Friday, May 29, 2020

DAB Español, Sábado 30 de Mayo

Día 151, DAB Español, Sábado 30 de Mayo

2 Samuel 15:22-16:23; Juan 18:25-19:22; Salmos 119:113-128; Proverbios 16:10-11 (La Biblia de las Américas (LBLA))







2 Samuel 15:22-16:23 La Biblia de las Américas (LBLA)

22 Entonces David dijo a Itai: Ve y pasa adelante. Así Itai geteo pasó con todos sus hombres y con todos los pequeños que estaban con él. 23 Mientras todo el país lloraba en alta voz, todo el pueblo cruzó. El rey también cruzó el torrente Cedrón, y todo el pueblo pasó en dirección al desierto.

24 Y he aquí, Sadoc pasó también, y todos los levitas con él, llevando el arca del pacto de Dios. Y asentaron el arca de Dios, y Abiatar subió después[a] que había terminado de pasar todo el pueblo que salía de la ciudad. 25 Y el rey dijo a Sadoc: Haz volver el arca de Dios a la ciudad, que si hallo gracia ante los ojos del Señor, me hará volver y me mostrará tanto el arca[b] como su morada. 26 Pero si Él dijera así: «No me complazco en ti», mira, aquí estoy, que haga conmigo lo que bien le parezca[c]. 27 También el rey dijo al sacerdote Sadoc: ¿No eres vidente? Regresa en paz a la ciudad, y vuestros dos hijos con vosotros, tu hijo Ahimaas, y Jonatán, hijo de Abiatar. 28 Mirad, esperaré en los vados del desierto hasta que venga palabra vuestra para informarme. 29 Sadoc y Abiatar hicieron volver el arca de Dios a Jerusalén, y se quedaron allí.

30 Subía David la cuesta del monte de los Olivos, y mientras iba, lloraba con la cabeza cubierta y los pies descalzos. Y todo el pueblo que iba con él cubrió cada uno su cabeza, e iban llorando mientras subían. 31 Alguien dio aviso a David, diciendo: Ahitofel está entre los conspiradores con Absalón. Y David dijo: Oh Señor, te ruego, haz necio el consejo de Ahitofel. 32 Sucedió que mientras David se acercaba a la cumbre donde se adoraba a Dios, he aquí, Husai arquita salió a su encuentro con su manto desgarrado[d] y polvo[e] sobre la cabeza. 33 Y David le dijo: Si pasas conmigo, entonces me serás una carga. 34 Pero si regresas a la ciudad, y dices a Absalón: «Seré tu siervo, oh rey; como en el pasado he sido siervo de tu padre, así ahora seré tu siervo», entonces harás nulo el consejo de Ahitofel en favor mío. 35 ¿Y no están allí contigo Sadoc y Abiatar los sacerdotes? Por tanto[f], todo lo que oigas de la casa del rey lo comunicarás a los sacerdotes Sadoc y Abiatar. 36 He aquí, sus dos hijos están allí con ellos, Ahimaas, hijo de Sadoc, y Jonatán, hijo de Abiatar, y por medio de ellos me comunicarás todo lo que oigas. 37 Husai, amigo de David, entró en la ciudad cuando Absalón entraba en Jerusalén.
Simei maldice a David

16 Cuando David pasó un poco más allá de la cumbre, he aquí que Siba, el criado de Mefiboset, salió a su encuentro con un par de asnos aparejados, y sobre ellos había doscientos panes, cien racimos de uvas pasas, cien frutas de verano y un odre de vino. 2 Y el rey dijo a Siba: ¿Para qué tienes esto? Y Siba respondió: Los asnos son para que la familia[g] del rey monte, y el pan y la fruta de verano para que los jóvenes coman, y el vino para que beba cualquiera que se fatigue en el desierto. 3 Entonces el rey dijo: ¿Y dónde está el hijo de tu señor? Y Siba respondió al rey: He aquí, está en Jerusalén, pues ha dicho: «Hoy la casa de Israel me devolverá el reino de mi padre». 4 Y el rey dijo a Siba: He aquí, todo lo que pertenece a Mefiboset es tuyo. Y Siba dijo: Me inclino; que halle yo gracia ante tus ojos, oh rey, mi señor.

5 Al llegar el rey David a Bahurim, he aquí, salió de allí un hombre de la familia de la casa de Saúl que se llamaba Simei, hijo de Gera. Cuando salió, iba maldiciendo; 6 y tiraba piedras a David y a todos los siervos del rey David, aunque todo el pueblo y todos los hombres valientes estaban a su derecha y a su izquierda. 7 Así decía Simei mientras maldecía: ¡Fuera, fuera, hombre sanguinario e indigno! 8 El Señor ha hecho volver sobre ti toda la sangre derramada de la casa de Saúl, en cuyo lugar has reinado; el Señor ha entregado el reino en mano de tu hijo Absalón. He aquí, estás prendido en tu propia maldad, porque eres hombre sanguinario.

9 Entonces Abisai, hijo de Sarvia, dijo al rey: ¿Por qué ha de maldecir este perro muerto a mi señor el rey? Déjame que vaya ahora y le corte[h] la cabeza. 10 Pero el rey dijo: ¿Qué tengo yo que ver con vosotros, hijos de Sarvia? Si él maldice, y si el Señor le ha dicho: «Maldice a David», ¿quién, pues, le dirá: «¿Por qué has hecho esto?»? 11 Y David dijo a Abisai y a todos sus siervos: He aquí, mi hijo que salió de mis entrañas busca mi vida; ¿cuánto más entonces este benjamita? Dejadlo, que siga maldiciendo, porque el Señor se lo ha dicho. 12 Quizá el Señor mire mi aflicción y me devuelva[i] bien por su maldición de hoy. 13 Así pues, David y sus hombres siguieron su camino; y Simei iba por el lado del monte paralelo a él, y mientras iba lo maldecía, le tiraba piedras[j] y le arrojaba polvo. 14 Y el rey y todo el pueblo que iba con él llegaron al Jordán[k] fatigados, y allí descansaron[l].

15 Entonces Absalón y todo el pueblo, los hombres de Israel, entraron en Jerusalén, y Ahitofel con él. 16 Sucedió que cuando Husai arquita, amigo de David, vino a Absalón, Husai dijo a Absalón: ¡Viva el rey! ¡Viva el rey! 17 Y Absalón dijo a Husai: ¿Es esta tu lealtad[m] para con tu amigo? ¿Por qué no fuiste con tu amigo? 18 Respondió Husai a Absalón: No, pues a quien el Señor, este pueblo y todos los hombres de Israel han escogido, de él seré, y con él me quedaré. 19 Además, ¿a quién debería yo servir? ¿No habría de ser en la presencia de su hijo? Tal como he servido delante de tu padre, así seré delante de ti.

20 Entonces Absalón dijo a Ahitofel: Dad vuestro consejo. ¿Qué debemos hacer? 21 Y Ahitofel respondió a Absalón: Llégate a las concubinas de tu padre, a quienes él ha dejado para guardar la casa; entonces todo Israel sabrá que te has hecho odioso a tu padre, y las manos de todos los que están contigo se fortalecerán. 22 Levantaron, pues, para Absalón una tienda en el terrado, y Absalón se llegó a las concubinas de su padre a la vista de todo Israel. 23 El consejo que Ahitofel daba[n] en aquellos días era como si uno consultara la palabra de Dios; así era considerado todo consejo de Ahitofel tanto por David como por Absalón.
Footnotes:

    2 Samuel 15:24 Lit., hasta
    2 Samuel 15:25 Lit., ella
    2 Samuel 15:26 Lit., lo que sea bueno ante sus ojos
    2 Samuel 15:32 O, túnica desgarrada
    2 Samuel 15:32 Lit., tierra
    2 Samuel 15:35 Lit., Y será que
    2 Samuel 16:2 Lit., casa
    2 Samuel 16:9 Lit., quite
    2 Samuel 16:12 Lit., y el Señor me devuelva
    2 Samuel 16:13 Lit., piedras paralelo a él
    2 Samuel 16:14 Así en un ms. de la versión gr.; el T.M. omite: al Jordán
    2 Samuel 16:14 Lit., renovó sus fuerzas
    2 Samuel 16:17 O, bondad
    2 Samuel 16:23 Lit., aconsejaba

La Biblia de las Américas (LBLA)
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Juan 18:25-19:22 La Biblia de las Américas (LBLA)

Pedro niega a Jesús otra vez

25 Simón Pedro estaba de pie, calentándose; entonces le dijeron: ¿No eres tú también uno de sus discípulos? Él lo negó y dijo: No lo soy. 26 Uno de los siervos del sumo sacerdote, que era pariente de aquel a quien Pedro le había cortado la oreja, dijo*: ¿No te vi yo en el huerto con Él? 27 Y[a] Pedro lo negó otra vez, y al instante cantó un gallo.
Jesús ante Pilato

28 Entonces llevaron* a Jesús de casa de Caifás al Pretorio[b]. Era muy de mañana. Y ellos no entraron al Pretorio[c] para no contaminarse y[d] poder comer la Pascua. 29 Pilato entonces salió fuera hacia ellos y dijo*: ¿Qué acusación traéis contra este hombre? 30 Ellos respondieron, y le dijeron: Si este hombre no fuera malhechor, no te lo hubiéramos entregado. 31 Entonces Pilato les dijo: Llevadle vosotros, y juzgadle conforme a vuestra ley. Los judíos le dijeron: A nosotros no nos es permitido dar muerte a nadie. 32 Para que se cumpliera la palabra que Jesús había hablado, dando a entender de qué clase de muerte iba a morir.
Diálogo entre Jesús y Pilato

33 Entonces Pilato volvió a entrar al Pretorio, y llamó a Jesús y le dijo: ¿Eres tú el Rey de los judíos? 34 Jesús respondió: ¿Esto lo dices por tu cuenta[e], o porque otros te lo han dicho de mí? 35 Pilato respondió: ¿Acaso soy yo judío? Tu nación y los principales sacerdotes te entregaron a mí. ¿Qué has hecho? 36 Jesús respondió: Mi reino no es de este mundo[f]. Si mi reino fuera de este mundo, entonces mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; mas ahora mi reino no es de aquí. 37 Pilato entonces le dijo: ¿Así que tú eres rey? Jesús respondió: Tú dices que soy rey. Para esto yo he nacido y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz. 38 Pilato le preguntó*: ¿Qué es la verdad?

Y habiendo dicho esto, salió otra vez adonde estaban los judíos y les dijo*: Yo no encuentro ningún delito en Él. 39 Pero es costumbre entre vosotros que os suelte a uno en la Pascua. ¿Queréis, pues, que os suelte al Rey de los judíos? 40 Entonces volvieron a gritar, diciendo: No a este, sino a Barrabás. Y Barrabás era un ladrón.

19 Pilato, pues, tomó entonces a Jesús y le azotó[g]. 2 Y los soldados tejieron una corona de espinas, la pusieron sobre su cabeza y le vistieron con un manto de púrpura; 3 y acercándose a Él, le decían: ¡Salve, Rey de los judíos! Y le daban bofetadas. 4 Pilato salió[h] otra vez, y les dijo*: Mirad, os lo traigo fuera, para que sepáis que no encuentro ningún delito en Él. 5 Jesús entonces salió fuera llevando la corona de espinas y el manto de púrpura. Y Pilato les dijo*: ¡He aquí el Hombre! 6 Entonces, cuando le vieron los principales sacerdotes y los alguaciles, gritaron, diciendo: ¡Crucifícale! ¡Crucifícale! Pilato les dijo*: Tomadle vosotros, y crucificadle, porque yo no encuentro ningún delito en Él. 7 Los judíos le respondieron: Nosotros tenemos una ley, y según esa ley Él debe morir, porque pretendió ser[i] el Hijo de Dios. 8 Entonces Pilato, cuando oyó estas palabras[j], se atemorizó aún más. 9 Entró de nuevo al Pretorio[k] y dijo* a Jesús: ¿De dónde eres tú? Pero Jesús no le dio respuesta. 10 Pilato entonces le dijo*: ¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte, y que tengo autoridad para crucificarte? 11 Jesús respondió: Ninguna autoridad tendrías sobre mí[l] si no se te hubiera dado de arriba; por eso el que me entregó a ti tiene mayor pecado. 12 Como resultado de esto, Pilato procuraba soltarle, pero los judíos gritaron, diciendo: Si sueltas a este, no eres amigo del César; todo el que se hace rey se opone al[m] César. 13 Entonces Pilato, cuando oyó estas palabras, sacó fuera a Jesús y se sentó en el tribunal, en un lugar llamado el Empedrado, y en hebreo[n] Gabata. 14 Y era el día de la preparación para la Pascua; era como la hora sexta[o]. Y Pilato dijo* a los judíos: He aquí vuestro Rey. 15 Entonces ellos gritaron: ¡Fuera! ¡Fuera! ¡Crucifícale! Pilato les dijo*: ¿He de crucificar a vuestro Rey? Los principales sacerdotes respondieron: No tenemos más rey que el César. 16 Así que entonces le entregó a ellos para que fuera crucificado.
Crucifixión y muerte de Jesús

17 Tomaron, pues, a Jesús, y Él salió cargando su cruz[p] al sitio llamado el Lugar de la Calavera, que en hebreo[q] se dice Gólgota, 18 donde le crucificaron, y con Él a otros dos, uno a cada lado y Jesús en medio. 19 Pilato también escribió un letrero y lo puso sobre la cruz. Y estaba escrito: JESÚS EL NAZARENO, EL REY DE LOS JUDÍOS. 20 Entonces muchos judíos leyeron esta inscripción, porque el lugar donde Jesús fue crucificado quedaba cerca de la ciudad; y estaba escrita en hebreo[r], en latín y en griego. 21 Por eso los principales sacerdotes de los judíos decían a Pilato: No escribas, «el Rey de los judíos»; sino que Él dijo: «Yo soy Rey de los judíos». 22 Pilato respondió: Lo que he escrito, he escrito.
Footnotes:

    Juan 18:27 Lit., Entonces
    Juan 18:28 I.e., la residencia oficial del gobernador
    Juan 18:28 I.e., la residencia oficial del gobernador
    Juan 18:28 Lit., pero
    Juan 18:34 Lit., de ti mismo
    Juan 18:36 O, no procede de este mundo
    Juan 19:1 O, mandó azotar
    Juan 19:4 Lit., salió afuera
    Juan 19:7 Lit., se hizo
    Juan 19:8 Lit., esta palabra
    Juan 19:9 I.e., la residencia oficial del gobernador
    Juan 19:11 Lit., contra mí
    Juan 19:12 O, habla contra el
    Juan 19:13 I.e., arameo judaico
    Juan 19:14 I.e., las doce del día (hora palestina), o tal vez: las seis de la mañana (hora romana)
    Juan 19:17 Lit., cargando la cruz por sí mismo
    Juan 19:17 I.e., arameo judaico
    Juan 19:20 I.e., arameo judaico

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Salmos 119:113-128 La Biblia de las Américas (LBLA)

Sámec.

113
Aborrezco a los hipócritas[a],
empero amo tu ley.
114
Tú eres mi escondedero y mi escudo;
en tu palabra espero.
115
Apartaos de mí, malhechores,
para que guarde yo los mandamientos de mi Dios.
116
Sostenme conforme a tu promesa[b], para que viva,
y no dejes que me avergüence de mi esperanza.
117
Sostenme, para estar seguro,
y que continuamente preste atención a tus estatutos.
118
Has rechazado[c] a todos los que se desvían de tus estatutos,
porque su engaño es en vano[d].
119
Como escoria has quitado[e] de la tierra a todos los impíos,
por tanto amo tus testimonios.
120
Mi carne se estremece por temor a ti,
y de tus juicios tengo miedo.
Ayin.

121
He practicado el juicio y la justicia;
no me abandones a mis opresores.
122
Sé fiador de tu siervo para bien;
que no me opriman los soberbios.
123
Desfallecen mis ojos por tu salvación,
y por la promesa[f] de tu justicia.
124
Haz con tu siervo según tu misericordia,
y enséñame tus estatutos.
125
Yo soy tu siervo, dame entendimiento
para que conozca tus testimonios.
126
Es tiempo de que actúe el Señor,
porque han quebrantado tu ley.
127
Por tanto, amo tus mandamientos
más que el oro, sí, más que el oro fino.
128
Por tanto, estimo rectos todos tus preceptos acerca de todas las cosas,
y aborrezco todo camino de mentira.
Footnotes:

    Salmos 119:113 Lit., divididos de mente
    Salmos 119:116 O, palabra
    Salmos 119:118 O, despreciado
    Salmos 119:118 Lit., falsedad
    Salmos 119:119 Lit., has hecho cesar
    Salmos 119:123 O, palabra

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Proverbios 16:10-11 La Biblia de las Américas (LBLA)

10
Oráculo hay en los labios del rey;
en el juicio no debe errar[a] su boca.
11
El peso y las balanzas justas son del Señor;
todas las pesas[b] de la bolsa son obra suya.
Footnotes:

    Proverbios 16:10 Lit., ser infiel
    Proverbios 16:11 Lit., piedras

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