Jueces 21:1 - Rut 1:22; Juan 4:5-42; Salmos 105:1-15; Proverbios 14:25 (Traducción en lenguaje actual (TLA))
Jueces 21 - Rut 1 Traducción en
lenguaje actual (TLA)
Esposas
para la tribu de Benjamín
21
Los israelitas habían hecho el siguiente juramento en Mispá: «No permitiremos
que nuestras hijas se casen con ninguno de la tribu de Benjamín». 2 Esto puso a
todos muy tristes, así que fueron a Betel y estuvieron allí todo el día
lamentándose delante de Dios. Lloraban amargamente 3 y decían: «¡Dios nuestro!
Ahora nos falta una tribu en Israel. ¿Por qué nos tenía que pasar esto?»
4
Al día siguiente, se levantaron muy temprano y construyeron un altar, donde
ofrecieron sacrificios y ofrendas de paz. 5 También trataban de averiguar si
alguna de las tribus había faltado a la reunión en Mispá, porque habían jurado
matar solamente a los que no hubieran asistido.
6
Los israelitas les tenían lástima a sus hermanos de la tribu de Benjamín.
Lloraban y decían: «Hoy ha sido arrancada de Israel una de sus tribus. 7 ¿Qué
podemos hacer para conseguirles esposas a los que no murieron de la tribu de
Benjamín? No les podemos dar como esposas a nuestras hijas, porque hemos jurado
ante Dios que no las casaríamos con ninguno de ellos».
8
Seguían averiguando en todas las tribus israelitas para ver si algún grupo no
había asistido a la reunión en Mispá. Recordaron que del campamento de Jabés de
Galaad no había asistido nadie, 9 porque al pasar lista ninguno de ese grupo
había respondido. 10-11 Así que todo el pueblo envió a doce mil de sus soldados
más valientes con esta orden: «Vayan a Jabés y maten a todos los hombres,
incluyendo a las mujeres casadas y a los niños, pero no maten a las solteras».
12
Y se encontró que entre los que vivían en Jabés había cuatrocientas jóvenes
solteras, y las llevaron al campamento de Siló, que está en Canaán.
13
Después, todo el pueblo envió mensajeros a los de Benjamín que estaban en la
gran piedra de Rimón, para invitarlos a hacer la paz. 14 Los de Benjamín
volvieron, y los otros israelitas les dieron por esposas a las mujeres que
habían traído de Jabés. Pero no hubo suficientes mujeres para todos.
15
Esto puso muy tristes a los israelitas, pues Dios había dejado un vacío en las
tribus de Israel. 16 Los jefes del pueblo se decían:
«Todas
las mujeres de la tribu de Benjamín han muerto, así que ¿dónde vamos a
encontrar esposas para los que no tienen? 17 Tenemos que hallar el modo de que
los de Benjamín sigan ocupando el lugar que les corresponde. No debe
desaparecer una de las tribus israelitas. 18 Pero no podemos permitir que se
casen con nuestras hijas, porque todos los israelitas hemos jurado pedirle a
Dios que castigue a todo aquel que case a su hija con uno de la tribu de
Benjamín».
19
Después recordaron que faltaba poco para la fiesta anual en Siló, que está al
norte de Betel, al sur de Leboná, y al este del camino que sube de Betel a
Siquem. 20 Así que les dijeron a los de Benjamín:
«Vayan
a Siló. Escóndanse en los viñedos, 21 y esperen allí hasta que las jóvenes
empiecen a bailar durante la fiesta. Entonces salgan de sus escondites, tome
cada uno de ustedes una de esas mujeres, y vuelva con ella a su territorio. 22
Si los padres o los hermanos de las jóvenes vienen a quejarse, les diremos así:
“Por favor, déjenlos que se lleven a las jóvenes. Hacen esto porque en la
guerra contra Jabés no pudimos conseguir esposas para todos. En realidad,
ustedes no han dejado de cumplir el juramento que hicieron, pues no se las
entregaron”».
23
A los de Benjamín les pareció bien hacer lo que se les sugería, así que cada
uno tomó una de las jóvenes que estaban bailando, y todos se volvieron a sus
territorios. Edificaron de nuevo las ciudades y se quedaron a vivir en ellas.
24 Los otros israelitas también se fueron. Cada uno volvió a su propio
territorio, a su tribu y a su grupo familiar.
25
En aquella época los israelitas todavía no tenían rey, y cada uno hacía lo que
le daba la gana.
Elimélec
y su familia van a Moab
1
1-2 Esta historia tuvo lugar cuando en el país de Israel todavía no había
reyes; sino que al pueblo lo defendían libertadores ocasionales. En esa época
no hubo cosechas y la gente no tenía qué comer.
Por
eso, una familia del pueblo de Belén,[a] de la región de Judá, se fue a vivir
al país de Moab, porque allí sí había comida. El esposo se llamaba Elimélec, la
esposa se llamaba Noemí, y los hijos se llamaban Mahlón y Quilión.
3
Poco tiempo después de haber llegado a Moab, Elimélec murió, así que Noemí y
sus hijos se quedaron solos.
4-5
Pasó el tiempo, y Mahlón y Quilión se casaron con muchachas de ese país. Una de
ellas se llamaba Orfá y la otra, Rut. Pero pasados unos diez años, murieron
Mahlón y Quilión,[b] por lo que Noemí quedó desamparada, sin hijos y sin
marido.
Noemí
y Rut van a Belén
6
Un día, Noemí supo que Dios había bendecido al país de Israel, dándole
abundantes cosechas. 7 Entonces ella y sus nueras se prepararon para irse a
Judá. 8 Todavía no habían caminado mucho cuando Noemí les dijo:
—Mejor
regresen a vivir con sus familias. Que Dios las trate bien, como ustedes me han
tratado a mí y trataron a mis hijos. 9 Pido a Dios que les permita casarse otra
vez y formar un nuevo hogar.
Noemí
se despidió de ellas con un beso, pero Orfá y Rut empezaron a llorar y 10 a
decirle:
—¡No
queremos separarnos de ti! ¡Por favor, déjanos ir contigo y vivir entre tu
gente!
11-13
Pero Noemí les contestó:
—¡Váyanse,
hijas mías! ¿Para qué van a seguirme? Ya no tengo más hijos para que se casen
con ustedes, y ya estoy muy vieja para casarme otra vez. Y aun si hoy mismo
pudiera casarme y tuviera hijos muy pronto, ¿estarían ustedes dispuestas a
esperarlos hasta que ellos crecieran? ¡No, hijas mías, eso es imposible! Yo
estoy sufriendo más que ustedes, pues Dios se ha puesto en mi contra.
14
Al oír esto, las nueras volvieron a llorar amargamente. Por fin Orfá[c] se
despidió de su suegra, pero Rut se quedó con ella. 15 Entonces Noemí le dijo a
Rut:
—¡Tu
cuñada ya regresó a su pueblo y a su dios! ¡Vete con ella!
16
Pero Rut[d] le contestó:
«No
me pidas que te deje;
ni
me ruegues que te abandone.
Adonde
tú vayas iré,
y
donde tú vivas viviré.
»Tu
pueblo será mi pueblo
y
tu Dios será mi Dios.
17
Donde
tú mueras moriré,
y
allí mismo seré enterrada.
»Que
Dios me castigue
si
te abandono,
pues
nada podrá separarnos;
¡nada,
ni siquiera la muerte!»
18
Noemí no insistió más, pues comprendió que Rut había decidido irse con ella.
19
Caminaron y caminaron hasta llegar a Belén. Tan pronto entraron en el pueblo,
toda la gente se sorprendió al verlas y se armó un gran alboroto. Las mujeres
decían: «¡Miren, pero si es la dulce Noemí!»[e]
20
Y ella les dijo:
«Por
favor, ya no me digan dulce, llámenme amarga, porque Dios todopoderoso me ha
amargado la vida. 21 Cuando salí de Belén, tenía de todo; ahora que regreso,
Dios me ha traído con las manos vacías. ¿Por qué me van a llamar dulce, si Dios
todopoderoso está contra mí y me ha hecho sufrir?»
22
Fue así como Noemí regresó del país de Moab, acompañada de su nuera Rut. Cuando
llegaron a Belén estaba empezando la cosecha de cebada.
Footnotes:
Rut 1:1 En hebreo, Belén significa
casa-del-pan. Resulta interesante notar que la familia de Elimélec deja esa
«casa del pan» porque allí no hay comida.
Rut 1:4 En hebreo, los nombres Mahlón y
Quilión significan personas enfermas, o débiles.
Rut 1:14 En hebreo, Orfá se relaciona con
la idea de dar la espalda.
Rut 1:16 En hebreo, Rut quiere decir amiga
o compañera.
Rut 1:19 En hebreo, Noemí significa dulce.
Traducción
en lenguaje actual (TLA)
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© 2000 by United Bible Societies
Juan 4:5-42 Traducción en lenguaje
actual (TLA)
5
En esa región llegó a un pueblo llamado Sicar. Cerca de allí había un pozo de
agua que hacía mucho tiempo había pertenecido a Jacob.[a] Cuando Jacob murió,
el nuevo dueño del terreno donde estaba ese pozo fue su hijo José.
6
Eran como las doce del día, y Jesús estaba cansado del viaje. Por eso se sentó
a la orilla del pozo, 7-8 mientras los discípulos iban al pueblo a comprar
comida.
En
eso, una mujer de Samaria llegó a sacar agua del pozo. Jesús le dijo a la
mujer:
—Dame
un poco de agua.
9
Como los judíos no se llevaban bien con los de Samaria,[b] la mujer le
preguntó:
—¡Pero
si usted es judío! ¿Cómo es que me pide agua a mí, que soy samaritana?
10
Jesús le respondió:
—Tú
no sabes lo que Dios quiere darte, y tampoco sabes quién soy yo. Si lo
supieras, tú me pedirías agua, y yo te daría el agua que da vida.
11
La mujer le dijo:
—Señor,
ni siquiera tiene usted con qué sacar agua de este pozo profundo. ¿Cómo va a
darme esa agua? 12 Hace mucho tiempo nuestro antepasado Jacob nos dejó este
pozo. Él, sus hijos y sus rebaños bebían agua de aquí. ¿Acaso es usted más
importante que Jacob?
13
Jesús le contestó:
—Cualquiera
que bebe del agua de este pozo vuelve a tener sed, 14 pero el que beba del agua
que yo doy nunca más tendrá sed. Porque esa agua es como un manantial del que
brota vida eterna.
15
Entonces la mujer le dijo:
—Señor,
déme usted de esa agua, para que yo no vuelva a tener sed, ni tenga que venir
aquí a sacarla.
16
Jesús le dijo:
—Ve
a llamar a tu esposo y regresa aquí con él.
17
—No tengo esposo —respondió la mujer.
Jesús
le dijo:
—Es
cierto, 18 porque has tenido cinco, y el hombre con el que ahora vives no es tu
esposo.
19
Al oír esto, la mujer le dijo:
—Señor,
me parece que usted es un profeta. 20 Desde hace mucho tiempo mis antepasados
han adorado a Dios en este cerro,[c] pero ustedes los judíos dicen que se debe
adorar a Dios en Jerusalén.
21
Jesús le contestó:
—Créeme,
mujer, pronto llegará el tiempo cuando, para adorar a Dios, nadie tendrá que
venir a este cerro ni ir a Jerusalén. 22 Ustedes los samaritanos no saben a
quién adoran. Pero nosotros los judíos sí sabemos a quién adoramos. Porque el
salvador saldrá de los judíos. 23-24 Dios es espíritu, y los que lo adoran,
para que lo adoren como se debe, tienen que ser guiados por el Espíritu. Se
acerca el tiempo en que los que adoran a Dios el Padre lo harán como se debe,
guiados por el Espíritu, porque así es como el Padre quiere ser adorado. ¡Y ese
tiempo ya ha llegado!
25
La mujer le dijo:
—Yo
sé que va a venir el Mesías, a quien también llamamos el Cristo. Cuando él
venga, nos explicará todas las cosas.
26
Jesús le dijo:
—Yo
soy el Mesías. Yo soy, el que habla contigo.
27
En ese momento llegaron los discípulos de Jesús, y se extrañaron de ver que
hablaba con una mujer. Pero ninguno se atrevió a preguntarle qué quería, o de
qué conversaba con ella.
28
La mujer dejó su cántaro, se fue al pueblo y le dijo a la gente: 29 «Vengan a
ver a un hombre que sabe todo lo que he hecho en la vida. ¡Podría ser el
Mesías!»
30
Entonces la gente salió del pueblo y fue a buscar a Jesús.
31
Mientras esto sucedía, los discípulos le rogaban a Jesús:
—Maestro,
por favor, come algo.
32
Pero él les dijo:
—Yo
tengo una comida que ustedes no conocen.
33
Los discípulos se preguntaban: «¿Será que alguien le trajo comida?» 34 Pero
Jesús les dijo:
«Mi
comida es obedecer a Dios, y completar el trabajo que él me envió a hacer.
35
»Después de sembrar el trigo, ustedes dicen: “Dentro de cuatro meses
recogeremos la cosecha.” Fíjense bien: toda esa gente que viene es como un
campo de trigo que ya está listo para la cosecha. 36 Dios premiará a los que
trabajan recogiendo toda esta cosecha de gente, pues todos tendrán vida eterna.
Así, el que sembró el campo y los que recojan la cosecha se alegrarán juntos.
37 Es cierto lo que dice el refrán: “Uno es el que siembra, y otro el que
cosecha.” 38 Yo los envío a cosechar lo que a ustedes no les costó ningún
trabajo sembrar. Otros invitaron a toda esta gente a venir, y ustedes se han
beneficiado del trabajo de ellos.»
39
Mucha gente que vivía en ese pueblo de Samaria creyó en Jesús, porque la mujer
les había dicho: «Él sabe todo lo que he hecho en la vida.» 40 Por eso, cuando
la gente del pueblo llegó a donde estaba Jesús, le rogó que se quedara con
ellos. Él se quedó allí dos días, 41 y muchas otras personas creyeron al oír lo
que él decía. 42 La gente le dijo a la mujer: «Ahora creemos, no por lo que tú
nos dijiste, sino porque nosotros mismos lo hemos oído; y sabemos que en verdad
él es el Salvador del mundo.»
Footnotes:
Juan 4:5 Jacob: también se llamó Israel.
Sus hijos dieron origen a las doce tribus de la nación de Israel.
Juan 4:9 Los de Samaria: Los samaritanos
adoraban a Dios de forma diferente de como lo hacían los judíos, y no se
llevaban bien con ellos.
Juan 4:20 Este cerro: Se trata del monte
Guerizim, que está cerca de la ciudad de Siquem.
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en lenguaje actual (TLA)
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Salmos 105:1-15 Traducción en lenguaje
actual (TLA)
Dios
de la historia
SALMO
105 (104)
105
¡Demos gracias a nuestro Dios!
¡Demos
a conocer entre las naciones
todo
lo que él ha hecho!
2
¡Cantémosle
himnos!
¡Demos
a conocer sus grandes milagros!
3
¡Digamos
con orgullo
que
no hay otro Dios aparte del nuestro!
¡Alegrémonos
de corazón
todos
los que adoramos a Dios!
4
Acerquémonos
a nuestro poderoso Dios,
y
procuremos agradarle siempre.
5
Hagamos
memoria de las maravillas
que
nuestro Dios ha realizado;
recordemos
sus milagros
y
los mandamientos que nos dio.
6
Somos
los descendientes
de
Abraham y de Jacob;
somos
el pueblo elegido de Dios
y
estamos a su servicio;
por
lo tanto, ¡escúchenme!
7
Pertenecemos
a nuestro Dios;
su
palabra llena la tierra.
8
Él
no ha olvidado su pacto
ni
las promesas que nos hizo.
9
Hizo
el pacto con Abraham,
y
se lo confirmó a Isaac.
10
Con
Israel lo estableció
como
un pacto para toda la vida,
11
y
le dijo:
«Yo
te daré Canaán.
Es
la tierra que te ha tocado».
12
Nosotros
no éramos muchos;
¡éramos
gente sin patria!
13
¡Todo
el tiempo andábamos
de
país en país
y
de reino en reino!
14
Pero
Dios jamás permitió
que
nadie nos molestara,
y
les advirtió a los reyes:
15
«No
se metan con mi pueblo elegido;
no
les hagan daño a mis profetas».
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Proverbios 14:25 Traducción en
lenguaje actual (TLA)
25
El
testigo que dice la verdad
salva
a otros de la muerte,
pero
hay testigos mentirosos.
Traducción
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