Lamentaciones 4:1-5:22; Hebreos 2:1-18; Salmos 103; Proverbios 26:23 (Nueva Biblia de las Américas (NBLA))
Lamentaciones 4-5 Nueva Biblia de las
Américas (NBLA)
Sufrimientos
a causa del sitio
4
¡Cómo se ha ennegrecido el oro,
Cómo
ha cambiado el oro puro!
Esparcidas
están las piedras sagradas
Por
las esquinas de todas las calles.
2
Los
hijos preciados de Sión,
Que
valían su peso en oro puro,
¡Cómo
son tenidos por vasijas de barro,
Obra
de manos de alfarero!
3
Aun
los chacales dan las ubres,
Dan
de mamar a sus crías;
Pero
la hija de mi pueblo[a] se ha vuelto cruel
Como
los avestruces en el desierto.
4
La
lengua del niño de pecho se le pega
Al
paladar por la sed;
Los
pequeños piden pan,
Pero
no hay quien se lo reparta.
5
Los
que comían manjares
Andan
desolados por las calles;
Los
que se criaron entre púrpura
Abrazan
cenizales.
6
La
iniquidad de la hija de mi pueblo
Es
mayor que el pecado de Sodoma,
Que
fue derribada en un instante
Sin
que manos actuaran contra ella.
7
Sus
consagrados[b] eran más puros que la nieve,
Más
blancos que la leche,
Más
rojizos de cuerpo que los corales,
Como
el zafiro era su apariencia.
8
Más
negro que el hollín es su aspecto,
No
se les reconoce por las calles;
Se
les ha pegado la piel a sus huesos,
Se
ha marchitado, se ha vuelto como madera.
9
Más
dichosos son los que mueren a espada
Que
los que mueren de hambre,
Que
se consumen, extenuados,
Por
falta de los frutos de los campos.
10
Las
manos de mujeres compasivas
Cocieron
a sus propios hijos,
Que
les sirvieron de comida
A
causa de la destrucción de la hija de mi pueblo[c].
11
El
Señor ha cumplido Su furor,
Ha
derramado Su ardiente ira.
Ha
prendido un fuego en Sión
Que
ha consumido sus cimientos.
12
No
creyeron los reyes de la tierra,
Ni
ninguno de los habitantes del mundo,
Que
el adversario y el enemigo pudieran entrar
Por
las puertas de Jerusalén.
13
Pero
a causa de los pecados de sus profetas
Y
de las iniquidades de sus sacerdotes,
Quienes
derramaron en medio de ella
La
sangre de los justos,
14
Vagaron
ciegos por las calles,
Manchados
de sangre,
Sin
que nadie pudiera tocar sus vestidos.
15
«¡Apártense!
¡Inmundos!», gritaban de sí mismos.
«¡Apártense,
apártense, no nos toquen!».
Así
que huyeron y vagaron.
Entre
las naciones se decía:
«No
seguirán residiendo entre nosotros».
16
La
presencia del Señor los dispersó,
No
volverá a mirarlos.
Ellos
no honraron a los sacerdotes,
Ni
tuvieron piedad de los ancianos.
17
Aun
nuestros ojos desfallecían,
Buscar
ayuda fue inútil.
En
nuestro velar hemos aguardado
A
una nación incapaz de salvar.
18
Ponían
trampas a nuestros pasos
Para
que no anduviéramos por nuestras calles.
Nuestro
fin se acercaba,
Se
cumplieron nuestros días,
Porque
había llegado nuestro fin.
19
Nuestros
perseguidores eran más veloces
Que
las águilas del cielo;
Por
los montes nos persiguieron,
En
el desierto nos tendieron emboscadas.
20
El
aliento de nuestras vidas, el ungido del Señor,
Fue
atrapado en sus fosos,
Aquel
de quien habíamos dicho: «A su sombra
Viviremos
entre las naciones».
21
Regocíjate
y alégrate, hija de Edom,
La
que habitas en la tierra de Uz;
También
a ti llegará la copa,
Te
embriagarás y te desnudarás.
22
Se
ha completado el castigo de tu iniquidad, hija de Sión:
No
volverá Él a desterrarte;
Mas
castigará tu iniquidad, hija de Edom;
Pondrá
al descubierto tus pecados.
Plegaria
de Jeremías por el pueblo
5
Acuérdate, oh Señor, de lo que nos ha sucedido;
Mira
y ve nuestro oprobio.
2
Nuestra
heredad ha pasado a extraños,
Nuestras
casas a extranjeros.
3
Hemos
quedado huérfanos, sin padre,
Nuestras
madres, como viudas.
4
Por
el agua que bebemos tenemos que pagar,
Nuestra
leña nos llega por precio.
5
Sobre
nuestros cuellos están nuestros perseguidores;
No
hay descanso para nosotros, estamos agotados.
6
A
Egipto y a Asiria nos hemos sometido
Para
saciarnos de pan.
7
Nuestros
padres pecaron, ya no existen,
Y
nosotros cargamos con sus iniquidades.
8
Esclavos
dominan sobre nosotros,
No
hay quien nos libre de su mano.
9
Con
peligro de nuestras vidas conseguimos nuestro pan,
Enfrentándonos
a la espada en el desierto.
10
Nuestra
piel quema como un horno,
A
causa de los ardores[d] del hambre.
11
Violaron
a las mujeres en Sión,
A
las vírgenes en las ciudades de Judá.
12
Los
príncipes fueron colgados de sus manos,
Los
rostros de los ancianos no fueron respetados.
13
Los
jóvenes trabajaron en el molino,
Y
los muchachos cayeron bajo el peso de la leña.
14
Los
ancianos han dejado de estar a las puertas de la ciudad,
Los
jóvenes, de su música.
15
Ha
cesado el gozo de nuestro corazón,
Se
ha convertido en duelo nuestra danza.
16
Ha
caído la corona de nuestra cabeza.
¡Ay
de nosotros, pues hemos pecado!
17
Por
esto está abatido nuestro corazón,
Por
estas cosas se nublan nuestros ojos,
18
Porque
el monte Sión está asolado;
Las
zorras merodean en él.
19
Pero
Tú, oh Señor, reinas para siempre,
Tu
trono permanece de generación en generación.
20
¿Por
qué te olvidas para siempre de nosotros,
Y
nos abandonas a perpetuidad?
21
Restáuranos
a Ti, oh Señor, y seremos restaurados;
Renueva
nuestros días como antaño,
22
A
no ser que nos hayas desechado totalmente,
Y
estés enojado en gran manera contra nosotros.
Footnotes:
Lamentaciones 4:3 O Jerusalén.
Lamentaciones 4:7 O nazareos.
Lamentaciones 4:10 O Jerusalén.
Lamentaciones 5:10 O ante los tormentos.
Nueva
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Hebreos 2 Nueva Biblia de las Américas
(NBLA)
Peligro
de la negligencia
2
Por tanto, debemos prestar mucha mayor atención a lo que hemos oído[a], no sea
que nos desviemos. 2 Porque si la palabra hablada por medio de ángeles resultó
ser inmutable, y toda transgresión y desobediencia recibió una justa retribución,
3 ¿cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande? La cual,
después que fue anunciada[b] primeramente por medio del Señor, nos fue
confirmada por los que la oyeron. 4 Dios testificó junto con ellos, tanto por
señales[c] como por prodigios, y por diversos milagros[d] y por dones
repartidos del Espíritu Santo según Su propia voluntad.
Cristo
coronado de gloria y honor
5
Porque no sujetó a los ángeles el mundo venidero, acerca del cual estamos
hablando. 6 Pero uno ha testificado en un lugar de las Escrituras diciendo:
«¿Qué
es el hombre para que Tú te acuerdes de Él,
O
el hijo del hombre para que te intereses en Él?
7
Lo
has hecho un poco inferior a los Ángeles;
Lo
has coronado de gloria y honor,
Y
lo has puesto sobre las obras de Tus manos[e];
8
Todo
lo has sujetado bajo sus pies».
Porque
al sujetarlo todo a él, no dejó nada que no le sea sujeto. Pero ahora no vemos
aún todas las cosas sujetas a él.
9
Pero vemos a Aquel que fue hecho un poco inferior a los ángeles, es decir, a
Jesús, coronado de gloria y honor a causa del padecimiento de la muerte, para
que por la gracia de Dios probara la muerte por todos. 10 Porque convenía que
Aquel para quien son todas las cosas y por quien son todas las cosas, llevando
muchos hijos a la gloria, hiciera perfecto por medio de los padecimientos al
autor[f] de la salvación de ellos. 11 Porque tanto el que santifica como los
que son santificados, son todos de un Padre; por lo cual Él no se avergüenza de
llamarlos hermanos, 12 cuando dice:
«Anunciaré
Tu nombre a Mis hermanos,
En
medio de la congregación[g] te cantaré himnos».
13
Otra vez:
«Yo
en Él confiaré[h]».
Y
otra vez:
«Aquí
estoy, Yo y los hijos que Dios me ha dado».
14
Así que, por cuanto los hijos participan de carne y sangre[i], también Jesús
participó de lo mismo, para anular mediante la muerte el poder de aquel que
tenía el poder de la muerte, es decir, el diablo, 15 y librar a los que por el
temor a la muerte, estaban sujetos a esclavitud durante toda la vida. 16 Porque
ciertamente no ayuda a los ángeles, sino que ayuda a[j] la descendencia[k] de
Abraham.
17
Por tanto, tenía que ser[l] hecho semejante a Sus hermanos en todo, a fin de
que llegara a ser un sumo sacerdote misericordioso y fiel en las cosas que a
Dios atañen, para hacer propiciación por los pecados del pueblo. 18 Pues por
cuanto Él mismo fue tentado en el sufrimiento, es poderoso para socorrer a[m]
los que son tentados.
Footnotes:
Hebreos 2:1 Lit. a las cosas que se han
oído.
Hebreos 2:3 Lit. hablada.
Hebreos 2:4 O milagros.
Hebreos 2:4 O diversas obras de poder.
Hebreos 2:7 Algunos mss. antiguos no
incluyen: y...manos.
Hebreos 2:10 O líder.
Hebreos 2:12 O iglesia.
Hebreos 2:13 Lit. pondré mi confianza en
Él.
Hebreos 2:14 Lit. sangre y carne.
Hebreos 2:16 Lit. no toma a los ángeles,
sino que toma a.
Hebreos 2:16 Lit. simiente.
Hebreos 2:17 Lit. estaba obligado a ser.
Hebreos 2:18 O para acudir al socorro de.
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Salmos 103 Nueva Biblia de las
Américas (NBLA)
Himno
de alabanza
Salmo
de David.
103
Bendice, alma mía, al Señor,
Y
bendiga todo mi ser Su santo nombre.
2
Bendice,
alma mía, al Señor,
Y
no olvides ninguno de Sus beneficios.
3
Él
es el que perdona todas tus iniquidades,
El
que sana todas tus enfermedades;
4
El
que rescata de la fosa tu vida,
El
que te corona de bondad y compasión;
5
El
que colma de bienes tus años,
Para
que tu juventud se renueve como el águila.
6
El
Señor hace justicia,
Y
juicios a favor de todos los oprimidos.
7
A
Moisés dio a conocer Sus caminos,
Y
a los israelitas Sus obras.
8
Compasivo
y clemente es el Señor,
Lento
para la ira y grande en misericordia.
9
No
luchará con nosotros para siempre,
Ni
para siempre guardará Su enojo.
10
No
nos ha tratado según nuestros pecados,
Ni
nos ha pagado conforme a nuestras iniquidades.
11
Porque
como están de altos los cielos sobre la tierra,
Así
es de grande Su misericordia para los que le temen[a].
12
Como
está de lejos el oriente del occidente,
Así
alejó de nosotros nuestras transgresiones.
13
Como
un padre se compadece de sus hijos,
Así
se compadece el Señor de los que le temen.
14
Porque
Él sabe de qué estamos hechos,
Se
acuerda de que solo somos polvo.
15
El
hombre, como la hierba son sus días;
Como
la flor del campo, así florece;
16
Cuando
el viento pasa sobre ella, deja de ser,
Y
su lugar ya no la reconoce.
17
Pero
la misericordia del Señor es desde la eternidad hasta la eternidad, para los
que le temen,
Y
su justicia para los hijos de los hijos,
18
Para
los que guardan Su pacto
Y
se acuerdan de Sus preceptos para cumplirlos.
19
El
Señor ha establecido Su trono en los cielos,
Y
Su reino domina sobre todo.
20
Bendigan
al Señor, ustedes Sus ángeles,
Poderosos
en fortaleza, que ejecutan Su mandato,
Obedeciendo
la voz de Su palabra.
21
Bendigan
al Señor, ustedes todos Sus ejércitos,
Que
le sirven haciendo Su voluntad.
22
Bendigan
al Señor, ustedes todas Sus obras,
En
todos los lugares de Su dominio.
Bendice,
alma mía, al Señor.
Footnotes:
Salmos 103:11 O reverencian.
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Proverbios 26:23 Nueva Biblia de las
Américas (NBLA)
23
Como
vasija de barro revestida de escoria de plata,
Así
son los labios ardientes y el corazón perverso.
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