo, a través
de los ligamentos y junturas, se mantiene unido y recibe el alimento querido
por Dios. 20 Si han muerto con Cristo y nada tienen que ver con las potencias
cósmicas, ¿por qué se dejan imponer normas como si pertenecieran a este mundo?
21 “Prescinde de esto; no pruebes eso; no toques aquello”. 22 Pero todas esas
son cosas destinadas a gastarse con el uso, como prescripciones y enseñanzas
humanas que son. 23 Tienen, ciertamente, un aire de sabiduría, con su aspecto
de religiosidad, su pretendida humildad y su aparente rigor ascético. En
realidad carecen de todo valor; sólo sirven para satisfacer las desordenadas
apetencias humanas.
La
Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La
Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de
España
Salmos 78:1-31 La Palabra
(Hispanoamérica) (BLPH)
Salmo
78 (77)
Contaremos
las proezas del Señor
78
Salmo de Asaf.
Pueblo
mío, escucha mi enseñanza,
atiendan
a las palabras de mi boca.
2
Con
sentencias sabias hablaré,
proclamaré
enigmas de antaño.
3
Lo
que nosotros oímos y sabemos,
lo
que nuestros padres nos contaron,
4
no
lo ocultaremos a sus hijos;
a
la nueva generación le contaremos
las
proezas del Señor y su poder,
las
maravillas que él hizo.
5
Él
estableció una norma en Jacob,
una
ley instituyó en Israel;
él
ordenó a nuestros padres
enseñarlas
a sus hijos,
6
para
que la generación venidera lo sepa
y
los hijos que habrán de nacer
se
dispongan a contarlo a sus hijos.
7
Así
estos confiarán en Dios,
no
olvidarán sus proezas
y
respetarán sus mandatos;
8
no
serán como sus padres,
generación
terca y rebelde
que
no fue fiel a Dios.
9
Los
hijos de Efraín, diestros arqueros,
huyeron
el día de la batalla.
10
No
respetaron la alianza,
no
quisieron seguir su ley;
11
olvidaron
sus proezas,
los
portentos que les mostró.
12
Ante
sus padres hizo prodigios
en
el país de Egipto, en los campos de Soán.
13
Abrió
el mar y los hizo pasar,
como
un dique detuvo las aguas;
14
con
una nube los guiaba de día,
con
luz de fuego durante la noche;
15
en
el desierto hendió las rocas,
calmó
su sed en caudalosos manantiales;
16
hizo
brotar arroyos de las peñas
y
como ríos descendieron las aguas.
17
Pero
de nuevo pecaron contra él,
se
rebelaron contra el Altísimo en el desierto.
18
En
su interior retaron a Dios,
reclamaron
comida con ansia.
19
Hablaron
contra Dios, dijeron:
“¿Podrá
Dios preparar una mesa en el desierto?
20
Es
verdad que golpeó la roca
y
el agua manó, los arroyos fluyeron;
pero
¿podrá también dar pan,
proporcionar
carne a su pueblo?”.
21
Lo
oyó el Señor y se llenó de furia,
su
ira se encendió contra Jacob,
se
alzó en cólera contra Israel,
22
porque
no habían creído en Dios,
no
confiaban en su salvación.
23
Entonces
dio la orden a las nubes
y
las puertas del cielo se abrieron.
24
Les
hizo llover maná para comer,
les
ofreció trigo del cielo.
25
Pan
de ángeles comió el ser humano,
víveres
mandó para saciarlos.
26
En
el cielo hizo soplar viento del este,
viento
del sur levantó con su poder.
27
Les
llovió carne abundante como el polvo,
aves
numerosas como la arena del mar;
28
en
medio del campamento las hizo caer,
alrededor
de sus tiendas.
29
Ellos
comieron hasta hartarse
y
él cumplió así sus deseos.
30
Pero
no estaban aún satisfechos,
aún
tenían la comida en la boca
31
cuando
Dios se enfureció con ellos
y
acabó con los más vigorosos,
abatió
a los mejores de Israel.
La
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La
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España
Proverbios 24:26 La Palabra
(Hispanoamérica) (BLPH)
26
Como
beso en los labios
es
la respuesta acertada.
La
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La
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España
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