Friday, October 9, 2020

DAB Español, Sábado 10 de Octubre

Día 284, DAB Español, Sábado 10 de Octubre

Jeremías 14:11-16:15; 1 Tesalonicenses 2:10-3:13; Salmos 80; Proverbios 25:1-5 (La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH))







Jeremías 14:11-16:15 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

11 Me dijo el Señor:

— No intercedas por el bien de este pueblo. 12 Aunque ayunen, no pienso escuchar sus gritos; y, aunque ofrezcan holocaustos y sacrificios, no voy a complacerme en ellos. Los pienso aniquilar mediante la espada, el hambre y la peste.

13 Yo respondí:

— ¡Ay, Señor mi Dios! La culpa es de los profetas que les dicen: “No verán la espada ni pasarán hambre; les concederé permanente seguridad en este lugar”.

14 Me contestó el Señor:

— Los profetas anuncian mentiras en mi nombre. No los envié ni les ordené tales cosas; no les dirigí la palabra. Les profetizan visiones y oráculos falsos, necedades y fantasías de su mente. 15 Por eso, así dice el Señor a los profetas que profetizan en mi nombre sin que yo los haya enviado, a esos que dicen que este país no experimentará la espada ni pasará hambre: Esos profetas serán consumidos por la espada y por el hambre. 16 Y el pueblo a quien profetizan yacerá tirado por las calles de Jerusalén, víctima del hambre y de la espada. Y nadie los enterrará: ni a ellos, ni a sus mujeres, ni a sus hijos ni a sus hijas. Haré que recaigan sobre ellos sus maldades.

17 Les comunicarás esta palabra:

Mis ojos se deshacen en lágrimas,
de noche y de día, sin descanso,
por el terrible quebranto sufrido
por la doncella, capital de mi pueblo,
herida de un golpe fatal.
18
Si salgo a descampado,
víctimas de la espada;
si entro en la ciudad,
extenuados por el hambre.
Incluso sacerdotes y profetas
recorren el país desorientados.
19
¿De verdad has rechazado a Judá
y te has hartado de Sión?
¿Por qué nos hieres sin nadie que nos cure?
Esperábamos bienestar y nada va bien,
un tiempo para sanar, y llega el terror.
20
Señor, reconocemos nuestra maldad,
también la culpa de nuestros antepasados.
¡Hemos pecado contra ti!
21
Por amor a tu nombre, no nos rechaces;
no deshonres tu trono glorioso;
acuérdate y no rompas tu alianza con nosotros.
22
¿Hay entre los paganos dioses de la lluvia,
o es el cielo el que descarga los chubascos?
¿No eres tú, Señor, Dios nuestro,
en quien ponemos nuestra esperanza?
¡Sí, tú eres quien hace todo eso!

15 Me dijo el Señor:

— Aunque se presentaran ante mí Moisés y Samuel, no me sentiría bien dispuesto hacia este pueblo. Échalos de mi presencia y que salgan. 2 Y si te preguntan adónde han de salir, les dices: Así dice el Señor:

El destinado a la muerte, a la muerte;
el destinado a la espada, a la espada;
el destinado al hambre, al hambre;
el destinado al destierro, al destierro.

3 Les enviaré cuatro destructores —oráculo del Señor—: la espada para matar, los perros para despedazar, las aves del cielo y las bestias de la tierra para devorar y destrozar. 4 Los pondré como escarmiento de todos los reinos de la tierra, por culpa de Manasés, hijo de Ezequías, rey de Judá; por lo que hizo en Jerusalén.

5
¿Quién te va a compadecer, Jerusalén?
¿Quién plañirá por ti?
¿Quién dará un rodeo
para interesarse por tu bienestar?
6
Fuiste tú quien me rechazaste
—oráculo del Señor—,
tú quien me diste la espalda;
por eso alargué mi mano para aniquilarte,
cansado ya de compadecerte.
7
Los aventé con el bieldo
por las ciudades del país;
dejé a mi pueblo sin hijos,
lo destruí por completo,
pero no cambiaron de conducta.
8
Aumenté el número de sus viudas
más que las arenas del mar;
contra las madres con hijos jóvenes
traje devastadores en pleno mediodía;
precipité sobre ellas de repente
pánico y turbación.
9
La que ha parido siete hijos
desfallece exhalando suspiros;
se pone para ella el sol en pleno día,
está desconcertada y confusa.
El resto lo entregaré a la espada
como presa para sus enemigos
—oráculo del Señor—.
Segunda confesión de Jeremías

10
¡Ay de mí, madre mía,
pues me has engendrado
para pleitear y discutir por todo el país!
Ni he prestado ni me han prestado,
y en cambio todos me maldicen.
11
Dijo el Señor:
¿No te he fortalecido para bien?
¿No he intervenido en tu favor
cuando el enemigo te causaba
desgracias y peligros?
12
¿Puede romperse el hierro,
el hierro del norte y el bronce?
13
Voy a entregar al pillaje
tu riqueza y tus tesoros
por los pecados que has cometido
en todo tu territorio.
14
Haré que sirvas a tus enemigos
en un país desconocido,
pues mi cólera arde como fuego
y va a prender en ustedes.
15
Tú lo sabes, Señor:
No me olvides y ocúpate de mí,
véngame de quienes me persiguen.
No descargues mucho tiempo tu ira sobre mí,
ya sabes que soporto oprobios por ti.
16
Si encontraba tus palabras las devoraba:
tus palabras me servían de gozo,
eran la alegría de mi corazón.
¡Yo era reconocido por tu nombre:
Señor, Dios del universo!
17
Nunca andaba entre la gente
amiga de la juerga y del disfrute;
me obligabas a andar solo,
pues me habías llenado de furor.
18
¿Por qué dura tanto mi dolor
y mi herida se vuelve incurable,
imposible de sanar?
Te me has vuelto cauce engañoso,
cuyas aguas son inconstantes.
19
Por eso, así dice el Señor:
Si vuelves, te dejaré volver
y estarás a mi servicio;
si quitas la escoria del metal,
yo hablaré por tu boca.
Ellos volverán a ti,
pero no vuelvas tú a ellos.
20
Haré que seas para este pueblo
muralla de bronce inexpugnable.
Lucharán contra ti,
pero no te vencerán,
pues yo estoy contigo
para ayudarte y salvarte
—oráculo del Señor—.
21
Te salvaré de manos de los malvados,
te rescataré del puño de los violentos.
Una vida entregada a la profecía

16 Me llegó la palabra del Señor en estos términos:

2 — No te cases, ni tengas hijos e hijas en este lugar, 3 pues así dice el Señor a los hijos y a las hijas nacidos en este lugar, a las madres que los han parido y a los padres que los han engendrado en este país: 4 Morirán de muerte terrible; no serán llorados ni enterrados; servirán de estiércol para el campo. Serán aniquilados por la espada y el hambre, y sus cadáveres servirán de alimento a las aves del cielo y a las bestias de la tierra. 5 Pues así dice el Señor: No entres en casas donde estén de luto, no participes en el duelo ni llores por ellos, pues he retirado de este pueblo mi paz —oráculo del Señor—, mi amor y mi compasión. 6 La gente mayor y los pequeños que mueran en esta tierra no serán enterrados ni llorados; nadie se hará incisiones ni se rapará la cabeza por ellos; 7 nadie partirá el pan del duelo para consolar a los que lloran a los muertos, ni les darán a beber la copa del consuelo por su padre o por su madre. 8 No entres en ninguna casa donde estén de fiesta, para comer y beber con los comensales. 9 Pues así dice el Señor del universo, Dios de Israel: Pienso poner fin en este lugar, en presencia de ustedes y en su vida, a las voces alegres de fiesta, las canciones del novio y de la novia. 10 Cuando transmitas a este pueblo todas estas palabras, seguramente te dirán: “¿Por qué ha pronunciado el Señor contra nosotros toda esta enorme desgracia? ¿Cuáles son las culpas y pecados que hemos cometido contra el Señor, nuestro Dios?”. 11 Tú les responderás: “Porque sus antepasados me abandonaron —oráculo del Señor— y se fueron tras dioses extranjeros para darles culto y adorarlos; me abandonaron a mí y no cumplieron mi ley”. 12 Pero las acciones de ustedes son peores que las de sus antepasados, pues ustedes van tras los planes de su obstinado y perverso corazón, y se niegan a escucharme. 13 Los arrojaré de esta tierra a otra tierra que ni ustedes ni sus padres conocen; allí darán culto a dioses extranjeros, día y noche, pues no pienso concederles mi gracia.
El tema del nuevo éxodo

14 Vienen días —oráculo del Señor— en que ya no se jurará: “Por vida del Señor, que hizo subir a los israelitas del país de Egipto”, 15 sino: “Por vida del Señor, que hizo subir a los israelitas de un país del norte y de todos los países por donde los dispersó”. Y los haré volver a su tierra, la que di a sus antepasados.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España

1 Tesalonicenses 2:10-3:13 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

10 Testigos son, y lo es Dios también, de lo noble, honrado e irreprochable que fue nuestro proceder para con ustedes, los creyentes. 11 Tratamos a cada uno —¡bien lo saben!— como un padre trata a sus hijos: 12 exhortándolos, animándolos y amonestándolos para que se comporten de una manera digna del Dios que los ha llamado a su reino glorioso.

13 Damos por ello gracias a Dios constantemente, pues al acoger el mensaje evangélico de Dios que les proclamamos, no fue un mensaje humano el que ustedes acogieron sino, como es en verdad, un mensaje divino que sigue actuando en ustedes los creyentes. 14 En efecto, hermanos, también ustedes han compartido la suerte de las iglesias de Dios que se hallan en Judea congregadas en nombre de Jesús: a ustedes los han hecho sufrir sus propios compatriotas; y a ellos, los judíos, 15 que fueron los que mataron a Jesús, el Señor, y a los profetas. Los mismos que ahora nos persiguen a nosotros, desagradan a Dios y se hacen enemigos de todo ser humano, 16 al impedirnos predicar a los paganos a fin de que se salven. Están así llenando permanentemente la medida de sus pecados; pero el castigo de Dios se ha abatido sobre ellos de forma definitiva.
Misión de Timoteo en Tesalónica

17 Por lo que respecta a nosotros, hermanos, separados momentáneamente de ustedes en cuanto a la presencia física, que no por el cariño, hemos procurado con todo empeño visitarlos personalmente. 18 Lo hemos intentado, en concreto yo, Pablo, una y otra vez, pero Satanás nos lo ha impedido. 19 Y es que ¿quién, sino ustedes, será nuestra esperanza, nuestra alegría y nuestra corona de gloria ante Jesús nuestro Señor, el día de su manifestación? 20 ¡Ustedes, ciertamente, son nuestra gloria y nuestra alegría!

3 Por eso, no pudiendo aguantar ya más, decidimos quedarnos solos en Atenas 2 y enviarles a Timoteo, hermano nuestro y colaborador en el anuncio del mensaje salvador de Cristo, con la misión de fortalecerlos y animarlos en la fe, 3 para que ninguno sucumba ante esas pruebas a las que, como saben, estamos destinados. 4 Ya se lo anunciamos estando entre ustedes: “Es preciso que sobrevengan dificultades”. Y es lo que ha sucedido, como bien saben. 5 Así que, no pudiendo aguantar ya más, envié [a Timoteo] para que me informara acerca de la fe de ustedes, no sea que los hubiera seducido el Seductor y todo nuestro esfuerzo terminara siendo inútil.
Alegría y acción de gracias por las buenas noticias

6 Pero he aquí que Timoteo acaba de regresar de visitarlos trayendo muy buenas noticias sobre la fe y el amor que ustedes muestran. Nos asegura que conservan un buen recuerdo nuestro y que están tan deseosos de vernos como lo estamos nosotros de verlos a ustedes. 7 Por eso, hermanos, en medio de tantos sufrimientos y tribulaciones como hemos tenido que soportar por ustedes, hemos sentido el consuelo de la fe que tienen. 8 De modo que ahora, al saber que se mantienen fieles al Señor, hemos vuelto a vivir.

9 ¿Cómo podremos agradecer a Dios toda esta inmensa alegría que nos hacen sentir en presencia de nuestro Dios? 10 Insistentemente, de día y de noche, pedimos a Dios que nos conceda verlos personalmente para corregir las deficiencias de la fe de ustedes. 11 Que Dios, nuestro Padre, y Jesús, nuestro Señor, nos encaminen felizmente hasta ustedes. 12 Que el Señor los llene a rebosar de un amor mutuo y para con todos tan grande como el que nosotros sentimos por ustedes. 13 Que los haga, en fin, interiormente fuertes e irreprochables en cuanto consagrados a Dios, nuestro Padre, para el día en que Jesús, nuestro Señor, se manifieste acompañado de todos sus elegidos.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España

Salmos 80 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

Salmo 80 (79)
Oh Dios, restablécenos

80 Al maestro del coro. Según “Los lirios del testimonio”. Salmo de Asaf.
2
Escucha, pastor de Israel,
tú que conduces a José como a un rebaño,
tú que te sientas sobre querubines, muéstrate;
3
delante de Efraín, Benjamín y Manasés
manifiesta tu poder, ven a salvarnos.
4
¡Oh Dios, renuévanos,
ilumina tu rostro y estaremos salvados!
5
Oh Señor, Dios del universo, ¿hasta cuándo
te enfurecerá la oración de tu pueblo?
6
Un pan de lágrimas le diste a comer,
un sinfín de lágrimas le diste a beber.
7
Nos has hecho la burla de los vecinos,
se ríen de nosotros nuestros enemigos.
8
¡Dios del universo, renuévanos,
ilumina tu rostro y estaremos salvados!
9
Tú arrancaste una viña de Egipto,
expulsaste naciones y volviste a plantarla;
10
preparaste el suelo para ella,
echó raíces y llenó la tierra.
11
Su sombra cubrió los montes,
sus ramas los majestuosos cedros;
12
llegaron hasta el mar sus brotes
y hasta el Éufrates sus retoños.
13
¿Por qué has derribado su valla?
Cuantos pasan la vendimian,
14
el jabalí la destroza con sus dientes,
las alimañas del campo pacen en ella.
15
Dios del universo, vuélvete,
observa desde el cielo, mira;
trata a esta viña con bondad,
16
pues la cepa que plantó tu mano,
el retoño que tú robusteciste,
17
fue quemado, arrancado de raíz.
¡Que mueran ante tu faz amenazante!
18
Protege al que está a tu diestra,
a la persona que tú fortaleciste.
19
No nos alejaremos más de ti,
danos la vida e invocaremos tu nombre.
20
¡Oh Señor, Dios del universo, renuévanos,
ilumina tu rostro y estaremos salvados!

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España

Proverbios 25:1-5 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

V.— SEGUNDA COLECCIÓN SALOMÓNICA (25—29)

25 Nuevos proverbios de Salomón, recopilados por los hombres de Ezequías, rey de Judá.

2
Es gloria de Dios ocultar cosas,
es gloria de reyes investigarlas.
3
La altura de los cielos, la profundidad de la tierra
y la mente de los reyes son indescifrables.
4
Separa la escoria de la plata
y el platero sacará una copa;
5
separa al malvado del rey
y la justicia presidirá su reinado.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España

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