Jeremías 26:1-27:22; 2 Tesalonicenses 3:1-18; Salmos 85; Proverbios 25:16 (Reina-Valera 1960 (RVR1960))
Jeremías 26-27 Reina-Valera 1960
(RVR1960)
Jeremías
es amenazado de muerte
26 En el principio del reinado de Joacim hijo de
Josías, rey de Judá, vino esta palabra de Jehová, diciendo:
2
Así ha dicho Jehová: Ponte en el atrio de la casa de Jehová, y habla a todas
las ciudades de Judá, que vienen para adorar en la casa de Jehová, todas las
palabras que yo te mandé hablarles; no retengas palabra.
3
Quizá oigan, y se vuelvan cada uno de su mal camino, y me arrepentiré yo del
mal que pienso hacerles por la maldad de sus obras.
4
Les dirás, pues: Así ha dicho Jehová: Si no me oyereis para andar en mi ley, la
cual puse ante vosotros,
5
para atender a las palabras de mis siervos los profetas, que yo os envío desde
temprano y sin cesar, a los cuales no habéis oído,
6
yo pondré esta casa como Silo, y esta ciudad la pondré por maldición a todas
las naciones de la tierra.
7
Y los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo oyeron a Jeremías hablar estas
palabras en la casa de Jehová.
8
Y cuando terminó de hablar Jeremías todo lo que Jehová le había mandado que
hablase a todo el pueblo, los sacerdotes y los profetas y todo el pueblo le
echaron mano, diciendo: De cierto morirás.
9
¿Por qué has profetizado en nombre de Jehová, diciendo: Esta casa será como
Silo, y esta ciudad será asolada hasta no quedar morador? Y todo el pueblo se
juntó contra Jeremías en la casa de Jehová.
10
Y los príncipes de Judá oyeron estas cosas, y subieron de la casa del rey a la
casa de Jehová, y se sentaron en la entrada de la puerta nueva de la casa de
Jehová.
11
Entonces hablaron los sacerdotes y los profetas a los príncipes y a todo el
pueblo, diciendo: En pena de muerte ha incurrido este hombre; porque profetizó
contra esta ciudad, como vosotros habéis oído con vuestros oídos.
12
Y habló Jeremías a todos los príncipes y a todo el pueblo, diciendo: Jehová me
envió a profetizar contra esta casa y contra esta ciudad, todas las palabras
que habéis oído.
13
Mejorad ahora vuestros caminos y vuestras obras, y oíd la voz de Jehová vuestro
Dios, y se arrepentirá Jehová del mal que ha hablado contra vosotros.
14
En lo que a mí toca, he aquí estoy en vuestras manos; haced de mí como mejor y
más recto os parezca.
15
Mas sabed de cierto que si me matáis, sangre inocente echaréis sobre vosotros,
y sobre esta ciudad y sobre sus moradores; porque en verdad Jehová me envió a
vosotros para que dijese todas estas palabras en vuestros oídos.
16
Y dijeron los príncipes y todo el pueblo a los sacerdotes y profetas: No ha
incurrido este hombre en pena de muerte, porque en nombre de Jehová nuestro
Dios nos ha hablado.
17
Entonces se levantaron algunos de los ancianos de la tierra y hablaron a toda
la reunión del pueblo, diciendo:
18
Miqueas de Moreset profetizó en tiempo de Ezequías rey de Judá, y habló a todo
el pueblo de Judá, diciendo: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Sion será
arada como campo, y Jerusalén vendrá a ser montones de ruinas, y el monte de la
casa como cumbres de bosque.
19
¿Acaso lo mataron Ezequías rey de Judá y todo Judá? ¿No temió a Jehová, y oró
en presencia de Jehová, y Jehová se arrepintió del mal que había hablado contra
ellos? ¿Haremos, pues, nosotros tan gran mal contra nuestras almas?
20
Hubo también un hombre que profetizaba en nombre de Jehová, Urías hijo de
Semaías, de Quiriat-jearim, el cual profetizó contra esta ciudad y contra esta
tierra, conforme a todas las palabras de Jeremías;
21
y oyeron sus palabras el rey Joacim y todos sus grandes, y todos sus príncipes,
y el rey procuró matarle; entendiendo lo cual Urías, tuvo temor, y huyó a
Egipto.
22
Y el rey Joacim envió hombres a Egipto, a Elnatán hijo de Acbor y otros hombres
con él, a Egipto;
23
los cuales sacaron a Urías de Egipto y lo trajeron al rey Joacim, el cual lo
mató a espada, y echó su cuerpo en los sepulcros del vulgo.
24
Pero la mano de Ahicam hijo de Safán estaba a favor de Jeremías, para que no lo
entregasen en las manos del pueblo para matarlo.
La
señal de los yugos
27 En el principio del reinado de Joacim hijo de
Josías, rey de Judá, vino esta palabra de Jehová a Jeremías, diciendo:
2
Jehová me ha dicho así: Hazte coyundas y yugos, y ponlos sobre tu cuello;
3
y los enviarás al rey de Edom, y al rey de Moab, y al rey de los hijos de Amón,
y al rey de Tiro, y al rey de Sidón, por mano de los mensajeros que vienen a
Jerusalén a Sedequías rey de Judá.
4
Y les mandarás que digan a sus señores: Así ha dicho Jehová de los ejércitos,
Dios de Israel: Así habéis de decir a vuestros señores:
5
Yo hice la tierra, el hombre y las bestias que están sobre la faz de la tierra,
con mi gran poder y con mi brazo extendido, y la di a quien yo quise.
6
Y ahora yo he puesto todas estas tierras en mano de Nabucodonosor rey de
Babilonia, mi siervo, y aun las bestias del campo le he dado para que le
sirvan.
7
Y todas las naciones le servirán a él, a su hijo, y al hijo de su hijo, hasta
que venga también el tiempo de su misma tierra, y la reduzcan a servidumbre
muchas naciones y grandes reyes.
8
Y a la nación y al reino que no sirviere a Nabucodonosor rey de Babilonia, y
que no pusiere su cuello debajo del yugo del rey de Babilonia, castigaré a tal nación
con espada y con hambre y con pestilencia, dice Jehová, hasta que la acabe yo
por su mano.
9
Y vosotros no prestéis oído a vuestros profetas, ni a vuestros adivinos, ni a
vuestros soñadores, ni a vuestros agoreros, ni a vuestros encantadores, que os
hablan diciendo: No serviréis al rey de Babilonia.
10
Porque ellos os profetizan mentira, para haceros alejar de vuestra tierra, y
para que yo os arroje y perezcáis.
11
Mas a la nación que sometiere su cuello al yugo del rey de Babilonia y le
sirviere, la dejaré en su tierra, dice Jehová, y la labrará y morará en ella.
12
Hablé también a Sedequías rey de Judá conforme a todas estas palabras,
diciendo: Someted vuestros cuellos al yugo del rey de Babilonia, y servidle a
él y a su pueblo, y vivid.
13
¿Por qué moriréis tú y tu pueblo a espada, de hambre y de pestilencia, según ha
dicho Jehová de la nación que no sirviere al rey de Babilonia?
14
No oigáis las palabras de los profetas que os hablan diciendo: No serviréis al
rey de Babilonia; porque os profetizan mentira.
15
Porque yo no los envié, dice Jehová, y ellos profetizan falsamente en mi
nombre, para que yo os arroje y perezcáis vosotros y los profetas que os
profetizan.
16
También a los sacerdotes y a todo este pueblo hablé diciendo: Así ha dicho
Jehová: No oigáis las palabras de vuestros profetas que os profetizan diciendo:
He aquí que los utensilios de la casa de Jehová volverán de Babilonia ahora
pronto; porque os profetizan mentira.
17
No los oigáis; servid al rey de Babilonia y vivid; ¿por qué ha de ser desolada
esta ciudad?
18
Y si ellos son profetas, y si está con ellos la palabra de Jehová, oren ahora a
Jehová de los ejércitos para que los utensilios que han quedado en la casa de
Jehová y en la casa del rey de Judá y en Jerusalén, no vayan a Babilonia.
19
Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos acerca de aquellas columnas, del
estanque, de las basas y del resto de los utensilios que quedan en esta ciudad,
20
que no quitó Nabucodonosor rey de Babilonia cuando transportó de Jerusalén a
Babilonia a Jeconías hijo de Joacim, rey de Judá, y a todos los nobles de Judá
y de Jerusalén;
21
así, pues, ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, acerca de los
utensilios que quedaron en la casa de Jehová, y en la casa del rey de Judá, y
en Jerusalén:
22
A Babilonia serán transportados, y allí estarán hasta el día en que yo los
visite, dice Jehová; y después los traeré y los restauraré a este lugar.
Reina-Valera
1960 (RVR1960)
Versión
Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado ©
Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.
2 Tesalonicenses 3 Reina-Valera 1960
(RVR1960)
Que
la palabra de Dios sea glorificada
3 Por lo demás, hermanos, orad por nosotros,
para que la palabra del Señor corra y sea glorificada, así como lo fue entre
vosotros,
2
y para que seamos librados de hombres perversos y malos; porque no es de todos
la fe.
3
Pero fiel es el Señor, que os afirmará y guardará del mal.
4
Y tenemos confianza respecto a vosotros en el Señor, en que hacéis y haréis lo
que os hemos mandado.
5
Y el Señor encamine vuestros corazones al amor de Dios, y a la paciencia de
Cristo.
El
deber de trabajar
6
Pero os ordenamos, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que os
apartéis de todo hermano que ande desordenadamente, y no según la enseñanza que
recibisteis de nosotros.
7
Porque vosotros mismos sabéis de qué manera debéis imitarnos; pues nosotros no
anduvimos desordenadamente entre vosotros,
8
ni comimos de balde el pan de nadie, sino que trabajamos con afán y fatiga día
y noche, para no ser gravosos a ninguno de vosotros;
9
no porque no tuviésemos derecho, sino por daros nosotros mismos un ejemplo para
que nos imitaseis.
10
Porque también cuando estábamos con vosotros, os ordenábamos esto: Si alguno no
quiere trabajar, tampoco coma.
11
Porque oímos que algunos de entre vosotros andan desordenadamente, no
trabajando en nada, sino entremetiéndose en lo ajeno.
12
A los tales mandamos y exhortamos por nuestro Señor Jesucristo, que trabajando
sosegadamente, coman su propio pan.
13
Y vosotros, hermanos, no os canséis de hacer bien.
14
Si alguno no obedece a lo que decimos por medio de esta carta, a ése señaladlo,
y no os juntéis con él, para que se avergüence.
15
Mas no lo tengáis por enemigo, sino amonestadle como a hermano.
Bendición
final
16
Y el mismo Señor de paz os dé siempre paz en toda manera. El Señor sea con
todos vosotros.
17
La salutación es de mi propia mano, de Pablo, que es el signo en toda carta
mía; así escribo.
18
La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén.
Reina-Valera
1960 (RVR1960)
Versión
Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado ©
Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.
Salmos 85 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Súplica
por la misericordia de Dios sobre Israel
Al
músico principal. Salmo para los hijos de Coré.
85 Fuiste propicio a tu tierra, oh Jehová;
Volviste la cautividad de Jacob.
2
Perdonaste
la iniquidad de tu pueblo;
Todos
los pecados de ellos cubriste. Selah
3
Reprimiste
todo tu enojo;
Te
apartaste del ardor de tu ira.
4
Restáuranos,
oh Dios de nuestra salvación,
Y
haz cesar tu ira de sobre nosotros.
5
¿Estarás
enojado contra nosotros para siempre?
¿Extenderás
tu ira de generación en generación?
6
¿No
volverás a darnos vida,
Para
que tu pueblo se regocije en ti?
7
Muéstranos,
oh Jehová, tu misericordia,
Y
danos tu salvación.
8
Escucharé
lo que hablará Jehová Dios;
Porque
hablará paz a su pueblo y a sus santos,
Para
que no se vuelvan a la locura.
9
Ciertamente
cercana está su salvación a los que le temen,
Para
que habite la gloria en nuestra tierra.
10
La
misericordia y la verdad se encontraron;
La
justicia y la paz se besaron.
11
La
verdad brotará de la tierra,
Y
la justicia mirará desde los cielos.
12
Jehová
dará también el bien,
Y
nuestra tierra dará su fruto.
13
La
justicia irá delante de él,
Y
sus pasos nos pondrá por camino.
Reina-Valera
1960 (RVR1960)
Versión
Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado ©
Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.
Proverbios 25:16 Reina-Valera 1960
(RVR1960)
16
¿Hallaste
miel? Come lo que te basta,
No
sea que hastiado de ella la vomites.
Reina-Valera
1960 (RVR1960)
Versión
Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado ©
Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.
No comments:
Post a Comment