Friday, October 30, 2020

DAB Español, Sábado 31 de Octubre

Día 305, DAB Español, Sábado 31 de Octubre

Lamentaciones 4:1-5:22; Hebreos 2:1-18; Salmos 103; Proverbios 26:23 (Nueva Biblia de las Américas (NBLA))







Lamentaciones 4-5 Nueva Biblia de las Américas (NBLA)

Sufrimientos a causa del sitio

4 ¡Cómo se ha ennegrecido el oro,
Cómo ha cambiado el oro puro!
Esparcidas están las piedras sagradas
Por las esquinas de todas las calles.
2
Los hijos preciados de Sión,
Que valían su peso en oro puro,
¡Cómo son tenidos por vasijas de barro,
Obra de manos de alfarero!
3
Aun los chacales dan las ubres,
Dan de mamar a sus crías;
Pero la hija de mi pueblo[a] se ha vuelto cruel
Como los avestruces en el desierto.
4
La lengua del niño de pecho se le pega
Al paladar por la sed;
Los pequeños piden pan,
Pero no hay quien se lo reparta.
5
Los que comían manjares
Andan desolados por las calles;
Los que se criaron entre púrpura
Abrazan cenizales.
6
La iniquidad de la hija de mi pueblo
Es mayor que el pecado de Sodoma,
Que fue derribada en un instante
Sin que manos actuaran contra ella.
7
Sus consagrados[b] eran más puros que la nieve,
Más blancos que la leche,
Más rojizos de cuerpo que los corales,
Como el zafiro era su apariencia.
8
Más negro que el hollín es su aspecto,
No se les reconoce por las calles;
Se les ha pegado la piel a sus huesos,
Se ha marchitado, se ha vuelto como madera.
9
Más dichosos son los que mueren a espada
Que los que mueren de hambre,
Que se consumen, extenuados,
Por falta de los frutos de los campos.
10
Las manos de mujeres compasivas
Cocieron a sus propios hijos,
Que les sirvieron de comida
A causa de la destrucción de la hija de mi pueblo[c].
11
El Señor ha cumplido Su furor,
Ha derramado Su ardiente ira.
Ha prendido un fuego en Sión
Que ha consumido sus cimientos.
12
No creyeron los reyes de la tierra,
Ni ninguno de los habitantes del mundo,
Que el adversario y el enemigo pudieran entrar
Por las puertas de Jerusalén.
13
Pero a causa de los pecados de sus profetas
Y de las iniquidades de sus sacerdotes,
Quienes derramaron en medio de ella
La sangre de los justos,
14
Vagaron ciegos por las calles,
Manchados de sangre,
Sin que nadie pudiera tocar sus vestidos.
15
«¡Apártense! ¡Inmundos!», gritaban de sí mismos.
«¡Apártense, apártense, no nos toquen!».
Así que huyeron y vagaron.
Entre las naciones se decía:
«No seguirán residiendo entre nosotros».
16
La presencia del Señor los dispersó,
No volverá a mirarlos.
Ellos no honraron a los sacerdotes,
Ni tuvieron piedad de los ancianos.
17
Aun nuestros ojos desfallecían,
Buscar ayuda fue inútil.
En nuestro velar hemos aguardado
A una nación incapaz de salvar.
18
Ponían trampas a nuestros pasos
Para que no anduviéramos por nuestras calles.
Nuestro fin se acercaba,
Se cumplieron nuestros días,
Porque había llegado nuestro fin.
19
Nuestros perseguidores eran más veloces
Que las águilas del cielo;
Por los montes nos persiguieron,
En el desierto nos tendieron emboscadas.
20
El aliento de nuestras vidas, el ungido del Señor,
Fue atrapado en sus fosos,
Aquel de quien habíamos dicho: «A su sombra
Viviremos entre las naciones».
21
Regocíjate y alégrate, hija de Edom,
La que habitas en la tierra de Uz;
También a ti llegará la copa,
Te embriagarás y te desnudarás.
22
Se ha completado el castigo de tu iniquidad, hija de Sión:
No volverá Él a desterrarte;
Mas castigará tu iniquidad, hija de Edom;
Pondrá al descubierto tus pecados.
Plegaria de Jeremías por el pueblo

5 Acuérdate, oh Señor, de lo que nos ha sucedido;
Mira y ve nuestro oprobio.
2
Nuestra heredad ha pasado a extraños,
Nuestras casas a extranjeros.
3
Hemos quedado huérfanos, sin padre,
Nuestras madres, como viudas.
4
Por el agua que bebemos tenemos que pagar,
Nuestra leña nos llega por precio.
5
Sobre nuestros cuellos están nuestros perseguidores;
No hay descanso para nosotros, estamos agotados.
6
A Egipto y a Asiria nos hemos sometido
Para saciarnos de pan.
7
Nuestros padres pecaron, ya no existen,
Y nosotros cargamos con sus iniquidades.
8
Esclavos dominan sobre nosotros,
No hay quien nos libre de su mano.
9
Con peligro de nuestras vidas conseguimos nuestro pan,
Enfrentándonos a la espada en el desierto.
10
Nuestra piel quema como un horno,
A causa de los ardores[d] del hambre.
11
Violaron a las mujeres en Sión,
A las vírgenes en las ciudades de Judá.
12
Los príncipes fueron colgados de sus manos,
Los rostros de los ancianos no fueron respetados.
13
Los jóvenes trabajaron en el molino,
Y los muchachos cayeron bajo el peso de la leña.
14
Los ancianos han dejado de estar a las puertas de la ciudad,
Los jóvenes, de su música.
15
Ha cesado el gozo de nuestro corazón,
Se ha convertido en duelo nuestra danza.
16
Ha caído la corona de nuestra cabeza.
¡Ay de nosotros, pues hemos pecado!
17
Por esto está abatido nuestro corazón,
Por estas cosas se nublan nuestros ojos,
18
Porque el monte Sión está asolado;
Las zorras merodean en él.

19
Pero Tú, oh Señor, reinas para siempre,
Tu trono permanece de generación en generación.
20
¿Por qué te olvidas para siempre de nosotros,
Y nos abandonas a perpetuidad?
21
Restáuranos a Ti, oh Señor, y seremos restaurados;
Renueva nuestros días como antaño,
22
A no ser que nos hayas desechado totalmente,
Y estés enojado en gran manera contra nosotros.
Footnotes:

    Lamentaciones 4:3 O Jerusalén.
    Lamentaciones 4:7 O nazareos.
    Lamentaciones 4:10 O Jerusalén.
    Lamentaciones 5:10 O ante los tormentos.

Nueva Biblia de las Américas (NBLA)
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Hebreos 2 Nueva Biblia de las Américas (NBLA)

Peligro de la negligencia

2 Por tanto, debemos prestar mucha mayor atención a lo que hemos oído[a], no sea que nos desviemos. 2 Porque si la palabra hablada por medio de ángeles resultó ser inmutable, y toda transgresión y desobediencia recibió una justa retribución, 3 ¿cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande? La cual, después que fue anunciada[b] primeramente por medio del Señor, nos fue confirmada por los que la oyeron. 4 Dios testificó junto con ellos, tanto por señales[c] como por prodigios, y por diversos milagros[d] y por dones repartidos del Espíritu Santo según Su propia voluntad.
Cristo coronado de gloria y honor

5 Porque no sujetó a los ángeles el mundo venidero, acerca del cual estamos hablando. 6 Pero uno ha testificado en un lugar de las Escrituras diciendo:

«¿Qué es el hombre para que Tú te acuerdes de Él,
O el hijo del hombre para que te intereses en Él?
7
Lo has hecho un poco inferior a los Ángeles;
Lo has coronado de gloria y honor,
Y lo has puesto sobre las obras de Tus manos[e];
8
Todo lo has sujetado bajo sus pies».

Porque al sujetarlo todo a él, no dejó nada que no le sea sujeto. Pero ahora no vemos aún todas las cosas sujetas a él.

9 Pero vemos a Aquel que fue hecho un poco inferior a los ángeles, es decir, a Jesús, coronado de gloria y honor a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios probara la muerte por todos. 10 Porque convenía que Aquel para quien son todas las cosas y por quien son todas las cosas, llevando muchos hijos a la gloria, hiciera perfecto por medio de los padecimientos al autor[f] de la salvación de ellos. 11 Porque tanto el que santifica como los que son santificados, son todos de un Padre; por lo cual Él no se avergüenza de llamarlos hermanos, 12 cuando dice:

«Anunciaré Tu nombre a Mis hermanos,
En medio de la congregación[g] te cantaré himnos».

13 Otra vez:

«Yo en Él confiaré[h]».

Y otra vez:

«Aquí estoy, Yo y los hijos que Dios me ha dado».

14 Así que, por cuanto los hijos participan de carne y sangre[i], también Jesús participó de lo mismo, para anular mediante la muerte el poder de aquel que tenía el poder de la muerte, es decir, el diablo, 15 y librar a los que por el temor a la muerte, estaban sujetos a esclavitud durante toda la vida. 16 Porque ciertamente no ayuda a los ángeles, sino que ayuda a[j] la descendencia[k] de Abraham.

17 Por tanto, tenía que ser[l] hecho semejante a Sus hermanos en todo, a fin de que llegara a ser un sumo sacerdote misericordioso y fiel en las cosas que a Dios atañen, para hacer propiciación por los pecados del pueblo. 18 Pues por cuanto Él mismo fue tentado en el sufrimiento, es poderoso para socorrer a[m] los que son tentados.
Footnotes:

    Hebreos 2:1 Lit. a las cosas que se han oído.
    Hebreos 2:3 Lit. hablada.
    Hebreos 2:4 O milagros.
    Hebreos 2:4 O diversas obras de poder.
    Hebreos 2:7 Algunos mss. antiguos no incluyen: y...manos.
    Hebreos 2:10 O líder.
    Hebreos 2:12 O iglesia.
    Hebreos 2:13 Lit. pondré mi confianza en Él.
    Hebreos 2:14 Lit. sangre y carne.
    Hebreos 2:16 Lit. no toma a los ángeles, sino que toma a.
    Hebreos 2:16 Lit. simiente.
    Hebreos 2:17 Lit. estaba obligado a ser.
    Hebreos 2:18 O para acudir al socorro de.

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Salmos 103 Nueva Biblia de las Américas (NBLA)

Himno de alabanza
Salmo de David.

103 Bendice, alma mía, al Señor,
Y bendiga todo mi ser Su santo nombre.
2
Bendice, alma mía, al Señor,
Y no olvides ninguno de Sus beneficios.
3
Él es el que perdona todas tus iniquidades,
El que sana todas tus enfermedades;
4
El que rescata de la fosa tu vida,
El que te corona de bondad y compasión;
5
El que colma de bienes tus años,
Para que tu juventud se renueve como el águila.

6
El Señor hace justicia,
Y juicios a favor de todos los oprimidos.
7
A Moisés dio a conocer Sus caminos,
Y a los israelitas Sus obras.
8
Compasivo y clemente es el Señor,
Lento para la ira y grande en misericordia.
9
No luchará con nosotros para siempre,
Ni para siempre guardará Su enojo.
10
No nos ha tratado según nuestros pecados,
Ni nos ha pagado conforme a nuestras iniquidades.
11
Porque como están de altos los cielos sobre la tierra,
Así es de grande Su misericordia para los que le temen[a].
12
Como está de lejos el oriente del occidente,
Así alejó de nosotros nuestras transgresiones.
13
Como un padre se compadece de sus hijos,
Así se compadece el Señor de los que le temen.
14
Porque Él sabe de qué estamos hechos,
Se acuerda de que solo somos polvo.

15
El hombre, como la hierba son sus días;
Como la flor del campo, así florece;
16
Cuando el viento pasa sobre ella, deja de ser,
Y su lugar ya no la reconoce.
17
Pero la misericordia del Señor es desde la eternidad hasta la eternidad, para los que le temen,
Y su justicia para los hijos de los hijos,
18
Para los que guardan Su pacto
Y se acuerdan de Sus preceptos para cumplirlos.

19
El Señor ha establecido Su trono en los cielos,
Y Su reino domina sobre todo.
20
Bendigan al Señor, ustedes Sus ángeles,
Poderosos en fortaleza, que ejecutan Su mandato,
Obedeciendo la voz de Su palabra.
21
Bendigan al Señor, ustedes todos Sus ejércitos,
Que le sirven haciendo Su voluntad.
22
Bendigan al Señor, ustedes todas Sus obras,
En todos los lugares de Su dominio.
Bendice, alma mía, al Señor.
Footnotes:

    Salmos 103:11 O reverencian.

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Proverbios 26:23 Nueva Biblia de las Américas (NBLA)

23
Como vasija de barro revestida de escoria de plata,
Así son los labios ardientes y el corazón perverso.
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