2 Samuel 15:22-16:23; Juan 18:25-19:22; Salmos 119:113-128; Proverbios 16:10-11 (La Biblia de las Américas (LBLA))
2 Samuel 15:22-16:23 La Biblia de las
Américas (LBLA)
22
Entonces David dijo a Itai: Ve y pasa adelante. Así Itai geteo pasó con todos
sus hombres y con todos los pequeños que estaban con él. 23 Mientras todo el
país lloraba en alta voz, todo el pueblo cruzó. El rey también cruzó el
torrente Cedrón, y todo el pueblo pasó en dirección al desierto.
24
Y he aquí, Sadoc pasó también, y todos los levitas con él, llevando el arca del
pacto de Dios. Y asentaron el arca de Dios, y Abiatar subió después[a] que
había terminado de pasar todo el pueblo que salía de la ciudad. 25 Y el rey
dijo a Sadoc: Haz volver el arca de Dios a la ciudad, que si hallo gracia ante
los ojos del Señor, me hará volver y me mostrará tanto el arca[b] como su
morada. 26 Pero si Él dijera así: «No me complazco en ti», mira, aquí estoy,
que haga conmigo lo que bien le parezca[c]. 27 También el rey dijo al sacerdote
Sadoc: ¿No eres vidente? Regresa en paz a la ciudad, y vuestros dos hijos con
vosotros, tu hijo Ahimaas, y Jonatán, hijo de Abiatar. 28 Mirad, esperaré en
los vados del desierto hasta que venga palabra vuestra para informarme. 29
Sadoc y Abiatar hicieron volver el arca de Dios a Jerusalén, y se quedaron
allí.
30
Subía David la cuesta del monte de los Olivos, y mientras iba, lloraba con la
cabeza cubierta y los pies descalzos. Y todo el pueblo que iba con él cubrió
cada uno su cabeza, e iban llorando mientras subían. 31 Alguien dio aviso a
David, diciendo: Ahitofel está entre los conspiradores con Absalón. Y David
dijo: Oh Señor, te ruego, haz necio el consejo de Ahitofel. 32 Sucedió que
mientras David se acercaba a la cumbre donde se adoraba a Dios, he aquí, Husai
arquita salió a su encuentro con su manto desgarrado[d] y polvo[e] sobre la
cabeza. 33 Y David le dijo: Si pasas conmigo, entonces me serás una carga. 34
Pero si regresas a la ciudad, y dices a Absalón: «Seré tu siervo, oh rey; como
en el pasado he sido siervo de tu padre, así ahora seré tu siervo», entonces
harás nulo el consejo de Ahitofel en favor mío. 35 ¿Y no están allí contigo
Sadoc y Abiatar los sacerdotes? Por tanto[f], todo lo que oigas de la casa del
rey lo comunicarás a los sacerdotes Sadoc y Abiatar. 36 He aquí, sus dos hijos
están allí con ellos, Ahimaas, hijo de Sadoc, y Jonatán, hijo de Abiatar, y por
medio de ellos me comunicarás todo lo que oigas. 37 Husai, amigo de David,
entró en la ciudad cuando Absalón entraba en Jerusalén.
Simei
maldice a David
16
Cuando David pasó un poco más allá de la cumbre, he aquí que Siba, el criado de
Mefiboset, salió a su encuentro con un par de asnos aparejados, y sobre ellos
había doscientos panes, cien racimos de uvas pasas, cien frutas de verano y un
odre de vino. 2 Y el rey dijo a Siba: ¿Para qué tienes esto? Y Siba respondió:
Los asnos son para que la familia[g] del rey monte, y el pan y la fruta de
verano para que los jóvenes coman, y el vino para que beba cualquiera que se
fatigue en el desierto. 3 Entonces el rey dijo: ¿Y dónde está el hijo de tu
señor? Y Siba respondió al rey: He aquí, está en Jerusalén, pues ha dicho: «Hoy
la casa de Israel me devolverá el reino de mi padre». 4 Y el rey dijo a Siba:
He aquí, todo lo que pertenece a Mefiboset es tuyo. Y Siba dijo: Me inclino;
que halle yo gracia ante tus ojos, oh rey, mi señor.
5
Al llegar el rey David a Bahurim, he aquí, salió de allí un hombre de la
familia de la casa de Saúl que se llamaba Simei, hijo de Gera. Cuando salió,
iba maldiciendo; 6 y tiraba piedras a David y a todos los siervos del rey
David, aunque todo el pueblo y todos los hombres valientes estaban a su derecha
y a su izquierda. 7 Así decía Simei mientras maldecía: ¡Fuera, fuera, hombre
sanguinario e indigno! 8 El Señor ha hecho volver sobre ti toda la sangre
derramada de la casa de Saúl, en cuyo lugar has reinado; el Señor ha entregado
el reino en mano de tu hijo Absalón. He aquí, estás prendido en tu propia
maldad, porque eres hombre sanguinario.
9
Entonces Abisai, hijo de Sarvia, dijo al rey: ¿Por qué ha de maldecir este
perro muerto a mi señor el rey? Déjame que vaya ahora y le corte[h] la cabeza.
10 Pero el rey dijo: ¿Qué tengo yo que ver con vosotros, hijos de Sarvia? Si él
maldice, y si el Señor le ha dicho: «Maldice a David», ¿quién, pues, le dirá:
«¿Por qué has hecho esto?»? 11 Y David dijo a Abisai y a todos sus siervos: He
aquí, mi hijo que salió de mis entrañas busca mi vida; ¿cuánto más entonces
este benjamita? Dejadlo, que siga maldiciendo, porque el Señor se lo ha dicho.
12 Quizá el Señor mire mi aflicción y me devuelva[i] bien por su maldición de
hoy. 13 Así pues, David y sus hombres siguieron su camino; y Simei iba por el
lado del monte paralelo a él, y mientras iba lo maldecía, le tiraba piedras[j]
y le arrojaba polvo. 14 Y el rey y todo el pueblo que iba con él llegaron al
Jordán[k] fatigados, y allí descansaron[l].
15
Entonces Absalón y todo el pueblo, los hombres de Israel, entraron en
Jerusalén, y Ahitofel con él. 16 Sucedió que cuando Husai arquita, amigo de
David, vino a Absalón, Husai dijo a Absalón: ¡Viva el rey! ¡Viva el rey! 17 Y
Absalón dijo a Husai: ¿Es esta tu lealtad[m] para con tu amigo? ¿Por qué no
fuiste con tu amigo? 18 Respondió Husai a Absalón: No, pues a quien el Señor,
este pueblo y todos los hombres de Israel han escogido, de él seré, y con él me
quedaré. 19 Además, ¿a quién debería yo servir? ¿No habría de ser en la
presencia de su hijo? Tal como he servido delante de tu padre, así seré delante
de ti.
20
Entonces Absalón dijo a Ahitofel: Dad vuestro consejo. ¿Qué debemos hacer? 21 Y
Ahitofel respondió a Absalón: Llégate a las concubinas de tu padre, a quienes
él ha dejado para guardar la casa; entonces todo Israel sabrá que te has hecho
odioso a tu padre, y las manos de todos los que están contigo se fortalecerán.
22 Levantaron, pues, para Absalón una tienda en el terrado, y Absalón se llegó
a las concubinas de su padre a la vista de todo Israel. 23 El consejo que
Ahitofel daba[n] en aquellos días era como si uno consultara la palabra de
Dios; así era considerado todo consejo de Ahitofel tanto por David como por
Absalón.
Footnotes:
2 Samuel 15:24 Lit., hasta
2 Samuel 15:25 Lit., ella
2 Samuel 15:26 Lit., lo que sea bueno ante
sus ojos
2 Samuel 15:32 O, túnica desgarrada
2 Samuel 15:32 Lit., tierra
2 Samuel 15:35 Lit., Y será que
2 Samuel 16:2 Lit., casa
2 Samuel 16:9 Lit., quite
2 Samuel 16:12 Lit., y el Señor me devuelva
2 Samuel 16:13 Lit., piedras paralelo a él
2 Samuel 16:14 Así en un ms. de la versión
gr.; el T.M. omite: al Jordán
2 Samuel 16:14 Lit., renovó sus fuerzas
2 Samuel 16:17 O, bondad
2 Samuel 16:23 Lit., aconsejaba
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Juan 18:25-19:22 La Biblia de las
Américas (LBLA)
Pedro
niega a Jesús otra vez
25
Simón Pedro estaba de pie, calentándose; entonces le dijeron: ¿No eres tú
también uno de sus discípulos? Él lo negó y dijo: No lo soy. 26 Uno de los siervos
del sumo sacerdote, que era pariente de aquel a quien Pedro le había cortado la
oreja, dijo*: ¿No te vi yo en el huerto con Él? 27 Y[a] Pedro lo negó otra vez,
y al instante cantó un gallo.
Jesús
ante Pilato
28
Entonces llevaron* a Jesús de casa de Caifás al Pretorio[b]. Era muy de mañana.
Y ellos no entraron al Pretorio[c] para no contaminarse y[d] poder comer la
Pascua. 29 Pilato entonces salió fuera hacia ellos y dijo*: ¿Qué acusación
traéis contra este hombre? 30 Ellos respondieron, y le dijeron: Si este hombre
no fuera malhechor, no te lo hubiéramos entregado. 31 Entonces Pilato les dijo:
Llevadle vosotros, y juzgadle conforme a vuestra ley. Los judíos le dijeron: A
nosotros no nos es permitido dar muerte a nadie. 32 Para que se cumpliera la
palabra que Jesús había hablado, dando a entender de qué clase de muerte iba a
morir.
Diálogo
entre Jesús y Pilato
33
Entonces Pilato volvió a entrar al Pretorio, y llamó a Jesús y le dijo: ¿Eres
tú el Rey de los judíos? 34 Jesús respondió: ¿Esto lo dices por tu cuenta[e], o
porque otros te lo han dicho de mí? 35 Pilato respondió: ¿Acaso soy yo judío?
Tu nación y los principales sacerdotes te entregaron a mí. ¿Qué has hecho? 36
Jesús respondió: Mi reino no es de este mundo[f]. Si mi reino fuera de este
mundo, entonces mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los
judíos; mas ahora mi reino no es de aquí. 37 Pilato entonces le dijo: ¿Así que
tú eres rey? Jesús respondió: Tú dices que soy rey. Para esto yo he nacido y
para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad. Todo el que es
de la verdad escucha mi voz. 38 Pilato le preguntó*: ¿Qué es la verdad?
Y
habiendo dicho esto, salió otra vez adonde estaban los judíos y les dijo*: Yo
no encuentro ningún delito en Él. 39 Pero es costumbre entre vosotros que os
suelte a uno en la Pascua. ¿Queréis, pues, que os suelte al Rey de los judíos?
40 Entonces volvieron a gritar, diciendo: No a este, sino a Barrabás. Y
Barrabás era un ladrón.
19
Pilato, pues, tomó entonces a Jesús y le azotó[g]. 2 Y los soldados tejieron
una corona de espinas, la pusieron sobre su cabeza y le vistieron con un manto
de púrpura; 3 y acercándose a Él, le decían: ¡Salve, Rey de los judíos! Y le
daban bofetadas. 4 Pilato salió[h] otra vez, y les dijo*: Mirad, os lo traigo fuera,
para que sepáis que no encuentro ningún delito en Él. 5 Jesús entonces salió
fuera llevando la corona de espinas y el manto de púrpura. Y Pilato les dijo*:
¡He aquí el Hombre! 6 Entonces, cuando le vieron los principales sacerdotes y
los alguaciles, gritaron, diciendo: ¡Crucifícale! ¡Crucifícale! Pilato les
dijo*: Tomadle vosotros, y crucificadle, porque yo no encuentro ningún delito
en Él. 7 Los judíos le respondieron: Nosotros tenemos una ley, y según esa ley
Él debe morir, porque pretendió ser[i] el Hijo de Dios. 8 Entonces Pilato,
cuando oyó estas palabras[j], se atemorizó aún más. 9 Entró de nuevo al
Pretorio[k] y dijo* a Jesús: ¿De dónde eres tú? Pero Jesús no le dio respuesta.
10 Pilato entonces le dijo*: ¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad
para soltarte, y que tengo autoridad para crucificarte? 11 Jesús respondió:
Ninguna autoridad tendrías sobre mí[l] si no se te hubiera dado de arriba; por
eso el que me entregó a ti tiene mayor pecado. 12 Como resultado de esto,
Pilato procuraba soltarle, pero los judíos gritaron, diciendo: Si sueltas a
este, no eres amigo del César; todo el que se hace rey se opone al[m] César. 13
Entonces Pilato, cuando oyó estas palabras, sacó fuera a Jesús y se sentó en el
tribunal, en un lugar llamado el Empedrado, y en hebreo[n] Gabata. 14 Y era el
día de la preparación para la Pascua; era como la hora sexta[o]. Y Pilato dijo*
a los judíos: He aquí vuestro Rey. 15 Entonces ellos gritaron: ¡Fuera! ¡Fuera!
¡Crucifícale! Pilato les dijo*: ¿He de crucificar a vuestro Rey? Los
principales sacerdotes respondieron: No tenemos más rey que el César. 16 Así
que entonces le entregó a ellos para que fuera crucificado.
Crucifixión
y muerte de Jesús
17
Tomaron, pues, a Jesús, y Él salió cargando su cruz[p] al sitio llamado el
Lugar de la Calavera, que en hebreo[q] se dice Gólgota, 18 donde le
crucificaron, y con Él a otros dos, uno a cada lado y Jesús en medio. 19 Pilato
también escribió un letrero y lo puso sobre la cruz. Y estaba escrito: JESÚS EL
NAZARENO, EL REY DE LOS JUDÍOS. 20 Entonces muchos judíos leyeron esta
inscripción, porque el lugar donde Jesús fue crucificado quedaba cerca de la
ciudad; y estaba escrita en hebreo[r], en latín y en griego. 21 Por eso los
principales sacerdotes de los judíos decían a Pilato: No escribas, «el Rey de
los judíos»; sino que Él dijo: «Yo soy Rey de los judíos». 22 Pilato respondió:
Lo que he escrito, he escrito.
Footnotes:
Juan 18:27 Lit., Entonces
Juan 18:28 I.e., la residencia oficial del
gobernador
Juan 18:28 I.e., la residencia oficial del
gobernador
Juan 18:28 Lit., pero
Juan 18:34 Lit., de ti mismo
Juan 18:36 O, no procede de este mundo
Juan 19:1 O, mandó azotar
Juan 19:4 Lit., salió afuera
Juan 19:7 Lit., se hizo
Juan 19:8 Lit., esta palabra
Juan 19:9 I.e., la residencia oficial del
gobernador
Juan 19:11 Lit., contra mí
Juan 19:12 O, habla contra el
Juan 19:13 I.e., arameo judaico
Juan 19:14 I.e., las doce del día (hora
palestina), o tal vez: las seis de la mañana (hora romana)
Juan 19:17 Lit., cargando la cruz por sí
mismo
Juan 19:17 I.e., arameo judaico
Juan 19:20 I.e., arameo judaico
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Salmos 119:113-128 La Biblia de las
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Sámec.
113
Aborrezco
a los hipócritas[a],
empero
amo tu ley.
114
Tú
eres mi escondedero y mi escudo;
en
tu palabra espero.
115
Apartaos
de mí, malhechores,
para
que guarde yo los mandamientos de mi Dios.
116
Sostenme
conforme a tu promesa[b], para que viva,
y
no dejes que me avergüence de mi esperanza.
117
Sostenme,
para estar seguro,
y
que continuamente preste atención a tus estatutos.
118
Has
rechazado[c] a todos los que se desvían de tus estatutos,
porque
su engaño es en vano[d].
119
Como
escoria has quitado[e] de la tierra a todos los impíos,
por
tanto amo tus testimonios.
120
Mi
carne se estremece por temor a ti,
y
de tus juicios tengo miedo.
Ayin.
121
He
practicado el juicio y la justicia;
no
me abandones a mis opresores.
122
Sé
fiador de tu siervo para bien;
que
no me opriman los soberbios.
123
Desfallecen
mis ojos por tu salvación,
y
por la promesa[f] de tu justicia.
124
Haz
con tu siervo según tu misericordia,
y
enséñame tus estatutos.
125
Yo
soy tu siervo, dame entendimiento
para
que conozca tus testimonios.
126
Es
tiempo de que actúe el Señor,
porque
han quebrantado tu ley.
127
Por
tanto, amo tus mandamientos
más
que el oro, sí, más que el oro fino.
128
Por
tanto, estimo rectos todos tus preceptos acerca de todas las cosas,
y
aborrezco todo camino de mentira.
Footnotes:
Salmos 119:113 Lit., divididos de mente
Salmos 119:116 O, palabra
Salmos 119:118 O, despreciado
Salmos 119:118 Lit., falsedad
Salmos 119:119 Lit., has hecho cesar
Salmos 119:123 O, palabra
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Proverbios 16:10-11 La Biblia de las
Américas (LBLA)
10
Oráculo
hay en los labios del rey;
en
el juicio no debe errar[a] su boca.
11
El
peso y las balanzas justas son del Señor;
todas
las pesas[b] de la bolsa son obra suya.
Footnotes:
Proverbios 16:10 Lit., ser infiel
Proverbios 16:11 Lit., piedras
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