Lamentaciones 1:1-2:19; Filemón 1:1-25; Salmos 101; Proverbios 26:20 (Nueva Biblia de las Américas (NBLA))
Lamentaciones 1:1-2:19 Nueva Biblia de
las Américas (NBLA)
Tristezas
de Sión
1
[a]¡Cómo yace solitaria
La
ciudad de tanta gente!
¡Se
ha vuelto como una viuda
La
grande entre las naciones!
¡La
princesa entre las provincias
Se
ha convertido en tributaria!
2
Llora
amargamente en la noche,
Y
le corren las lágrimas por sus mejillas.
No
hay quien la consuele
Entre
todos sus amantes.
Todos
sus amigos la han traicionado,
Se
han convertido en sus enemigos.
3
Judá
ha ido al destierro bajo aflicción
Y
bajo dura servidumbre.
Ella
habita entre las naciones,
Pero
no halla descanso;
Todos
sus perseguidores la han alcanzado
En
medio de la angustia.
4
Los
caminos de Sión están de luto,
Porque
nadie viene a las fiestas solemnes.
Todas
sus puertas están desoladas;
Gimen
sus sacerdotes,
Sus
vírgenes están afligidas,
Y
ella misma está amargada.
5
Sus
adversarios se han convertido en sus amos,
Sus
enemigos prosperan,
Porque
el Señor la ha afligido
Por
la multitud de sus transgresiones;
Sus
niños han ido cautivos
Delante
del adversario.
6
De
la hija de Sión se ha ido
Todo
su esplendor.
Sus
príncipes son como ciervos
Que
no hallan pasto,
Y
huyen sin fuerzas
Delante
del perseguidor.
7
Jerusalén
recuerda en los días de su aflicción y de su vagar[b]
Todos
sus tesoros
Que
existían desde los tiempos antiguos,
Cuando
su pueblo cayó en mano del adversario
Sin
que nadie la ayudara.
Al
verla sus adversarios,
Se
burlaron de su ruina.
8
En
gran manera ha pecado Jerusalén,
Por
lo cual se ha vuelto cosa inmunda.
Todos
los que la honraban la desprecian
Porque
han visto su desnudez,
Y
ella gime y se vuelve de espaldas.
9
Su
inmundicia está en sus faldas;
No
consideró su futuro,
Por
tanto ha caído de manera sorprendente;
No
hay quien la consuele.
«Mira,
oh Señor, mi aflicción,
Porque
se ha engrandecido el enemigo».
10
El
adversario ha extendido su mano
A
todos sus tesoros;
Ciertamente
ella ha visto a las naciones entrar en su santuario,
A
las que Tú ordenaste
Que
no entraran en Tu congregación.
11
Todo
su pueblo gime buscando pan;
Han
dado sus tesoros a cambio de comida
Para
restaurar sus vidas.
«Mira,
oh Señor, y observa
Que
me están despreciando».
12
«Ustedes,
todos los que pasan por el camino, ¿no les importa esto?
Observen
y vean si hay dolor como mi dolor,
Con
el que fui atormentada,
Con
el que el Señor me afligió el día de Su ardiente ira.
13
Desde
lo alto Él envió fuego
Que
penetró en mis huesos.
Ha
tendido una red a mis pies,
Me
ha hecho volver atrás;
Me
ha dejado desolada,
Desfallecida
todo el día.
14
Atado
ha sido el yugo de mis transgresiones,
Por
la mano del Señor han sido entrelazadas,
Han
caído sobre mi cuello.
Él
ha hecho que me falten las fuerzas;
El
Señor me ha entregado en manos
Contra
las cuales no puedo resistir.
15
A
todos mis valientes ha rechazado el Señor
De
en medio de mí;
Ha
convocado contra mí un tiempo determinado
Para
quebrantar a mis jóvenes;
El
Señor ha pisoteado, como en un lagar,
A
la virgen hija de Judá.
16
Por
estas cosas lloro yo;
Mis
ojos derraman agua,
Porque
lejos de mí está el consolador,
El
que reanima mi alma.
Mis
hijos están desolados
Porque
ha prevalecido el enemigo».
17
Sión
extiende sus manos;
No
hay quien la consuele.
El
Señor ha ordenado contra Jacob
Que
los que lo rodean sean sus adversarios;
Jerusalén
se ha vuelto cosa inmunda en medio de ellos.
18
«El
Señor es justo,
Pues
me he rebelado contra Su mandamiento.
Oigan
ahora, pueblos todos,
Y
vean mi dolor:
Mis
vírgenes y mis jóvenes
Han
ido al cautiverio.
19
Llamé
a mis amantes, mas ellos me han engañado.
Mis
sacerdotes y mis ancianos han perecido en la ciudad,
Cuando
buscaban alimento para sí a fin de restaurar sus fuerzas.
20
Mira,
oh Señor, que estoy angustiada;
Hierven
mis entrañas,
Mi
corazón se revuelve dentro de mí,
Porque
he sido muy rebelde.
En
la calle la espada me deja sin hijos,
En
la casa es como la muerte.
21
Han
oído que gimo,
Pero
no hay quien me consuele.
Todos
mis enemigos han oído de mi mal,
Se
regocijan de que Tú lo hayas hecho.
¡Oh,
si Tú trajeras el día que has anunciado,
Para
que sean ellos como yo!
22
Venga
toda su maldad delante de Ti,
Y
trátalos como a mí me has tratado
Por
todas mis transgresiones;
Porque
son muchos mis gemidos y desfallece mi corazón».
Juicio
de Dios sobre Sión
2
¡Cómo el Señor nubló, en Su ira,
A
la hija de Sión!
Ha
arrojado del cielo a la tierra
La
gloria de Israel,
Y
no se ha acordado del estrado de Sus pies
En
el día de Su ira.
2
El
Señor ha devorado, no ha perdonado
Ninguna
de las moradas de Jacob.
Ha
derribado en Su furor
Las
fortalezas de la hija de Judá,
Las
ha echado por tierra;
Ha
profanado al reino y a sus príncipes.
3
En
el ardor de Su ira ha exterminado
Todas
las fuerzas[c] de Israel;
Retiró
Su diestra
En
presencia del enemigo;
Y
se ha encendido en Jacob como llamas de fuego
Devorando
todo en derredor.
4
Ha
entesado Su arco como enemigo,
Ha
afirmado Su diestra como adversario
Y
ha matado todo lo que era agradable a la vista;
En
la tienda de la hija de Sión
Ha
derramado Su furor como fuego.
5
Se
ha vuelto el Señor como enemigo:
Ha
devorado a Israel,
Ha
devorado todos sus palacios,
Ha
destruido sus fortalezas
Y
ha multiplicado en la hija de Judá
El
lamento y el duelo.
6
Y
ha tratado con violencia a Su tabernáculo, como a cabaña de huerto;
Ha
destruido Su lugar de reunión.
El
Señor ha hecho olvidar en Sión
La
fiesta solemne y el día de reposo,
Y
en el furor de Su ira ha rechazado
Al
rey y al sacerdote.
7
El
Señor ha rechazado Su altar,
Ha
despreciado Su santuario;
Ha
entregado en manos del enemigo
Los
muros de sus palacios.
Gritos
se han dado en la casa del Señor
Como
en día de fiesta solemne.
8
El
Señor determinó destruir
La
muralla de la hija de Sión;
Ha
extendido el cordel,
No
ha retraído Su mano de destruir,
Y
ha hecho que se lamenten el antemuro y el muro;
A
una desfallecen.
9
Se
han hundido en la tierra sus puertas,
Él
ha destruido y quebrado sus cerrojos.
Su
rey y sus príncipes están entre las naciones;
Ya
no hay ley;
Tampoco
sus profetas hallan
Visión
del Señor.
10
Están
sentados en tierra, en silencio,
Los
ancianos de la hija de Sión.
Han
echado polvo sobre sus cabezas,
Se
han ceñido de cilicio.
Han
inclinado a tierra sus cabezas
Las
vírgenes de Jerusalén.
11
Mis
ojos se consumen por las lágrimas,
Hierven
mis entrañas;
Mi
hiel se derrama por tierra,
A
causa de la destrucción[d] de la hija de mi pueblo[e],
Cuando
niños y lactantes desfallecen
En
las calles de la ciudad.
12
Dicen
a sus madres:
«¿Dónde
hay grano y vino?».
Mientras
desfallecen como heridos
En
las calles de la ciudad,
Mientras
exhalan su espíritu
En
el regazo de sus madres.
13
¿Cómo
he de amonestarte?
¿A
qué te compararé,
Hija
de Jerusalén?
¿A
qué te igualaré al consolarte,
Virgen
hija de Sión?
Porque
grande como el mar es tu ruina;
¿Quién
te podrá sanar?
14
Tus
profetas tuvieron para ti
Visiones
falsas y necias,
Y
no manifestaron tu iniquidad
Para
que regresaras de tu cautiverio,
Sino
que vieron para ti oráculos falsos y engañosos.
15
Baten
palmas contra ti
Todos
los que pasan por el camino;
Silban
y mueven sus cabezas
Contra
la hija de Jerusalén, diciendo:
«¿Es
esta la ciudad de la cual decían:
“La
perfección de la hermosura,
El
gozo de toda la tierra?”».
16
Han
abierto su boca contra ti
Todos
tus enemigos;
Silban
y rechinan los dientes.
Dicen:
«La hemos devorado.
Ciertamente
este es el día que esperábamos;
Lo
hemos alcanzado, lo hemos visto».
17
El
Señor ha hecho lo que se propuso,
Ha
cumplido Su palabra
Que
había ordenado desde tiempos antiguos.
Ha
derribado sin perdonar,
Ha
hecho que se alegre el enemigo sobre ti,
Ha
exaltado el poder de tus adversarios.
18
El
corazón de ellos clamó al Señor:
«Muralla
de la hija de Sión,
Corran
tus lágrimas como un río día y noche,
No
te des reposo,
No
tengan descanso tus ojos.
19
Levántate,
da voces en la noche
Al
comenzar las vigilias.
Derrama
como agua tu corazón
Ante
la presencia del Señor.
Alza
hacia Él tus manos
Por
la vida de tus pequeños,
Que
desfallecen de hambre
En
las esquinas de todas las calles».
Footnotes:
Lamentaciones 1:1 Cada capítulo en
Lamentaciones, excepto el quinto, es un acróstico en el texto Heb.
Lamentaciones 1:7 O sufrimiento.
Lamentaciones 2:3 Lit. todo cuerno.
Lamentaciones 2:11 Lit. del quebranto.
Lamentaciones 2:11 O Jerusalén.
Nueva
Biblia de las Américas (NBLA)
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Filemón Nueva Biblia de las Américas
(NBLA)
Saludo
1
Pablo , prisionero de Cristo Jesús, y el hermano Timoteo:
A
Filemón nuestro amado hermano y colaborador, 2 y a la hermana Apia, y a
Arquipo, nuestro compañero de lucha, y a la iglesia que está en tu casa: 3
Gracia a ustedes y paz de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
El
amor y la fe de Filemón
4
Doy gracias a mi Dios siempre, haciendo mención de ti en mis oraciones, 5
porque oigo de tu amor y de la fe que tienes hacia el Señor Jesús y hacia todos
los santos. 6 Ruego que la comunión de tu fe llegue a ser eficaz por el
conocimiento de todo lo bueno que hay en ustedes[a] mediante Cristo[b]. 7 Pues
he llegado a tener mucho gozo y consuelo en tu amor, porque los corazones[c] de
los santos han sido confortados[d] por ti, hermano.
Pablo
intercede por Onésimo
8
Por lo cual, aunque tengo mucha libertad en Cristo para mandarte hacer lo que
conviene, 9 no obstante, por causa del amor que te tengo, te hago un ruego,
siendo como soy, Pablo, anciano[e], y ahora también prisionero de Cristo Jesús:
10 te ruego por mi hijo Onésimo[f], a quien he engendrado en mis prisiones[g];
11 quien en otro tiempo te era inútil, pero ahora nos es útil a ti y a mí. 12 Y
te lo he vuelto a enviar en persona, es decir, como si fuera mi propio
corazón[h].
13
Hubiera querido retenerlo conmigo, para que me sirviera en lugar tuyo en mis
prisiones[i] por el evangelio. 14 Pero no quise hacer nada sin tu
consentimiento, para que tu bondad no fuera como por obligación, sino por tu
propia voluntad. 15 Porque quizá por esto se apartó[j] de ti por algún tiempo,
para que lo volvieras a recibir para siempre, 16 ya no como esclavo, sino como
más que un esclavo, como un hermano amado, especialmente para mí, pero cuánto
más para ti, tanto en la carne como en el Señor.
17
Si me tienes, pues, por compañero, acéptalo como me aceptarías a mí. 18 Y si te
ha perjudicado en alguna forma, o te debe algo, cárgalo a mi cuenta.
19
Yo, Pablo, escribo esto con mi propia mano. Yo lo pagaré (por no decirte que
aun tú mismo te me debes a mí). 20 Sí, hermano, permíteme disfrutar este
beneficio de ti en el Señor. Recrea[k] mi corazón[l] en Cristo.
21
Te escribo confiado en tu obediencia, sabiendo que harás aún más de lo que
digo. 22 Y al mismo tiempo, prepárame también alojamiento, pues espero que por
las oraciones de ustedes les seré concedido.
Saludos
y bendición
23
Te saluda Epafras, mi compañero de prisión en Cristo Jesús; 24 también Marcos,
Aristarco, Demas y Lucas, mis colaboradores.
25
La gracia del Señor Jesucristo sea con el espíritu de ustedes[m].
Footnotes:
Filemón 1:6 Algunos mss. antiguos dicen: nosotros.
Filemón 1:6 I.e. el Mesías.
Filemón 1:7 Lit. las entrañas.
Filemón 1:7 O recreados.
Filemón 1:9 O posiblemente, embajador.
Filemón 1:10 I.e. útil.
Filemón 1:10 Lit. cadenas.
Filemón 1:12 Lit. mis propias entrañas.
Filemón 1:13 Lit. cadenas.
Filemón 1:15 Lit. fue apartado.
Filemón 1:20 O Conforta.
Filemón 1:20 Lit. mis entrañas.
Filemón 1:25 Algunos mss. agregan: Amén.
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Biblia de las Américas (NBLA)
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Salmos 101 Nueva Biblia de las
Américas (NBLA)
Decisión
de vivir rectamente
Salmo
de David.
101
La misericordia y la justicia cantaré;
A
Ti, oh Señor, cantaré alabanzas.
2
Prestaré
atención al camino de integridad.
¿Cuándo
vendrás, Señor, a mí?
En
la integridad de mi corazón andaré dentro de mi casa.
3
No
pondré cosa indigna delante de mis ojos;
Aborrezco
la obra de los que se desvían;
No
se aferrará a mí.
4
El
corazón perverso se alejará de mí;
No
conoceré maldad.
5
Destruiré
al que en secreto calumnia a su prójimo;
No
toleraré al de ojos altaneros y de corazón arrogante.
6
Mis
ojos estarán sobre los fieles de la tierra, para que moren conmigo;
El
que anda en camino de integridad me servirá.
7
El
que practica el engaño no morará en mi casa;
El
que habla mentiras no permanecerá en mi presencia.
8
Cada
mañana destruiré a todos los impíos de la tierra,
Para
exterminar de la ciudad del Señor a todos los que hacen iniquidad.
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Proverbios 26:20 Nueva Biblia de las
Américas (NBLA)
20
Por
falta de leña se apaga el fuego,
Y
donde no hay chismoso, se calma la discusión.
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