1 Samuel 20:1-21:15; Juan 9:1-41; Salmos 113-114; Proverbios 15:15-17 (Nueva Biblia Viva (NBV))
1 Samuel 20-21 Nueva Biblia Viva (NBV)
David
y Jonatán
20
David entonces huyó de Nayot de Ramá y se unió con Jonatán.
―¿Qué
he hecho? —exclamó—. ¿Por qué está tu padre tan decidido a matarme?
2
―Eso no es cierto —protestó Jonatán—. Estoy seguro que él no planea tal cosa
porque siempre me dice todo lo que va a hacer, aun las cosas pequeñas, y yo sé
que él no me ocultaría semejante plan.
3
―¡Por supuesto que tú no lo sabes! —dijo David—. Tu padre sabe perfectamente
bien la amistad que nos une, y seguramente ha pensado: “No se lo diré a
Jonatán. ¿Para qué afligirlo?”. Pero la verdad es que estoy a un paso de la muerte;
lo juro por el Señor y por tu propia alma.
4
―Dime qué puedo hacer —rogó Jonatán.
5
―Mañana comienza la celebración de la luna nueva —respondió David—. Siempre he
estado con tu padre en esta ocasión, pero mañana me esconderé en el campo y me
quedaré allí hasta la tarde del tercer día. 6 Si tu padre pregunta dónde estoy,
dile que te he pedido permiso para ir a Belén, para la reunión familiar anual.
7 Si él lo halla bien, yo sabré que no tiene nada contra mí; pero si se enoja,
sabré que está planeando matarme. 8 Haz esto por mí, que soy tu sirviente,
puesto que estamos unidos por un pacto solemne delante del Señor. Y si he
pecado contra tu padre, mátame tú mismo, pero no me entregues a él.
9
―¡Ni pensarlo! —exclamó Jonatán—. Mira, ¿no crees que yo te lo diría si mi
padre tuviera planes de matarte?
10
Entonces David preguntó:
―¿Cómo
sabré si tu padre está enojado o no?
11
―Sal al campo conmigo —contestó Jonatán—, y salieron juntos. 12 Una vez fuera,
Jonatán juró a David:
―Prometo
por el Señor el Dios de Israel, que a esta hora mañana, o pasado mañana a lo
sumo, conversaré con mi padre acerca de ti y te haré saber qué intenciones
tiene. 13 Si está airado y desea matarte, que el Señor me mate si no te lo
digo, para que puedas escapar. ¡Que el Señor esté contigo como estaba con mi
padre! 14 Cuando eso suceda, sé que mientras yo viva me serás fiel, porque nos
hemos jurado lealtad, y que si muero 15 seguirás leal a mi familia. Y después
que el Señor haya destruido a todos tus enemigos, 16 que Dios te juzgue si tú y
tu casa no muestran amor a mis descendientes.
17
Y renovó Jonatán su pacto con David por el amor que los unía, porque lo quería
tanto como a sí mismo. 18 Luego le dijo:
―Mañana
es luna nueva. Te van a echar de menos cuando tu lugar a la mesa esté vacío. 19
Pasado mañana se notará mucho más. Ve entonces al lugar en que te escondiste,
hasta la mañana, junto a la piedra de Ézel. 20 Yo saldré y dispararé tres
flechas hacia la piedra, como si estuviera tirando al blanco. 21 Enseguida
enviaré a un muchacho para que las recoja y las traiga. Si oyes que le digo,
“Están de este lado”, sabrás que todo está bien, y que no hay problema. 22 Pero
si le digo: “Sigue más allá, las flechas están todavía más allá de ti”,
significará que debes partir inmediatamente. 23 Y que el Señor nos ayude a
guardar las promesas que nos hemos hecho, porque él ha sido testigo de ellas.
24
Y David se escondió en el campo. Cuando comenzó la celebración de la luna
nueva, 25 el rey se sentó a comer, como de costumbre, en su lugar junto a la
pared. Jonatán estaba sentado en frente de él y Abner estaba sentado junto a
Saúl, pero el lugar de David estaba vacío. 26 Saúl no dijo nada ese día porque
supuso que algo había pasado, que quizás David estaba ceremonialmente impuro.
27 Pero cuando vio que su lugar estaba vacío también al día siguiente, le
preguntó a Jonatán:
―¿Por
qué es que David no ha venido a comer ayer ni hoy?
28-29
―Me pidió que le permitiera ir a Belén, a participar en una fiesta familiar. Su
hermano le pidió que estuviera presente. Yo le dije que fuera.
30
Saúl se encendió de ira.
―¡Hijo
de la perdida! —le gritó—. ¿Piensas que no sé que tú quieres que ese hijo de
nadie sea rey en tu lugar para vergüenza tuya y de tu madre? 31 Mientras ese
hombre viva, jamás llegarás a ser rey. ¡Ahora ve, encuéntralo y tráemelo,
porque ese tipo merece la muerte!
32
―¿Por qué merece la muerte? ¿Qué ha hecho? —preguntó Jonatán.
33
Entonces Saúl arrojó la lanza contra Jonatán, con la intención de matarlo.
Jonatán comprendió que su padre realmente quería matar a David, 34 se retiró de
la mesa encendido de ira, y se negó a comer en todo aquel día porque estaba muy
herido por la vergonzosa conducta de su padre hacia David.
35
A la mañana siguiente, de la manera acordada, Jonatán salió al campo y llevó a
un joven consigo para que le recogiera las flechas.
36
―Corre —le dijo al muchacho— y recoge las flechas que dispare.
Mientras
el muchacho corría, Jonatán disparó una flecha por encima de su cabeza. 37
Cuando el muchacho estaba por llegar a donde la flecha había caído, Jonatán
gritó:
―¡La
flecha está todavía más allá; 38 date prisa, date prisa, no esperes!
El
muchacho recogió la flecha y se la entregó a su señor. 39 Por supuesto, no
entendió el mensaje que las palabras de Jonatán encerraban. Solamente Jonatán y
David lo sabían. 40 Jonatán le entregó el arco y las flechas, y le ordenó
llevarlas a la ciudad.
41
En cuanto se fue, David salió de su escondite detrás de la roca, se inclinó
tres veces y se puso rostro en tierra. Luego se abrazaron al tiempo que
lloraban, especialmente David. 42 Finalmente, Jonatán le dijo a David:
―Consuélate
porque nos hemos jurado fidelidad delante de Dios y el será quien nos juzgue
siempre, a nosotros y a nuestros descendientes. Entonces se separaron.
David
se fue por su camino y Jonatán regresó a la ciudad.
David
en Nob
21
David se dirigió a la ciudad de Nob para ver a Ajimélec el sacerdote. Ajimélec
tembló cuando lo vio.
¿Por
qué vienes solo? —le preguntó—. ¿Por qué nadie te acompaña?
2
―El rey me envió en un asunto privado —mintió David—. Me dijo que no le dijera
a nadie por qué estoy aquí. Les he dicho a mis hombres dónde podemos
encontrarnos más tarde. 3 Ahora, ¿qué hay de comer? Dame cinco panes o
cualquier otra cosa.
4
―No tengo pan común —dijo el sacerdote—, pero hay panes de la proposición. Creo
que la ley no prohíbe que ustedes lo coman si no han estado con mujeres
últimamente.
5
―Puedes estar tranquilo —contestó David—. Mis hombres no han tocado mujer, como
siempre que salimos en campaña. Están ceremonialmente limpios, a pesar de que
este viaje es de carácter civil.
6
Puesto que no había otro alimento disponible, el sacerdote le dio el pan de la
proposición que estaba delante del Señor en el santuario. Había sido
reemplazado con pan nuevo justamente ese día.
7
Doeg, el idumeo, jefe de los pastores de Saúl, estaba allí haciéndose una
purificación ceremonial.
8
David le preguntó a Ajimélec si tenía una espada o lanza que pudiera usar.
―Tuve
que salir tan apresuradamente en este asunto del rey, que salí sin armas
—exclamó David.
9
―No —contestó el sacerdote—, sólo tengo la espada de Goliat, el filisteo que
mataste en el valle de Elá. Está envuelta en un manto en el cuarto de la ropa.
Tómala si quieres, porque no tengo otra cosa.
―¡No
hay otra igual! —exclamó David—. ¡Dámela!
David
en Gat
10
Sin pérdida de tiempo, reanudó la marcha huyendo de Saúl y llegó ante el rey
Aquis de Gat. 11 Pero los funcionarios de Aquis no estaban contentos con la
presencia de David allí.
―¿No
es este el caudillo de Israel? ¿No es este del que la gente canta y danza
diciendo: “Saúl mató a sus miles y David a sus diez miles?”.
12
David oyó estos comentarios y tuvo miedo de que el rey Aquis pudiera hacerle
daño, 13 por lo que fingió estar loco. Arañaba las puertas y dejaba que la
saliva le corriera por la barba, 14 hasta que finalmente el rey Aquis dijo a
sus siervos:
―¿Por
qué me han traído aquí a un loco? 15 Ya tenemos suficientes locos por aquí.
¿Acaso voy a hospedar a un individuo así?
Nueva
Biblia Viva (NBV)
Nueva
Biblia Viva, © 2006, 2008 por Biblica, Inc.® Usado con permiso de Biblica,
Inc.® Reservados todos los derechos en todo el mundo.
Juan 9 Nueva Biblia Viva (NBV)
Jesús
sana a un ciego de nacimiento
9
Cuando pasaba, Jesús vio a un hombre que era ciego de nacimiento.
2
Y sus discípulos le preguntaron:
―Maestro,
¿este hombre nació ciego por culpa de su pecado o por el pecado de sus padres?
3
Jesús les respondió:
―Ni
por el pecado de él ni por el de sus padres, sino para que todos vean lo que
Dios hace en la vida de él. 4 Mientras es de día, tenemos que cumplir con el
trabajo del que me envió. Viene la noche cuando ya nadie pueda trabajar. 5 Mientras
yo estoy en el mundo, soy la luz del mundo.
6
Al acabar de decir esto, escupió en el suelo, hizo lodo con la saliva, se lo
untó al ciego en los ojos y le dijo:
7
―Ve y lávate en el estanque de Siloé (que significa: Enviado).
El
ciego fue y se lavó, y al regresar ya veía.
8
Sus vecinos y los que antes lo habían visto pedir limosna decían: «¿No es este
el que se sienta a pedir limosna?».
9
Unos decían: «Sí, es él». Otros decían: «No, no es él, sólo se parece a él».
Pero él decía: «Sí, yo soy».
10
Le preguntaron:
―¿Cómo
se te abrieron los ojos?
11
Él contestó:
―Un
hombre que se llama Jesús hizo un poco de lodo, me lo untó en los ojos y me
dijo: “Ve y lávate en Siloé”. Yo fui, me lavé, y ahora puedo ver.
12
Le preguntaron:
―¿Y
dónde está ese hombre?
Él
respondió:
―No
lo sé.
Las
autoridades investigan la sanidad del ciego
13
Al que había sido ciego lo llevaron ante los fariseos. 14 Era sábado cuando
Jesús hizo el lodo y le abrió los ojos al ciego. 15 Por eso los fariseos le
preguntaron cómo era que podía ver. Él les respondió: «Me untó lodo en los
ojos, me lavé, y ahora puedo ver».
16
Algunos fariseos decían: «Ese hombre no viene de parte Dios, porque no respeta
el sábado».
Pero
otros decían: «¿Cómo puede un pecador hacer señales milagrosas como esta?».
Y
no llegaban a ningún acuerdo entre ellos.
17
Por eso volvieron a preguntarle al que había sido ciego:
―Él
fue quien te dio la vista; ¿qué opinas de él?
Él
contestó:
―Yo
digo que es un profeta.
18
Pero los judíos no creían que ese hombre hubiera sido ciego y que ahora pudiera
ver. Así que llamaron a sus padres 19 y les preguntaron:
―¿Es
este su hijo? ¿Es verdad que nació ciego? ¿Cómo es que ahora puede ver?
20
Los padres contestaron:
―Sabemos
que es nuestro hijo y que nació ciego. 21 Pero no sabemos cómo ahora puede ver
ni quién le dio la vista. Pregúntenselo a él, pues ya es mayor de edad y puede
responder por sí mismo.
22-23
Sus padres contestaron así porque tenían miedo de los judíos, pues estos se
habían puesto de acuerdo para expulsar de la sinagoga a todo el que reconociera
que Jesús era el Cristo.
24
Los judíos llamaron una vez más al que había sido ciego, y le dijeron:
―Júralo
por Dios. Nosotros sabemos que este hombre es pecador.
25
El hombre respondió:
―Yo
no sé si es pecador. Lo único que sé es que yo era ciego y ahora veo.
26
Ellos volvieron a preguntarle:
―¿Qué
te hizo? ¿Cómo te dio la vista?
27
Él les contestó:
―Ya
se lo dije y no me hicieron caso. ¿Para qué quieren oírlo otra vez? ¿Acaso
quieren hacerse sus discípulos?
28
Entonces ellos lo insultaron y le dijeron:
―Discípulo
de ese hombre lo serás tú. Nosotros somos discípulos de Moisés. 29 Sabemos que
Dios le habló a Moisés, pero de este no sabemos nada.
30
El hombre respondió:
―¡Qué
extraño que ustedes no sepan nada de él y que a mí me haya dado la vista! 31
Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, pero sí escucha a los que lo
adoran y hacen su voluntad. 32 Nunca se ha sabido que alguien le haya dado la
vista a alguien que hubiera nacido ciego. 33 Si este hombre no viniera de parte
de Dios, no podría hacer nada.
34
Ellos le respondieron:
―Tú,
que desde que naciste eres un pecador, ¿vas a darnos lecciones a nosotros?
Y
lo echaron de allí.
La
ceguera espiritual
35
Jesús se enteró de que habían expulsado a ese hombre, y al encontrarse con él
le preguntó:
―¿Crees
en el Hijo del hombre?
36
Él le dijo:
―¿Quién
es, Señor? Dímelo, para que crea en él.
37
Jesús le contestó:
―Pues
ya lo has visto; soy yo, que estoy hablando contigo.
38
El hombre le dijo:
―Creo,
Señor.
Se
puso de rodillas delante de Jesús, y lo adoró.
39
Entonces Jesús dijo:
―Yo
he venido a este mundo para juzgarlo. Para que los ciegos vean, y para que se
queden ciegos los que ven.
40
Algunos fariseos que estaban con él, al oír que decía esto, le preguntaron:
―¿Quieres
decir que nosotros somos ciegos?
41
Jesús les contestó:
―Si
ustedes fueran ciegos, no serían culpables de sus pecados. Pero como aseguran
que ven, son culpables de pecado.
Nueva
Biblia Viva (NBV)
Nueva
Biblia Viva, © 2006, 2008 por Biblica, Inc.® Usado con permiso de Biblica,
Inc.® Reservados todos los derechos en todo el mundo.
Salmos 113-114 Nueva Biblia Viva (NBV)
113
¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor! Alaben, siervos del Señor, alaben el nombre
del Señor. 2 Bendito es su nombre por los siglos de los siglos. 3 ¡Alábenlo
desde el amanecer hasta que el sol se ponga! 4 Porque él está muy por encima de
las naciones; su gloria es mucho más grande que los cielos.
5
¿Quién podrá compararse con el Señor nuestro Dios, que tiene su trono en las
alturas? 6 Allá por debajo de él están los cielos y la tierra; él se inclina a
mirar, 7 y levanta al pobre del polvo, y al necesitado del basurero, 8 y los
hace sentarse entre los príncipes, con los príncipes de su pueblo. 9 El da
hijos a la mujer estéril, un hogar para que sea una madre feliz. ¡Aleluya!
¡Alabado sea el Señor!
114
Hace mucho tiempo, cuando Israel salió de Egipto, de una tierra extraña, 2 la
tierra de Judá se convirtió en el santuario de Dios e Israel, en su reino.
3
El Mar Rojo los vio venir y rápidamente huyó ante ellos. El río Jordán se
volvió atrás. 4 Las montañas saltaron como chivos, y las colinas como corderos.
5 ¿Qué te pasó, Mar Rojo, qué te hizo huir? Río Jordán, ¿qué le ocurrió a tus
aguas? ¿Por qué se volvieron atrás? 6 Por qué, ustedes los montes saltaron como
chivos? ¿Por qué, ustedes colinas, saltaron como corderos?
7
Tiembla, oh tierra, ante la presencia del Señor, el Dios de Jacob, 8 porque él
hizo que de la roca surgiera un estanque, del pedernal surgieran torrentes de
agua.
Nueva
Biblia Viva (NBV)
Nueva
Biblia Viva, © 2006, 2008 por Biblica, Inc.® Usado con permiso de Biblica,
Inc.® Reservados todos los derechos en todo el mundo.
Proverbios 15:15-17 Nueva Biblia Viva
(NBV)
15
Para el afligido, todos los días traen problemas; para el de corazón alegre,
todos los días son de fiesta.
16
Es mejor tener poco y honrar al Señor, que tener muchos tesoros y grandes
angustias.
17
Es mejor comer verduras sazonadas con amor, que banquete de carne sazonado con
odio.
Nueva
Biblia Viva (NBV)
Nueva
Biblia Viva, © 2006, 2008 por Biblica, Inc.® Usado con permiso de Biblica,
Inc.® Reservados todos los derechos en todo el mundo.
No comments:
Post a Comment